Por
Carlos Rodríguez
La
investigación por el asesinato del médico Juan Monzón,
que se desempeñaba como subsecretario de Salud del municipio bonaerense
de José C. Paz y que murió el sábado en medio de
una persecución policial a cuatro delincuentes, está orientada
hacia la fuerza de seguridad: se sospecha que el autor del disparo mortal
habría sido uno de los dos agentes que estaban en el patrullero
de la comisaría primera de esa localidad que intervino en el hecho.
La bala extraída del cuerpo de la víctima es calibre
9 milímetros y por orden del fiscal (Héctor Scebba) fueron
secuestradas las dos armas en poder de los policías, pero el resultado
de las pericias recién se conocería el miércoles
(por mañana), explicó a Página/12 una fuente
cercana a la causa. El vocero confirmó que los indicios apuntan,
en principio, hacia esos dos policías. El episodio ocurrió
en la noche del sábado, luego de que fuera asaltado un comercio
ubicado al lado de la clínica privada propiedad de Monzón,
ubicada en la zona céntrica de José C. Paz.
Al producirse el robo, cerca de las 19.30, en DElia y Coronel Suárez,
el subsecretario Monzón estaba cerrando la puerta de entrada a
la clínica, mientras su esposa se encontraba en un comercio vecino,
una fábrica de pastas. La mujer le hizo señas a Monzón
para que se alejara del local lindero que estaba siendo asaltado, pero
él no interpretó el mensaje y cuando se acercó a
la entrada del comercio fue robado por uno de los cuatro ladrones, quien
le sustrajo una campera y el dinero en efectivo que llevaba. Minutos después,
y mientras los asaltantes escapaban a pie por una calle de tierra, llegó
un móvil de la comisaría primera.
El abogado Roberto Damboriana, representante legal de la familia Monzón,
le dijo a este diario que el funcionario asesinado corrió
hacia donde iban los ladrones para orientar a los policías en la
persecución y fue entonces que se escucharon los disparos.
Fuentes de la fiscalía dijeron que los testigos aseguran que sólo
se escucharon dos disparos en el momento en que cayó herido
Monzón y que en ese primer momento no hubo un tiroteo, que
se produjo después, cuando siguió la persecución,
con la intervención de otros policías que fueron llegando
al lugar.
Monzón fue herido a la altura del glúteo y el disparo dañó
la arteria femoral, lo que le provocó una hemorragia, además
de destruir una vértebra de la columna. Testigos presenciales citados
por la familia aseguraron que Monzón estuvo por lo menos
media hora tirado en el suelo, hasta que fue llevado al Hospital
Mercante, donde murió. El establecimiento se encuentra ubicado
a muy pocas cuadras del lugar del hecho. Según Damboriana, existe
la presunción de que la policía podría
haberlo confundido con uno de los ladrones y por eso le disparó
de la cintura hacia abajo, como indican las normas de uso policial cuando
un ladrón está en franca retirada.
Un testigo dice que el ladrón que se tiroteó con la
policía llevaba un revólver y no una pistola 9 milímetros,
de manera que las sospechas se orientan hacia la policía,
recalcó Damboriana, en coincidencia con los indicios que señalaron
las fuentes judiciales. Un portavoz policial, citado por la agencia Télam,
admitió que todo parece indicar que la bala que mató
al médico fue disparada por un sargento del Comando de Patrullas.
Otras versiones señalan a un agente de la comisaría primera.
De todas maneras todavía faltan las pericias sobre el proyectil
y sobre las pistolas secuestradas, que pueden ser definitorias porque
la bala que le fue extraída a la víctima está en
condiciones de ser peritada, explicó el vocero allegado a
la causa. Las dos armas secuestradas habían sido disparadas ese
día. Fue imposible hablar directamente con la familia. Griselda,
la esposa de Monzón, se había quedado cuidando a los hijos
del matrimonio, a muchos metros del lugar donde cayó herido su
marido, de manera que no pudo ver todo lo sucedido.
Uno de los testigos clave se encontraba en el interior del local de pastas
asaltado y corrió, junto con Monzón, hacia la calle de tierra
porla que escaparon los cuatro asaltantes. Los ocupantes del móvil,
que fueron los primeros en llegar al lugar, tuvieron que seguir la persecución
a pie porque el rodado se quedó atascado en la calle de tierra,
intransitable por la lluvia caída durante los últimos días.
La muerte de Monzón tuvo una fuerte repercusión política
en José C. Paz, cuyo intendente es el peronista Mario Ishii, que
está distanciado del actual ministro de Gobierno provincial, Raúl
Othacehé. En el velatorio de Monzón se escucharon fuertes
críticas dirigidas a la forma en que actúa la policía
provincial y uno de los más duros fue el actual titular del Concejo
Deliberante local, Héctor Bottarini. Todos apuntaron hacia los
responsables políticos de ese accionar.
UN
ACTO POR LOS CUATRO MESES DEL CASO MELMANN
Fogoneando
la pista policial
Por
Horacio Cecchi
El
título de la convocatoria decía todo: A cuatro meses
del asesinato de Natalia Melmann. El punto de reunión, el
Centro Cultural San Martín. Allí, estuvieron ayer los padres
de Natalia, Gustavo y Laura. Como para insistir en que el caso no había
sido un exabrupto sino un modelo vigente de inseguridad, respaldaron y
participaron del acto, junto a ellos, vecinos de Miramar, los padres de
Mariano Witis, los de Maxi González con la asociación Avise,
Rosita y Néstor Bru, Miriam y Luis Bordón, además
de los diputados Liliana Carrió, Alfredo Bravo, Alejandro Mosquera,
Piero, el cura Luis Farinello, el rabino Daniel Goldman y Piero, y una
apreciable cantidad de familiares de víctimas de la policía,
de los cuales la enorme mayoría aún no alcanzó a
conmover los vendajes de la Justicia.
Natalia Melmann fue violada y asesinada el 4 de febrero pasado. Su cadáver
apareció dentro del pinar de Miramar cuatro días más
tarde, después de que sus padres denunciaran su desaparición
y salieran a buscarla con un ejército de baqueanos y vecinos. Diez
días después del homicidio, fue capturado el por entonces
principal y hasta ahora único imputado, el Gallo Fernández,
después de haber burlado la custodia policial. Pocos días
después, Melmann pidió investigar al Rambo Caravaggio, Etchenique,
el Mono Suárez, y Gerardo el Panadero, por su presunta participación
en el crimen. Los cuatro formaban parte del staff de la comisaría.
Pasaron cuatro meses desde entonces. En medio, se sucedieron una lluvia
de piedras que destrozó el frente de la comisaría, la remoción
del comisario Juan Carlos Grillo a cargo del destacamento, el reemplazo
de casi la totalidad del plantel de policías, la remoción
del jefe de la Departamental Mar del Plata, Ricardo Triches, marchas y
más marchas de silencio en Miramar y Mar del Plata con la participación
de miles de turistas, la declaración del Gallo que señaló
como autores del crimen al menos a dos de los cuatro policías mencionados
antes y, recientemente, las pericias definitivas que demuestran que el
ADN del Gallo no coincide con las huellas dejadas en el cuerpo de Natalia.
Cuando la policía está implicada tiene que ser apartada
de la investigación, reclamó Gustavo Melmann. La
policía está para protegernos y no para ser los operadores
del crimen.
Nosotros aportamos pruebas hace 70 días y la fiscalía
aún no ha hecho nada con eso sostuvo Laura Itzcovich, abogada
de la familia Melmann, cuando es su obligación. Se le paga
un sueldo para eso. Entre las denuncias aportadas, no sólo
figuran los nombres de los policías mencionados sino también
declaraciones de testigos encubiertos, y las propias declaraciones
de Gallo, citó Melmann, por momentos con la voz quebrada.
Se saben muchas cosas pero no se realizaron acciones en relación
con lo que se sabe aseguró Itzcovich a Página/12.
Ni siquiera se ha citado a los policías mencionados por Fernández
como testigos, ni siquiera para saber qué tienen que decir sobre
la acusación del Gallo. Nadie secuestró ningún vehículo,
nadie ordenó hacer pericias sobre los autos policiales. Pedimos
pericias sobre las ropas de Natalia para determinar si hay rastros de
otro lugar de donde fue hallada. Pero hasta ahora sobre eso no se ha hecho
nada.
Durante la conferencia, se hicieron sentir las voces de los familiares
de víctimas de la policía y de casos archivados por la justicia.
Queremos comprometerlos dijo uno de ellos a Gustavo Melmann
a organizar un foro nacional contra la corrupción y la violencia
policial.
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