Por
Maximiliano Montenegro
Hasta
ahora el 95 por ciento de mi tiempo lo dediqué a resolver el problema
financiero. Ahora el 95 por ciento de mi tiempo lo voy a dedicar a la
reactivación de la economía, dijo Domingo Cavallo
apenas anunció los resultados del canje. Sin embargo, tal vez ahora
le sobre tiempo. En el equipo económico estudian medidas para bajar
costos empresarios y alentar el consumo. Pero, más allá
de la grandilocuencia con que se publiciten, lo cierto es que se irán
implementando con cuentagotas hasta tanto la recaudación siga sin
repuntar, porque temen que un mayor desvío fiscal vuelva a disparar
el riesgo país. Así, como antes del canje, Cavallo se encuentra
en una trampa: con tasas de interés del 16 por ciento, como las
convalidadas en el megatrueque, es difícil que la economía
se reactive por arte de magia, y mientras no haya un aumento firme de
la recaudación no es posible tomar las medidas necesarias para
reactivar. Mientras tanto, los bancos que actuaron de intermediarios en
la canje ya empezaron a pelearse por la parte del león de las comisiones.
Se quejan de que David Mulford, el amigo de Cavallo, se quedará
con la comisiones más jugosas sin haber aportado gran cosa a la
operación (ver aparte).
Después del megacanje, se están estudiando una batería
de medidas, pero dependen de cómo evolucione la recaudación.
Primero hay que ver cómo cierra la recaudación de junio,
confesó Guillermo Mondino, jefe de asesores de Economía
a Página/12. En la versión cavallista, la reactivación
se logrará sobre la base de los planes de competitividad sectoriales,
con acotadas disminuciones impositivas para las empresas, la esperanza
de que la baja de la tasa de interés reactive el crédito
y, cuando la situación fiscal lo permita, la reducción
de impuestos para impulsar el consumo.
Justamente, cómo reactivar el consumo, que representa el 75 por
ciento del producto bruto, es la clave a la que nadie le encuentra la
vuelta. En Economía estudian distintas alternativas. Por ejemplo,
aligerar el peso del impuesto a las ganancias para la gente que gana menos
de 2500 pesos, que tiene la propensión a consumir todo el aumento
de su ingreso de bolsillo y fue muy golpeada por el impuestazo de Machinea.
Una forma de hacerlo sería elevando el mínimo no imponible
de Ganancias, que Machinea redujo de 1800 pesos a 1200 pesos. Sí,
se están evaluando medidas como el aumento del mínimo no
imponible en Ganancias, reconoció a este diario el diputado
José Luis Fernández Valoni, operador político dilecto
de Cavallo. Y recordó que ninguna de estas medidas deberían
pasar por el Congreso, porque podrían ser implementadas por decreto
gracias a los superpoderes. También se evalúan otros instrumentos
más modestos, como permitir la deducción de Ganancias de
los intereses que pagan los créditos hipotecarios. Se estudió,
además, una hipotética rebaja de impuestos internos a celulares,
gaseosas, cerveza y bebidas alcohólicas, entre otros, que subieron
escalonadamente Roque Fernández y Machinea.
Sin embargo, todas estas medidas tendrían un impacto relevante
para el fisco y los Cavallo boys temen el castigo de los mercados,
después de la paliza que recibieron en los últimos dos meses.
Por eso, los funcionarios del equipo económico insisten con que
se cuidará, por sobre todas las cosas, la restricción fiscal
que, pese a haberse pateado para adelante vencimientos de capital e intereses
de la deuda, no varió significativamente después del canje.
Estamos trabajando sobre un montón de ideas, pero cualquier
cosa que no sea planes de competitividad es muy embrionaria, admitió
a Página/12 Alfredo Castañón, secretario Legal y
Técnico de Economía. La idea es que de acá
a dos años que no haya sectores en la Argentina que no tengan plan
de competitividad. IVA y Ganancias serían los únicos dos
impuestos para las industrias y las economías regionales, y todos
los demás impuestos distorsivos serían derogados,
explicó Castañón. Ayer se firmó el plan de
competitividad de autos, que se suma a los ya en marcha para calzado,
textiles y productores de bienes de capital. Pero, según los analistas,éstos
planes son gestos, pero no tiene ningún efecto relevantes sobre
la economía global mientras no se reactive el consumo.
El propio Castañón reconoce el problema, pero mira para
otro lado cuando se le pregunta por las medidas concretas para reactivar
no ya las expectativas sino el bolsillo de la gente. La clave acá
está en que la gente empiece a sacar el dinero que tiene ahorrado,
tenga confianza en empezar a consumir y en que no va a haber más
recesión, se limita a contestar.
Las cuentas fiscales que hacen en Economía son las siguientes.
En junio habrá superávit fiscal, lo cual permitiría
cerrar el segundo trimestre en línea con el Fondo Monetario. En
el tercer trimestre tampoco habría problemas. La complicación
estará en el cuarto. Cavallo todavía tiene pendiente la
aplicación del recorte de 900 millones anunciado en el acuerdo
con el Fondo. Según los cálculos del mercado,
por ahora sólo se tomaron medidas consistentes con un tercio de
dicho ahorro. Pero, por otro lado, los técnicos de
Washington observan con preocupación que todas las semanas el ministro
deba abrir, aunque sean sólo gotas, la canilla del gasto para resolver
con dinero conflictos de alto voltaje político, como los corte
de ruta de los piqueteros o Aerolíneas. Dicen que a fin de mes
eso suma, y entonces el gasto no baja.
Por eso, en Economía admiten que será necesario un nuevo
ajuste del gasto, pero quieren patearlo para después de las elecciones.
Confían en que con lo que rinda el impuesto a las cuentas corrientes
y lo que acerque al fisco una tibia recuperación del nivel de actividad
sería suficiente para tirar hasta entonces. En ese ajuste está
trabajando el vicejefe de Gabinete, el cavallista Armando Caro Figueroa.
Sea como fuere, nadie en Economía trabaja sobre la hipótesis
de una vigorosa reactivación en el segundo semestre,
como promociona el ministro después del canje, ahora que promete
va a tener tiempo de ocuparse de la economía real.
Tres
dudas de la vida tras el canje
Hay tres
dudas que sobrevuelan la relación entre el canje de deuda,
a una tasa de interés exorbitante, y la indispensable reactivación
de la economía para que las cuentas cierren. Son las siguientes:
* Cuando hace dos meses Cavallo debió pagar una tasa de interés
del 10,9 por ciento por préstamos de unos cientos de millones
de dólares para renovar el vencimiento de Letras del Tesoro,
calificó a esas tasas de ruinosas para el Estado.
Se enojó con los banqueros y hasta los acusó de comportarse
a manera de cartel para cobrarle caro al gobierno. Ahora,
en cambio, aceptó una tasa promedio del 15,5 por ciento por
30.000 millones. Más aún, el viceministro y secretario
de Hacienda, Daniel Marx, aseguraba convencido un mes atrás
la tasa de riesgo país tenía que bajar a 700 o 750
puntos par que el canje tuviera sentido para el gobierno. Sin embargo,
el viernes, cuando se selló la operación, el riesgo
cerró en 1020 puntos.
* ¿Qué negocio productivo puede dar en los próximos
años en Argentina una rentabilidad superior al 16 por ciento
anual? Salvando petróleo, teléfonos u otros mercados
cautivos, José Ignacio de Mendiguren, el flamante titular
de la UIA, no duda: Ninguno. Por eso ahora hay que dedicarse
a tomar medidas para la reactivación. Sino, si seguimos esperando
la baja del riesgo país vamos a repetir el camino que desembocó
primero en el blindaje y ahora en el megacanje, responde.
* Nadie está dispuesto a financiar una economía que
no crece, aunque las cuentas fiscales estén en orden.
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La
guerra de la comisión
Por M. M.
La
comisión que se repartirán los siete bancos que participaron
como coordinadores del megacanje rondará los 140 millones
de dólares. Así lo reveló ayer a Página/12
el secretario de Finanzas, Daniel Marx. La cuenta es que la comisión
de 0,55 por ciento se contabilizará sobre 25.000 millones
de dólares, porque el resto del canje (4500 millones) lo
aportaron bancos oficiales, como el Nación y el Ciudad, que
por tener dichos títulos en cartera no le cobran comisión
alguna al Estado.
Esa revelación plantea un interrogante todavía más
inquietante. ¿Por qué deben cobrar comisión
bancos como el Galicia, Río-Santander, BBVA Francés,
Citigroup y HSBC, por los títulos que acercaron al canje
de sus propias carteras o de las AFJP que controlan? Entre lo que
tenían en cartera y en las cuentas de sus AFJP (Consolidar,
Orígenes, Siembra y Máxima) dichos bancos canjearon
títulos por unos 18.000 millones de dólares. Por ese
canje, ganarán una jugosa tasa de interés efectiva
promedio del 15,5 por ciento. Y para ello no movieron ni un dedo
en convencer a terceros clientes de los beneficios de adherirse
al canje, tarea que justificaría la comisión,
porque los títulos de la deuda eran propios.
En esa tarea de convencer a atomizados acreedores del
gobierno argentino por el mundo, los bancos lograron sumar al canje
sólo 7000 millones. Si las comisiones se computaran sólo
sobre ese tramo, la bolsa a repartir no superaría los 38,5
millones.
Sea como fuere, ya se desató la guerra por el reparto de
los 140 millones. Hay acusaciones contra el Credit Suisse First
Boston, el banco de David Mulford, el amigo de Cavallo, porque habría
aportado muy pocos fondos del exterior y se quedaría con
una parte desproporcionada de la torta.
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Satisfacción
del mercado
Tras
el efímero respiro que debería traer la operación,
el animal spirit de los economistas del establishment financiero volvió
a su máximo natural. El canje difiere vencimientos, pero
no achica el programa financiero. Los bonos argentinos todavía
están cotizando a spreads muy altos, afirmó el
analista de mercados emergentes de Merrill Lynch, Pablo Goldberg.
Por su parte, el economista jefe para países emergentes del
ABN Amro, Arturo Porsecansky, la operación es aún
mejor que el famoso blindaje, porque era plata que se entregaba trimestre
a trimestre contra mejoras en el control del déficit fiscal,
en este sentido hay una mejora en el perfil de la deuda que no depende
de que el Gobierno haga o no haga cosas en los próximos meses.
En tanto, para el influyente diario de negocios londinense Financial
Times, el megacanje ha atenuado los pagos de la deuda en los
próximos 18 meses. Si la Argentina logra reactivar
la economía, en los próximos años se considerará
que es un precio que merecía pagarse, si no, será considerado
como una manera extremadamente cara para posponer lo inevitable,
concluye. |
SALDO
DE LA OPERACION
Ganadores
y perdedores
Página/12
en Gran Bretaña
Por
Marcelo Justo
Desde Londres
Emerging
Market Economics es una de las principales consultoras económicas
inglesas de inversores institucionales y bancos en los denominados mercados
emergentes con partners en distintas partes del mundo. En
diálogo con Página/12, Richard Segal, director financiero
y especialista en América latina de esa agencia, se refirió
al nuevo escenario que se abre con el megacanje.
¿Quiénes son los ganadores y perdedores?
Los grandes ganadores son los bancos argentinos porque redujeron
su propio riesgo de default. A corto y largo plazo, el Gobierno se beneficia
porque sale de la situación de virtual cesación de pagos
y gana tiempo para crecer, pero a mediano plazo no es tan conveniente
porque entre el 2002 y el 2005 aumentan los riesgos de default. Es decir,
los acreedores se benefician más, pero si se toma en cuenta la
crítica situación que se vivía, todos deben estar
más o menos felices.
Sin embargo, la tasa de interés es exorbitante
Hace un rato yo estaba negociando el préstamo con mi banco
para comprar mi casa a un 6 por ciento anual y pensé que, en comparación,
Cavallo, con toda la credibilidad que tiene, está pagando una fortuna.
La tasa es del 15 por ciento, pero en un país que no tiene inflación
y que tiene una paridad fija con el dólar, el costo real es más
alto. Sin embargo, a mi juicio, no había alternativa.
¿No se podía negociar algo distinto sobre la base
de que es una deuda insostenible?
Era factible, pero de muy difícil ejecución, porque
no hubiera sido posible hacerlo sin devaluar para que hubiera un fuerte
aumento de las exportaciones. Esto tendría demasiados riesgos.
Sin embargo, la situación actual es similar a la del blindaje
en diciembre pasado. Todo depende de que la economía crezca.
Es cierto. Pero ahora tienen tiempo para generar ese crecimiento.
Si esto ocurre, en su momento será posible refinanciar esta deuda
muy cara que ha contraído el gobierno.
Los cálculos son que, ya en noviembre, el Gobierno tendrá
que salir al mercado a buscar fondos.
Es cierto, pero a principios de año el gobierno salió
al mercado y consiguió dinero. Al respecto hay buenas noticias.
Aumentó la recaudación fiscal a partir del impuesto a las
transacciones bancarias.
¿Cuánto tiene que crecer Argentina para sostener este
megacanje?
Un 5 ó 6 por ciento. Argentina tiene que revertir la recesión
y la deflación, es decir, tener una inflación de 2 por ciento
y un crecimiento del PBI del 4 por ciento.
¿Le preocupa las elecciones de octubre?
Menos de lo que me preocupaban hace tres o cuatro meses.
Un mal resultado en octubre podría debilitar a Cavallo.
Yo creo que va a acentuar la dispersión del voto, pero que
también va a aumentar el consenso en torno a lo que está
haciendo Cavallo.
¿Qué aconseja a sus clientes en relación con
Argentina?
Desde hace unas tres semanas nosotros somos más bien optimistas.
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