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BALZA SOBRE LAS ARMAS A CROACIA, ANTES DE LA CITA CON URSO
“Algunos pícaros tomaban partido”

El ex jefe del Ejército, que prestará hoy declaración indagatoria ante el juez
por el contrabando de armas, acusó a los que vendieron armas a Croacia vulnerando el embargo. Dijo que �hubo una ruin ingeniería mafiosa�.

Por M. G.

“Mientras los soldados y yo nos sentíamos orgullosos de actuar como brazo armado de la política exterior en aras de la paz y jactándonos de ser imparciales, mi país había vendido armas a uno de los bandos”, se quejó ayer el ex jefe del Ejército Martín Balza ante Página/12 al comentar sus visitas a las tropas apostadas en la ex Yugoslavia en pleno conflicto. Balza prestará hoy declaración indagatoria frente al juez Jorge Urso en la causa por contrabando de armas, que entre el menú de opciones podría dejarlo libre o procesarlo como supuesto involucrado en la venta ilegal de armamento realizada durante el gobierno de Carlos Menem.
“Confío en las diferentes instancias judiciales, confío en el tiempo”, dijo un Balza que afirmó sentirse “mortificado”.
“Le pedí al ministro actual (por el de Defensa, José Horacio Jaunarena) un control de los inventarios del Ejército”, dijo Balza. “Si fuera cierto lo que dice el fiscal, sobre un faltante de armas, la seguridad podría estar afectada, y entonces habría un serio problema.”
“Qué tonto tengo que haber sido, ¿no?”, dijo sobre sus visitas a Croacia. “Algunos pícaros tomaban partido, y yo no lo sabía.” La del ex jefe del Ejército es una alusión transparente a la conducción del Estado, pero Balza no quiso precisar anoche a quién se refería exactamente cuando hablaba de pícaros. Por la tarde ya había formulado una alusión en el mismo sentido al declarar, durante un reportaje de Canal 7, que en el contrabando de armas “hubo una ruin ingeniería mafiosa”. Dijo Balza que “antes de despedir a cada contingente argentino les hablaba de la imparcialidad que tenían que mantener, porque estaba convencido de la imparcialidad de la Nación y mi país le había vendido armas a uno de los bandos en pugna”.
Los artífices de la ingeniería mafiosa habría sido los que “quisieron tomarme por tonto”, explicó Balza. “¿Pero fui tonto? Lo pregunto más directamente. ¿Fui un boludo? No. Actúe con transparencia y por eso me marginaron de todo sin que yo pudiera saber nada. Tampoco mis subordinados lo sabían. Si yo hubiera detectado algo irregular, ilegal o delictivo en el Ejército, lo hubiera denunciado. Y un subordinado mío también lo hubiera denunciado. No hubiera reparado en denunciar a un oficial de alta jerarquía, como no hubiera tenido ningún miramiento en denunciarme a mí”.
En la conversación con este diario, Balza insistió en la que será con seguridad su línea de defensa ante Urso: poner al Ejército como garante institucional de su inocencia. “No éramos una megaorganización delectiva con decenas y cientos de hombres que contribuyeron a un delito al por mayor”, dijo. Pero quiso aclarar que “el armamento no salió del Ejército”. También repitió que “no nos consta que se hayan clonado cañones” y recordó que “hay un informe del jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni, elevado a la causa”.
La línea de Balza sobre derechos humanos difiere de la de la Brinzoni, que fue su mejor cadete en el Colegio Militar e integró la cúpula del Ejército durante los últimos años de gestión del ex jefe de Estado Mayor. Mientras Balza puso el énfasis en la autocrítica, Brinzoni trató en todo momento de compensar el peso de la autocrítica con su reclamo de “verdad completa”, una forma de licuar los juicios de la verdad. El actual jefe, además, deberá enfrentar el pedido del Centro de Estudios Legales y Sociales de que la Justicia investigue su papel cuando era secretario general de la Gobernación del Chaco y el Ejército ejecutó la masacre de Margarita Belén. Ambos jefes, el anterior y el actual, no estuvieron de acuerdo sobre la actitud ante los dinosaurios retirados, hacia quienes Brinzoni se acercó, ni sobre la postura frente a las citaciones judiciales a jefes como Luciano Benjamín Menéndez, confortado en Córdoba por el atento secretario general del Ejército, Eduardo Alfonso, curiosamente un ex ayudante de Balza que abandonó la doctrina de su antiguo superior.
Pese a las diferencias, Balza se cuidó de no criticar con nombre y apellido a Brinzoni. Es que los datos que pueda aportar el Ejército sobre el régimen de envío de armas del arma a Fabricaciones Militares y sobre la cadena de mandos serán claves, imagina el ex jefe, en el futuro juicio oral de la causa de armas.
“Ojo, que Balza preso es también una preocupación de la Alianza, y no solo de nosotros”, advertía ayer un importante ex funcionario de la Administración Menem. “Balza es un hombre de la democracia”, explicaba.
Ese tipo de defensa sin duda no le servirá mucho a Balza y suena como el abrazo del oso, pero además es parcial. La gestión de Balza es rescatada por un arco singular que va del menemismo (es obvio que salvará a quien fue un subordinado de Menem durante ocho años) al centroizquierda de frepasistas y alfonsinistas, pasando por la visión simpática o benévola de algunos organismos de derechos humanos. Pero Fernando de la Rúa nunca reivindicó ni siquiera en privado la gestión del ex jefe de Estado Mayor, a tal punto que ni él ni su primer mano derecha en Defensa, Ricardo López Murphy, se interesaron siquiera en tomar un café para conocer, aunque fuese para desecharlas, las experiencias de Balza al frente del Ejército.

 

Claves

Balza prestará hoy declaración indagatoria ante Urso, y el procesamiento figura entre las posibilidades.
Ayer dijo a este diario que nunca conoció la venta ilegal de armas, pero la condenó y afirmó que “quisieron tomarlo por tonto” cuando lo enviaron a visitar a las tropas garantes de la paz mientras se producía el contrabando.
A la vez, el menemismo inició su contraofensiva para impedir la citación de Menem, prevista para mañana.
Los abogados de Menem presentaron a Urso un pedido de postergación.
El juez definirá hoy su postura.
El menemismo baraja recusar al magistrado si no hace lugar al pedido.
Las especulaciones dejaron de lado la solicitud original de Menem, que consistía en un permiso para pasar su luna de miel en París y Yabrud.
Otros menemistas proyectan el juicio político a Urso.
Mientras, un comerciante de armas dijo que todas las empresas del sector relacionadas con los Estados Unidos recibieron en su momento una notificación de que no podía meterse en el mercado yugoslavo.

 

OPINION
Por Martín Granovsky

Dos temas distintos

El juez Jorge Urso indagará hoy al ex jefe del Ejército Martín Balza y entre las posibilidades cabe, naturalmente, que Balza quede procesado y preso. Sería una lástima.
Pero, ¿es serio hablar de lástima o pena ante una decisión de la Justicia?
Son dos temas distintos.
Un punto es la causa en sí misma, donde hay básicamente dos posiciones sobre Balza. El fiscal Carlos Stornelli, y quizás Urso se le sume hoy, está convencido de que no pudo haber contrabando de armas sin que mediara al menos un cierto nivel de conocimiento por parte del Ejército y de su jefe de entonces y asegura que en el expediente hay pruebas más que suficientes para procesarlo. Balza sostiene que él no firmó nada, que sobre todo no firmó ningún decreto y que Fabricaciones Militares estaba bajo dependencia directa del ministro de Defensa, sin intervención de la jefatura del Estado Mayor. Su apuesta se basa en un antecedente en su favor: cuando revisó la actuación de Urso, la Cámara Federal consideró que no había elementos suficientes como para sospechar que Balza hubiera integrado una asociación ilícita. Y en otro más: dice confiar en que, cuando se realice el juicio oral, a él le baste con que los camaristas pregunten cómo fue el sistema de circulación de armas entre el Ejército y Fabricaciones. Afirma estar seguro de que el Ejército confirmará su declaración sobre que no hubo faltante de armamento y que todo lo que salió de los arsenales hacia FFMM estaba inventariado.
Si Urso dejara preso hoy a Balza, el general quedaría como el tercer arrestado después de los hipermenemistas Emir Yoma y Antonio Erman González –eso sin contar al también hipermenemista ex presidente de FFMM Luis Sarlenga, ya liberado por el juez–, cuando parece claro que la línea maestra del contrabando de armas tuvo otro organizador y jefe que no fue precisamente el ex jefe del Ejército.
Con Balza preso festejarían los dinosaurios del Ejército, los procesados por violaciones a los derechos humanos, parte de la actual cúpula del arma y los carapintadas que fueron perjudicados en el pasado. Y no festejarían por la decisión de una Justicia civil en la que nunca creyeron –más bien la usaron para blanquear la masacre– sino por los peores motivos: Balza fue, para ellos, el jefe de Estado Mayor que nunca debió existir. Este es el diablo cuya prisión pondría eufóricos a los dinosaurios:
El general que en 1987 ofreció a Raúl Alfonsín mudarse a Neuquén para resistir el alzamiento de Semana Santa con el apoyo militar de la guarnición que comandaba.
El mismo que en 1991 fue más rápido que Ernesto Alais y no dudó en disparar contra los rebeldes de Mohamed Alí Seineldín en el regimiento de Patricios y en la jefatura del Estado Mayor.
Y, en especial, el que en abril de 1995, hace poco más de seis años, pronunció un discurso de autocrítica institucional por la participación del Ejército en el golpe del ‘76 y los crímenes cometidos por la dictadura, en primer lugar el robo de bebés.
Balza fue la excepción que los dinosaurios nunca pudieron digerir. Si alguien duda de que el suyo fue un mandato distinto a cualquier otro, puede compararlo con las etapas anteriores, cuando las cúpulas militares jaquearon al poder civil, y con la etapa actual, cuando el Ejército acompaña con entusiasmo la decisión del Poder Ejecutivo de que el poder civil retroceda, sin justificación ni necesidad, ante la vuelta de los fantasmas. Fantasmas hacia el futuro: la reaparición del Ejército como factor de poder, sugiriendo políticas al estilo de la “verdad completa”, eufemismo para denominar la destrucción de la verdad sobre la dictadura. Y fantasmas del pasado: Leopoldo Galtieri y Albano Harguindeguy escuchando, el 25 de Mayo, cómo un presidente constitucional agradecía la ayuda de los retirados.
Por eso la lástima.

 

La defensa de Menem pide tiempo y Urso decide hoy

Si el magistrado federal dene-
gara el pedido de postergación
de indagatoria del ex presidente, solicitado por sus defensores, Menem deberá declarar mañana. Hay pesimismo en el entorno del riojano. Hasta tal punto que uno de los suyos le sugirió que �de la cárcel se vuelve, del ridículo no�.
El juez federal Jorge Urso resolverá hoy el pedido de postergación de la indagatoria de Menem. Sus abogados consideran que el plazo que
necesitan para preparar la defensa ronda los 15 días.


Por Eduardo Tagliaferro

El menemismo está en virtual estado de asamblea. A los seguidores de Carlos Menem no los dividen estrategias políticas, sino qué hacer frente a la citación judicial de su jefe. La misma desorientación que mostró el entorno cercano al ex presidente, también lo exhibieron ayer sus defensores. Un día después que el juez federal Jorge Urso resolviera adelantar la indagatoria a Menem, sus abogados pidieron “una prórroga razonable”. Los letrados acompañaron el escrito con un desfile constante frente a los medios que habitualmente están apostados frente a Comodoro Py, en el que desgranaron más chicanas que argumentos de peso. El magistrado postergó su decisión y comprometió resolverlo a media mañana de hoy antes de escuchar el testimonio del ex jefe del Ejército, general Martín Balza. Aunque el juez no dio ningún indicio que dejara entrever su futura decisión, allegados a la investigación comentaron a este diario que de acuerdo a las últimas actuaciones judiciales “consideraban poco probable” que Urso acceda a la postergación.
Luego de ver los argumentos de la defensa, así como las argumentaciones de sus más fervorosos adláteres, la estrategia de Menem aparece cada vez más lejana del terreno jurídico y está definitivamente volcada al escenario político y mediático.
“Todavía quedan remedios procesales”, afirmó ayer en una de sus tantas apariciones frente a las cámaras el abogado Mariano Cavagna Martínez. Aunque no lo explicitó, los remedios serían argucias jurídicas que posterguen la citación judicial. Una de ellas sería la recusación del magistrado, por supuesta animosidad. En todas sus apariciones públicas, Eduardo Menem abonó ese clima cuando repitió que “hay una persecución política” contra su hermano. El senador riojano incluso criticó la supuesta animadversión del magistrado y el adelantamiento de la indagatoria. En este punto se sumó a los dichos de Cavagna Martínez sobre la supuesta “vulneración del derecho de defensa”. El plazo que reclaman los defensores sería supuestamente para poder leer el expediente. Luego de 73 días de conocidos los cargos contra el expresidente y de 30 que los abogados asumieran la defensa, recién anteayer dos abogados tomaron unas pocas notas.
Aunque los letrados se quejaron de no conocer la causa, fue Carlos Menem quien en el programa “Sábado Bus” afirmó que sus letrados le habían acercado una copia de la causa y que en ella no había ningún elemento que lo comprometiera.
Ganar tiempo no es un tema menor para los representantes del menemismo, más aún cuando ayer un vocero del Departamento de Estado norteamericano derribó el único argumento que suele repetir, Rodolfo Barra y hasta el propio Menem “la maniobra se debió a una razón de Estado alentada por los Estados Unidos”.
Sin embargo, no todos los integrantes de la defensa de Menem comparten la idea de recusar a Urso. Uno de ellos recordó ante Página/12 que el propio gobierno menemista “se había constituido como querellante en la investigación” y durante más de cinco años “no realizó ninguna objeción a las actuaciones del juez”. “No es serio a esta altura del proceso recusar a un magistrado”, dijo a este diario el abogado. El mismo integrante de la defensa de Menem, que suelen citar a Juan Domingo Perón, le sugirió a Menem que “de la cárcel se vuelve pero no del ridículo”. Los abogados que le recomiendan al ex presidente esperar “el juicio de la historia” olvidan que también el dictador Jorge Rafael Videla solía apelar a ese argumento y ha quedado demostrado que la historia guarda pocos lugares y, cuando los otorga, sus beneficiarios no siempre quedan bien parados ante la posteridad.
Aunque sea una medida con poco fundamento, con la recusación de Urso el menemismo buscaría ganar un poco de tiempo. Cavagna Martínez no quiso definir cuánto era el tiempo que reclamaba para ejercer “una correctadefensa”, pero abogados cercanos al equipo que asesora al ex presidente sugerían que “entre 10 y 15 días era el plazo”.
Funcionarios judiciales consultados por este diario señalaban que “es el juez quien fija los plazos en una causa”. En este punto recordaban la sorpresiva detención de Emir Yoma y afirmaban que eso no impidió que el empresario riojano pudiera ejercer correctamente su defensa. Cuando le tocó testimoniar optó por no declarar, escuchó los cargos en su contra y le informaron sobre las pruebas que lo comprometían. Posteriormente en dos ocasiones concurrió a testimoniar ante al juez y los camaristas. Los mismos funcionarios que comparaban dos situaciones diferentes frente a la justicia, insistían que las decisiones de los jueces también dependen del grado de compromiso de cada uno de los imputados. En este punto insistían que si hoy Balza reconociera que “obedeció ordenes”, el magistrado se vería en la obligación de ordenar también la detención de Menem y esto no implicaría negarle la posibilidad de defensa. Sin bien Balza nunca complicó al ex presidente, en tribunales recuerdan que en anteriores declaraciones el ex jefe del Ejército deslizó que las responsabilidades eran de sus subalternos o de los ministros. Ante la posibilidad de quedar detenido como organizador de la asociación ilícita, Balza quizás cambie su táctica y decida reconocer el papel jugado por Carlos Menem en la maniobra ilegal. La percepción no solo era percibida en Comodoro Py sino también en el entorno de Menem. Esto agregaba una presión mayor a los seguidores del ex presidente. Hasta los más optimistas se mostraban pesimistas a la hora de predecir el futuro del Jefe.

 


 

EL MENEMISMO, DESORIENTADO, APURA SUS ESTRATEGIAS
En varios frentes, con lo que sea

Por Diego Schurman

De la preocupación a la desesperación hubo solo un suspiro. Carlos Menem se ve acorralado por el juez Jorge Urso. Y por eso dejó que sus operadores desparramaran ayer todas las estrategias políticas juntas, en algo que se pareció demasiado a un manotazo de ahogado.
El peligro de la gobernabilidad: Eduardo Menem volvió a reclamar la citación de Domingo Cavallo. De todos los ministros que firmaron los decretos de venta de armas, el actual titular de Economía es el único que no fue a Comodoro Py. Para el menemismo, la citación de un peso pesado del Gobierno comprometería la gobernabilidad y obligaría a la Alianza a encontrar una salida política a affaire.
La persecución política: La idea de una concentración en las escalinatas de Comodoro Py para instalar un clima de “persecución política” a Menem tiene vieja data. Roberto “Roby” Fernández le dio cuerpo a la idea –adelantada por Página/12– tras el encuentro de ayer con el ex presidente. El Movimiento Obrero con Propuesta, donde se concentra el sindicalismo hipermenemista, anunció que se sumará a la marcha. La bandera de ir a saludar al jefe político no es arriada por el círculo más cercano a Menem, como Corach, Bauzá y Kohan.
La animadversión del fiscal: El menemismo blande dos cartas para presionar a Urso y a Carlos Stornelli. La representante del Consejo de la Magistratura y diputada ultramenemista Lelia Chaya motoriza una investigación por enriquecimiento ilícito del juez. Y ayer defendió a capa y espada su intención de ocuparse personalmente del tema (ver página 4). Simultáneamente, un grupo de diputados comandados por Adrián Menem amenazaron con presentar un pedido de remoción del fiscal por “animadversión” contra su tío.
La cuestión de Estado: Kohan minimizó la declaración del Departamento de Estado negando haber alentado la transferencia de armas a Croacia. “Eso es lo que dijo el vocero de los Estados Unidos, no Estados Unidos”, consideró sobre el parte de Richard Boucher. Menem quiere convencer que la venta de armas a Croacia fue una decisión de Estado y por lo tanto no es judiciable. Supone que eso aliviaría la imputación por “asociación ilícita”, tipificación “exagerada” según evaluó ayer el gobernador de Tucumán, Julio Miranda. Aunque la estrategia, pergeñada por el ex ministro Barra, no responde las sospechas de coimas o falsificación de documentos, como tampoco el desvío de armas a Ecuador.
La presión internacional: Menem envió a Kohan a Brasilia para conseguir un guiño del presidente Cardoso. Con el propósito de ejercer presión internacional también anunció un raid de su amigo con parada en Estados Unidos, donde la presidencia la ejerce el hijo de su amigo George Bush. El adelantamiento de la citación de Menem y los dichos del vocero del Departamento de Estado desaceleraron el proyecto.
La vía del indulto: Corach se esfuerza en buscar la salida “negociada” y sigue promocionando el indulto. Habría abordado el tema con el ministro del Interior, Ramón Mestre. Insistió con el tema el fin de semana recordando el reconocimiento público de la familia Kennedy al ex presidente Gerald Ford por haber indultado a Nixon, responsable del Watergate. Pero Fernando De la Rúa le puso punto final al tema ayer, durante una conferencia de prensa. “Son insinuaciones ridículas y sin fundamentos”, dijo el Presidente.

 

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