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LOS PRIMEROS RESULTADOS DIERON POR GANADOR A ALEJANDRO TOLEDO
Llegó el día de la fiesta del Cholo

En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales peruanas, Alejandro Toledo triunfó por el escaso margen de unos cuatro puntos sobre su adversario Alan García, quien reconoció su derrota, y agradeció la �reparación moral� que le dieron sus votantes.

Página/12
en Perú

Por Carlos Noriega
Desde Lima

Después un año y medio de una dura campaña por llegar a ser presidente del Perú, en la cual debió enfrentar primero a la dictadura de Alberto Fujimori y un fraude electoral, y luego un segundo proceso electoral bajo un gobierno de transición, Alejandro Toledo logró ayer hacer realidad su viejo sueño de ser presidente del Perú. Al cierre de esta edición la Organización Nacional de Procesos Electorales (ONPE) dio resultados al 70 por ciento por ciento, según los cuales Toledo obtuvo 51,65 por ciento y el ex presidente Alan García 48,35 por ciento. Conocidos los resultados de la ONPE al 50 por ciento a las ocho de la noche, Alan García dio una conferencia de prensa en la que admitió su derrota y ofreció su apoyo a Toledo. La ex secretaria de estado norteamericana Madeleine Albright, que encabezó una misión de observación electoral del Centro Carter, acudió a saludar a Toledo por su victoria.
Alejandro Toledo y su esposa Eliane Karp se estrecharon en un fuerte abrazo. La televisión acababa de transmitir los sondeos a boca de urna que los convertía en los próximos presidente y primera dama del Perú. Apenas se soltó de los brazos de Eliane, el presidente electo del Perú buscó a su padre, Anatolio, un albañil jubilado de 88 años, para abrazarse con él. Chantal Toledo, la hija de 18 años de la nueva pareja presidencial, se sumó al júbilo familiar. En la suite del piso 19 del Hotel Sheraton, donde la familia Toledo esperó los resultados electorales, la felicidad era desbordante. Los asesores más cercanos del candidato triunfante compartieron el momento con la familia Toledo.
Varios pisos más abajo, los congresistas electos y dirigentes de Perú Posible saltaron de alegría frente a una pantalla gigante y comienzan a corear “Toledo Presidente” y “Toledo ganó, el cambio ya llegó”. Todos los sondeos a boca de urna le dieron a Toledo una ventaja que parecía decisiva. “Toledo va a gobernar con las manos abiertas a todos los grupos políticos”, fueron las primeras palabras de Carlos Ferrero, actual presidente del Congreso y alto dirigente de Perú Posible. A las siete de la noche, Fernando Tuesta, jefe de la ONPE, dio resultados al 40,54 por ciento. Las cifras oficiales le daban a Toledo 51,6 por ciento y 48,4 por ciento a García. La reducción de la brecha revivió a los apristas que habían llegado hasta su local de campaña, donde se encontraba su candidato, quien permanecía encerrado con sus más cercanos colaboradores. Rostros llenos de esperanza comenzaron a gritar “Alan Presidente”, y a soñar que el milagro era posible. “La diferencia se está acortando, falta que se cuenten los votos del norte (bastión aprista)”, repetía un viejo militante aprista a todo quien quisiera escucharlo. Pero el propio Tuesta se encargó de desinflar la posibilidad de que el resultado pueda darse vuelta. “Con ese porcentaje escrutado los resultados sólo pueden variar en unas cuantas décimas”, aclaró Tuesta. A esa hora, entonces, Alejandro Toledo era ya, según las cifras oficiales, el nuevo presidente del Perú.
Quince minutos después de conocidos los sondeos a boca de urna, Fernando Rospigliosi, asesor de prensa de Toledo, leyó un breve comunicado de Toledo en el cual éste agradecía “al pueblo por el enorme y mayoritario respaldo que nos ha dado”. A esas alturas el salón reservado para la conferencia de prensa de Toledo se había convertido en centro de la celebración de la dirigencia de Perú Posible. Centenares de seguidores de Toledo, que luego se convertirían en miles, comenzaron a llegar a las puertas del Hotel Sheraton. Poco más de un año atrás habían celebrado ahí mismo una victoria sobre Fujimori que al final nunca fue gracias al fraude cometido por las autoridades fujimoristas. Pero esta vez tenían la victoria segura y gritaba “Pachacutec”. Los cartelones de .Toledo más trabajo. flameaban por todos lados como una celebración, pero también como una exigencia que el próximo presidente peruano deberá satisfacer. Mientras en las afueras del Hotel Sheraton una eufórica multitud seguía esperando la aparición de Toledo, el local de campaña del APRA abrió sus puertas a los periodistas. Los recibió Alan García, flanqueado por su esposa la argentina Pilar Nores y por Jorge del Castillo candidato a la vicepresidencia y secretario general del Apra, y con el fondo de una inmensa bandera peruana. “Luego del reporte de la ONPE al 50 por ciento estimo que la tendencia no va a revertirse, por eso ha llegado el momento de extender mi saludo a Alejandro Toledo por su triunfo. Toledo tendrá en mí un fiel colaborador. Cumplo mi palabra de prestar mi apoyo para reconstrucción democrática del Perú. Es el momento de apoyar todos al presidente que ha sido elegido, tenemos esa obligación moral”, señaló García. Los rostros de pilar Nores y Jorge del Castillo no podían ocultar su pesadumbre. García calificó la votación que recibió como “una inmensa y hermosa reparación moral”.
El reducido porcentaje del voto en blanco, que estuvo por debajo del 13 por ciento, fue una sorpresa. Se había creado una gran expectativa por el nivel que alcanzaría ese voto por Nadie, que dos semanas antes de las elecciones las encuestas pronosticaban sería de cerca del 35 por ciento. Pero la realidad fue muy distinta a las encuestas y, finalmente, el voto en blanco estuvo en los niveles históricos que es de entre 10 y 15 por ciento. Esto ha sido una derrota para la derecha que esperaba fortalecerse con el voto blanco y para el fujimorismo que soñaba con ponerle trabas a la transición democrática apostando al voto en blanco.

Claves
- Escrutado el 70 por ciento de los votos en el ballottage de las elecciones presidenciales, la Oficina Nacional de Procesos Electorales de Perú dio una victoria estrecha pero nítida del 51,65 por ciento de los votos para el candidato de Perú Posible, el centrista Alejandro Toledo. Todos los sondeos habían coincidido en su triunfo.
- El candidato de APRA, el socialdemócrata (y ex presidente) Alan García, seguía con 48,35 por ciento. En un acto partidario, García reconoció la derrota y ofreció su “colaboración” al gobierno del candidato triunfante.
- El voto en blanco, nulo e impugnado se desplomó en las elecciones de ayer con respecto a las proyecciones y habría finalmente quedado en los márgenes históricos, en un 12,81 por ciento.
- Ninguno de los dos candidatos cuenta con mayoría propia en el Congreso unicameral. Gobierno y oposición necesitarán acuerdos con partidos menores.

El FUTURO PERUANO, SEGUN EL POLITOLOGO REYNA
“El reto, ser leal al elector”

Por C.N.
Desde Lima

En diálogo con Página/12, Carlos Reyna, sociólogo e investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo (Desco), analiza cuáles son los principales retos para el gobierno de Alejandro Toledo y el futuro político de Alan García, el candidato derrotado en las elecciones de ayer.
–¿Cuáles son los principales retos que enfrentará el gobierno de Alejandro Toledo?
–El principal reto es hacer una gestión que marque la diferencia con todos sus antecesores, en el sentido de ser leal con su electorado. En los últimos cuarenta o cincuenta años ninguno de los presidentes elegidos ha sido leal con su electorado. Hacer un gobierno que cumpla las grandes líneas del programa que ha planteado es el gran reto de Toledo.
–¿Buscar un acuerdo para un gobierno de concertación con otras fuerzas políticas es la tarea inmediata que debe emprender Toledo a partir de hoy?
–Así es. Si eso se llega a concretar sería una novedad. Gobernar en diálogo, en concertación, no ha sido una característica de la política peruana. La mayoría de los gobiernos ha tenido mayoría en el Congreso; Fujimori no la tuvo y dio un golpe de Estado. Pero lo más importante es que el programa de gobierno que presente en los próximos días refleje las ofertas por las cuales la gente ha votado por él.
–Toledo ha prometido mucho en su campaña, como crear miles de puestos de trabajo y aumentar sueldos. ¿Estará en capacidad de cumplir?
–Toledo tiene que hacer un conjunto de prioridades. Un gobernante no puede resolver todos los problemas a la vez. Si Toledo debe concentrar su atención en tres grandes problemas del país.
–¿Cuáles serían esos tres grandes problemas?
–Empleo, educación y reforma institucional. Sobre el tema de reforma institucional no se necesitan muchos recursos, lo que se requiere es lucidez y decisión. Sobre el tema del empleo tiene que haber un consenso nacional para un programa económico que resuelva el problema de la estabilidad económica para dar confianza a la inversión, pero que también genere empleo. El tema de la educación es prioritario porque ninguna nación puede salir adelante sin educación, que es la mejor inversión para cualquier gobernante. No podemos seguir teniendo maestros con sueldos miserables. Sacrificar la educación es sacrificar el desarrollo.
–¿Es posible avanzar rápidamente para lograr estas metas en medio de la grave crisis económica que vive el país?
–Es cierto que la situación económica del país es bien complicada, pero si se reestructura el presupuesto nacional reduciendo partidas del pago de la deuda externa y del sector defensa, entonces se pueden derivar recursos hacia la generación de empleo y la mejora de la educación. Toledo ha propuesto algunas medidas en ese sentido. Eso puede dar resultado en el corto plazo.
–¿Cuál será el futuro político de Alan García?
–La prueba de fuego que tiene por delante es la tarea de renovar programáticamente a su partido. Alan García comenzó esta campaña siendo un social-demócrata y la ha terminado siendo un liberal. Eso expresa la ambigüedad programática no sólo de él, sino también de su partido. Hay que ver si tiene el talento para hacer eso.


Una reencarnación de Pachacútec que pasó por Stanford y Harvard

Por Pablo Rodríguez

Si no fuera porque estudió en la Universidad norteamericana de Stanford y fue profesor visitante de la renombrada Universidad de Harvard, varios analistas calificarían a Alejandro Toledo como un “populista”. Sus campañas electorales, la de 2000 contra el ex presidente prófugo Alberto Fujimori y la de hace dos meses en la primera vuelta de estos comicios, abundaron en los símbolos más fuertes del Imperio Inca, algo que para estos analistas sería un signo de tradicionalismo difícil de aceptar. Sus propuestas de campaña eran “populistas”, pero tanto como las de Alan García, y en todo caso obedecen a las típicas promesas que se hacen en campaña. Pero el mensaje incaico del Cholo Toledo, de rasgos indígenas y cuna muy pobre, se complementa con algunas credenciales de respetabilidad dentro y fuera de Perú, como la lucha que emprendió contra la dictadura de Alberto Fujimori. En la campaña para la segunda vuelta, estas credenciales se mancharon, pero las salpicaduras no alcanzaron para evitar su triunfo.
Dos semanas antes de la primera vuelta electoral en la que confiaba ganar por más del 50 por ciento de los votos, la revista satírica Caretas destapó un escándalo. Al parecer, Toledo habría participado en una fiesta con tres mujeres y cocaína a piacere de recorrida por varios hoteles de Lima. Esta versión ya había circulado en los comicios de abril de 2000, pero la credibilidad del escándalo era menor porque el candidato a enfrentar era Alberto Fujimori y su inmenso aparato de poder. Toledo no tuvo problemas en denunciar que personal a cargo del ex asesor de inteligencia Vladimiro Montesinos lo había secuestrado, drogado y obligado a ciertas prácticas sexuales para luego ser filmado y extorsionado. Pero el escándalo siguió durante esta campaña del 2001, ya sin Fujimori. Y a eso se le sumaron otras denuncias: que tenía una hija no reconocida, que desvió fondos de dudosa procedencia, etc.
Toledo nació en 1946 en Cabana, en los Andes del norte del país. De sus 16 hermanos, siete murieron por enfermedades. Su familia se trasladó a Chimbote, donde Alejandro terminó el secundario, que cursó como pudo mientras trabajaba en varias changas (lustrabotas, vendedor de tamales, etc.). Luego se ganó una beca para estudiar economía en la Universidad de San Francisco, California. Ahí empezó la otra vida del “Cholo” Toledo. Hizo dos maestrías y un doctorado en economía de recursos humanos en Stanford. Allí, en Stanford, conoció a la franco-belga Eliane Karp, con quien se casó. Después llegaron las consultorías para el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y los cargos como profesor visitante de varias universidades, entre ellas Harvard.
En 1995, decidió pasar a la política y se presentó como candidato en las presidenciales de ese año, donde no pasó del cuatro por ciento. Cinco años después se enfrentaría otra vez con el mismo Fujimori que había sido “reelecto” en 1995. El fraude de las dos vueltas lo llevó a liderar una campaña internacional para que haya democracia en Perú, lo que le dio más lustre, por si le faltaba. Pero el régimen fujimorista se derrumbaría por sus propios medios. Lo inesperado, para Toledo, fue que cuando ya era el héroe de la democracia por venir, apareció un hombre venido de la noche de los tiempos, el mismo Alan García, para complicarle el camino al poder.
Su imagen de cholo (como se conoce, y aun se difama, a la persona de rasgos indígenas en Perú y Bolivia) self made man, conocedor de economía y adalid de la democracia no alcanzaba para ganar. Eso habrá interpretado Toledo para hacer constante referencia al Imperio Inca. En la campaña electoral del 2000, lideró la “Marcha de los Cuatro Suyos” (regiones en que se dividía el Imperio Inca). En los actos de campaña lo recibían al grito de “Pachacútec”, el nombre del Inca con el que el imperio de Cuzco alcanzó su máxima extensión. Toledo cerró su campaña en Cuzco, capital del Imperio Inca, mientras García lo hacía en Lima, capital de Perú. Prometió que si ganaba, iba a jurar el cargo de presidente en Machu Picchu.

El voto en Argentina
De los 100.000 peruanos que residen en nuestro país, unos 40.000 habilitados para votar concurrieron ayer al Centro Municipal de Exposiciones, en la avenida Figueroa Alcorta y Pueyrredón, para votar en los comicios de su país. Alrededor de las mesas de votación, se armó un mercado popular espontáneo, con ollas humeando a ras del suelo y gritos de “tamales de maíz, carapulca, arroz con pollo”. “Recuerde el sabor de su tierra, acá está el mejor ceviche peruano”, decía uno de los vendedores.
Justamente, Ana, una de las votantes que estaba caminando en el recinto del Centro Municipal de Exposiciones, dijo: “Yo aquí cuando como, pienso si mi familia en Perú podrá comer”. Pero después habló de las opciones electorales. “Mi voto es por Toledo, porque él tiene planes para nosotros los trabajadores en el extranjero, el APRA (partido de Alan García) no tiene consideración con nosotros”, señaló Ana. “Más vale conocido que desconocido, votaremos por Alan (García) porque somos trujillanas” (por Trujillo, ciudad donde nació el candidato)”, dijeron dos hermanas, mientras sonreían y se abrazaban. “Mi voto es el blanco, porque ninguno de los candidatos sirve para gobernar al Perú”, dijo un joven que no quiso dar su nombre y que pedía trabajo y oportunidades para regresar a su país. “Perú necesita trabajo, mejores condiciones para vivir”, añadió. El cónsul general peruano en Argentina, Eduardo Chavarri, comentó ayer que la votación en Argentina representa sólo una pequeña porción del total del Perú.

Qué celebra Alan García
Cuando Alan García (foto) volvió a su patria del exilio colombiano donde se mantenía desde 1992, ningún analista anticipó que podría llegar a enfrentarse al indiscutido líder de la oposición antifujimorista en las elecciones de ayer. “He aprendido la lección del primer gobierno y ya tengo la experiencia para no volver a errar el camino y reivindicarme”, repitió García en cada entrevista y en cada uno de los mitines multitudinarios, como los que su partido no convocaba desde hace 10 años. Hoy los analistas dicen que su triunfo fue revivir a su Partido Aprista Peruano. Y consiguió 28 de los 120 escaños del Congreso unicameral en las elecciones generales de abril, que incluyeron la primera vuelta presidencial. El suyo es el segundo bloque de diputados en un Congreso donde tampoco Toledo tiene mayoría. La segunda vuelta de ayer lo dejó muy cerca del triunfo, con el 48 por ciento de los votos. En el Perú posterior al autogolpe de Fujimori de 1992 no pudo ser opositor, rol que ahora sí le tocará. Su partido, APRA, es uno de los más antiguos de América latina. La formación de Toledo, en cambio, deberá probar que puede sobrevivir a la prueba electoral. Alan García tiene el desafío de convertirse en el líder de la oposición, algo que le va a costar porque los demás opositores no lo consideran un referente.

 

 

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