Por Claudio Zlotnik
El megacanje entra en su etapa
final. Esta mañana, a las 9.30, Economía dará a conocer
dos datos clave de la operación: los precios a los que se emitirá
la nueva deuda y los precios mínimos a los cuales se rescatarán
los viejos bonos. Si bien recién el lunes se sabrán el monto
y el costo total de la operación, Página/12 pudo saber que
el Gobierno emitirá nueva deuda por unos 22.000 millones de dólares
y que rescatará viejos títulos por alrededor de 20.000 millones.
A su vez, la tasa de interés efectiva promedio de la nueva deuda
rondará entre 14,5 y 15,0 por ciento anual. Este es el costo de
postergar pagos por entre 11 y 12.000 millones de dólares en los
próximos cinco años y ahuyentar el fantasma del default.
Hoy antes de que abran los mercados, Economía pondrá en
marcha el mecanismo del megacanje.
Según pudo establecer
este diario, divulgará que la tasa de interés que devengarán
los nuevos bonos rondará el 12 por ciento en promedio. Esta tasa
no es el costo final de la operación. Para calcularlo, hay que
esperar hasta el lunes. Ese día, el Gobierno dirá el sobreprecio
que pagará por la vieja deuda. Entonces, la tasa efectiva será
similar a la de mercado: entre 14,5 y 15 por ciento anual.
Por otra parte, se darán
a conocer los valores mínimos a los que el Gobierno tomará
la vieja deuda.
Con esta información,
los bancos, las AFJP y los fondos de inversiones tendrán hasta
las 17.30 de hoy para ponerle precio a los títulos que sumen al
canje.
Durante el fin de semana, Economía
fijará el precio de corte para cada bono y el lunes
se conocerán los resultados finales.
Si bien Daniel Marx calculó
que se diferirían pagos de la deuda por 17.000 millones de dólares
en los próximos cinco años, esta postergación tendría
un techo de 12.000 millones. Incluso, hay bancos líderes que la
calculan en 11.000 millones.
A su vez, el canje implicará
un aumento de la deuda ya que el volumen de las nuevas emisiones será
superior a lo que se rescate de la deuda vieja.
El megacanje se realizará en un mal momento. Al contrario de lo
que aguardaba Domingo Cavallo, la proximidad de la operación no
hizo bajar el riesgo país. Por el contrario, ayer volvió
a escalar -esta vez 16 puntos- y terminó en 985. Durante la semana
tuvo una escalada del 7 por ciento. ¿Por qué se da este
escenario si, teóricamente, el megacanje se lleva a cabo para darle
un alivio financiero a la Argentina? Al respecto, consultados por este
diario, analistas de la city sugirieron varias hipótesis.
En las últimas dos semanas,
los bonos habían mostrado fuertes alzas debido a las coberturas
que realizaron quienes especulaban con el default. En el caso del Brady
FRB, la suba resultó del 10 por ciento. Finalizado este efecto,
los precios se reacomodaron.
Frente a la inminencia del
megacanje, los bancos y AFJP están inhibidos de operar con bonos
ya que serán actores principales del trueque. Dado este escenario,
el mercado se presenta muy volátil.
Quienes intentan vender títulos
es porque no quieren participar del canje. Y como se supone que muchos
de los viejos bonos perderán liquidez, los compradores tiran los
precios hacia abajo.
Esta caída de los títulos públicos y el consecuente
ascenso del riesgo país tendrán un impacto directo sobre
el resultado del megacanje. El riesgo país no es otra cosa que
la sobretasa que los inversores le piden a la Argentina para financiarla,
y este incremento quedó verificado en el rendimiento de los bonos
que entran en la operación: los Globales rinden entre 14,0 y 16,5
por ciento anual; los Bontes, entre 15,0 y 15,8 por ciento; y el Brady
FRB, el 13,5 por ciento. Otra muestra de la desconfianza de los financistas
en la solvencia de la Argentina radica en que los rendimientos de los
bonos de corto plazo rinden más, o lo mismo,que los de largo. Por
ejemplo, un Global 2006 devenga una tasa similar a un Global 2030: 14,9
por ciento anual. Según los analistas, el éxito del canje
no implicará una mejora automática del riesgo país
sino que, en el mejor de los casos, esto ocurriría recién
dentro de un par de semanas.
El hecho de que la Argentina descomprima los vencimientos de deuda de
corto plazo pagando costos altísimos echa sombras sobre el futuro.
¿Podría la economía recuperarse cuando, en el mediano
plazo, haya que empezar a pagar tasas de interés que hacen impensable
una economía en crecimiento?
Un informe de Merrill Lynch, uno de los bancos de inversiones más
importantes de Wall Street, señaló ayer que si el megacanje
alcanza a los 20.000 millones será un éxito
y se constituirá en una oportunidad de dos años para
enfrentar sus problemas económicos fundamentales, como la falta
de crecimiento. Por su parte, la agencia de calificaciones Fitch
IBCA condicionó la baja de las tasas de interés a que haya
una reducción del déficit fiscal, se continúen haciendo
reformas estructurales y se mantenga la unidad política apoyando
al plan económico, lo que puede ser difícil frente a las
elecciones de octubre.
Cavallo tiene una
batería
Domingo Cavallo reveló anoche en una reunión con
la cúpula de la UIA que prepara una batería
de medidas para incentivar la demanda, que dará a conocer
en los próximos días, luego del megacanje de deuda.
Una de ellas sería disminuir el impacto del impuestazo de
Ganancias a la cuarta categoría que dispuso José Luis
Machinea al poco tiempo de asumir como ministro. También
se baraja la posibilidad de disminuir la tasa del IVA. El titular
del Palacio de Hacienda remarcó que pretende crear un clima
propicio para la reactivación y que su obsesión
es el crecimiento. También señaló que primero
debe resolver la situación financiera, a través del
canje, pero que a partir del próximo lunes se dedicará
de lleno a resolver los problemas de la economía real. Uno
de los aspectos que mencionó es el altísimo costo
que tiene para el Estado la industria del juicio en
los temas previsionales, que calculó en más de 700
millones de pesos. Sin embargo, no especificó si tomará
alguna medida con respecto al sistema previsional. La promesa de
Cavallo a los industriales se produjo en una cena en la Casa Rosada,
adonde los hombres de la central fabril fueron convocados por Fernando
de la Rúa para analizar el virulento documento que lanzaron
el último lunes, el cual, según dijeron a Página/12
fuentes de la UIA, fue bien recibido por el Presidente.
|
BAGLIETTO,
DE LA CAC Y TECHINT, DURO CON EL GOBIERNO
Con crisis de identidad nacional
Después del duro documento
de la UIA, en el que advirtió que la democracia peligra como
ideal de la sociedad argentina, el presidente de la Cámara
de la Construcción, Eduardo Baglietto, enfatizó ayer que
la Argentina está desorientada y con crisis de identidad
nacional. Las palabras del empresario, quien también es ejecutivo
del grupo Techint, apuntaron en contra de la decisión del Gobierno
de suprimir ventajas para las constructoras locales en el Plan de Infraestructura.
Es erróneo pensar que es lo mismo para el país contratar
con empresas nacionales o extranjeras, insistió Baglietto,
uno de los dirigentes que cuestionó con mayor virulencia los cambios
en el plan de obras públicas.
Esta semana el Gobierno dictó un decreto por el cual se elimina
la posibilidad de que las constructoras argentinas mejoren sus ofertas
en licitaciones del Plan de Infraestructura, en caso de haber sido superadas
por empresas extranjeras en no más de un 10 por ciento. Baglietto
atacó esa medida y también el proceso de extranjerización
de la economía, al cual atribuyó que se esté atravesando
una profunda crisis de identidad. Al exponer en el Foro Nacional
de la Ingeniería, sostuvo que la inversión extranjera,
con directivos extranjeros, transitorios, dependientes de sus casas matrices,
y dependientes del cumplimiento de metas globales de corto plazo, no son
interlocutores del entorno social nacional.
La Cámara de la Construcción, junto con la UIA y Confederaciones
Rurales Argentinas conforman el Grupo Productivo, que viene planteando
la necesidad de revalorizar el papel de los productores nacionales, aunque
las primeras dos entidades defendieron a principios de los 90 el proceso
de privatizaciones y apertura económica. Esta semana tanto la UIA
como la CAC denunciaron las consecuencias de esa política.
Para Baglietto, la diferencia entre obras hechas por empresas argentinas
o empresas extranjeras es la diferencia entre decidir si queremos ser
país o queremos ser campo de operaciones. El empresario argumentó
que diluir las ventajas para las constructoras locales provoca una pérdida
de empleos en el país. Muchas veces escuché a destacados
políticos y funcionarios decir que es lo mismo que una obra sea
hecha por una empresa nacional o extranjera, porque finalmente los obreros
serán argentinos, comentó, y retrucó que lo
que más se pierde es trabajo calificado de la clase media nacional
en puestos gerenciales y profesionales.
|