Por Diego Schurman
Llegó a Brasilia como
enviado de Carlos Menem. Se reunió por poco menos de una hora con
el presidente Fernando Henrique Cardoso. Y a la salida explicó
las razones de su sorpresiva visita: No, no fui a pedir asilo político
para Menem. Eso es falso. Fui a contarle nuestra campana sobre el tema
armas, que no tiene nada que ver con lo que sale en los medios,
dijo Alberto Kohan a Página/12 justo el día en que el propio
ex funcionario menemista fue citado por el juez Jorge Urso en calidad
de testigo (ver aparte).
Kohan partió a la capital brasileña en un viaje relámpago.
Fue y vino en el día en vuelos de Varig con la expresa misión
de conseguir una señal de Cardoso. No era el mejor momento político.
Por esas horas el senador conservador Antonio Carlos Magalhaes, el principal
aliado del gobierno en los últimos seis años, involucraba
al mandatario brasileño en el mismo escándalo que lo llevó
a presentar su renuncia a la banca: la violación del secreto de
una votación parlamentaria.
De todos modos, Cardoso hizo un lugar en su atiborrada agenda y recibió
al emisario de Menem en el Palacio Alvorada, una suerte de Quinta de Olivos
aunque menos pomposa. El encuentro fue de cortesía
ya que se trató de un ex ministro argentino, según admitieron
desde la Embajada brasileña en Buenos Aires. Es decir, careció
de toda puesta en escena como sucede en los encuentros protocolares y
probablemente por eso fueron muy pocos los medios locales que dieron cobertura.
Yo pedí la reunión y salió rápidamente.
Fui a informar del punto de vista nuestro cuál es la situación
de la causa. Era de mi interés hacerlo, aseguró.
¿No se podía pasar el informe por teléfono?
le preguntó este diario
... a mí me gusta viajar...
¿Fracaso el intento de que sea una reunión secreta?
No fue así. Yo pedí una audiencia y rápidamente
Cardoso me la concedió.
Hubo versiones que señalaban que usted fue a negociar un
asilo político para Menem.
No se fue a pedir ningún asilo político. Es falso.
Ya le dije que fui a Brasil para que Cardoso escuche nuestra campana.
¿A qué se refiere con nuestra campana?
La que no sale en los medios.
¿Y en qué difiere con la que sale en los medios?
En que es nuestra. Y punto.
Kohan aseguró que Cardoso se mostró muy interesado
en conocer todos los aspectos de la investigación que lleva adelante
el juez Urso, y que ya dejó tras las rejas al ex cuñado
de Menem, Emir Yoma, y al ex ministro Erman González.
Cardoso se reconoce amigo de Menem y por eso quiere saber qué
pasa con el tema armas, insistió Kohan ante este diario.
La reunión, que se produjo justo en el mismo momento en que el
ex secretario General de la Presidencia era citado por Urso para declarar
en calidad de testigo en la causa armas, se extendió por poco menos
de una hora y no tuvo testigos, según explicaron en el entorno
del ex funcionario menemista. Además del tema armas, se habló
de la crisis económica y de la realidad del Mercosur, dijeron los
mismos informantes. Se habló del momento argentino,
se limitaron a informar las fuentes de la Embajada brasileña en
Buenos Aires. La interpretación local fue que el viaje forma parte
de la estrategia del justicialismo para evitar que el ex presidente termine
preso luego de declarar el próximo 13 de julio. Buscamos
meter presión, y si es internacional mejor todavía,
aseguró un menemista de la primera hora que, como Kohan, también
sigue a sol y sombra el ex presidente.
Un turno en el juzgado
El ex secretario general de la Presidencia Alberto Kohan deberá
declarar como testigo ante el juez federal Jorge Urso el 9 de agosto.
Cuando declaró la ex primera dama Zulema Yoma, lo sindicó
como el canciller en las sombras y el magistrado lo
convocó para preguntarle todo lo que sepa respecto de la
maniobra. Además, el abogado Ricardo Monner Sans pidió
hace diez días que Kohan sea citado. El letrado se basó
en las afirmaciones del ministro de Economía Domingo Cavallo
escritas en su libro El peso de la verdad. Según Cavallo,
cuando se enteró del escándalo de las armas por
los diarios, visitó a Carlos Menem. El Presidente
me contestó que él entendía que, si existía
la triangulación era responsabilidad de las empresas privadas
y no del gobierno, y Kohan agregó con picardía que
si esas armas no las vendíamos nosotros las hubiera vendido
otro. Es algo común, no deberíamos preocuparnos por
ello.
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