Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Un puesto de camarista federal tiene a cuatro hombres en pugna

Magariños, Cavallo, Rimondi y Garrido pasaron ayer por rigurosas entrevistas públicas en el Consejo de la Magistratura para conseguir la vacante en la Sala I de la Cámara Federal.

Por Irina Hauser

¿Qué opina sobre el otorgamiento de mayores facultades a la policía? ¿Cómo evalúa la eliminación de la ley del dos por uno? ¿Y el delito de enriquecimiento ilícito? ¿Cómo debe ser la relación entre los jueces y la prensa? ¿Qué reformas haría en el tribunal si lo nombran camarista? ¿Qué hace usted ante una toma de rehenes? Estas y otras preguntas tuvieron que responder ayer en el Consejo de la Magistratura algunos personajes conocidos: los jueces Héctor Magariños, Gabriel Cavallo y Jorge Rimondi y el director de investigaciones de la Oficina Anticorrupción (OA), Manuel Garrido. Los cuatro concursan para ocupar un lugar que está vacante en la Sala I de la Cámara Federal. Los consejeros aprovecharon la ocasión para hacer buena letra, después de haber sido cuestionados por haber subido la nota del candidato preferido del radicalismo en el concurso para ocupar el juzgado federal 12 que dejó vacante Carlos Branca.
La Cámara Federal es el tribunal de alzada en muchísimos casos que involucran a funcionarios públicos. Por ahora la Sala I está integrada por Luisa Riva Aramayo y Horacio Vigliani, conocidos por sus fallos favorables al menemismo. El sillón vacío es el que dejó Juan Pedro Cortelezzi, de raíz radical. Igual que todos los nombramientos en el fuero federal, éste es uno de los que más inquietud causa en el Poder Ejecutivo. Algunos de los candidatos son funcionarios notorios y con presencia mediática.
Ayer fueron entrevistados por la Comisión de Selección en el mismo orden de mérito en que figuran según las calificaciones que obtuvieron en el dictamen mayoritario: Magariños (171 puntos), Rimondi (162), Cavallo (157), Garrido (156). A diferencia de concursos anteriores, la comisión esta vez decidió no cambiar el puntaje asignado por el jurado a los exámenes, pero alteró el de los antecedentes. Aunque lo niega en voz alta, la comisión minimizó las modificaciones para ahorrarse un problema similar al que se desató con el concurso para el juzgado 12: el juez Sergio Torres quedó primero en la terna aprobada por la comisión –y finalmente enviada por el plenario al Ejecutivo– a pesar de que el jurado lo había puesto sexto.
Como las entrevistas son públicas, los postulantes tuvieron apoyo de amigos, parientes y colegas del Poder Judicial. Cuando a Magariños, juez de un tribunal oral que trabajó junto a Ricardo Gil Lavedra, Enrique Paixao y León Arslanian, le preguntaron sobre las facultades policiales, dijo que “la policía no puede por definición tener más facultades que los jueces,” y que “la pregunta de quien tiene uniforme y porta un arma es de carácter coactivo” a diferencia de la de un juez. Como si estuviera en pleno debate parlamentario, el menemista Miguel Pichetto cuestionó: “¿Pero usted no cree que hay una demanda de la sociedad que pide cambios? (...) También en el Poder Judicial hace falta eficacia en la lucha contra el delito”.
El despliegue de ideas de Pichetto y las citas de películas y programas de TV del fin de semana, irritaron al consejero Mario Gersenobitz. “Esto es para conocer a los candidatos, no a los consejeros”, protestó.
Rimondi fue menos polémico en su discurso, a tal punto que despertó bostezos. Explicó la figura de enriquecimiento ilícito sin cuestionarla y pareció no recordar demasiado sobre jurisprudencia de la Corte Suprema en materia de amnistías en casos de delitos de lesa humanidad. Tuvo que fundamentar por qué tuvo preso a un hombre 18 meses sin fundamento.
Con la entrada al recinto de Cavallo, ex secretario de la sala I y actual juez federal, los consejeros se volvieron a despabilar. Sobre las facultades para la policía, dijo que no necesariamente ayudará a esclarecer delitos, hizo propuestas para hacer más eficiente el trabajo en la Cámara, polemizó sobre la figura del agente encubierto, y cuando le preguntaron cómo hace actualmente para manejar tres juzgados (ya que subroga dos vacantes) aprovechó para decir al respecto: “me imputan que no tengo publicaciones, me parece injusto, algunas de mis sentencias se han publicado, y han contribuido a cambiar la legislación”. “Algo de este temaes asunto nuestro”, acotó el consejero Eduardo Orio, en referencia a la demora para el nombramiento de jueces.
La exposición de Garrido, que dio el mejor examen escrito de todos pero como no pasó por el cargo de juez (sólo fue secretario en la sala I) le bajaron puntos en antecedentes, despertó comentarios positivos. A él también le preguntaron sobre diferencias entre su rol actual y el que tendría como camarista. Los abogados que integran la comisión de selección empezaron a analizar un cambio en el orden de mérito que podría llevar a Rimondi al cuarto lugar y elevar a Cavallo y a Garrido, algo que discutirán en los próximos días.

 

 

PRINCIPAL