Por Facundo Martínez
De salida fue baile y fiesta.
Pero de salida literal, de salida a la cancha. Una multitud enfervorizada
llenó las tribunas de la Bombonera y arrojó miles y miles
de cintas en celebración de la irrupción del equipo en el
campo. Y Boca respondió a esa expectativa desde el campo con una
entrega y un buen juego inusuales. El resultado del primer tiempo, un
3-0 contundente, fue el fiel reflejo de lo que sucedió en la cancha.
Quedaría como marcador final y abriría a Boca el acceso
a las semifinales de la Copa Libertadores que afrontará ante Palmeiras,
viejo conocido. Ante el temible Vasco, el balance fue inmejorable.
Como muestra de lo que sería el desarrollo, el equipo de Bianchi
se plantó muy adelante, ejerció profunda presión
sobre el mediocampo rival y en sólo un minuto creó tres
situaciones de gol. Desborde de Guillermo Barros Schelotto que sería
la figura del período opción para Villarreal, luego
remate de Burdisso, después apilada del Mellizo que pasó
entre dos defensores y remató afuera. Todo en el arranque nomás.
Y en líneas generales, el partido siguió dentro de esa tónica.
Boca muy enchufado y llamativamente preciso en ataque, decidido en el
medio y firme atrás, con un Córdoba muy atento. Porque Vasco,
desbordado, no dejó de ser peligroso en ataque y aunque la proporción
de llegadas y dominio fueron abrumadoramente superiores en favor de Boca,
Euller siempre creó peligro y un par de veces Córdoba salvó
a su arco, una con el cuerpo y otra, con la ayuda de Matellán,
que sacó sobre la línea.
Pero el partido en todo momento estuvo marcado por el ritmo y la presión
que puso Boca. Así, en media hora definió el partido con
tres goles que cayeron por gravitación natural de dominio. El primero
fue un centro preciso de Riquelme en tiro libre desde la izquierda, que
tras un rebote pescó Matellán adelantado para ponerla de
chilena en el palo izquierdo. Golazo.
Siguió atacando el equipo de Bianchi, en el que el único
que desentonaba era Delgado participando en todas pero impreciso
en la resolución y así llegaron los otros dos goles,
en los que Delgado, precisamente, participó: en uno le ganó
a su dormido marcador y entre éste y el arquero le hicieron (¿le
hicieron?) penal que concretó Barros Schelotto; en el otro, escapó
por izquierda con la defensa de Vasco muy jugada se habían
adelantado tras el resultado adverso y después de llegar
solo al fondo mandó el centro rasante y paralelo para la llegada
de Guillermo: 3-0 en media hora.
De ahí hasta el final, hubo arrestos del Vasco y oportunidad de
ver la precisión de Riquelme no solo en entregas sino en remates
libres: a los cuarenta clavó un tiro libre en el travesaño
y juntó más aplausos aún.
En el segundo tiempo, tras una salida explosiva al minuto, Boca reguló
y el Vasco, sin nada más que perder, se mandó al ataque
con continuidad durante el primer cuarto de hora. Dispuso de oportunidades
el equipobrasileño pero ni Juninho ni Viola tuvieron precisión
en los últimos tramos y sólo Euller inquietó entrando
por derecha.
Boca se retrasó, esperó, se plantó de contra y pudo
concretar: Riquelme tuvo dos mano a mano entrando por derecha una
al cuerpo y otra a la derecha del arquero y el Chelo Delgado, que
se obstinó en tratar de convertir su gol, llegó reiteradamente
a situación de convertir sin lograrlo.
El final sólo dejó un pelotazo de Euller en el palo, la
ovación a Riquelme que se fue substituido por Gaitán, y
la alegría de la gente que colmó la Bombonera en una noche
en la que no faltó nada.
Palmeiras, en los
penales
Palmeiras será el rival de Boca en las semifinales de la
Libertadores en una reedición de la final que ambos equipos
disputaron el año pasado. El conjunto paulista se clasificó
para esa instancia al dejar en el camino al Cruzeiro, en Belo Horizonte
y por penales, luego de que el partido finalizara empatado 2-2.
Alessandro y Cris marcaron los goles del equipo mineiro, mientras
que el paraguayo Francisco Arce y Alexandre anotaron para los visitantes.
El mediocampista del Palmeiras Alex estrelló un penal en
el travesaño, cuando el partido estaba 1-0 en favor de Cruzeiro.
En San Pablo, el partido de ida había terminado igualado
3-3. De esta manera, el primer partido de las semifinales se disputará
el miércoles próximo en la Bombonera, mientras que
la revancha se jugará una semana más tarde en el Morumbí,
una modalidad idéntica a la que le permitió a Boca
quedarse con la Copa del año anterior. La otra semifinal
la protagonizarán Rosario Central y Cruz Azul, que se medirán
primero en el Distrito Federal.
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ONCE
MILLONES POR LA MITAD DEL PASE
Román es del Barcelona
Luego de innumerables idas y
vueltas, Juan Román Riquelme fue finalmente transferido al Barcelona.
Tras llegar a un acuerdo unos minutos antes del comienzo del partido ante
el Vasco, los dirigentes de Boca confirmaron la venta del talentoso volante
en 11 millones de dólares limpios para el club por el 50 por ciento
del pase. El club catalán deberá comprar el porcentaje restante
en un año, aunque teniendo en cuenta los partidos que dispute Riquelme
hay una cláusula para que ese plazo se pueda adelantar. Román
se quedará en Boca hasta que el club finalice su participación
en la Copa Libertadores y luego se incorporará al Barcelona para
iniciar la pretemporada. El acuerdo se formalizó luego de una reunión
de la que participaron las máximas autoridades de Boca y los emisarios
del club catalán Antón Parera y Francesc Closa, que el lunes
habían arreglado la situación contractual con el representante
del jugador, Marcos Franchi. Por cinco años de vínculo,
Riquelme ganaría alrededor de 17 millones de dólares.
CRUZ
AZUL LIQUIDO DE SALIDA A UN RIVER SIN RUMBO
Hubo un tiempo que fue feo...
River sufrió un duro
cachetazo en México. Con un juego muy práctico y efectivo
en la primera mitad, el Cruz Azul lo goleó 3-0 en el estadio Azteca
y lo dejó afuera de la Copa Libertadores de América. Francisco
Palencia en dos ocasiones y José Saturnino Cardozo marcaron los
goles del conjunto mexicano, que será el rival de Rosario Central
en las semifinales. El conjunto de Américo Gallego fue superado
en todos los aspectos del juego, y para colmo finalizó el encuentro
con diez hombres por la expulsión de Ariel Garcé.
River salió decidido a esperar el desarrollo, con los volantes
muy cerca de la línea de fondo y con los delanteros aislados arriba.
Sin embargo, el buen toque de los mexicanos cortó sin inconvenientes
el intento de presión que buscó armar el equipo de Gallego.
Por eso, salvo por un pequeño pasaje en que no pasó sobresaltos,
River se vio ampliamente superado por el Cruz Azul. Con la inteligente
conducción de Matute Morales, la movilidad de Palencia
y la potencia del paraguayo Cardozo, el conjunto local se adueñó
de todo. Así no extrañó que se colocara merecidamente
en ventaja.
Hernández colocó la pelota en profundidad para Pinheiro,
el brasileño se adelantó a la apresurada salida de Costanzo
y metió un centro preciso para que Palencia convirtiera de palomita
con el arco vacío. El gol tranquilizó aún más
a los mexicanos, que continuaron dominando el trámite a su antojo.
Ya sea desbordando por los costados como tocando por el medio, el conjunto
local consiguió generar peligro ante un equipo que lucía
lento, sin reacción física y sin temperamento.
Otra buena combinación entre Cardozo y Morales finalizó
con un centro al primer palo que encontró muy bien ubicado a Palencia.
El delantero anticipó sin problemas a Yepes y metió un frentazo
abajo que se le escurrió de las manos a Costanzo. El segundo mazazo
terminó de derrumbar a un River desconocido, que nunca pudo adueñarse
de la pelota para frenar la embestida rival. Con Ortega maniatado por
los volantes adversarios y Saviola y Cardetti sin participar del juego,
el conjunto argentino ni siquiera logró inquietar al arquero Pérez
durante la primera mitad. Para colmo, otra distracción defensiva
en un corner le permitió a Cardozo con un nuevo cabezazo anotar
el tercer gol, que no dejó ninguna esperanza de revertir la situación.
El segundo tiempo fue muy previsible y casi que estuvo de más.
Los locales se conformaron con la diferencia y no arriesgaron más
en ataque. En cambio, River trató de organizarse para no recibir
más goles y ver si podía encontrar algún camino para
descontar la ventaja. Si bien generó algunas posibilidades de gol,
la sensación de impotencia marcaba el trámite del juego.
Así quedó decretada la eliminación de un equipo que
nunca pudo imponer su personalidad como visitante, ya que perdió
cuatro de los cinco partidos que jugó fuera del Monumental.
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