Por Diego Fischerman
El habano casi amenazante,
recostado en su silla más que sentado, Jérôme Savary
dispara: Cuando hice Macbeth en el Colón me equivoqué.
En aquella puesta de 1998 de la ópera de Verdi, los protagonistas
eran, simplemente, déspotas. Había, también, militares
argentinos y Madres de Plaza de Mayo. Savary, como buen argentino radicado
en Francia, las llama, admirativo, las Locas de la Plaza.
Pero su error, cuenta este hombre de teatro que se define como artista
de izquierda y que, entre otras cosas, hizo dibujitos en Tía
Vicenta, colaboró con Copi, inventó el Magic Circus y dirigió
la versión teatral de Cabaret con la que Ute Lemper conquistó
la fama, fue no haberse dado cuenta a tiempo de que las verdaderas
Lady Macbeth estaban en la platea, con sus tapados de pieles y sus entradas
carísimas. La situación del régisseur es, según
él, cómoda: Nos pagan muchísimo, demasiado
incluso. Nos llaman de teatros de todo el mundo y nos tratan como estrellas.
Y uno está tentado como para no pelearse demasiado con esos que
nos dan de comer. Pero yo trato de no condicionar mi trabajo a la sala
donde va a ser hecho. Y, además, a esta altura de mi carrera, por
suerte ya puedo decir que no cuando algo no me interesa.
Savary se fue de Buenos Aires a los 8 años porque su madre no quería
que saludara la bandera con la marcha peronista, volvió para hacer
el servicio militar por espíritu de aventura y porque
no quería dejar de ser argentino y luego se volvió a Europa.
Su idioma sigue siendo el porteño aunque, como en el
caso de muchos emigrados, es un porteño un poco antiguo y, desde
ya, con marcado acento francés. Este sábado, a las 20.30,
subirá a escena en el Colón su nueva puesta de Los Cuentos
de Hoffmann, la genial ópera que Jacques Offenbach no llegó
a completar. Tal vez con esta idea de no estar condicionado por la sala,
quizá por un gusto personal y como un homenaje a su fundacional
Magic Circus, su régie está pensada como teatro callejero.
Puede hacerse en el Colón, en una plaza, en la calle, en
un palacio de deportes o en cualquier lado. De hecho, en lugar de
escenografía lo que hay en ella son innumerables artefactos, que
entran permanentemente en escena. El lugar está vacío
y se llena de muñecas, de números de circo, de imágenes,
explica. La magia está en cómo un espacio se transforma
en cinco minutos, cómo empiezan a suceder cosas donde antes no
había nada y donde en unos minutos volverá a no haber nada.
Aunque no hay escenografía, en esta puesta de Los Cuentos de Hoffmann
hay infinidad de imágenes, relata Savary. Entre
ellas hay un plano de agua en el proscenio, donde se refleja la gente.
Es que la obra, para él, es, más que nada, una obra
surrealista. El inconsciente, dice, apareció en el
arte mucho antes de que la ciencia le diera nombre. Freud habla permanentemente
de Shakespeare, lo cita cada dos páginas. Hoffmann, el escritor,
y también Offenbach, son, incluso, dadaistas. Por ejemplo, cuando
el Dr. Miracle empieza a cantar cosas árabes, llenas de melismas,
el músico juega; juega permanentemente. Era un hombre bastante
loco. En esta obra hay mucho de instintivo, de dejarse ir. Y a mí,
como director, me gusta dejarme ir. A veces me dejo ir mal, a veces bien.
Pero cuando tengo una idea me da placer sumergirme en una especie de locura
irracional, que no tenga que ver con la ilustración en primer grado
del texto.
Sin embargo, a Savary le importa el respeto a lo que el compositor haya
especificado. No creo que sea cuestión de hacer cualquier
cosa, pero sí de aprovechar los espacios de libertad que existen.
En Don Giovanni, cuando Giovanni le da la mano al Comendador y muere,
Mozart escriben `efectos diversos. Ahí está el campo
para que uno invente lo que quiera. Algunos piensan que las historias,
como están escritas, son ingenuas, demasiado primitivas, y entonces
escriben otra historia. A mí no me gusta hacer otra historia que
la que fue escrita, aunque tampoco me gusta hacer la puesta en escena
tal cual se ha hecho siempre.
Uno de los problemas, para el director, es que, cuando se trabaja en puestas
de ópera, cuanto mejor es el cantante, menos tiempo se lo
tienepara ensayar. A veces llegan tres días antes de la función
y si uno ha hecho un gran trabajo escénico lo ha hecho con los
covers y eso queda perdido. Lo que hay que hacer es manejarse con dos
o tres ideas bien fuertes, bien sencillas y bien fáciles de aprender.
Y trabajar más profundamente con los personajes secundarios. Pero
hay que respetar a los cantantes, ellos son los que ponen la voz y los
que mejor saben qué es lo que pueden hacer. Hay directores que
se empeñan en forzarlos. Mejor es ver cuáles son sus potencialidades
y trabajar en ese sentido. Escucharlos y ver qué traen como material.
Porque también es cierto que un cantante que hace ese personaje
casi permanentemente y va de un teatro a otro haciendo lo mismo, ya tiene
una imagen formada del personaje, una manera de hacerlo, y es muy difícil
modificarla. Así que mejor es aprovecharla. En cuanto a las supuestas
irreverencias, creo que si se compara con las ideas que tenía,
por ejemplo, Shikaneder, el libretista de La Flauta Mágica, los
directores actuales somos mucho más conservadores que lo que creemos.
Fechas y elenco
Con dirección musical de Jacques Delacôte, la régie
de Jérôme Savary de Los Cuentos de Hoffmann de Jacques
Offenbach subirá a escena este sábado, con nuevas
funciones el miércoles 6, el domingo 10 y el jueves 14. Para
el sábado 9 y el martes 12 está previsto un segundo
elenco y el director será Alberto Balzanelli. La puesta,
que se verá también en el Festival de Orange, en el
Teatro Massimo de Palermo y en la Opera de Marsella, tiene como
coreógrafa y asistente del director de escena a Sylvie Laligne,
como escenógrafo a Michel Lebois, el figurinista es Michel
Dussarrat y el diseño de iluminación corresponde a
Jorge Pérez. Los principales intérpretes en las funciones
del 2, 6, 10 y 14 de junio serán Neil Shicoff (Hoffmann),
Laura Rizzo (Olympia), Adriana Mastrangelo (Giulietta), Virginia
Tola (Antonia) y Alain Fondary (Lindorf, Coppelius, Dapertutto y
Dr. Miracle). También cantarán Ricardo Casinelli,
Alicia Cecotti, Omar Carrión, Marcelo Lombardero, Guido de
Kherig y Federico Sanguinetti. En las dos funciones restantes el
elenco estará conformado por Eduardo Ayas, Mónica
Philibert, María Luján Mirabelli, María Bugallo,
Luis Gaeta, Carlos Sampedro, Virginia Correa Dupuy, Luciano Garay
y Mario Solomonoff, entre otros. Participarán la Orquesta
y el Coro Estables del Teatro Colón.
|
|