La polémica entre el
juez de la Corte Enrique Petracchi y la ex modelo Claudia Sánchez
amenaza, como suele ocurrir en estos casos, terminar en la Justicia. Ayer,
el magistrado anunció que la demandará por haber afirmado
que él se reunió en tres oportunidades en su casa con el
banquero menemista Raúl Moneta.
La voy a demandar porque lo que dijo de mí no es cierto,
aseguró anoche Petracchi. La reacción del ministro de la
Corte se origina en las declaraciones que el lunes realizó Sánchez
a la radio Rock and Pop. En esa oportunidad ella aseguró que durante
los primeros años del gobierno menemista su entonces marido, Nono
Pugliese, le prestaba la casa a Moneta para que realizara allí
reuniones. La modelo indicó que Petracchi, junto a miembros del
gobierno de Carlos Menem, participó en tres de esos encuentros.
El juez insiste con que fue una sola vez. Dice que ocurrió en noviembre
de 1998 cuando asistió a una reunión organizada por Pugliese,
quien por entonces hacía las veces de agente de relaciones públicas
de la empresa Bunge y Born. El motivo era el nombramiento como ministro
de Economía de Néstor Rapanelli. Yo me vi obligado
a concurrir en razón del protocolo porque era el presidente de
la Corte, indicó y recordó que en dicha oportunidad
estuvieron otros ministros del Poder Ejecutivo y la empresaria Amalia
Lacroze de Fortabat.
El abogado de Petracchi y ex procurador general de la Nación, Enrique
Paixao, indicó a Página/12 que su representado ya le había
anticipado su decisión de iniciar acciones legales contra la ex
modelo. Pero advirtió que mucho más importante es
demostrar que mi defendido no tiene nada que ver con la causa por posible
cohecho que se tramita en el juzgado de Rodolfo Canicoba Corral.
Paixao se refiere a la supuesta coima de 580 mil dólares que habría
cobrado el ministro a través del Federal Bank uno de los
bancos de Moneta poco después de que la Corte aprobara en
el 98 el rebalanceo telefónico. El abogado asegura no saber
cuáles son las motivaciones de las declaraciones de la ex modelo:
Habría que preguntárselo a ella, dijo. Pero
Sánchez ayer prefirió guardar silencio, tal
como explicaron en su casa ante la consulta de este diario.
El silencio de la otra parte no evitó que Petracchi elabore su
propia teoría: Debe ser porque se están abriendo las
cajas y yo no tengo nada que ver, señaló. La referencia
del magistrado no es casual. Desde hace un mes la comisión investigadora
sobre lavado de dinero que preside la radical rebelde Elisa Carrió
tiene en su poder los documentos que remitió el Senado norteamericano.
En estas hay miles de transacciones bancarias entre los bancos de Moneta,
el República y el Federal, con el Citibank de Nueva York, y uno
de esos extractos figura una transacción por 580.000 dólares
a nombre del juez de la Corte, tal como aseguraron haber visto los diputados
que tuvieron acceso a esa información en Estados Unidos. Petracchi
negó haber cobrado ese dinero tanto ante el juez como ante el Congreso.
Poco después de que ello ocurriera, Alberto Petracchi, primo del
juez y abogado del banquero menemista, aseguró públicamente
que la cuenta en cuestión le pertenece a él y no a su pariente.
Y el propio Federal Bank corroboró esa versión con un comunicado.
Pero claro, el Federal Bank, aunque él todavía lo niega,
es propiedad de Moneta.
PRORROGA
EN LA INTERNA FRENTISTA
Unas 48 horas de tregua
Por Santiago Rodríguez
La prórroga por 48 horas
del plazo para la presentación de las listas fue la fórmula
a la que echó mano ayer la gente de Aníbal Ibarra para tratar
de alcanzar un acuerdo que evite la interna del Frente Grande porteño
del 1º de julio próximo. Nadie cuestiona el liderazgo del
jefe de Gobierno, pero la disputa gira en torno de quién lo acompañará
en la vicepresidencia del partido y en los hechos se hará cargo
de conducirlo. El ibarrismo quiere allí al presidente del bloque
aliancista de la Legislatura, Ariel Schifrin, y el sector alineado con
Carlos Chacho Alvarez a la vicejefa de Gabinete de la ciudad,
Liliana Chiernajowsky.
Fuera de discusión que el cargo de presidente del partido debe
recaer sobre Ibarra, la interna del Frente Grande porteña encuentra
a todos los ibarristas con mayor o menor simpatía encolumnados
detrás la postulación de Schifrin a la vicepresidencia.
De la otra vereda está el chachismo más puro que encarnan
dirigentes como Darío Alessandro, Abel Fatala e Irma Parentella.
En ese espacio, aunque con distintos matices, coinciden Chiernajowsky
y la legisladora Delia Bisutti.
La corriente crítica liderada por Eduardo Jozami tiene más
puntos en común con el ibarrismo, aunque no impulsa candidaturas
propias, sino que está abierto a participar en una lista de consenso
que todos alientan pero que hasta ahora parece imposible de alcanzar.
Lo que está en juego en la interna son la presidencia y vice y
los cargos de la mesa de conducción, así como los congresales
metropolitanos y los delegados al congreso nacional del partido.
La clave es la vicepresidencia: ocupado Ibarra en atender su gestión
en la ciudad, quien se quede con ese cargo será el que en los hechos
conduzca el partido. Es por eso que el ibarrismo quiere allí a
Schifrin, uno de los operadores políticos del jefe de Gobierno
y quien más ha trabajado, precisamente, para armarle un andamiaje
partidario.
Los chachistas se oponen a esa nominación: por un lado, consideran
que así quedaría constituida una conducción hegemónica,
y por otro, cuestionan a Schifrin por el modo en que acumuló poder
dentro del partido. No podemos convalidar la práctica de
armar aparatos para la interna cuando denunciamos eso de los otros partidos,
explicó Parentella a Página/12.
Los dirigentes de ese sector tenían decidido anoche que si los
ibarristas no les ceden la vicepresidencia no se presentarán a
la interna. Si quieren construir un partido así, que se lo
queden, advirtieron.
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