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LOS DIPUTADOS APROBARON EL AUMENTO DE PODERES A LA POLICIA FEDERAL
Un día de gloria en las comisarías

El incremento de las facultades de la Federal
ya tiene media sanción: la policía podrá interrogar a una persona que considere sospechosa y requisar a gente y vehículos sin orden judicial. Pasan de seis a diez las horas de incomunicación. Críticas de los especialistas.
El secretario Enrique Mathov discute con el diputado Alfredo Bravo. En el
medio, el radical Tejerina. Los justicialistas bajaron su iniciativa de eliminar
la presencia de testigos en los operativos.


Por Carlos Rodríguez

La Cámara de Diputados le dio media sanción al proyecto que amplía las facultades de la Policía Federal y las fuerzas de seguridad (Gendarmería y Prefectura), que podrán realizar, sin orden judicial previa, requisas de personas y vehículos, secuestros de elementos vinculados con un delito flagrante “dando inmediato aviso al órgano judicial competente” y requerir del sospechoso, en el lugar del hecho, “noticias e indicaciones sumarias sobre circunstancias relevantes para orientar la inmediata continuación de las investigaciones”. Del mismo modo, podrá disponer la incomunicación del detenido durante diez horas (ahora son seis) y demorar hasta cinco días (ahora son tres) prorrogables a diez (ahora el máximo es cinco) el plazo para elevar el sumario al juez. Ante la oposición de la Alianza, de otros bloques y de diputados de su propia bancada, el peronismo desistió del propósito de autorizar que el procedimiento policial pudiera realizarse sin la presencia de testigos civiles. Por eso, seguirá siendo obligatoria la presencia de dos testigos.
En el debate previo a la aprobación, fue notable la diferencia, en el énfasis, de los que hablaron en favor del proyecto, entre ellos los aliancistas Julio Tejerina y Marcelo Stubrin, y el peronista Dámaso Larraburu, quienes en todo momento optaron por la mesura, en un esfuerzo por dejar en claro que las medidas obedecen a “la creciente inseguridad” y al “reclamo de la sociedad”, pero todo bajo un “control permanente” que impida los ya clásicos “excesos policiales”. Como contrapartida, fue virulento el ataque formulado por los opositores, entre los que figuraron en primera línea la ex aliancista Elisa Carrió, los socialistas Jorge Rivas y Alfredo Bravo, y Ramón Torres Molina, del Frente para el Cambio.
Tejerina sostuvo que “ocho de cada diez personas” que viven en el área metropolitana tienen “miedo de ser asaltados” y que en los últimos meses fueron asesinados 33 policías, la mayoría en la provincia de Buenos Aires. “¿Quién quiere seguir de esta manera?”, reflexionó el legislador, quien es vicepresidente de la Comisión de Legislación Penal, que impulsó el proyecto porque servirá para “acotar los niveles de inseguridad”. En el mismo tono medido, Stubrin dijo que se apunta a darle instrumentos a la policía para favorecer “el esclarecimiento de los delitos cometidos para bajar los índices de impunidad”, pero a la vez “reglamentar el procedimiento policial” para impedir las irregularidades.
Torres Molina sostuvo, en cambio, que la iniciativa “no va a servir para disminuir los delitos” y puso como ejemplo la situación en la provincia de Buenos Aires: “Allí se aprobaron 40 leyes para endurecer las penas y se impulsó la derogación de la ley del 2 por 1, pero los delitos han sufrido un drástico incremento”, como precisó en su exposición el diputado Tejerina (ver aparte). Por ese motivo, Torres Molina impulsó que el Código de Procedimientos que se busca reformar “siga como está” porque en su opinión los cambios “llevan implícitos un reclamo de ley y orden, la ideología de la seguridad que ya ha fracasado en el país”.
Todos los críticos reclamaron “un plan global en materia de política criminal y no medidas aisladas que sólo sirven para darle más poder a una policía siempre bajo sospecha”. Elisa Carrió orientó su exposición al reclamo de medidas socioeconómicas tendientes a frenar “la violencia estructural que genera la violencia social”. En ese sentido estimó que “el 80 por ciento de los que hoy cometen delitos son víctimas de esa violencia estructural que se vuelven victimarios”.
Carrió recalcó que se ha desencadenado “una guerra entre pobres”, entre “una policía, cuyos integrantes son pobres, que debe reprimir a otros pobres” que delinquen o que protestan por la desocupación. En ese marco “aparecen como víctimas de los robos y de la violencia los comerciantes, o los pobres que tienen alguna cobertura social” que les permite la subsistencia”. Ellos son victimizados “por los excluidos que carecen de un mínimo contrato social y para quienes guardar respeto por las leyes nosignifica absolutamente nada”. La disidente Carrió apuntó que “en ningún caso son víctimas del delito los ricos que vendieron el país”.
Alfredo Bravo interrumpió varias veces la exposición del aliancista Tejerina para pedirle datos sobre “los casos comprobados de corrupción policial” y Jorge Rivas, en un exaltado discurso, sostuvo que el proyecto “no va a impedir el delito y sólo servirá para darle más facultades a una policía a la cual el Parlamento no ha sabido democratizar”. Llegó a decir que endurecer las normas “es apelar a las mismas soluciones que ensayaron sin éxito las dictaduras militares”.
La parte más irónica e incisiva del debate pasó por las menciones que Torres Molina hizo, durante su intervención, sobre la oposición que esgrimió en contra del endurecimiento de las normas, a comienzos de los 90, un “destacado constitucionalista” que resultó ser el hoy presidente Fernando de la Rúa, firmando del proyecto que ayer fue aprobado por la Cámara Baja y que ahora sería corroborado por el Senado.

 

Un veto al dos por uno

El presidente Fernando de la Rúa vetó el artículo de la ley que modificó el “dos por uno”, por medio del cual el Consejo de la Magistratura debía realizar un seguimiento de los jueces que demoraban más de dos años en resolver la situación procesal de un detenido. El artículo había sido elaborado por la Cámara de Diputados, al sancionar la nueva ley 24.390 que establece los plazos de prisión preventiva, pero fue eliminado luego por el Senado. Finalmente, Diputados lo ratificó, con los dos tercios de los votos. El artículo también había sido cuestionado por la Asociación de Magistrados y Funcionarios Judiciales. Ahora, la Cámara baja podrá insistir con el artículo, pero deberá volver a reunir los dos tercios de las adhesiones.

 

Las razones de los diputados
María del Carmen Falbo (PJ)
“Yo me opuse a la modificación del artículo que dejaba sin efecto la presencia de los dos testigos, porque todos conocemos la historia argentina y sabemos cómo actúa la policía cuando tiene todo el poder de su lado. También tengo conciencia de que no todo se va a solucionar dándole más facultades a las fuerzas de seguridad sin darle trabajo, dignidad y respeto al pueblo. Sin embargo, creo que lo que se ha votado puede servir para prevenir y esclarecer los delitos. De todos modos, es necesario también mejorar la preparación y el entrenamiento de los agentes de la policía. Y en todo momento tenemos que recordar el pasado de excesos que llevamos encima y por eso controlar en todo momento el accionar de la policía.

Eduardo Di Cola (PJ)
“Yo creo que la permanente sensación de inseguridad que vivimos es producto de la ineficiencia de la conducción política y operativa de las fuerzas de seguridad. Ni el secretario de Seguridad, Enrique Mathov, ni el jefe de la Policía Federal, Rubén Santos, cuentan hoy con la legitimidad necesaria como para reencauzar la situación, por eso sería necesario que ellos presentaran la renuncia al cargo. Tengo serias discrepancias con mi bloque respecto de la aprobación de este proyecto y creo que es necesario que se discutan a fondo nuevas políticas en materia de seguridad, pero si insistimos en mantener a una cúpula ineficaz, estamos abriendo las puertas a situaciones que pueden ser incontrolables”.

Julio Alberto Tejerina (Alianza)
“Darle mayores facultades a la policía es una necesidad frente al imparable aumento del delito, tanto en la Capital Federal como en el Gran Buenos Aires. La seguridad es un tema del Estado y hay que buscar soluciones cuando las estadísticas nos dicen que el delito creció en la Capital Federal de 61.203 hechos en 1990 a 199.500 en la Capital Federal, mientras que en el mismo período, el aumento en la provincia de Buenos Aires fue de 117.000 a más de 300.000 casos. Es cierto que todo el problema no pasa solamente por cambiar la legislación sino que también es necesario encontrar soluciones para la pobreza y la marginación social. Lo único que pido es que esto no se tome como un intento por llegar a la tolerancia cero.”

 

La respuesta de tres especialistas
1 El aumento de facultades a la Policía Federal ¿contribuirá a disminuir el delito?
2 La posibilidad de interrogar y hacer requisas ¿pueden constituir un riesgo para las garantías individuales?
3 ¿Qué alternativas propone al aumento de facultades policiales?
Alberto Binder *.
1 Se trata de las típicas políticas reóticas para engañar a la población y ocultar algo más grave: la incapacidad para realizar transformaciones de fondo. Hace seis años que se habla de la transferencia de la Policía Federal a la ciudad, que es la primera condición para que se puedan desarrollar políticas de seguridad. Se responde, en cambio, con recetas gastadas, que no han servido más que para favorecer abusos policiales.
2 El riesgo existe, más aún con la Policía Federal, porque la participación de los fiscales en la ciudad se rige aún con criterios obsoletos y su control sobre la investigación es limitado.
3 La primera propuesta es el traspaso de la Superintendencia de Seguridad Metropolitana de la Federal, que permita reorganizar la seguridad en el circuito urbano. En segundo lugar, reorganizar el ministerio público federal, por un lado, y que la ciudad cuente con un equipo de fiscales con recursos para investigar. A partir de ahí se pueden diseñar políticas de seguridad de acuerdo con la demanda de la sociedad y coordinar acciones con la provincia de Buenos Aires.
* Director del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales

Mariano Ciafardini *.
1 Las atribuciones que votaron en Diputados pueden ser operativas para evitar nulidades de causas. Pero más útil para ese fin sería una mayor presencia de los fiscales en los procedimientos. Eso se lograría dándole un gran impulso al proyecto de descentralización de fiscalías en barrios, como en Saavedra, propuesto por la procuración. Para bajar el delito es necesario implementar políticas de prevención, que no tienen nada que ver con darle facultades a la policía para interrogar y hacer requisas.
2 Con el proyecto enviado por el Ejecutivo no existe ese riesgo. La posibilidad de que se “planten” pruebas ya existe en la actualidad, sin esas atribuciones.
3 El delito contra la propiedad con uso de armas, en la ciudad de Buenos Aires, va a bajar, por el plan de prevención que están llevando a cabo en forma conjunta la Nación y el Gobierno de la Ciudad. Este programa se basa en una combinación de mayor vigilancia y presencia policial con políticas de acción social, más el control de su aplicación por parte de las organizaciones vecinales.
* Secretario de Política Criminal

Alejandra Vallespir *.
1 No va a disminuir la cantidad de delitos, sino todo lo contrario, va a contribuir a su aumento. Muchísimas causas son anuladas porque la instrucción policial está mal hecho o, directamente, porque están inventadas las causas, por la necesidad que tiene la policía de hacer estadísticas. El problema es que se les dan atribuciones sin que se los pueda controlar.
2 El riesgo para las garantías individuales existe. Basta recordar los escritos que llegaban a los juzgados con las declaraciones espontáneas de los detenidos, que aparecían con signos de golpes y torturas. Que el interrogatorio sea en el lugar del hecho no disminuye ese riesgo. En el caso de las requisas, pueden servir de instrumento para plantar pruebas.
3 Hay una serie compleja de variables a la hora de hablar de seguridad. El origen del delito está en la falta de futuro para los adolescentes y los índices de pobreza. El delito debe combatirse con un sistema educativo que funcione, con un sistema en el que los jóvenes puedan armar un proyecto a largo plazo y en el que sea posible conseguir un empleo digno.
* Directora de la Consultoría para el Abordaje de la Problemática Penal, UBA

 

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