En su más importante
aparición mediática de los últimos tiempos, el ex
presidente Carlos Menem participó ayer en el programa Sábado
Bus. Al principio, su regreso a las pantallas padeció algunos
contratiempos, producto de la realidad: un grupo de aeronáuticos
le hizo un escrache en las narices. Cuando por fin pudo sentarse a la
mesa, contestó preguntas sobre su flamante esposa Cecilia Bolocco,
el casamiento en Anillaco y los ausentes de la fiesta. Pero al momento
de hablar de la venta de armas a Croacia y Ecuador, Menem aprovechó
el escenario para contratacar con los mismos argumentos utilizados por
su ex ministro de Justicia, Rodolfo Barra, y el ex teniente del Ejército,
Martín Balza. Les sugiero al señor juez y al señor
fiscal que tengan en cuenta lo que significa un bloqueo por parte de Estados
Unidos, aconsejó, insinuando que el país del Norte
podría haber aprobado la operación. Después, aunque
sin nombrarlo, ligó al caso a Domingo Cavallo, quien en el momento
de los decretos era ministro de Economía.
Menem intentó llegar al estudio como el resto de los invitados
pero algo imprevisto se lo impidió. La entrada del estudio, sobre
la calle Cuyo, en Martínez, estaba copada por casi 100 trabajadores
aeronáuticos que protestaban por la situación de Aerolíneas.
El programa empezó y Nicolás Repetto no tuvo más
remedio que explicar a cámara que el doctor Carlos Menem
no podía entrar porque el acceso estaba bloqueado por un grupo
de manifestantes. Con veinte minutos de retraso, al final, pudo pasar.
Durante los primeros minutos se mantuvo rígido y con el gesto adusto,
como si estuviera un poco incómodo. A su alrededor, todavía
se notaba el nerviosismo. Los otros comensales de la noche lo miraban
con discreción.
Estaba sentado a la derecha del conductor y a la izquierda de Claudia,
la mujer de Maradona, uno de los grandes ausentes en su fiesta de casamiento.
Ese evento motivó una de las primeras preguntas que le hicieron,
si había pensado posponer las bodas por la citación a prestar
declaración indagatoria que tiene pendiente. El momento es
difícil, reconoció entonces con cierta resignación.
Hasta allí el cuestionario había sido leve, pero una periodista
de espectáculos se atrevió a interrogarlo por la relación
con Zulemita. Eso, querida amiga, hace a la intimidad, cortó
en seco. Aunque después contó que la casa de Anillaco
es de ella y que su hija fue a retirar algunos elementos.
La consulta por la situación judicial de Emir Yoma, el caso de
la venta de armas, y la investigación que lleva adelante el juez
federal Jorge Urso había quedado picando antes de un corte. Cuando
volvió la tanda, Repetto anunció: Seguimos con Carlos.
Y él, entonces, se refirió a su asesor preso en Campo de
Mayo. Se trata de mi ex cuñado. Yo me he tomado el trabajo
de leer muchas partes del expediente que me dieron mis abogados, en especial
los autos de procesamiento. Los fundamentos son muy endebles. En
el estudio todos lo seguían con atención. La seriedad de
Chiche Gelblung y Guillermo Barros Schelotto, por ejemplo, contrastaba
con el estilo informal del programa, típico formato de juegos y
bailarinas.
En el reportaje, Menem defendió a Yoma y al ex ministro Antonio
Erman González, detenidos por orden del juez Urso. Estoy
convencido de la inocencia de ambos, remarcó dos veces, la
segunda ampliando la afirmación a los ministros que firmaron
los decretos. La entrevista lo fue llevando hacia la pregunta que
flotaba en el ambiente y que finalmente Repetto realizó, reprimiendo
sus nervios: ¿Cree que va a ser detenido? ¿Quién
yo?, repreguntó el ex presidente. Creo que no, estoy
convencido que no, agregó.
La de ayer no era una noche cualquiera de Sábado Bus.
Varias gestiones habían precedido la presencia de Menem en el programa.
Por eso, él, sabiéndose el centro de todas las miradas,
explotó la oportunidad al máximo. Así, subrayó
a su entrevistador y a la audiencia que las operaciones de venta de armas
a Croacia y Ecuador no son judiciables, ni aquí ni en ninguna
parte del mundo. Para fundamentar tales afirmaciones, se valió
de una línea argumental que había sido desarrollada previamentepor
el ex ministro Barra y el general Balza. Consideró que el caso
debería entenderse en el marco de una determinada política
exterior. Por imperio de la Constitución Nacional, el responsable
de las Relaciones Exteriores es el Presidente de la Nación. Perón
decía que la única política válida es la internacional,
señaló. Esas afirmaciones lo llevaron a subrayar que el
decreto es de carácter netamente político y
a recomendarle a Urso que haga oficios al Departamento de Estado.
Al final, antes de negar que se le pueda acusar de asociación
ilícita y falsedad ideológica, recalcó
como al descuido que en el Ministerio de Economía
eran los que revisaban finalmente los decretos. Quien entonces estaba
al frente de esa cartera era nada menos que Cavallo.
Informe: M.P.
ZULEMITA
DEJO LA ROSADITA Y VOLVIO A BUENOS AIRES
El día que se rompió el bloqueo
El jueves, sorpresivamente,
Zulemita Menem voló a Anillaco e ingresó a La Rosadita
para tomar posesión de la casa que Carlos Menem puso a su nombre.
El viernes, el ex Presidente contraatacó: por un pedido suyo, un
juez mandó a la Gendarmería para impedirle a Zulemita sacar
una colección de armas (en la que se suponía que había
una pistola regalo de Monzer Al Kassar). Ayer, la hija del riojano decidió
replegarse y dejó la casa, supuestamente para volver a Buenos Aires.
En realidad, la explicación de esta historia se encuentra en la
relación entre Menem y Cecilia Bolocco. Desde un primer momento,
Zulemita coincidió con su madre en rechazar la nueva pareja de
su padre. A tal punto que el sábado 26 de mayo prohibió
que el casamiento se realizara en La Rosadita, por lo que
la boda con más rating de la historia argentina tuvo que concretarse
en la capital riojana.
A pesar de la decisión de su hija, al día siguiente del
casamiento, Menem, Bolocco y sus familiares fueron hasta Anillaco para
conocer la famosa casa. Zulemita se enteró y, un par de días
después, apareció sorpresivamente en Anillaco, en un gesto
que muchos interpretaron como una suerte de toma de posesión.
La sospecha era que iba a llevarse algunos objetos de su padre. Se hablaba
de documentación e incluso de una ametralladora: un supuesto regalo
de Al Kassar a Menem, que fue denunciada por Lourdes Di Natale (la ex
secretaria de Emir Yoma) y que resaltaría las vinculaciones entre
el riojano y el traficante sirio de armas. Para frenar cualquier mudanza,
Menem aclaró a la Justicia que no quería que sacaran nada.
El juez mandó a la Gendarmería y ordenó que se requisara
a cualquier persona que saliera de La Rosadita.
Ayer por la mañana, fuentes policiales desmintieron que se haya
producido un allanamiento y aseguraron que sólo hubo una custodia.
Un rato después, Zulemita abandonaba la casa. Pero fue sólo
un repliegue táctico, porque la guerra entre los Menem continuará.
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