Por Horacio Cecchi
El operativo de los federales
se realizó el 23 de mayo con completo éxito, pero se mantuvo
en el más hermético silencio hasta ayer. Aquel día,
en sigilosa y ordenada formación, los uniformados tomaron por asalto
una vivienda con orden de un juzgado penal, en zonas aledañas
al ex ferrocarril Urquiza, en Chacarita, y capturaron a los dos sujetos
in fraganti. Los sospechosos, dos loritos, fueron inmediatamente alojados
en la División Urquiza de la Federal y mantenidos bajo estricta
custodia. Después de estudios varios, el Instituto Pasteur determinó
que uno de los detenidos portaba el mal de la psitacosis. Casi la totalidad
de la División Urquiza quedó en cuarentena. Finalmente,
el Pasteur decidió la suerte de los dos loritos bajo el rigor de
la eutanasia. Ayer, la confusión había llegado al extremo:
mientras una asociación vecinal protestaba frente al Pasteur, las
fuentes policiales alegaban secreto de sumario y las judiciales rechazaban
como norma todo tipo de consultas. Todos, en definitiva, hicieron mutis
por el loro.
Pese a que el caso se evidenció complejo desde el inicio, Página/12
obtuvo la verdad de los hechos de una alta y fidedigna fuente que exigió
el más estricto off the record. La cosa empezó el
21 de mayo, citó la fuente. Ese día, la Asociación
Sensibilidad presentó una denuncia en la División Urquiza,
dependiente de la Dirección General de Seguridad del Transporte,
de la Federal. El objetivo eran dos loros, instalados en un predio
habitacional junto a personal ferroviario, susurró la misma
fuente. Según Sensibilidad, los parlanchines eran víctimas
de maltrato. Infracción a las leyes 14.346, de protección
a los animales, y 22.421 de protección y conservación de
la fauna silvestre, agregó una fuente cercana a los Tribunales.
Inmediatamente, como corresponde, tomó cartas en el asunto la Justicia
penal, por intermedio del Juzgado Correccional 5, a cargo de la doctora
Elena Frilocchi, secretaría 73 de Claudia Cavalieri. Los reflejos
fueron inmediatos: ese mismo día, los hombres de la División
Urquiza contaban con la correspondiente orden de allanamiento. Una comisión
rodeó la zona, y previa inteligencia, y a la voz de ahora,
tomaron por asalto el lugar, sorprendiendo a los dos plumíferos
en plena conversa. Fue imposible determinar si, en el mismo operativo,
resultó identificado algún humano ferroviario.
Los alojaron en la División, reconoció otra
fuente, ésta policial pero a regañadientes y sin detallar
si fueron sometidos a interrogatorio. Pero enseguida fueron derivados
al Pasteur, siempre por orden del juzgado.
En el Pasteur, los sospechosos acusados de víctimas pasaron por
todos los análisis posibles. Extrañamente, tras las correspondientes
fórmulas veterinarias, ambos fueron devueltos a los hombres de
la División Urquiza.
Los devolvieron señaló apesadumbrado una fuente
cercana a la Urquiza. No andaban sueltos. Quedaron alojados en una
jaula.
¿Cuánto tiempo?
Unos cuatro días... y hubo que alimentarlos y todo.
Al término de ese plazo, la investigación en el Pasteur
arrojó resultados positivos. Uno de los detenidos, cuyos datos
no fueron revelados por las autoridades, padecía psitacosis. Es
una forma rara de neumonía con alta temperatura, revelaron
altas fuentes veterinarias. Si no se la trata con antibióticos,
en algunos casos puede ser mortal, descerrajó.
Los loros, en libertad, pueden portar la bacteria explicó
Oscar Lencinas, interventor del Pasteur, y única fuente que admitió
ser citada Cuando los enjaulan se estresan, bajan sus defensas y
pueden contagiar a personas desnutridas. La suerte de los alojados
tenía dos caminos: recibir un tratamiento o la eutanasia. No
estaban dadas las condiciones del primero, aseguró elípticamente
la fuente veterinaria. Entretanto, con nervios de acero, la División
Urquiza se decidió por la prevención y declaró a
casi todo el personal en cuarentena. Veinticuatro policías, incluyendo
jerarquías, fueron objeto de chequeos en el Churruca.
Hasta ahora no hay alarma. Todos ilesos, aseguró después
de ser chequeada una jerarquía.
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