Por Claudio Zlotnik
El megacanje terminó
en sorpresa. Dos de los bancos internacionales organizadores de la operación
el Deutsche Bank y el holandés ABN Amro Bank fueron
apartados del negocio a último momento, mientras que el local Banco
de Galicia se vio impedido de aceptar bonos de inversores estadounidenses.
Esa drástica medida se debió a que esas entidades divulgaron
información sensible sobre el megacanje en sus reportes
distribuidos entre clientes. Ese desprolijo final tuvo su correlato con
las altísimas tasas de interés a las que se endeudó
la Argentina, de entre 13,5 y 16 por ciento anual para bonos que vencen
entre el año 2006 y el 2031. A pesar de que semejante costo fue
aceptado por el Gobierno con tal de aliviar la actual situación
financiera, el riesgo país registró ayer una nueva suba,
de 38 puntos, para finalizar en los 1019. A su vez, en las operaciones
informales, el Global 2008 que según Economía pasará
a ser el bono más importante registró una baja del
2 por ciento, dejando entrever la expectativa negativa que tienen los
financistas a pesar de que Domingo Cavallo haya considerado que la operación
fue exitosa, un récord mundial. En efecto, el monto
bruto de las ofertas de los inversores resultó de 32.000 millones
de dólares. Mañana a la noche, el ministro divulgará
el resultado final del megacanje.
Uno de los organizadores de la operación estimó, en diálogo
con Página/12, que el megacanje totalizaría entre 23.000
y 24.000 millones de dólares, un monto superior a las estimaciones
previas que formulaban tanto en el Palacio de Hacienda como la mayoría
de los analistas de la city. El hecho de que el monto final de la operación
será menor al de las ofertas recibidas la dio el propio Cavallo:
No vamos a aceptar todas las órdenes, apuntó.
No obstante, para asegurarse el éxito, Economía le puso
precios más atractivos a algunos de los viejos títulos públicos
que rescató del mercado para, de esa manera, seducir a los inversores.
La decisión de apartar a los bancos que divulgaron reportes utilizando
información reservada ocurrió anteayer a la madrugada. Tras
hacer un análisis de la situación, el cuerpo de abogados
que asesora a Economía sugirió a las entidades financieras
dar un paso al costado antes de que el organismo regulador de la actividad
bursátil en los Estados Unidos la Securities Exchange Commission
(SEC) denunciara la anormalidad, lo que hubiese provocado un escándalo
a nivel internacional. Los bancos excluidos, que se perdieron de cobrar
las suculentas comisiones (0,55 por ciento sobre su aporte a la operación),
aceptaron el consejo sin chistar. Este hecho no afectó en
absoluto el resultado de la operación, destacó el
secretario de Hacienda, Daniel Marx.
Varios economistas consultados por este diario coincidieron en que el
canje salió carísimo. Si bien desde un principio quedó
en claro que el costo se situaría en línea con los precios
de mercado, el salto que dio el riesgo país en la última
semana encareció la operación. Y la Argentina se terminó
endeudando a tasas ruinosas para la economía hacia
el mediano y largo plazo. El caso más dramático es el del
nuevo Global 2008, que el propio Marx estimó será referente
de los demás bonos, cuyo rendimiento se fijó en el 16 por
ciento anual. Ante esta realidad, ahora la cuestión principal ya
no es si la Argentina caerá en cesación de pagos en el corto
plazo sino, más bien, si una economía puede relanzarse teniendo
como marco semejante costo del dinero. Y si no llegará el momento
en que, otra vez, se reconozca como imposible el pago de los servicios
de la deuda y se lance un nuevo canje.
Frente a este panorama difícil, la primera reacción del
mercado pareció ser bastante pesimista. En las operaciones a futuro
que hacen los corredores de manera informal, el bono Global 2008 mostró
un derrape del 2 por ciento en su jornada inicial. Otro signo de la incertidumbre
que persiste entre los financistas lo dio el hecho de que el Brady FRB,
cuyo precio mínimo fijado por Economía para el rescate fue
de 87 dólares, en elmercado cayó a 86. En la práctica,
esto significa que aquellos inversores que no se sumaron al megacanje
creen que los precios profundizarán su tendencia negativa en las
próximas jornadas.
Tal como lo sugirió el mismo Cavallo, el megacanje servirá
para patear la pelota hacia adelante, ganar tiempo, pero de ninguna manera
ofrece certezas sobre un inminente despegue de la economía, después
de tres años de recesión.
Algunas claves del megacanje que se difundirán dentro de 24 horas:
Postergación de vencimientos.
Se calcula que el alivio financiero oscilará entre 12.000 y 14.000
millones de dólares para los próximos cinco años.
Las necesidades de financiamiento hasta el 2005 rondan los 80.000 millones.
Rendimientos de los nuevos
bonos, según los precios y tasas de emisión anunciados por
Economía:
-Bono Pagaré 2006: tendrá un cupón inicial del 13,5
por ciento anual. Después dependerá de la evolución
de las tasas de interés promedio que devenguen los plazos fijos.
-Global 2008 en dólares: 15,97 por ciento anual.
-Global 2018: 15,25 por ciento anual.
-Global 2031: 14,9 por ciento anual.
En vistas de estos costos, Cavallo intentó bajarle el voltaje a
la operación. Mi preocupación son las tasas de la
economía argentina en el futuro, y en particular en el sector privado.
No en el canje de deuda, sentenció en la rueda de prensa
de anoche.
Premios: Como la mayor parte
de quienes se adhirieron al canje se anotaron en el tramo no competitivo
(aceptarán la tasa de interés que diga el Gobierno), se
estima que el premio que Economía pagará por los viejos
títulos será muy pequeño. Entre estos inversores
se cuentan a los bancos oficiales, las AFJP y algunos fondos de inversiones
extranjeros.
Stock de deuda. Se incrementará
debido a que algunos de los nuevos bonos se emiten con período
de gracia de entre dos y cinco años y sus intereses se integran
al capital. Por otro lado, si Economía emite más bonos nuevos
para cubrir los premios también aumentará la deuda. Se cree
que este engrosamiento será de entre 2000 y 2500 millones de dólares.
No cambiará
la realidad
Las agencias calificadoras de riesgo más influyentes en
el mundo, Standard & Poors y Moodys, aguardan el
resultado oficial del megacanje de deuda para determinar si modifican
o no la nota de Argentina. Las empresas estadounidenses vienen castigando
al Gobierno con sucesivas bajas en la calificación, y consideran
que la tasa que pague el país por el canje será determinante
para el futuro de la economía. Aunque sea exitoso, Vincent
Truglia, director de la división de deuda soberana de Moodys,
advirtió que probablemente no cambiará la realidad
argentina. Por su parte, Bruno Boccara, de S&P, afirmó
que un canje exitoso probablemente sea la última oportunidad
que tiene la Argentina para que cambien las perspectivas actuales
sobre el país. Le dará al ministro Domingo
Cavallo una ventana de oportunidades para que implemente con éxito
una estrategia de recuperación de la alicaída economía
del país, agregó. Respecto de la conveniencia
de haber encarado la operación, el director de la agencia
indicó que no había otra alternativa, ya que simplemente
no es posible recuperar la confianza y el crecimiento bajo las circunstancias
actuales. Respecto de si habrá un cambio inminente
en la nota, las agencias señalaron que habrá
que esperar a que se conozca cómo resultó el canje.
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El riesgo país
cerró a 1019
Los operadores bursátiles aguardan con nerviosismo el resultado
del megacanje de deuda. Ayer el índice de acciones líderes
MerVal finalizó con una baja del 0,8 por ciento y el volumen
de negocios alcanzó a apenas 12,6 millones de pesos. El riesgo
país, en tanto, volvió a ubicarse por arriba de los
mil puntos, al cerrar a 1019, con una suba de 38 puntos respecto
al día anterior. Y los bonos globales tuvieron una caída
del 1,5 por ciento en promedio. Con el cierre del mes, el MerVal
quedó con una baja de 4,6 por ciento en lo que va del año.
En el balance de la rueda de ayer, 14 papeles finalizaron en alza
y 14 registraron bajas. Por su parte, los ADR argentinos que cotizan
en Wall Street retrocedieron 0,4 por ciento en promedio.
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¿QUE
OTRA ALTERNATIVA SE HUBIERA PODIDO INTENTAR?
Coparticipar la crisis
Por David Cufré
El megacanje es el default
con otro nombre, dijo días atrás al suplemento económico
de este diario Cash Anne Pettiford, de la ONG Jubileo Internacional, con
sede en Londres. Un banquero de primerísima línea entregó
ayer a Página/12 una definición no menos perturbadora: Ahora
lo que queda es rezar. Lo dijo después de que se supo que
la tasa de interés a la que se cerrará la operación
será de entre 15 y 16 por ciento, un nivel que prácticamente
condena a la Argentina a sucumbir en una crisis igual o peor a la actual
dentro de algunos años, si no antes. Tal como resultó el
canje, los propios inversores que participaron de la operación
le asignan escasas chances de recuperación a la economía,
al menos al nivel que sería necesario para evitar la cesación
de pagos en un tiempo próximo. ¿Entonces por qué
los inversores adhirieron a una jugada que implica un serio peligro para
sus propios intereses? ¿Y por qué el Gobierno no buscó
negociar de otro modo?
Página/12 trasladó ambos interrogantes a encumbrados operadores
financieros y a economistas alejados del establishment. No se podía
hacer otra cosa, había que ganar tiempo y confiar en que el Gobierno
encuentre una salida a la crisis económica, coincidieron
los primeros. La situación actual marca el límite
estructural del modelo que ellos mismos construyeron, afirmó
un consultor del segundo grupo.
Acorralado por el ahogo financiero, Domingo Cavallo ideó o
tomó la idea de su amigo, el banquero David Mulford de estructurar
el trueque de bonos para escapar a una estruendosa caída inminente.
Pero siempre negoció desde una posición de debilidad, sin
advertir a los acreedores que podrían contabilizar fuertes pérdidas
si no aceptaban que la Argentina llegó a un estado de insolvencia,
del que no podrá salir o le costará muchísimo,
en el mejor de los casos, según admiten los propios financistas
con una tasa del canje como la que se pactó. En otra palabras,
los economistas que cuestionan cómo se armó la operación
aseguran que no se buscó hacer copartícipes a los acreedores
de la responsabilidad por la situación creada, y no se les demandó
que aceptaran una tasa razonable que dé oxígeno a la economía
para crecer.
Para los bancos que operan en el país y para las AFJP no
había peor escenario que el default. Entre esa opción y
consentir un canje a una tasa del 10 u 11 por ciento, sin duda hubieran
elegido la segunda. Pero esa alternativa ni siquiera se analizó,
sostuvo uno de los economistas consultados. En los hechos, esos actores,
junto a las compañías de seguros y a los fondos comunes
de inversión serán los participantes mayoritarios -por amplio
margen de la operación, por lo que cabía la posibilidad
de negociar con ellos. Cavallo también podría haber
encarado una negociación con el gobierno español, para buscar
sustento político en favor de un canje más conveniente,
ya que varias de las mayores empresas españolas tienen intereses
en Argentina y no les conviene que el país se hunda, agregó.
En la coyuntura actual, forzar a los bancos y a las AFJP a un canje
en el que perdieran plata sería interpretado como un default. No
hubiera cambiado nada, retrucó uno de los banqueros consultados
por este diario. Las agencias calificadoras de riesgo hubieran castigado
a la Argentina con una nueva baja de la nota, completó. Si
se parte del supuesto que el canje no sirve para nada, que sólo
posterga lo inevitable, a nadie le hubiera interesado. Nos sumamos porque
se abre un camino para Argentina, que será muy difícil,
pero es más de lo que tenemos ahora. Y porque no había otra
salida, argumentó otro financista. Y sostuvo que dentro de
tres o cuatro años habrá otro canje, esta vez sí
más beneficioso para el país, cuando haya conseguido demostrar
que superó sus problemas.
EL
MINISTRO CONTENTO POR LAS OFERTAS
Record de Cavallo
Es una operación
record mundial de todos los tiempos, se entusiasmó Domingo
Cavallo al dar a conocer el monto de las ofertas que se recibieron por
el megacanje de deuda. Son unos 32 mil millones de dólares,
indicó. El ministro de Economía calificó la operación
como un éxito, que permitirá superar el ahogo
financiero y dará margen para atacar los problemas de la economía
real.
Estoy ansioso por dedicarme a solucionar los problemas de la familia
argentina, como lo demanda el presidente Fernando de la Rúa,
enfatizó. Acompañado por todo su equipo, Cavallo destacó
el interés que generó el trueque de bonos y dejó
en su segundo, Daniel Marx, la responsabilidad de explicar los temas más
espinosos, como la exclusión de tres bancos de la operación
(ver nota central).
La Argentina logró inspirar confianza, porque es un país
confiable, siguió el jefe de Hacienda en su intento por convencer
que una vez superada la urgencia por la crisis de la deuda, queda un escenario
propicio para la reactivación. La tasa de interés a la que
se cambiarán los bonos se dará a conocer oficialmente mañana.
Feliz fin de semana, nosotros estaremos trabajando, dijo,
con tono paternal. El ministro señaló que las tasas de la
operación son más bajas que las que hubiésemos
tenido que pagar si no llevábamos adelante el canje, y agregó
que a partir de ahora el costo del nuevo financiamiento para la
Argentina será mucho menor.
De ese modo, Cavallo empezó a presentar el argumento con el que
se defenderá desde mañana cuando se cuestione el alto costo
del canje. En esa línea, aseguró que su preocupación
pasa por qué tasas va a pagar la economía argentina
en el futuro y en particular el sector privado, sin importar tanto
la del trueque de bonos. Ese es el objetivo de la operación,
mejorar condiciones de crédito para el futuro y en esos términos
el resultado va a ser muy bueno. Las tasas por la extensión de
la deuda son las que estaban en los mercados para la Argentina, son más
bajas que las que hubiéramos tenido que pagar sino hubiéramos
llevado adelante esta operación, remarcó.
El otro punto en el que hizo hincapié fue que los volúmenes
de ofertas que hemos recibido son absolutamente impresionantes, y esto
es producto de que la Argentina consiguió inspirar confianza.
El ministro recordó que hasta el momento el canje más grande
que se hizo en el mundo fue por 5 mil millones de dólares, mientras
que el que ahora concretó Argentina superará los 20 mil
millones. Con esa magnitud, Cavallo subrayó que la operación
despejará la incertidumbre financiera y eso redundará en
un mejor acceso del sector privado al crédito, ya que el sector
público demandará menos fondos para su financiamiento.
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