Por Maximiliano
Montenegro
No solo hay más pobres
sino que además los pobres están cada vez peor. Durante
el primer año de gobierno de la Alianza, el ingreso de los hogares
pobres se achicó en una cifra record: casi 7 por ciento. El dato
surge del último informe estadístico elaborado por el Ministerio
de Economía, ya a cargo de Domingo Cavallo. Hoy, las familias pobres
del área metropolitana, integradas por 5 miembros, deben arreglárselas
para subsistir con 347 pesos mensuales. En esa franja la desocupación
trepa al 30 por ciento. Y la remuneración de los jefes de hogar
que tienen la fortuna de estar ocupados cayó a 1,84 pesos la hora
en el caso de los hombres y 1,2 pesos/hora para las mujeres.
En febrero pasado, el INdEC publicó el informe de pobreza con los
resultados de la encuesta de hogares de octubre pasado. Según esa
fuente, tal como había anticipado en exclusiva Página/12,
entre octubre de 1999 y octubre pasado, 300 mil personas se sumaron al
ejército de los pobres en Capital y Gran Buenos Aires, mientras
que otras 130 mil cayeron en la indigencia, es decir, no acceden siquiera
una canasta alimentaria mínima en calorías. Así,
en octubre, había casi 3,5 millones de pobres (el 29 por ciento
de la población de la región) y más de 920 mil indigentes
en el área metropolitana (ver aparte). Los encuestadores del INdEC
están terminando de relevar en estos días la encuesta de
hogares correspondiente a mayo, de la cual se conocerán a mediados
de julio los nuevos resultados de desocupación y pobreza.
Pero ayer, la secretaria de Programación Económica difundió
el primer Informe Económico de la era Cavallo, que hace un balance
sobre las estadísticas del año pasado. De allí se
desprende una radiografía tan interesante como dramática
de los hogares que el año pasado cayeron en la pobreza.
Es la siguiente:
Durante el primer año
de gestión de la Alianza, los ingresos de la familias pobres se
encogieron un 6,7 por ciento. En promedio, pasaron de 372 pesos mensuales
a 347 pesos.
Son hogares integrados, en
promedio, por 5 personas. Por lo que cada individuo dispone de un presupuesto
de unos 70 pesos mensuales para sobrevivir, poco más de 2 pesos
diarios.
Para los jefe de hogar varones
el ingreso promedio se achicó un 8,5 por ciento. Así, pasó
de 2 pesos la hora a 1,84.
Para las mujeres jefe de hogar
la baja del ingreso fue de nada menos que el 23 por ciento: de 1,5 pesos
por hora a 1,2 pesos.
Semejante caída de las
remuneraciones no pudo ser compensadas por la deflación de precios
de la canasta básica de alimentos (del orden del 3 por ciento),
por lo que el poder adquisitivo de las familias de menores recursos disminuyó.
La mayoría de los trabajadores
pobres (alrededor del 60 por ciento) están en negro, de modo tal
que no cuentan con ninguna cobertura social más que el hospital
público ni aportes previsionales.
Por el mismo motivo, fueron
alcanzados por el impuestazo y ni el recorte de salarios públicos
de José Luis Machinea, que golpeó fundamentalmente a la
clase media. Pero sí fueron afectados por la poda de planes Trabajar
dispuesta el año pasado, que no sólo redujo las prestaciones
en un 60 por ciento (de 250.000 a 100.000 subsidios) sino que, además,
recortó su monto: de 200 pesos mensuales a 160 pesos.
El derrumbe de los ingresos
se explica, también, por la baja salarios y remuneraciones en las
actividades cuentapropistas.
Los principales perceptores
de ingresos del hogar se encuentran trabajando mayoritariamente en los
sectores servicios y comercio (63 por ciento del total), eufemismo
de los técnicos del INdEC para encuadrar actividades informales
como la venta callejera, el servicio doméstico y laprestación
de changas temporarias. Mientras tanto, un 17 por ciento trabaja en la
industria y otro tanto en la construcción.
La desocupación en este
segmento de la población llega al 30 por ciento, es decir, duplica
el promedio nacional.
Entre los jefe de hogar, la
edad promedio de los hombres es de 44 años y la de las mujeres
de 28 años.
La medición de pobreza que realiza hasta ahora el INDEC se limita
al área metropolitana. En el interior del país, según
los estudios del Banco Mundial y del propio Ministerio de Desarrollo Social,
la situación es mucho peor. De hecho, en el segundo cordón
del Gran Buenos Aires la pobreza alcanza al 43 por ciento de la población.
Para todo el país se calcula que 13 millones de personas viven
bajo la línea de pobreza y más de 3 millones en la indigencia.
Cómo se mide
la pobreza
En la versión del INdEC, una familia es pobre por ingresos
cuando no llega a comprar una banasta básica de alimentos,
vestido y servicios, valuada en 151 pesos por adulto del hogar.
La indigencia, en cambio, se define a partir de una canasta exclusivamente
de alimentos que proveen una dieta mínima en calorías
según los técnicos necesarias para
desarrollar una actividad física moderada.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos releva dos
veces al año, desde 1974, la llamada encuesta permanente
de hogares, de donde surgen los datos de desocupación, ingresos
y pobreza. En octubre pasado, la pobreza alcanzó al 28,9
por ciento del área metropolitana, frente al 26,7 por cierto
un año antes. En tanto, la indigencia trepó hasta
el 7,7 por ciento, frente al 6,7 por ciento de octubre de 1999.
Salvando los meses de la hiperinflación, son picos históricos.
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