Por Carlos Noriega
Desde
Lima
En Iquitos, la principal ciudad
de la amazonía peruana, miles de personas esperan en la plaza la
llegada de Alejandro Toledo. Llevan varias horas bajo un sol implacable.
Ya es noche cuando el candidato llega con algunas horas de retraso. Estalla
la euforia, se agitan las banderas, retumban los gritos de Toledo
presidente. Para hacer más espectacular su ingreso a la ciudad,
el líder de Perú Posible va del aeropuerto a un muelle para
abordar un barco y navegar por el Amazonas. Algunos lugareños lo
siguen en sus pequeñas canoas. Cuando desembarca en un precario
puerto, se topa con cientos personas que se desesperan por saludarlo.
Toledo te amo, grita una vieja señora. El candidato
los saluda y los convoca al mítin. Luego de media hora de caravana,
por fin los simpatizantes de Toledo que combaten contra el aplastante
calor tropical ven ingresar a su candidato. Una hora de discurso en el
que Toledo habla contra el centralismo limeño le recuerda a la
multitud que él también es provinciano, ofrece más
recursos y obras para la región, les dice que quiere ser recordado
como el presidente de los pobres, de los agricultores y de la educación.
De su rival Alan García dice que habla bonito, pero los problemas
del Perú no se resuelven hablando bonito. Tal vez yo no hable bonito,
pero trabajo duro para mi gente. Y sigue: Ex presidente García
Pérez, es demasiado fácil decir me equivoqué, no
señor, así no es la historia. Remata con una arenga:
¿Quieren volver al pasado vergonzante? ¿Quieren volver
a los mismos gobiernos corruptos del pasado?. Luego de escuchar
el No de rigor, les pide que voten por el cambio. Para terminar
les ofrece volver como presidente electo para agradecerles su apoyo
y celebrar la victoria del pueblo. Página/12 acompañó
a Toledo en su gira por la amazonía peruana, una región
que según las encuestas lo apoya mayoritariamente. En el avión,
fletado por Perú Posible, que nos llevó de Lima a Iquitos,
un viaje de hora y media, conversamos con Alejandro Toledo sobre esta
inusual y larga campaña en dos etapas que ya llega a su final,
sobre las últimas encuestas que marcan un repunte de su rival,
sobre Alan García y sobre cuáles serían sus primeras
acciones si llegara a ganar las elecciones y convertirse en el próximo
presidente del Perú.
A pocos días de las elecciones, ¿qué tan cerca
se siente ser el próximo presidente del Perú?
Estamos muy cerca, pero vamos a ver. Yo no soy triunfalista. No
me bajo los pantalones hasta no haber cruzado el río.
¿Qué opina de las últimas encuestas, una de
las cuales le da solamente cuatro puntos de ventaja sobre García?
Me sorprende el rango de dispersión en los resultados de
las encuestadoras. Hay una que dice que hay cuatro puntos de diferencia,
otra que hay cinco o seis puntos, y otras cinco encuestadoras que nos
dan una ventaja de entre 11 y 16 puntos. Vamos a ver. Yo sigo en mi campaña
propositiva.
Más allá de las diferencias en los resultados de las
encuestadoras, todas coinciden en que Alan García ha crecido en
los últimos días y ha acortado la distancia que lo separaba
de usted; ¿a qué atribuye eso?
Yo no sé cuanto ha crecido. Yo he visto 2.5 de crecimiento,
pero nosotros no hemos caído. Es del voto blanco de donde Alan
García ha recogido algo. Creo que su presencia permanente en la
televisión ha tenido algún efecto. Ellos jugaron bien sicológicamente
al salir a decir que habían tenido una victoria contundente en
el debate.
¿Cuál es su balance de esta campaña electoral?
Han sido casi dos años de estar en campaña 18 horas
diarias, siete días a la semana. Ha sido una campaña muy
larga, complicada, con muchosbaches, y que refleja la fragilidad institucional
del Perú y, consecuentemente, de los partidos políticos.
Ha habido una infamia brutal, fabricaciones en mi contra de todo tipo.
Desde los dos lados, de Alan García y de Montesinos. Han tratado
de destrozar mi credibilidad. Me han inventado de todo. Mi campaña
ha sido sometida a un escrutinio cruel e injusto porque mi posición
sobre el tema de la corrupción y los derechos humanos no hace concesiones.
Ha sido una campaña dura y si el domingo soy elegido buscaré
el consenso, la concertación, estiraré la mano para afrontar
juntos el enorme reto que enfrenta el Perú.
¿Qué ha sido más duro, enfrentar a Fujimori
o a Alan García?
En gran medida es la misma cosa, porque los que apoyan a Alan García
son los fujimoristas, que apoyándolo buscan la impunidad. Si bien
es cierto que el fujimorismo como tal está desarticulado, la gente
que ha estado vinculada a Fujimori todavía tiene mucha influencia.
El Apra no tiene más del 12 por ciento, pero esa cifra crece porque
los fujimoristas están detrás de Alan García, porque
saben que con él tienen impunidad. La corrupción tapa la
corrupción.
¿Cree que hay un pacto de impunidad entre Alan García
con Montesinos y Fujimori?
Sí, sí. Yo entretengo esa hipótesis. Tengo
algunos elementos de juicio para pensar eso.
¿Cuáles?
La votación en el Congreso para levantarle a Alan García
la condición de reo contumaz. La persona más cercana a Alan
García, Agustín Mantilla, que fue su secretario privado,
su ministro del Interior, jefe de campaña del Apra en el 2000,
le pidió 100.000 dólares a Montesinos, quien le adelantó
30.000 dólares, y Mantilla dice que entregó todo el dinero
a la campaña del Apra. En estos días ha salido un video
de agosto del 99 en el que se ve a Alan García con Mantilla en
Colombia planeando el retorno para el 2005 previo acercamiento al gobierno
de Fujimori. Yo no soy participe de la impunidad. Con esta posición
estoy agarrando carne, estamos hablando de millones, de millones, de millones
de dólares, estamos hablando de comandantes generales de las Fuerzas
Armadas que están en la cárcel.
¿Hay un sector de la fuerza armada interesado en un triunfo
de García?
Absolutamente. Pero no institucionalmente, sino individuos que están
acusados. Algunos que están en la cárcel, otros que están
prófugos, y también algunos que siguen en actividad.
En estos días se ha hablado de un video en el que su esposa
Eliane aparecería en el entierro clandestino de la esposa de Abimael
Guzmán.
Mire usted, por Dios. Eso no resiste ningún análisis.
Número uno, Eliane no tiene ninguna afinidad, ni asociación,
ninguna, con algún movimiento de izquierda o terrorista. Número
dos, a ese entierro asistió la cúpula de Sendero Luminoso,
nunca hubieran permitido que entre nadie, a menos que pertenezca a esa
cúpula. Número tres, el entierro fue en 1988 y ese año
nosotros estábamos divorciados y Eliane estaba trabajando para
el Banco Mundial en el Africa. Esa información la están
mandando por Internet, están asustando a la gente.
¿Teme que en estos últimos días le disparen
un nuevo misil cargado con alguna acusación escandalosa?
Lo único nuevo que pueden decir es que soy sueco.
¿En este año y medio de una campaña dura, llena
de acusaciones, ¿no cree que se ha desgastado y que si gana eso
haría que llegue a la presidencia debilitado?
Hay desgaste, es cierto. Pero no llegaré debilitado a la
presidencia porque, si soy elegido, voy a demostrar con mi accionar que
somos serios en el manejo de gobierno, que tenemos un equipo y un programa
de gobierno sólidos. El tema de la corrupción es mi cruzada,
como lo es la Comisión dela Verdad. Lo que sí hace esta
guerra sucia es quemar puentes y hacer más difícil los consensos.
Los apristas han dicho que usted está utilizando a Fernando
Olivera (ex candidato presidencial) para que se encargue de la guerra
sucia contra Alan García.
Yo no utilizo a nadie como ellos utilizan a la estructura fujimorista
para ir contra mi. Olivera ha sido siempre una persona que ha investigado
a Alan García, no está haciendo nada nuevo. Olivera ha hecho
su carrera política con el tema de la anticorrupción.
Alan García ha dicho que si gana las elecciones convocaría
a Alejandro Toledo para trabajar en su gobierno ¿usted lo convocaría
a él?
En aquellos puntos donde hay coincidencias, sí. Yo creo en
la concertación, en el diálogo.
¿Lo convocaría a pesar que, según usted, García
es un aliado de Montesinos y Fujimori?
Convocaría a su gente que es profesionalmente capaz y en
las áreas donde hay consenso.
¿Y a Alan García también o sólo a su
gente?
No voy a hablar ahora de Alan García, lo veremos después.
Pero no quiero cerrar nada que pueda ayudar a la gobernabilidad.
Su partido no tiene mayoría en el Congreso; ¿ha avanzado
conversaciones con otros grupos políticos para construir una mayoría
parlamentaria?
Ya tenemos mayoría. Esa es una primicia.
¿Con cuáles grupos ha formado esa mayoría?
No pues, ya serían dos primicias. Deje que por ahora me reserve
esa información.
¿Qué es lo primero que haría si el domingo
gana la elección?
Le agradeceré al Perú, iré a saludar a los
perdedores y al siguiente día comenzaré a planificar el
gobierno.
¿Cuáles serían las primeras medidas de su gobierno?
Reactivar la economía. Tenemos un programa de reactivación
para los primeros cien días. Agarraremos al toro por las astas
en el tema del Poder Judicial. Convocaré a los líderes políticos
y a la sociedad civil para construir un pacto de gobernabilidad que nos
permita ir más allá de la coyuntura. Hay que construir consensos
y concertaciones, porque los retos que enfrenta el Perú son de
tal magnitud que son resueltos por todos o no los resuelve nadie.
¿Cuáles serían las primeras medidas concretas
para reactivar la economía?
Seis medidas. Disminución del 18 al 17 por ciento del IGV
(Impuesto General a las Ventas), eliminación progresiva del Impuesto
Especial de Solidaridad, la reducción del nivel del encaje bancario
en moneda extranjera de 34 a 30 por ciento para que bajen los intereses
bancarios, una guerra frontal contra el contrabando, controlar el déficit
fiscal, continuar con las privatizaciones. Eso nos permitirá echar
a andar el 50 por ciento del aparato productivo que ahora está
paralizado.
¿Y que haría en el tema del Poder Judicial?
Necesitamos sacar a los jueces provisionales que fueron nombrados
por Vladimiro Montesinos, entrar a un proceso de evaluación, de
capacitación. Hay que equipar al Poder Judicial con jueces probos,
bien remunerados, con independencia, sin intervención del Poder
Ejecutivo.
Pero sacar y nombrar jueces implicaría una intervención
del Ejecutivo en el Poder Judicial, que es justamente lo que dice que
no hará.
No. Eso se hará a través del Consejo Nacional de la
Magistratura. El gobierno no puede hacer nada entonces. La responsabilidad
del gobierno es fortalecer institucionalmente al Poder Judicial.
HABLA
ALAN GARCIA, EX PRESIDENTE Y CANDIDATO
Perú fue generoso conmigo
Por Francesc Relea
Enviado
especial a Lima
Las elecciones adelantadas del
domingo próximo cerrarán un tumultuoso ciclo político
en Perú, que se inició hace un año con la segunda
reelección de Alberto Fujimori. El régimen se desmoronó
a los pocos meses; sus dos pilares el asesor de inteligencia Vladimiro
Montesinos y el presidente huyeron del país y quedó
en evidencia una red de corrupción de proporciones gigantescas.
La caída del fujimorismo permitió el regreso del ex presidente
Alan García, que de ser el político más denostado
durante una década se ha convertido, en cuatro meses, en un serio
aspirante a la máxima jefatura del país. El líder
de la histórica Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA),
de 52 años, ha vuelto a la política peruana y está
enfrascado en una batalla electoral contra el candidato de Perú
Posible, Alejandro Toledo, que se ha enrarecido en las últimas
semanas. Al vencedor le aguarda una tarea titánica para levantar
un país en estado agónico.
¿Se siente ganador?
No. Pienso que hay posibilidades interesantes. Hay un avance sensible,
pero no podría decir que las cartas están echadas y que
soy ganador.
¿No le pasa por la cabeza que en el fondo sería preferible
no ganar, dadas las dificultades y la enorme oposición a un eventual
triunfo de su candidatura?
Creo que hay problemas muy graves que le van a explotar al próximo
gobierno. El endeudamiento generalizado del país o la destrucción
material de la capacidad productiva son mucho más graves que una
inflación que puede curarse ajustando la liquidez. La situación
social que hoy vivimos, marcada por la miseria en grandes sectores, va
a plantear grandes urgencias al próximo gobierno. Pero creo que
a las dificultades hay que hacerles frente y alguien tiene que orientar
una solución.
La extrema polarización política que hay en Perú,
¿permitirá una oposición constructiva al nuevo gobierno,
cualquiera sea el veredicto de las urnas?
Pienso que después de 10 años de dictadura tiene que
haberse producido una maduración y una mayor responsabilidad en
todos los sectores de la sociedad civil, gremios, sindicatos y partidos.
No imagino que al día siguiente de la elección, por haber
perdido, alguien se dedique a agitar y a incendiar la pradera para que
las contradicciones ahoguen al que ganó. Sería una tremenda
irresponsabilidad. Esta no va a ser mi posición si tengo que estar
fuera del gobierno.
Su adversario, Alejandro Toledo, acaba de presentar un numeroso
equipo de colaboradores y le acusa de no mostrar el suyo.
En principio, no creo que agrupar a una serie de personas le dé
a uno mayor responsabilidad y capacidad. Habría que estudiar el
curriculum de cada una de estas personas que ha presentado Alejandro Toledo.
Sumar gente demuestra más bien falta de confianza en uno mismo.
Es un mal camino comenzar a seleccionar personas de dentro de la propia
familia.
¿Cuál sería el perfil de un eventual primer
gabinete de Alan García?
En caso de triunfo, tendría que ser un gobierno que diera
confianza, que tuviera experiencia y que representara a los sectores más
importantes de la política nacional.
¿Trataría de incorporar a ministros del actual gobierno
de transición?
El actual gobierno está integrado, como corresponde a un
gabinete de transición, por personalidades más que por representantes
de sectores políticos. Yo tengo que atender a los sectores que
han participado en la elección y a través de los cuales
se ha expresado la voluntad popular. Unidad Nacional, de Lourdes Flores,
y Perú Posible, de Alejandro Toledo, son los sectores en los que
habría que buscar primero.
¿Imaginaba que los peruanos le recibirían como lo
han hecho 10 años después de su salida del país?
Pensaba que el regreso sería más hostil, un poco más
difícil vencer las barreras del miedo y de la resistencia psicológica
construida por la dictadura. A mi regreso mucha gente iba a descubrir
que no soy como dijo Fujimori durante 10 años, a través
de sus sicarios periodísticos. Y eso es lo que origina que en este
momento estemos tan cerca en las encuestas con el doctor Toledo, que ha
tenido años de campaña y ninguna campaña en contra,
salvo al final, y algunos millones de dólares para ejercicio publicitario.
Creo que el país ha sido muy generoso conmigo.
¿Porqué esa generosidad?
Porque los otros han sido muy malos con el país. Porque Fujimori
ha quitado mucho empleo y ha hecho gala de una maldad física y
gestual muy grande con el país. Perú busca una personalidad
mucho más serena y mucho menos cruel, que ejercite menos esa frialdad
malvada que ejercía Fujimori. A la vista del escándalo de
los que me acusaban como fracasado y corrupto, la gente va descubriendo
que puede haber mucho de mentira.
¿El enganche con el pueblo fue inmediato?
No, no. Ese es un amor construido y reconstruido, esto no es un
flechazo a primera vista. En enero, antes de venir, las encuestas me daban
2 por ciento como candidato. Después tuve 9 por ciento al llegar.
Tres semanas después, 15 por ciento. Mis adversarios se regodearon
diciendo: ya alcanzó su techo. Hay un crecimiento paulatino, sostenido,
reflexivo y seguro. El votante por Alan García es reflexivo, tiene
que vencer resistencias, romper temores, no es un votante adictivo.
Hay el temor de que las expectativas que se generaron con la investigación
sobre la corrupción en el régimen de Fujimori-Montesinos
se difuminen con el próximo gobierno tanto si gana usted como Toledo.
Creo que es una apreciación equivocada. Primero porque hay
un encono muy grande de la sociedad contra Fujimori y Montesinos. Esto
no lo va a poder detener ningún gobierno.
¿Es usted consciente de que todo el engranaje que funcionó
durante la última década no se ha desarmado?
Un engranaje tiene una rueda que lo pone en movimiento. Ya no existe
esa rueda, ya no existe Montesinos. Es impensable que Montesinos vuelva
a Perú y ocupe un lugar predominante y manipulador.
Pero la sombra de Montesinos aparece por todas partes, llámese
poder judicial o militar.
Hay que preguntarse si la sombra es real. En el poder judicial ha
habido un remezón del cual yo no tengo explicación. Lo importante
aquí es que los cien hombres básicos de la estructura fujimorista-montesinista
están fuera de combate y fuera de los instrumentos del poder.
¿Usted conoció a Montesinos?
Sí, en octubre de 1990. En un almuerzo me presentaron a quien
en aquella época era simplemente un asesor. Se hablaba de que tenía
influencia. Conversamos largamente en un aparte. Me dio la impresión
de que se trataba de un personaje que sacaba cartas de la manga para impresionar.
Un hombre astuto.
¿Cree que está vivo?
Montesinos sabe perfectamente que no tiene ni un centímetro
de espacio en Perú, no tiene un margen de juego social y político.
Podría intentar golpes de efecto terrorista. Aunque estuviera vivo
es un personaje sin futuro.
¿Cuál será el destino final de Montesinos?
Inevitablemente, su destino final será ante la justicia peruana
si la muerte no se adelanta.
Y respecto a Fujimori, ¿qué haría un Gobierno
bajo su presidencia? Insistir ante el Gobierno japonés de
manera jurídica. Tiene que haber una salida a este enredo del que
él se ha valido para enmascararse y escudarse detrás de
su pérfida nacionalidad japonesa, que usa sólo como un pretexto.
Hay que mover a la sociedad civil japonesa.
Usted ha pedido perdón de manera genérica por errores
cometidos en su gobierno. ¿Está dispuesto a pedir perdón
por los excesos en el terreno de los derechos humanos y, sobre todo, por
no haber hecho todo lo posible para evitar las matanzas de las fuerzas
militares en la lucha contra la subversión, como la de los penales?
No, yo pido perdón por mis actos y mis errores, no por los
errores de otros, que deben ser sancionados penalmente. Yo pediría
perdón si hubiera escondido el tema de los penales, como quería
mucha gente que ahora son demócratas, que antes decían que
al terrorismo había que darle con el mayor rigor y ocultar cualquier
exceso. No puedo cargar en mis espaldas asesinatos cometidos por otros.
Pienso que se identificó claramente a las personas responsables.
¿Cree usted en la reconciliación con los 3000 presos
condenados por terrorismo?
La reconciliación es un aspecto distinto a la amnistía
o al indulto. La responsabilidad penal tiene que cumplirse. Yo no haré
nada para que estas gentes que están condenadas salgan. No creo
en su arrepentimiento y además deben muchas vidas humanas. Sendero
Luminoso ha cometido tales atrocidades en Perú y ha retardado tanto
el desarrollo económico y humano en el país que resultó
ser una especie de bomba atómica durante 12 años. Y creo
que hay un peligro de que resurja la subversión. Es muy lamentable
pero hay que estar preparado.
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