Por Roque Casciero

Después de mucho tiempo, Luis Alberto Spinetta abrió la boca, y no para cantar. Fue en el encuentro que sirvió para presentar a los medios su nuevo trabajo, Silver sorgo. Reacio a las entrevistas y hasta a tocar, el Flaco dio sus razones para su encierro artístico. Parafraseando una de sus nuevas canciones, insistió en que la gente no debe “actuar en favor del enemigo de la Argentina” al que no tardó en identificar. “Para descubrir al enemigo sólo hace falta ponerse la mano en el corazón, porque son siempre los mismos, no importa si castrenses o civiles. El enemigo es el que le quita el morfi a la gente, la engaña, no le da buenos hospitales, no le da buenos colegios. Tampoco es cuestión de embanderarse; creo que la verdad tiene que surgir de cada uno, y no la verdad de los políticos o de una ideología”, afirmó.
Spinetta salió al escenario del Hard Rock Café acompañado por el tecladista Claudio Cardone, el bajista Javier Malosetti, el baterista Daniel Tuerto Wirzt y el guitarrista (debutante junto al Flaco) Martín García Reinoso. Tras presentar canciones como “Esta es la sombra”, “El mar es de llanto”, “Mundo disperso” y “El enemigo”, anunció que iba a estrenar un tema. Sutil ironía: se despachó con una versión bien rockera de “Me gusta ese tajo”, un clásico de sus años en Pescado Rabioso. Cuando llegó el tiempo de las palabras, Spinetta sólo se negó a responderle a un seudogracioso que le preguntó por qué no había ido al casamiento de Menem. También se lo vio molesto cuando le preguntaron por un regreso de Almendra: “Soñemos con una cosa más tangible, por favor. Por ejemplo, por qué no llueven pollos al spiedo sobre las poblaciones hambrientas. Almendra es un espíritu y no hay que moverlo de donde está”. Aquí se ofrecen las partes más salientes de la charla.
En vivo. “No tengo previsto cuándo voy a tocar. Estoy medio fóbico con el público. Las grandes audiencias me molestan, me siento muy señalado. Tuve mucha prensa en algún momento y el tipo se raja. Es lo que haría cualquiera. No es que se raja y va a falopearse. Yo hago música. Mi misión, ahora, más que presentarme en vivo y ver cuántos teatros hago, es ser muy real, entender todas mis limitaciones e ir a la cuestión. No hippizar más las cosas, que ya bastante hippie he sido.”
Rumor. “Yo no dije que el público de Buenos Aires no estaba preparado para verme. ¿Cómo que el público no está preparado para verme? ¿Qué necesita, ir a la facultad?”
Banda nueva. “Cambié por cambiar nomás, como dice Fito. Es muy importante pegar virajes, que la ruta no sea siempre derecha y aburrida, buscar otros caminos, otros paisajes. El período de Los Socios del Desierto culminó y era inminente lograr un cambio. De más está decir que no es un cambio ligado a otras cosas más que a una cuestión estética, porque todos los músicos con los que toqué son geniales. Pero de esta manera puedo descubrir otros músicos geniales a los que invitar.”
Reclusión. “No estoy encerrado. Simplemente, si no tengo nada que decir no doy notas, no quiero que me hagan fotos ni voy a la TV. Es eso. Si cualquiera se queda en su casa, nadie va a darle bolilla, pero todos los que tenemos un personaje público siempre estamos siendo avistados por un ojo que busca... Pete. ‘Gente que busca pete’ (carcajadas). Estoy recluido como siempre lo estuve y eso me sirve para crear, obviamente.”
Revolución. “La música es un aspecto decorativo de la existencia, por más que a veces la música sea excelsa. Para poder edificar algo parecido a una revolución, hay que empezar por casa y, de alguna manera, afinar adentro todos los resortes para, en cualquier rubro en el que uno esté, pueda aportar lo que se necesita y no apropiarse de lo de los demás, que es lo que más pasa ahora.”
Artista. “Parece como si el artista fuera una especie de dios tarado. No, el artista sufre, lucha y tiene que hacer todo lo que hacen los demás. Y tiene que hacer las cosas bien. Es importante infundir en todos un espíritu de lealtad para con las buenas ideas de los hombres.”
Silver sorgo. “Desde chico escucho: ‘El sorgo cotiza a 200 pesos el kilo’, o cosas así. En mi imaginación, Argentina es una gran productora de sorgo, que es forraje (risas). Este sorgo es como si dijéramos: ‘Bueno, en este rancho que construimos entre todos, lleno de vinchucas que no supimos combatir, todo es puntocom, ciberespacio, riesgo país, dumping’. Nuestro bendito país es como un gallego en la NASA, no está preparado para ese futuro que anuncian en las publicidades. Creo que tiene que crecer. Silver sorgo es como una especie de grano que crece débilmente y debe platinarse para lucir en el futuro. (Hace una pausa) Me fui a la mierda.”

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