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PRESENTAN EN EL CONGRESO LA REVISTA “PUNTO Y SEGUIDO”
Los derechos humanos hechos letra

La publicación que dirige
Carlos Slepoy fue presentada
por Cortiñas, Pasquini Durán, Bordenave, Carrió, Bravo y Norma Slepoy.

Laura Bonaparte y el periodista José María Pasquini Durán hablan durante la presentación.

“Parece imposible decir que un presidente democrático pueda compartir el lugar con aquellos que fueron causantes del genocidio, de la desaparición de 30 mil compañeros”, dijo la diputada Marcela Bordenave. Poco después, Laura Bonaparte, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, agregó: “Los militares no sólo están de más en los palcos, sino que están de más como institución en la República Argentina”. Las palabras se escucharon en el anexo de la Cámara de Diputados, donde se presentó la revista Punto y Seguido, editada por la Asociación Argentina Pro Derechos Humanos de Madrid. También participaron del evento, que coordinó el diputado Alfredo Bravo, Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora; Norma Slepoy, de la Asociación Ciudadana por la Justicia Universal; el abogado Carlos Slepoy, la diputada Elisa Carrió y el periodista José María Pasquini Durán.
“Tenemos un gobierno militarista que esta semana nos humilló poniendo a los genocidas en un palco. Contra eso también tenemos que luchar porque no se hace peligrar la democracia cuando se pide justicia”, afirmó Cortiñas. En la presentación de la revista Punto y Seguido no sólo se coló con razón la reciente participación del dictador Leopoldo Fortunato Galtieri y del ministro de Interior de la última dictadura Albano Harguindeguy en el acto oficial del Día del Ejército. Las consecuencias del modelo económico expresadas en la exclusión social y la actualidad, encarnada en el conflicto de Aerolíneas Argentinas también estuvieron presentes. Pero, ayer, sobre todo, los panelistas se refirieron a la búsqueda de verdad y justicia que se manifiesta en el juicio por genocidio, terrorismo y torturas contra los represores argentinos que lleva adelante el juez Baltasar Garzón. Es que la revista que congregó al público que colmó el auditorio del anexo de la Cámara de Diputados está entrelazada con ese proceso.
“La aparición de una revista de esta naturaleza es la representación gráfica de la dimensión universal que tienen los derechos humanos”, dijo Pasquini Durán. El periodista comparó las dos caras –la española y la argentina– de la revista Punto y Seguido con las dos caras de Aerolíneas Argentinas: la empresa española y los trabajadores que lo único que tienen es principios y coraje.
“La historia demuestra que las civilizaciones avanzaron con principio y coraje. Cuando la historia escriba estos años a estas muchachas (por las Madres de Plaza de Mayo) las presentará como las Madres que crearon nuestra civilización con principios y coraje”, afirmó Pasquini Durán. Carrió también se refirió a las Madres, que “instituyeron una práctica política nacida del dolor”. La diputada expresó que “sólo va a haber justicia y condena cuando llegue la verdad pero no sólo la verdad del pasado, sino en todos los lugares”.
Luego de las exposiciones del resto de los invitados a presentar la revista, Slepoy, director de Punto y Seguido y abogado de la Asociación Argentina Pro Derechos Humanos de Madrid recalcó que el juicio contra los militares argentinos en España no hubiera sido posible sin las Abuelas, las Madres y todas las organizaciones de derechos humanos. “Los juicios en el exterior son procesos conseguidos por la sociedad argentina que ha golpeado la puerta tratando de abrir los caminos de Justicia”, aseguró.

 


 

OTROS 43 MILITARES IMPUTADOS POR EL JUEZ GARZON
Harguindeguy, en la lista

El juez español Baltasar Garzón amplió la imputación de 43 militares y policías argentinos por los delitos de terrorismo, genocidio y torturas cometidos en el centro clandestino de detención “La Cacha” durante la última dictadura. En cuanto el magistrado obtenga los datos de filiación de los represores emitirá las órdenes de captura internacional.
Entre las personas que fueron imputadas por las violaciones a los derechos humanos en “La Cacha” figuran Jorge Olivera Rovere, Juan Bautista Sasiaiñ, Adolfo Sigwald, Carlos Guillermo Suárez Mason, Santiago Omar Riveros, Roque Carlos Presti y Aldo José Barufaldi. Entre ellos, hay militares que ya figuran en la causa que lleva adelante Garzón. Pero también hay nuevos implicados, como el ex ministro de Interior de la dictadura, Albano Harguindeguy. El martes, Harguindeguy compartió la tribuna junto a otro represor con pedido de captura internacional, Leopoldo Fortunato Galtieri, en la ceremonia que presidió Fernando de la Rúa en el Día del Ejército.
El centro clandestino “La Cacha” estuvo ubicado a 300 metros de la cárcel de Olmos, en el partido de La Plata, en lo que habían sido las instalaciones de “LS Radio Provincia”. Su nombre fue tomado del personaje infantil la bruja Cachavacha, que tenía el poder de hacer desaparecer gente, y dependía del Comando de la Zona 1 a cargo del Primer Cuerpo del Ejército.
Garzón amplió la querella a los responsables de “La Cacha” en base a un escrito presentado por la Acusación Popular en el que se estima que entre 1976 y 1978 unas 3500 personas “fueron torturadas y sometidas a condiciones inhumanas de vida”, y se aportaron datos de 151 de esos detenidos, de los cuales 89 están desaparecidos.

 

OPINION
Por Memoria Abierta *

Obscenidades

La presencia en la celebración del Día del Ejército Argentino de conocidos e impunes personeros del terrorismo de Estado junto a las más altas autoridades nacionales ofende profundamente a la sociedad argentina que los repudia y a la comunidad internacional que los persigue por sus crímenes contra la humanidad.
En este país devastado por los grupos económicos que la dictadura supo prohijar, ante un pueblo cada vez más pobre, más marginal y más desesperado, el presidente de la Nación no ha vacilado en exhibirse con quienes en aras de lograr estos fines implementaron todas las atrocidades imaginables e impensadas para exterminar a los opositores, torturarlos, encarcelarlos, “desaparecerlos”, perseguirlos, desterrarlos y disciplinar por el terror a todo un pueblo. Peor aún, el jefe de Gobierno nacional justificó la presencia de los represores en la impunidad que lograron a través de leyes e indultos rechazados por la inmensa mayoría de la población y, como si fuera poco “absolvió” al titular del Ejército, general Brinzoni, de su eventual responsabilidad en la masacre de Margarita Belén, ocurrida en 1976, hechos y culpabilidades que corresponde establecer a la Justicia. El Presidente adujo que no pesan sobre ellos sanciones ni condenas. No es así, aunque exista la impunidad. En esta tierra sólo pueden respirar entre sus cómplices y si traspasan las fronteras los amenaza la espada de Damocles de la justicia internacional. Sobre Galtieri, Harguindeguy, Menéndez y tantos otros genocidas, lo que pesa es la incólume memoria de sus crímenes, esa memoria social que ha nutrido las luchas de estos años. Las mismas que están logrando encarcelar a quienes robaron a sus hijos a las madres que asesinaron, las que abrieron los juicios de Madrid que detonaron la hasta entonces inesperable justicia universal, las que posibilitaron el fallo del juez Cavallo anulando las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
Convencidos de que una sociedad que se hace cargo de su pasado acrecienta su capacidad de preservarse de lo que hizo posible aquel horror, los organismos de derechos humanos que coincidimos en “Memoria Abierta”, expresamos nuestro total repudio a la obscena exhibición conjunta protagonizada por represores y gobernantes el 29 de mayo. Al mismo tiempo, llamamos a desarrollar acciones que –como la inmediata señalización e identificación de todos y cada uno de los lugares usados como centros clandestinos de detención, desde la ESMA y Campo de Mayo hasta la más lejana comisaría de frontera– contribuyan a activar la memoria de nuestro pueblo y a motorizar nuevas e incesantes luchas por la verdad y la justicia.

* Acción Coordinada de Organizaciones de Derechos Humanos.

 

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