Por
Roque Casciero
Hace
más de un año que la idea de separar Illya Kuryaki &
the Valderramas rondaba en las cabezas de Dante Spinetta Zalazar y Emmanuel
Horvilleur. Pero la decisión tardó en hacerse efectiva.
La del dúo es una disolución por lo menos atípica:
sus integrantes siguen llevándose muy bien, al punto de que conservan
esa rara habilidad para que uno termine las frases del otro. Y no descartan
una reunión futura. Sentados en un bar ultra moderno de Palermo
Hollywood en el que no se sienten del todo cómodos, los ex
niños prodigio del hip hop a la argentina y actuales samurais latinos
insisten en que sus seguidores eviten la nostalgia y la sensación
de luto. Nosotros vivimos lutos reales y esto no lo es, afirma
Horvilleur, en referencia a la muerte del manager de la banda, José
Luis Miceli. Es una metamorfosis, una mutación, nada más.
El último movimiento en conjunto está a punto de salir a
la luz: Kuryakistán es un compilado extraño, ya que presenta,
entre otras cosas, nuevas versiones de hits como Abarajame
o Jaguar house, un remix de Coolo y rarezas como
la versión de Another one bites the dust para un tributo
a Queen y la canción Stop muerte, de la banda sonora
de la película Amores perros. Pero lo más llamativo son
los cuatro temas flamantes: A-dios, Hermano (ambos
en homenaje a Miceli), Masaje vainilla y She dances.
Sin embargo, la noticia del quiebre de la banda opaca a la de la salida
del disco, incluso para Spinetta Zalazar y Horvilleur.
¿Cuánto influyó en la separación de
IKV la muerte de Miceli? Ustedes lo consideraban el tercer Kuryaki...
E.H.: Eso
influyó en nuestras vidas. José Luis era nuestro amigo y
es muy loco que haya fallecido. Para mí fue algo totalmente nuevo
el hecho de que una persona desapareciera de la faz de la Tierra. Se habían
muerto personas cercanas a mí, pero no alguien con quien compartía
charlas sobre la muerte, precisamente, o sobre las cosas que uno habla
con un amigo a solas, de noche, después de fumarse un porro. Uno
empieza a ver la vida de otro modo. Obviamente, sin José todo se
hizo distinto, pero tampoco está bien atribuirle a él la
separación de Illya Kuryaki.
D.S.Z.: Haber perdido a José Luis fue un bajón re
grosso en la banda. Nosotros ya veníamos hablando de separarnos:
era el fin del contrato con la discográfica y había cosas
personales en la vida de cada uno que hacían que esto se viera
venir. Y lo de Jose, obviamente, terminó de definirlo. No quiero
cargarlo sobre las espaldas de José Luis, pero lo cierto es que
algo falta. Es como el fin de un capítulo de nuestra historia.
Tal vez se retomará o no, pero el capítulo cerró.
¿Por qué tardaron en decir que se separaban?
D.S.Z.: Habíamos hablado, pero no queríamos boquear
y armar quilombo, preferíamos pensarlo bien. La onda entre nosotros
está e Illya Kuryaki puede reaparecer en cualquier momento. Creo
que Kuryakistán es un país donde están todos nuestros
pedazos: pusimos una bandera ahí y ahora es el momento de ir a
conquistar nuevos terrenos. Esta vez el viaje es solos, pero quizás
en algún momento volveremos con más poder mental y espiritual,
y armaremos otro concepto de Illya Kuryaki más poderoso que nunca.
Nosotros pusimos todo en cada disco, en cada presentación, y si
no teníamos la misma energía, después de todo lo
que pasamos en lo personal, era mejor parar la bola. También es
una cuestión de respeto al público que tanto nos apoyó.
E.H.: Digamos que uno cuida su intimidad. ¿Cuántas
veces uno termina leyendo en los diarios cosas que terminan lastimando
a gente que es parte de esto? Dante y yo somos amigos, nuestras familias
son amigas, y preferimos guardar cosas dentro del núcleo. Queremos
que lo que se conozca de nosotros sea la música, aunque en este
momento la música no sea importante para mucha gente, porque se
le presta más atención a la cosa mediática y a los
chismes. Nosotros no somos una banda fóbica con laprensa, podemos
aparecer en cualquier medio porque estamos seguros de nuestra música,
pero hay cosas que es preferible guardar.
Están hablando de nosotros y en presente al mismo
tiempo que anuncian la separación de la banda.
E.H.: (Se sorprende) Bueno, son diez años de banda. Los Kuryaki
hicimos muchas canciones por separado, pero somos una banda. El concepto
de IKV va a estar vivo. O eso espero. Por otro lado, muchas bandas terminan
volviendo y la gente dice: Uh, después del quilombo que armaron
cuando se separaron... Nosotros no estamos armando quilombo, por
eso podremos volver tranquilamente cuando querramos. O no.
O sea que la posibilidad de la vuelta está abierta.
E.H.: Si estamos separándonos es porque no va a haber Illya
Kuryaki durante un tiempo largo. Creo que vamos a pasar por momentos difíciles,
porque dejamos una banda bastante exitosa que nos permitió sacar
discos, tocar por toda América, pasarla bien y vivir diez años
muy importantes. Voy a tener que hacerme de abajo: para grabar un disco
tendré que endeudarme, aunque sea de palabra. Y encarar una cosa
así en la Argentina de hoy será muy complicado. Pero igual
estoy contento, porque cualquier cosa que nazca en este momento es buena
para la música.
D.S.Z.: Está la posibilidad de volver, porque entre nosotros
está la onda como para juntarnos a tocar y decir: Loco, volvemos.
¿Por qué no? En algún momento seguramente lo haremos.
Si sigue la buena relación entre nosotros, seguro que un día
volvemos e incendiamos alguna plazoleta.
¿No pensaron en hacer un show de despedida?
D.S.Z.: No sé si sería mejor que el último
que hicimos en La Trastienda, donde la pasamos bárbaro. Pero quizá
toquemos. Lo teníamos pensado, pero no queremos decir que sí
antes de estar seguros.
E.H.: Nos llevaría un mes armar la banda de nuevo, ver qué
músicos están disponibles, ensayar...
¿Cómo comenzarán sus carreras solistas?
E.H.: Por ahora, yo sigo bajo el influjo de Illya Kuryaki. Por ejemplo,
sigo firmando los autógrafos Con cariño, Kuryaki.
Bueno, tampoco es que me piden tantos... Mi plan es componer canciones.
El desafío es difícil, pero también es cortar con
hablar de nosotros y pasar a hablar de mí en lo musical. IKV era
un concepto, entonces se hacía fácil tirar cosas dentro
de ese concepto. Ahora no me resulta tan natural, porque tengo que dar
el cambio.
D.S.Z.: Yo empecé a grabar algunas cosas, porque quiero volcar
la música que me sale y no dejarme estar mucho tiempo. Estoy con
pilas para hacer cosas. Seguramente en algún momento haré
un disco y las raíces del funk, el hip hop y el R&B van a estar
en lo que haga, porque es la música que siento como mía.
Y seguramente haré algo con mi viejo. Un poco más adelante,
pero se acerca el momento. Ya hay un par de ideas. Mi viejo es uno de
los compositores que más me gusta en todo el mundo y se está
dando la onda de hacer algo juntos de modo natural.
¿Ya se hicieron a la idea de que les pregunten cuándo
vuelve IKV?
E.H.: Eso va a existir siempre. No sé, a mí me preguntan:
¿Cómo anda tu viejo?, por Spinetta.
Peor sería que le preguntaran por la vuelta de Almendra.
E.H.: Claro. Es así, en la Argentina siempre te van a preguntar
ese tipo de cosas. (Hace una pausa.) Bueno, en Perú una vez me
preguntaron: ¿Cómo está tu papá, Piero?.
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