Por Javier Lorca

La presidencia del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas Técnicas impulsa una profunda reforma del organismo. En una entrevista con Página/12, el titular del Conicet, Andrés Carrasco, anunció que promoverá un debate para desarrollar un proyecto de ley que sustente al Conicet, creado por decreto. A casi un año de haber asumido, el investigador en biología molecular y hombre del Frepaso pretende articular al Conicet con el resto de las instituciones del área y centrar sus investigaciones en las principales demandas sociales. Hacia adentro del organismo, las propuestas son evaluar lo producido por los 3700 investigadores y 1500 becarios, integrar el trabajo de los equipos científicos y promover el pago de un incentivo a los investigadores que dan clases en la universidad.
u El marco legal que sustenta al Conicet es muy pobre e inestable. Sólo un decreto de 1958 y sus posteriores modificaciones. Por eso, Carrasco quiere una ley: “Necesitamos una ley para el Conicet, una normativa que le dé más estabilidad, que le permita ser más eficaz y contemple su funcionamiento, su forma institucional de conducción, la estructura de la carrera del investigador, los derechos y deberes de los investigadores”, entre otras cosas. El presidente del consejo dijo que la ley debe provenir de “profundo un debate protagonizado por la comunidad científica y el Congreso”. Pero cree que, antes, habrá que esperar la sanción de la primera ley nacional de Ciencia y Tecnología. Ese proyecto, cuya autora es la actual secretaria para la Ciencia, la Tecnología y la Innovación Productiva, la también frepasista Adriana Puiggrós, tiene dictamen favorable en las comisiones de la Cámara de Diputados, pero su sanción está trabada por los aumentos presupuestarios que prevé.
u “Tenemos que lograr una mayor articulación entre los institutos que componen el sistema científico: el Conicet, el INTI, el INTA, la Conae, la Conea”, apuntó Carrasco. “Como son organismos con distintas dinámicas y en diferentes jurisdicciones, hay que analizar cómo se los articula. No se soluciona simplemente poniéndolos bajo el mismo espacio.” La alternativa que él impulsa es desarrollar programas de investigación horizontales que integren a todos los institutos en pos de un mismo fin. “El Conicet es una pieza central de la reorganización que necesita el sistema, porque es el espacio donde se forman los recursos humanos”, dijo. Dentro de esa reestructuración, Carrasco pretende que, “por su alta concentración de recursos humanos altamente calificados, el Conicet cumpla un rol fundamental en la atención de demandas sociales”: “Si el Chagas es una demanda sociosanitaria nacional, habría que trabajar integradamente desde los diferentes equipos en esa dirección”.
u Hacia adentro del Conicet, tras reclamar un mayor presupuesto, Carrasco pretende “mejorar la calidad de gestión”. “Sin eso, cualquier aumento presupuestario que logremos va a tener un impacto mucho menor.” Los principales objetivos son perfeccionar la distribución interna de recursos y el sistema de evaluación del producto de las investigaciones, además de articular las tareas de los diversos equipos científicos. “Otro problema es nuestra dispersión geográfica, que es muy interesante pero podría mejorarse. Tenemos alrededor de 90 institutos. Habría que articularlos y, a algunos, refuncionalizarlos”, contó. El titular del organismo científico aspira a concentrar “la masa crítica en un gran centro de excelencia”: “Permitiría un mayor grado de intercambio entre los investigadores, mayor creatividad y originalidad. Las mejores ideas de la ciencia nacen en las cafeterías de los grandes institutos, donde se reúnen los investigadores a charlar. Necesitamos ámbitos que tiendan a eso y no a la fragmentación”.
u Un viejo reclamo de los científicos pregunta por qué ellos no cuentan con un programa de incentivos, tal como el que el Ministerio de Educación distribuye entre los docentes que hacen investigación. “Es un reclamo justo –reconoció Carrasco–. El investigador que enseña merece también cobrar un incentivo. Muchos damos clases sin tener un cargo docenteformal.” De hecho, de los más de 3700 investigadores del Conicet, cerca de un tercio cobra dedicaciones exclusivas en la universidad, otro tercio cobra dedicaciones inferiores en esas instituciones, y el resto no tiene ningún salario en las universidades. El proyecto es dirigir los incentivos hacia ese último grupo. “Sólo se afectaría un 8 o 9 por ciento del programa de incentivos vigente”, aseguró.

PRINCIPAL