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Grito: Al grito de �soy y seré menemista�, la consejera y diputada Lelia Chaya motoriza la investigación por supuesto enriquecimiento
ilícito contra Urso.
El menemismo apuesta al juicio político a Urso

Por Irina Hauser

En el entorno de Carlos Menem ya no saben qué más hacer para evitar que su líder vaya preso por la venta ilegal de armas. A las especulaciones sobre un indulto, recusaciones, o un fallo de la Corte Suprema, se sumó un ataque desde el Consejo de la Magistratura al juez Jorge Urso, quien –si no resuelve suspender la audiencia (ver página 2)– indagará mañana al riojano y decidirá su futuro. Al grito de “soy y seré menemista”, la consejera y diputada Lelia Chaya, que motoriza la investigación por supuesto enriquecimiento ilícito contra el magistrado, se negó por tercera vez a compartir la instrucción del expediente con sus compañeros de comisión, a pesar de que es lo que se estila en los casos de trascendencia política y pública. En la misma reunión –a 48 horas de la indagatoria del ex presidente–, abrieron el sobre con las declaraciones juradas de Urso que, al parecer, por ahora no lo complica demasiado.
“A mí la prensa no me va a dirigir”, dijo Chaya como si estuviera en un acto proselitista. Pero la salteña, una de las pocas políticas presentes en el casamiento de Menem y Cecilia Bolocco, estaba en la Comisión de Acusación, que ella preside, y que es la encargada de tramitar los juicios políticos contra jueces. Frente a sus seis compañeros, Chaya explicitó su apoyo a Menem y rechazó un nuevo pedido de Pablo Fernández (Frepaso), Carlos Maestro (UCR) y el abogado Fermín Garrote, para que socialice la causa contra Urso. Al fin y al cabo, planteó Fernández, es lo que hicieron al investigar –también por el aumento dudoso de su riqueza– al ex juez Carlos Liporaci, que instruía la causa de las coimas en el Senado. “No voy a declinar la competencia”, insistió enojadísima la legisladora, que todo el tiempo recuerda que el caso le tocó en gracia por sorteo con bolillero.
Tampoco está tan sola en su cruzada. El senador Augusto Alasino (PJ), que sigue votando en el Consejo a pesar de estar imputado en la causa de los sobornos, dio a entender que el tema de Urso no le parece tan grave como para que los consejeros compartan el expediente. Miguel Pichetto, otro diputado ultramenemista, asintió. Y el abogado Mario Gersenobitz se mostró despreocupado, en una posición intermedia, porque según explicó a Página/12, “en la tapa en que está la pesquisa el consejero instructor no influye demasiado y por lo que se vio en la declaración jurada de hoy, no hay parece haber nada que indique que Urso se haya enriquecido”.
La denuncia contra Urso fue presentada por Gersenobitz y el consejero Eduardo Orio –los mismos que denunciaron a Liporaci– en base a información que dio el programa televisivo “Detrás de las noticias”, que le atribuía al juez un campo de 50 hectáreas en la localidad de Magdalena y cuatro caballos de salto. Desde un principio, Chaya pidió informes de las tarjetas de crédito y cuentas bancarias, registros de la propiedad de Buenos Aires y Capital Federal y declaraciones juradas de bienes de Urso.
La Comisión de Acusación abrió ayer, el día después de que Urso decidiera adelantar la indagatoria de Menem, el sobre con sus declaraciones patrimoniales de 1996 y de 2000 que acababa de recibir de la Corte Suprema. No hubo, según voceros del Consejo, demasiadas sorpresas: el primer listado de bienes incluye un departamento de 142 mil dólares de valuación fiscal, una camioneta Toyota 4x4 de 42 mil dólares, un caballo de 5000 dólares, créditos hipotecarios por 180 mil y depósitos bancarios por 8.000 dólares; la segunda declaración sólo añade un auto Volkswagen Passat de 35 mil dólares y honorarios de su esposa por 75 mil pesos correspondientes a 1997 y 1998. Del campo, ni rastros.

 

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