Por Carlos Noriega
Desde
Lima
Sin el entusiasmo ni el optimismo
que es de suponer debe despertar una elección presidencial luego
de 10 años de gobierno autoritario y fraudes electorales, cerca
de 15 millones de peruanos acudirán hoy a las urnas para elegir
entre el economista Alejandro Toledo, 55 años, y el ex presidente
Alan García, 52 años, al nuevo presidente del Perú.
Desilusión, incertidumbre, desconfianza, son algunos de los sentimientos
que embargan a muchos de los que hoy acudirán a las urnas. Sensaciones
que explican el alto índice de quienes dicen que votarán
por Nadie, dejando la papeleta en blanco o viciándola. Porcentaje
que según algunas encuestas llega a cerca de un 25 por ciento,
luego de haber estado en el 35 por ciento. Pero la decepción no
queda ahí. Muchos de los que votarán por alguno de los dos
candidatos lo harán sin mayor entusiasmo, lo harán por el
menos malo. Bernardo Verjovsky, director de la encuestadora Analistas
y Consultores, estima que si el voto no fuera obligatorio cerca
del 50 por ciento no iría a votar.
Toledo ha encabezado desde un inicio las encuestas, pero en los últimos
días las distancias se han ido acortando y su claro favoritismo
ha dejado de ser tal y ahora los analistas pronostican un final cerrado.
Así lo marcaban, en mayor o menor grado, las tendencias de todas
las encuestas. Lo que era impensable hace sólo pocos meses comenzó
a ser percibido en la última semana como una posibilidad cercana:
que el ex presidente Alan García (1985-90) quien abandonó
el poder en medio del descrédito general y acusaciones de corrupción,
dejando como herencia hiperinflación, terrorismo, violaciones a
los derechos humanos y una profunda crisis social regrese al Palacio
de Gobierno. Pero, paradójicamente, esta sensación de victoria
que comenzó a rodear a García en los últimos días
puede terminar perjudicándolo.
Un sondeo realizado el viernes por la Universidad de Lima que no
ha sido divulgado por la prohibición legal de difundir encuestas
en los últimos siete días de campaña dio una
nueva sorpresa: la tendencia de un García en alza y un Toledo estancado
se revertía y el candidato de Perú Posible recuperaba fuerzas.
Toledo incrementaba su ventaja a 13,2 puntos porcentuales. Una encuesta
realizada por la misma Universidad de Lima dos días antes le daba
una ventaja de 9,8 puntos porcentuales y con una tendencia a diminuir.
En los votos válidos Toledo obtiene 56,1 por ciento contra un 43,9
por ciento de García. Dos días antes, los porcentajes eran
54,9 para Toledo y 45,1 para García. En diálogo con Página/12,
Luis Benavente, director del Grupo de Opinión Pública de
la Universidad de Lima, explicó este inesperado cambio de la tendencia
en el electorado por el efecto García. Ha surgido
un temor en la gente ante un posible triunfo de García. Ante esa
posibilidad muchos que pensaban votar en blanco ahora están optando
por lo que consideran el mal menor, que para ellos es Toledo, señala
Benavente, para quien el líder de Perú Posible debe ser
el triunfador en las elecciones de hoy: Lo más probable es
que esta tendencia que marca una recuperación de Toledo se mantenga
y Toledo sea el ganador, lo único que podría cambiar las
cosas es que ocurra algún terremoto político de último
momento. El efecto García se ha reflejado en
una corrida de dólares de los bancos, los ahorristas parecen no
olvidar que en su gobierno, García licuó los depósitos
en dólares al pasarlos a soles al cambio oficial, en una baja del
valor de los bonos Brady y en una amenaza del alza del precio del dólar,
que obligó al Banco Central de Reserva a sacar diez millones de
dólares al mercado para detener esa subida.
Aunque la última encuesta de la Universidad de Lima pareciera aclarar
el panorama a favor de Toledo, los analistas no se atreven a pronosticar
un triunfador. Las diferencias en los resultados de las distintas encuestadoras
trabajan a favor de la incertidumbre. Carlos Reyna, investigador del Centro
de Estudios y Promoción del Desarrollo (DESCO), señaló
a Página/12 que hay una probabilidad mayor, pero pequeña,
de que gane Toledo. Y como adelantándose a los últimos
resultados que daría la Universidad de Lima agregó: Puede
haber un efecto de reacción de los que estaban pensando votar viciado
o en blanco en el sentido de que al ver la probabilidad de un triunfo
de García, una parte de ellos opte por votar a Toledo en la medida
que García despierta más resistencias. Antes que se
conozca este último sondeo de la Universidad de Lima, el analista
político Santiago Pedraglio le confesó a Página/12
que hasta hace cinco días pensaba que ganaba Toledo, pero
ahora me asaltan las dudas. Toledo tiene más posibilidades, pero
la diferencia es muy ajustada y habrá que ver si hay algún
voto escondido a favor de García, ésa sería la duda.
¿Pero qué escenarios se le abren al Perú luego de
las elecciones? Para Reyna, el impacto de un triunfo de García
sería más negativo que una victoria de Toledo. En caso de
que gane García podría haber un alto retiro de dólares
del sistema financiero, lo que ya se ha visto en estos días.
En caso de convertirse en presidente por segunda vez, Alan García
debería, según Reyna, salir a anunciar muy rápido
las medidas económicas que piensa aplicar, pero aún en ese
caso la desconfianza y el nerviosismo en la esfera económica va
a ser grande, de hecho ya lo es. Llamar a la concertación no le
bastaría a García porque sus flancos débiles están
en el lado económico. ¿Quién ofrece mayor estabilidad,
Toledo o García? En lo inmediato, Toledo, señala
Pedraglio. El triunfo de García crearía grandes susceptibilidades
entre los inversionistas nacionales y extranjeros, y un sector de la población
va a sentirse muy decepcionada por haber hecho tanto esfuerzo para que
salga Fujimori y ahora regrese García, agrega. En el caso
de una victoria de Toledo, el escenario más probable, Reyna señala
que éste debería mostrar rápidamente que está
encaminado a formar un gabinete de concertación, porque Toledo
falla por el lado político y ese gabinete de concertación
le daría estabilidad. Pedraglio adelanta que el problema
del que gane será construir una mayoría en el Congreso y
creo que Toledo tiene más probabilidades de lograrlo.
En opinión de Reyna, gane quien gane va a tener que concertar,
abrir un diálogo. Si el ganador es Toledo creo que sería
un diálogo más abierto, más transparente, a pesar
de que Toledo también tiene sus desviaciones caudillistas. Si gana
García sería un diálogo más maniobrero, más
cerrado. Reyna advierte que para el próximo presidente un
punto de riesgo serán las dificultades económicas que comparadas
con las enormes demandas sociales acumuladas plantean un reto muy fuerte.
Estas demandas pueden convertirse en un factor de inestabilidad si el
próximo gobierno no sabe manejarlas.
Claves
Perú elige hoy
presidente tras 10 años de autoritarismo y fraude.
El ánimo predominante
no es el entusiasmo, sino la desconfianza y el escepticismo, que
se refleja en la alta intención del voto en blanco o viciado.
De acuerdo con las últimas
encuestas de ayer, de la empresa Apoyo, el economista neoliberal
Alejandro Cholo Toledo recibe una intención de
voto del 43,4 por ciento, el ex presidente Alan García un
38,2 por ciento, y un 18,4 por ciento se propone votar en blanco
o viciar su voto.
En votos válidos,
esto significa un 53 por ciento para Toledo y un 46,8 para García.
La primera conclusión
de estos sondeos es que el factor García es
decir, el recuerdo de un primer gobierno signado por la hiperinflación,
el terrorismo, las violaciones a los derechos humanos y la corrupción
está restando apoyo a la intención votoblanquista,
que anteriormente se situaba en un 25 por ciento, y previamente
había llegado a un 35 por ciento.
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�Alan
García nos trajo a Fujimori y a Montesinos�
Por Laura Puertas
*
Desde
Lima
Si a una Comisión
de la Verdad se le dan los medios para actuar sería muy importante,
como lo fue en Argentina, reflexiona el novelista Mario Vargas Llosa
sobre uno de los puntos clave de la transición democrática
en Perú. Y Vargas Llosa no descarta encabezarla, como hizo Ernesto
Sabato en la Argentina. Aquí el novelista, que ha tomado partido
por Alejandro Toledo, explica sus motivos para hacerlo, así como
las diferencias que mantiene con su hijo Alvaro por el polémico
llamado de este último a votar en blanco.
¿A qué atribuye el espectacular crecimiento de Alan
García, al punto de tener casi las mismas posibilidades que Toledo
este domingo?
En primer lugar, Toledo ha hecho campaña por lo menos tres
veces más de tiempo que Alan García y eso siempre causa
una cierta fatiga a los electores. En segundo lugar, Toledo ha sido víctima
de una guerra sucia feroz que empezó cuando Fujimori, Montesinos
y todos los medios a su servicio se dedicaron a hacer una escrutinio despiadado
sobre todos sus actos y gestos. Alan García, en cambio, no ha tenido,
sino hasta las últimas semanas, esa guerra sucia en su contra.
Ha estado preservado, hasta la segunda vuelta, de toda crítica...
¿Qué representa García y Toledo para Perú?
Yo creo que sería ingenuo pensar que haya propuestas rigurosamente
elaboradas. Perú sale de 10 años de una dictadura que ha
sido profundamente corruptora, no sólo en el sentido económico,
sino también en el sentido político y moral. Todo eso ha
maleado nuestra conducta política y ahora que renace la democracia
toda esa carga negativa se ha reflejado en esta campaña que debe
haber sido una de las más sucias que ha vivido Perú. Y eso
lo dice alguien que sabe lo que son campañas sucias. Toledo tiene
un mejor equipo económico. Alan García, en cambio, no tiene
equipo o, lo que es más grave, tiene el mismo equipo que llevó
al Perú al desastre económico que todos sabemos.
García es percibido como una persona que merece otra oportunidad
por un sector amplio del electorado que es consciente de los perjuicios
de su anterior gobierno. Usted, que ha sido invariablemente severo con
García, ¿lo encuentra diferente al presidente de los 80?
Las personas pueden cambiar. Sólo los animales no cambian.
El beneficio de la duda se le puede dar a Alan García. El problema
es que los peruanos estamos en un momento neurálgico de nuestra
historia. Estamos saliendo de una dictadura que ha dejado unas heridas
muy profundas, sobre todo en el campo de la corrupción. Nunca una
sociedad ha vivido una experiencia parecida a la de Montesinos repartiendo
dinero en los sótanos del Servicio de Inteligencia a jueces, dueños
de medios de comunicación, a periodistas, es decir, mostrando que
no había estrato alguno de la población que no podía
ser comprado. Lo más importante ahora es que vuelva a restablecerse
alguna forma de decencia y coherencia en la vida política. Desgraciadamente,
en ese campo las credenciales de Alan García son las peores. el
nos trajo a Fujimori y Montesinos. El no es la persona, pues sobre él
pesan acusaciones muy graves no sólo de errores políticos,
sino también morales, acusaciones que no han sido aclaradas suficientemente.
La campaña por el voto en blanco patrocinada entre otros
por su hijo Alvaro no logrará llegar al tercio de los votos. ¿Qué
le dice a usted este fenómeno?
Creo que el voto en blanco es en la práctica una descalificación
de la democracia, aunque estoy seguro que muchas personas, como es el
caso de Alvaro, lo defienden por razones éticas. Es una manera
de decir la democracia no funciona, no sirve. Ha habido una
elección, ha habido una decisión del pueblo peruano entre
dos candidatos que a muchos puede no gustarle, pero esa es la democracia.
Yo he elegido a Alejandro Toledo,otros han elegido a Alan García.
Creo que lo fundamental es que la democracia funcione y que haya un presidente
que tenga respaldo popular sólido, pues si un tercio o mayor número
de peruanos no lo reconoce, ese gobierno va a ser extremadamente débil,
frágil y, por lo tanto, vulnerable. Cualquiera que gane, heredará
un sinfín de problemas provenientes de la catástrofe del
fujimorismo.
Toledo o García ¿deberán gobernar con el resto
de fuerzas políticas?
El próximo gobierno tendrá que enfrentarse a la reconstrucción
de todas las instituciones sin una sola excepción, además
de la crisis económica monumental. Se necesita que se cree un clima
de confianza y honestidad que le devuelva a los peruanos la fe en su país,
sobre todo en los últimos meses viendo el baile de los ladrones,
generales, empresarios, periodistas y políticos vendiéndose
a Montesinos. Si se puede conseguir que haya un consenso tanto mejor,
porque en los momentos de crisis los consensos son deseables, aunque no
siempre alcanzables. Hay heridas muy fuertes en la sociedad peruana. Pero
el consenso no debe significar, de ninguna manera, la política
de borrón y cuenta nueva.
En esa misma línea, ¿si el gobierno próximo
le ofreciera una responsabilidad prominente, la aceptaría?
Yo estoy apartado de la política. Mi participación
se limita a escribir, opinar, o intervenir en el debate cívico
en defensa de ciertos valores, pero de la política profesional
me retiré hace 11 años.
Usted integró una Comisión que investigó el
asesinato de siete periodistas en Uchuraccay. Una comisión inicialmente
muy criticada y que después se reveló certera. ¿Contribuiría
usted, como Sabato, con una Comisión de la Verdad en el Perú?
Yo creo que la Comisión de la Verdad es indispensable, a
no ser que sea una organización puramente hechiza. Pero si se le
da los medios para actuar sería muy importante, como lo fue en
Argentina. Necesitamos saber con detalle todo lo que se vivió en
estos últimos años para ver si de, esta manera, abrimos
los ojos y nos vacunamos contra esos entusiasmos fáciles.
¿Participaría usted en ella?
Habría que ver las circunstancias, las condiciones. Esas
cosas no se pueden anticipar, hay que estudiarlas y definirlas cuando
se dan.
* De El País de Madrid, especial para Página/12.
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