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SOLO HABRA MAS PLANES DE COMPETITIVIDAD. LOS CONSUMIDORES DEBERAN ESPERAR
Tras el canje, de nuevo en la trampa

En el primer día poscanje, el riesgo país cayó 63 puntos. Sin embargo, como antes del canje, Cavallo se encuentra en la trampa de cómo sacar a la economía de la recesión. Los bancos del canje ya empezaron a pelearse por las comisiones. Acusaciones a Mulford.

Por Maximiliano Montenegro

“Hasta ahora el 95 por ciento de mi tiempo lo dediqué a resolver el problema financiero. Ahora el 95 por ciento de mi tiempo lo voy a dedicar a la reactivación de la economía”, dijo Domingo Cavallo apenas anunció los resultados del canje. Sin embargo, tal vez ahora le sobre tiempo. En el equipo económico estudian medidas para bajar costos empresarios y alentar el consumo. Pero, más allá de la grandilocuencia con que se publiciten, lo cierto es que se irán implementando con cuentagotas hasta tanto la recaudación siga sin repuntar, porque temen que un mayor desvío fiscal vuelva a disparar el riesgo país. Así, como antes del canje, Cavallo se encuentra en una trampa: con tasas de interés del 16 por ciento, como las convalidadas en el megatrueque, es difícil que la economía se reactive por arte de magia, y mientras no haya un aumento firme de la recaudación no es posible tomar las medidas necesarias para reactivar. Mientras tanto, los bancos que actuaron de intermediarios en la canje ya empezaron a pelearse por la parte del león de las comisiones. Se quejan de que David Mulford, el amigo de Cavallo, se quedará con la comisiones más jugosas sin haber aportado gran cosa a la operación (ver aparte).
Después del megacanje, “se están estudiando una batería de medidas, pero dependen de cómo evolucione la recaudación. Primero hay que ver cómo cierra la recaudación de junio”, confesó Guillermo Mondino, jefe de asesores de Economía a Página/12. En la versión cavallista, la reactivación se logrará sobre la base de los planes de competitividad sectoriales, con acotadas disminuciones impositivas para las empresas, la esperanza de que la baja de la tasa de interés reactive el crédito y, “cuando la situación fiscal lo permita, la reducción de impuestos para impulsar el consumo”.
Justamente, cómo reactivar el consumo, que representa el 75 por ciento del producto bruto, es la clave a la que nadie le encuentra la vuelta. En Economía estudian distintas alternativas. Por ejemplo, aligerar el peso del impuesto a las ganancias para la gente que gana menos de 2500 pesos, que tiene la propensión a consumir todo el aumento de su ingreso de bolsillo y fue muy golpeada por el impuestazo de Machinea. Una forma de hacerlo sería elevando el mínimo no imponible de Ganancias, que Machinea redujo de 1800 pesos a 1200 pesos. “Sí, se están evaluando medidas como el aumento del mínimo no imponible en Ganancias”, reconoció a este diario el diputado José Luis Fernández Valoni, operador político dilecto de Cavallo. Y recordó que ninguna de estas medidas deberían pasar por el Congreso, porque podrían ser implementadas por decreto gracias a los superpoderes. También se evalúan otros instrumentos más modestos, como permitir la deducción de Ganancias de los intereses que pagan los créditos hipotecarios. Se estudió, además, una hipotética rebaja de impuestos internos a celulares, gaseosas, cerveza y bebidas alcohólicas, entre otros, que subieron escalonadamente Roque Fernández y Machinea.
Sin embargo, todas estas medidas tendrían un impacto relevante para el fisco y los Cavallo boys temen el castigo de los “mercados”, después de la paliza que recibieron en los últimos dos meses. Por eso, los funcionarios del equipo económico insisten con que se cuidará, por sobre todas las cosas, la restricción fiscal que, pese a haberse pateado para adelante vencimientos de capital e intereses de la deuda, no varió significativamente después del canje.
“Estamos trabajando sobre un montón de ideas, pero cualquier cosa que no sea planes de competitividad es muy embrionaria”, admitió a Página/12 Alfredo Castañón, secretario Legal y Técnico de Economía. “La idea es que de acá a dos años que no haya sectores en la Argentina que no tengan plan de competitividad. IVA y Ganancias serían los únicos dos impuestos para las industrias y las economías regionales, y todos los demás impuestos distorsivos serían derogados”, explicó Castañón. Ayer se firmó el plan de competitividad de autos, que se suma a los ya en marcha para calzado, textiles y productores de bienes de capital. Pero, según los analistas,”éstos planes son gestos, pero no tiene ningún efecto relevantes sobre la economía global mientras no se reactive el consumo”.
El propio Castañón reconoce el problema, pero mira para otro lado cuando se le pregunta por las medidas concretas para reactivar no ya las expectativas sino el bolsillo de la gente. “La clave acá está en que la gente empiece a sacar el dinero que tiene ahorrado, tenga confianza en empezar a consumir y en que no va a haber más recesión”, se limita a contestar.
Las cuentas fiscales que hacen en Economía son las siguientes. En junio habrá superávit fiscal, lo cual permitiría cerrar el segundo trimestre en línea con el Fondo Monetario. En el tercer trimestre tampoco habría problemas. La complicación estará en el cuarto. Cavallo todavía tiene pendiente la aplicación del recorte de 900 millones anunciado en el acuerdo con el Fondo. Según los cálculos del “mercado”, por ahora sólo se tomaron medidas consistentes con un tercio de dicho “ahorro”. Pero, por otro lado, los técnicos de Washington observan con preocupación que todas las semanas el ministro deba abrir, aunque sean sólo gotas, la canilla del gasto para resolver con dinero conflictos de alto voltaje político, como los corte de ruta de los piqueteros o Aerolíneas. Dicen que a fin de mes eso suma, y entonces el gasto no baja.
Por eso, en Economía admiten que será necesario un nuevo ajuste del gasto, pero quieren patearlo para después de las elecciones. Confían en que con lo que rinda el impuesto a las cuentas corrientes y lo que acerque al fisco una tibia recuperación del nivel de actividad sería suficiente para tirar hasta entonces. En ese ajuste está trabajando el vicejefe de Gabinete, el cavallista Armando Caro Figueroa.
Sea como fuere, nadie en Economía trabaja sobre la hipótesis de “una vigorosa reactivación en el segundo semestre”, como promociona el ministro después del canje, ahora que –promete– va a tener tiempo de ocuparse de la economía real.

Tres dudas de la vida tras el canje

Hay tres dudas que sobrevuelan la relación entre el canje de deuda, a una tasa de interés exorbitante, y la indispensable reactivación de la economía para que las cuentas cierren. Son las siguientes:
* Cuando hace dos meses Cavallo debió pagar una tasa de interés del 10,9 por ciento por préstamos de unos cientos de millones de dólares para renovar el vencimiento de Letras del Tesoro, calificó a esas tasas de “ruinosas” para el Estado. Se enojó con los banqueros y hasta los acusó de comportarse a manera de “cartel” para cobrarle caro al gobierno. Ahora, en cambio, aceptó una tasa promedio del 15,5 por ciento por 30.000 millones. Más aún, el viceministro y secretario de Hacienda, Daniel Marx, aseguraba convencido un mes atrás la tasa de riesgo país tenía que bajar a 700 o 750 puntos par que el canje tuviera sentido para el gobierno. Sin embargo, el viernes, cuando se selló la operación, el riesgo cerró en 1020 puntos.
* ¿Qué negocio productivo puede dar en los próximos años en Argentina una rentabilidad superior al 16 por ciento anual? Salvando petróleo, teléfonos u otros mercados cautivos, José Ignacio de Mendiguren, el flamante titular de la UIA, no duda: “Ninguno. Por eso ahora hay que dedicarse a tomar medidas para la reactivación. Sino, si seguimos esperando la baja del riesgo país vamos a repetir el camino que desembocó primero en el blindaje y ahora en el megacanje”, responde.
* Nadie está dispuesto a financiar una economía que no crece, aunque las cuentas fiscales estén en orden.

 

La guerra de la comisión

Por M. M.

La comisión que se repartirán los siete bancos que participaron como coordinadores del megacanje rondará los 140 millones de dólares. Así lo reveló ayer a Página/12 el secretario de Finanzas, Daniel Marx. La cuenta es que la comisión de 0,55 por ciento se contabilizará sobre 25.000 millones de dólares, porque el resto del canje (4500 millones) lo aportaron bancos oficiales, como el Nación y el Ciudad, que por tener dichos títulos en cartera no le cobran comisión alguna al Estado.
Esa revelación plantea un interrogante todavía más inquietante. ¿Por qué deben cobrar comisión bancos como el Galicia, Río-Santander, BBVA Francés, Citigroup y HSBC, por los títulos que acercaron al canje de sus propias carteras o de las AFJP que controlan? Entre lo que tenían en cartera y en las cuentas de sus AFJP (Consolidar, Orígenes, Siembra y Máxima) dichos bancos canjearon títulos por unos 18.000 millones de dólares. Por ese canje, ganarán una jugosa tasa de interés efectiva promedio del 15,5 por ciento. Y para ello no movieron ni un dedo en convencer a terceros clientes de los beneficios de adherirse al canje, tarea que justificaría la “comisión”, porque los títulos de la deuda eran propios.
En esa tarea de convencer a “atomizados” acreedores del gobierno argentino por el mundo, los bancos lograron sumar al canje sólo 7000 millones. Si las comisiones se computaran sólo sobre ese tramo, la bolsa a repartir no superaría los 38,5 millones.
Sea como fuere, ya se desató la guerra por el reparto de los 140 millones. Hay acusaciones contra el Credit Suisse First Boston, el banco de David Mulford, el amigo de Cavallo, porque habría aportado muy pocos fondos del exterior y se quedaría con una parte desproporcionada de la torta.

 

Satisfacción del “mercado”
Tras el efímero respiro que debería traer la operación, el animal spirit de los economistas del establishment financiero volvió a su máximo natural. El canje “difiere vencimientos, pero no achica el programa financiero. Los bonos argentinos todavía están cotizando a spreads muy altos”, afirmó el analista de mercados emergentes de Merrill Lynch, Pablo Goldberg. Por su parte, el economista jefe para países emergentes del ABN Amro, Arturo Porsecansky, la operación “es aún mejor que el famoso blindaje, porque era plata que se entregaba trimestre a trimestre contra mejoras en el control del déficit fiscal, en este sentido hay una mejora en el perfil de la deuda que no depende de que el Gobierno haga o no haga cosas en los próximos meses”. En tanto, para el influyente diario de negocios londinense Financial Times, el megacanje “ha atenuado los pagos de la deuda en los próximos 18 meses”. “Si la Argentina logra reactivar la economía, en los próximos años se considerará que es un precio que merecía pagarse, si no, será considerado como una manera extremadamente cara para posponer lo inevitable”, concluye.

SALDO DE LA OPERACION
Ganadores y perdedores

Página/12
en Gran Bretaña

Por Marcelo Justo
Desde Londres

Emerging Market Economics es una de las principales consultoras económicas inglesas de inversores institucionales y bancos en los denominados mercados emergentes con “partners” en distintas partes del mundo. En diálogo con Página/12, Richard Segal, director financiero y especialista en América latina de esa agencia, se refirió al nuevo escenario que se abre con el megacanje.
–¿Quiénes son los ganadores y perdedores?
–Los grandes ganadores son los bancos argentinos porque redujeron su propio riesgo de default. A corto y largo plazo, el Gobierno se beneficia porque sale de la situación de virtual cesación de pagos y gana tiempo para crecer, pero a mediano plazo no es tan conveniente porque entre el 2002 y el 2005 aumentan los riesgos de default. Es decir, los acreedores se benefician más, pero si se toma en cuenta la crítica situación que se vivía, todos deben estar más o menos felices.
–Sin embargo, la tasa de interés es exorbitante
–Hace un rato yo estaba negociando el préstamo con mi banco para comprar mi casa a un 6 por ciento anual y pensé que, en comparación, Cavallo, con toda la credibilidad que tiene, está pagando una fortuna. La tasa es del 15 por ciento, pero en un país que no tiene inflación y que tiene una paridad fija con el dólar, el costo real es más alto. Sin embargo, a mi juicio, no había alternativa.
–¿No se podía negociar algo distinto sobre la base de que es una deuda insostenible?
–Era factible, pero de muy difícil ejecución, porque no hubiera sido posible hacerlo sin devaluar para que hubiera un fuerte aumento de las exportaciones. Esto tendría demasiados riesgos.
–Sin embargo, la situación actual es similar a la del blindaje en diciembre pasado. Todo depende de que la economía crezca.
–Es cierto. Pero ahora tienen tiempo para generar ese crecimiento. Si esto ocurre, en su momento será posible refinanciar esta deuda muy cara que ha contraído el gobierno.
–Los cálculos son que, ya en noviembre, el Gobierno tendrá que salir al mercado a buscar fondos.
–Es cierto, pero a principios de año el gobierno salió al mercado y consiguió dinero. Al respecto hay buenas noticias. Aumentó la recaudación fiscal a partir del impuesto a las transacciones bancarias.
–¿Cuánto tiene que crecer Argentina para sostener este megacanje?
–Un 5 ó 6 por ciento. Argentina tiene que revertir la recesión y la deflación, es decir, tener una inflación de 2 por ciento y un crecimiento del PBI del 4 por ciento.
–¿Le preocupa las elecciones de octubre?
–Menos de lo que me preocupaban hace tres o cuatro meses.
–Un mal resultado en octubre podría debilitar a Cavallo.
–Yo creo que va a acentuar la dispersión del voto, pero que también va a aumentar el consenso en torno a lo que está haciendo Cavallo.
–¿Qué aconseja a sus clientes en relación con Argentina?
–Desde hace unas tres semanas nosotros somos más bien optimistas.

 

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