Por Carlos Noriega
Desde
Lima
La voz de Alan García
cantando el vals criollo Yo me llamo Perú sale de los
parlantes y envuelve a la multitud que ha llegado hasta el Paseo de los
Héroes Navales, en el centro de Lima, para ver el último
mitin de su candidato. La gente canta junto a la grabación que
se repite una y otra vez, agita cartelones con la cara de su líder
y la inscripción Alan Perú. Hay ambiente de
fiesta. Hasta que Alan García entra en escena, junto a su esposa
la argentina Pilar Nores, y todos sacan sus pañuelos blancos que
agitan al aire en el tradicional saludo del partido aprista. Sueltan una
paloma blanca, símbolo del APRA. En ese mismo lugar, Alejandro
Toledo había realizado una manifestación la noche anterior.
Y si la comparación de la asistencia a ambos mítines se
puede tomar como referencia para adelantar un posible resultado mañana,
entonces la elección va a estar muy peleada.
García comienza su discurso ante las decenas de miles de sus seguidores
saludando a los electores de la derechista Lourdes Flores a quienes les
dice que vean en nosotros a sus mejores aliados, saludando
a los indecisos cuyos votos necesita para ganar. También saluda
a los partidarios de Alejandro Toledo. Es un discurso concertador. Desde
abajo sube un grito de Alan sí, otro no y desde el
estrado García responde quiero rectificar y decir: Alan sí,
otros también. Y sigue en esa línea: Si algo
definirá a mi gobierno, si Dios y los votos del pueblo lo permiten,
será la concertación con todos los grupos políticos.
Nada podrá hacer un solo partido, un solo hombre, se requiere un
esfuerzo colectivo. Pero el tono concertador no le impide criticar
la propuesta de Toledo de reducir impuestos y tampoco pasa por alto unas
poco felices declaraciones de su rival sobre los sindicatos: Señor
Toledo, yo no dudo de los sindicatos, yo sí creo en los sindicatos
porque reafirman la democracia.
Repite sus propuestas de crear miles de empleos, de reactivar la industria
aumentando el consumo, de bajar las tarifas públicas, de reactivar
el agro creando un Banco Agrario que otorgue créditos a los campesinos
y agricultores, de poner en marcha un agresivo plan de construcción
de viviendas, de incentivar el turismo, de descentralizar el país,
de reponer la gratuidad de la enseñanza y bajar a la mitad los
precios de las medicinas. Repudio el Estado estatista, dice,
seguramente pensando más en los organismos internacionales y en
los inversionistas que en la multitud que lo aclama. Recita un poema de
César Vallejo, le dice a los jóvenes que los ve como
una extensión de mis hijos y que gobernará para ellos,
y termina con el mismo mensaje con el que comenzó: Saludo
a los que voten por mí y a los que no voten por mí, que
vivan todos. Otra vez ponen la grabación de Yo me llamo
Perú y el candidato sigue su propia voz caminando de un lado
a otro del estrado. En su discurso de 55 minutos el ex presidente García
puso en escena todas sus capacidades de brillante orador que hasta sus
más encarnizados rivales le reconocen.
Cuando Alan García iniciaba su discurso final en Lima, Alejandro
Toledo terminaba el suyo en el Cuzco. Pensando en las cualidades oratorias
de su rival, el candidato de Perú Posible repite una y otra vez
Yo no hablo bonito. Y sigue: No hablo bonito, pero no
le robo a mi país, no creo hiperinflaciones, no hago que mi gente
desaparezca. Y por si a alguien no le había quedado claro
el mensaje, remata: Usted, señor García, habla bonito,
pero gobierna muy mal. Toledo habla parado detrás de un podio
y lo hace leyendo el discurso de una hora que tiene escrito. Destaca que
tiene un equipo para gobernar y, como su rival, ofrece crear miles deempleos,
descentralizar el país, incentivar el turismo, dar crédito
al campo a través de un Banco Agropecuario. Para reactivar la industria
expone su propuesta de bajar impuestos para incrementar el consumo. Pone
énfasis en el tema de la corrupción, en mi gobierno
no haremos concesión alguna a los corruptos, y en la necesidad
de una Comisión de la Verdad que investigue las violaciones a los
derechos humanos, pero en este punto dice que esas indagaciones se deben
centrar en los últimos 15 años, lo que dejaría afuera
a los crímenes cometidos por las fuerzas de seguridad durante el
gobierno de Fernando Belaúnde (1980-85) quien le ha dado su respaldo.
Toledo dedica buena parte de su discurso a criticar a su oponente y le
pide a la multitud que llena la plaza de armas del Cuzco que vote
por el cambio y no por el pasado vergonzante. Como en
sus otras manifestaciones pregunta: ¿Quieren volver a elegir
a los mismos que llevaron al país a la recesión y al desempleo?
¿quieren regresar a la hiperinflación? ¿quieren elegir
a los mismos corruptos que le robaron al país?. Luego les
pide el voto: Tú eres grande, tú tienes coraje, eres
mi orgullo, atrévete a apostar por el cambio. Te pido que el domingo
tres sea el último domingo del pasado y el primer día del
futuro democrático. Esta vez se obviaron los rituales con
reminiscencias incaicas que abundaron en su cierre de campaña en
las elecciones del año 2000, que también se realizó
en el Cuzco. Pero Toledo no pudo evitar agradecer a los Apus (dioses Incas)
ni dejar de mencionar al Inca Pachacutec, figura con la que lo identifican
sus seguidores. Al final del mitin hubo música folklórica
que Toledo y su esposa, la belga Eliane Karp, bailaron entusiasmados.
Con la elección de mañana se comienza a cerrar el capítulo
de la transición hacia la democracia que se inició luego
del derrumbe del régimen autoritario de Alberto Fujimori en noviembre
de 2000 y la fuga de éste al Japón, a la que le siguió
la instauración del actual gobierno provisional encabezado por
el ex presidente del Congreso Valentín Paniagua. La campaña
se cierra con la incertidumbre de cuál de los dos candidatos podría
alzarse con la victoria final. Lo que hasta hace sólo dos semanas
parecía una ventaja decisiva para Toledo se ha ido estrechando
y ahora García en su atropellada final respira ya sobre la nuca
de su oponente. Las diferencias entre las cifras dadas por las encuestadoras,
que varían entre 16 puntos y cuatro puntos de ventaja para Toledo,
han alimentado esa incertidumbre. La inclinación final que tomen
los electores que permanecen todavía indecisos o que dicen votarán
en blanco (25 por ciento), será decisiva para definir al ganador
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