Por Cledis Candelaresi
Patricia Bullrich se ve cansada.
Como quien hizo un esfuerzo agotador por evitar una desgracia que, sin
embargo, aún sigue acechando. La ministra de Trabajo se jacta de
haber viajado a Madrid bajo la amenaza de la SEPI (holding estatal español)
de no aportar ni un duro para Aerolíneas Argentinas
y haber vuelto con la promesa de una capitalización. Pero esto
no basta para alejar el fantasma de la quiebra, que para la funcionaria
podría condenar a la empresa a su desaparición. O a la reapertura
con un cuarto del plantel actual. Su rol protagónico en esta crisis
es producto, en cierta medida, del criterio oficial de considerar al actual
conflicto de la aerolínea de bandera como un problema gremial y
no como una cuestión de Estado.
Todos nos preguntamos cuál es el final de la historia de
Aerolíneas Argentinas.
No puedo decir cuál es el final porque no lo sé.
¿Y cuál es a su juicio la alternativa más viable?
Aerolíneas no tiene muchas salidas. Existe un problema madre:
es una típica privatización de las que realizó (Roberto)
Dromi, con los defectos públicamente conocidos. Pero la cuestión
es ver cómo son las cosas hacia adelante. El Estado no puede hacerse
cargo porque no tiene recursos para garantizar la operatividad de la empresa.
Tampoco es viable la alternativa de la quiebra, en la que Aerolíneas
se duerma con un operador y se despierte con otro, con nuevos uniformes
y sin dejar de funcionar.
¿Tampoco cree que funcionaría un sistema como el de
la quiebra de Pan Am, tal como pensaron Domingo Cavallo y Carlos Bastos?
No. Entre otras razones, porque nadie la va a querer con la misma
cantidad de trabajadores. Todos los interesados que se acercaron en este
tiempo al gobierno plantearon que, de hacerse cargo de Aerolíneas,
la operarían con no más de 1500 o 2000 empleados.
¿Qué empresas?, ¿Eduardo Eurnekian o Delta
Airlines, por ejemplo?
Por ejemplo. La quiebra es la peor hipótesis, porque es imposible
saber cómo se saldrá de ella y, básicamente, si podría
seguir operando. Tiene aviones que no son propios, un activo que vale,
básicamente las rutas que les dio en concesión el Estado.
Pero, insisto, es una alternativa difícil, que Economía
la estuvo estudiando en detalle y concluyó que no es técnicamente
aconsejable.
¿Entonces?
La quiebra no es una vía posible. El Estado no puede hacerse
cargo y los trabajadores tampoco. Yo le planteé a los cinco gremios
que admiten modificar sus convenciones colectivas todos excepto
APTA y Aeronavegantes la posibilidad de organizar una cooperativa
y me dijeron que no.
¿Por qué?
Porque es sumamente complicado operarla en este momento, aunque
se la reciba libre de deudas. Hay que conseguir crédito para combustible,
para catering (comidas a bordo), seguir pagando los leasing (alquiler
de las aeronaves). Sin aporte de capital, es absolutamente imposible seguir
operando la compañía. Así las cosas, la mejor opción
es una capitalización, con una mayor participación de los
trabajadores que controlen la ejecución del plan operativo.
¿Cómo se pagará lo que resta de los sueldos
de mayo?
Aún no está claro. Estamos trabajando para esto.
¿Para cuántos días más Aerolíneas
tiene recursos para funcionar?
Eso no me lo tiene que preguntar a mí. Pregúnteselo
a la empresa.
¿Cree que la SEPI tiene voluntad de seguir financiando Aerolíneas
más allá de esta última promesa de aportar 350 millones
de pesos?
Si la SEPI exige el acuerdo con los gremios como condición
para capitalizar la empresa, debe cumplirlo. Y no puede venir mañana
a exigir otra cosa y luego otra cosa. Eso sí: todos tienen que
poner su parte. ElEstado argentino la puso, los trabajadores tienen que
ponerlo y la SEPI, por lo tanto, también.
¿La intención de la SEPI es ejecutar un plan operativo
para seguir operando la empresa o sólo reorganizarla para venderla?
Ellos quieren vender. Pero eso no ocurriría antes de tres
años. Por eso en el acuerdo propuesto a los gremios se prevé
estabilidad laboral mientras dure la ejecución del plan director
y por un mínimo de dos años.
¿Pero por qué tanto empeño en cerrar el acuerdo
con APTA (técnicos aeronáuticos) como si de eso dependiera
el futuro de Aerolíneas? El costo laboral total no supera el 17
por ciento de los costos operativos, y los técnicos aeronáuticos
son sólo una proporción.
Pero no es justo que unos trabajadores resignen ventajas y otros
no.
Entonces no es posible cerrar un acuerdo con sólo cinco gremios,
dejando afuera a dos. ¿Porqué aceptarían ahora este
criterio los accionistas españoles, si públicamente siguen
insistiendo que o acuerdan los siete sindicatos o ellos no aportan un
sólo dólar?
Veremos qué es lo que deciden. Nosotros pudimos hasta acá
y les ofrecemos avanzar en un acuerdo con cinco gremios. Veremos ahora
qué deciden ellos.
¿El Estado argentino no tiene instrumentos legales para forzar
a la SEPI a garantizar la operatividad de Aerolíneas?
Hay algunos mecanismos en relación a las rutas, que siguen
siendo propiedad del gobierno argentino. O la aplicación de multas
por el atraso en el pago de salarios.
... que hasta ahora ustedes no aplicaron.
No nos parecía correcto, porque estábamos en el medio
de una negociación. Pero se están instruyendo los sumarios
para aplicar las multas.
¿Por qué cree que el gremio de Ricardo Cirielli (APTA)
se mantiene inflexible?
Tal vez porque cree que va a venir alguien a solucionar los problemas,
o porque piensa que la empresa puede salvarse con una quiebra. Sin embargo,
yo le digo que un proyecto de quiebra es absurdo, porque significaría
reducir la empresa a 1500 ó 2000 trabajadores. Y algo así
resultaría desastroso.
¿Cree que tiene fundamento el rumor de que Cirielli trabaja
para algún proyecto relacionado con Eduardo Eurnekian?
Ignoro para qué proyecto puede trabajar Cirielli. Pero le
insisto que en este momento no hay otra salida que una capitalización
de la empresa.
¿Hay unidad de criterio en el gobierno en torno a este tema?
Se va trabajando todo el tiempo. Con Cavallo, con (Chrystian) Colombo,
con Carlos Bastos. Y con el Presidente, por supuesto.
¿No cree que, a esta altura, el gobierno debe asumir que
no se trata de un problema empresario sino de un problema político,
que debe ser solucionado con una negociación de gobierno a gobierno?
Problema político... esa es una frase hueca. La estabilidad
de 7000 trabajadores es una cuestión política. ¿Qué
significa problema político?
Tal vez significa que el gobierno argentino debería exigir
al español cumplir las obligaciones asumidas con la privatización
al margen de un acuerdo con un gremio.
Todo se pone sobre la mesa. Pero aquí es cuestión
de que un gremio acepte trabajar 40 horas semanales en lugar de 34 o que
admita mantener el motor de un Jumbo y no sólo el de un MD. Todas
las empresas que se privatizaron ajustaron las condiciones de empleo.
Ocurrió en Segba o en Gas del Estado, por ejemplo. Allí,
los trabajadores tenían jornadas mucho más breves, acordes
al régimen estatal.
Resuelta con un llamado
Tras la advertencia de que iba a impulsar las causas por vaciamiento,
como respuesta al retiro de la SEPI de la mesa de negociaciones
tres semanas atrás, Patricia Bullrich no había vuelto
a mencionar el tema.
¿Ustedes le plantearon al gobierno español la
posibilidad de que se avance en la investigación de presuntas
irregularidades en la administración de Aerolíneas
Argentinas?
Sí. Con (Domingo) Cavallo planteamos este tema a Rodrigo
Rato (ministro de Economía) y a Pedro Ferreras (titular de
la SEPI) en el viaje a España (fue realizado la semana pasada).
Y ellos nos dijeron que estaban de acuerdo que se investigue cualquier
irregularidad. Pero todos sabemos que esta privatización
fue una decisión política, que se resolvió
con un llamado de la Casa Rosada al Palacio de la Moncloa y que,
por lo tanto, las condiciones no son las ideales. Esto lo sabe todo
el mundo.
¿Cuál es la posición del gobierno argentino
en torno de estas investigaciones? ¿No obstaculizará
los trámites en marcha o impulsará, por ejemplo, la
causa por presunto vaciamiento de Aerolíneas a favor de Iberia?
El gobierno hará lo que tenga que hacer. Nosotros estamos
a favor de que se esclarezca todo lo que deba esclarecerse. Causas
en marcha hay varias y, obviamente, nunca las entorpeceríamos.
¿No cree que investigaciones de este tipo pueden complicar
la relación bilateral?
De ninguna manera. ¿Qué tiene que ver una cosa
con la otra? En todo caso, lo que puede poner en riesgo la relación
bilateral es la falta de claridad. Pero creo que hay instituciones
que enmarcan el vínculo de país a país que
están funcionando bien y seguirán haciéndolo
del mismo modo en cualquier caso.
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BULLRICH
ADMITE QUE LA DESOCUPACION HABRIA SUBIDO
Preparándose para el anuncio
El Gobierno ya
está resignado y empezó a preparar el terreno para que,
cuando se conozca oficialmente, su repercusión no abra una nueva
crisis política. Según admitió ayer la ministra de
Trabajo Patricia Bullrich, la desocupación medida por la encuesta
de mayo será mayor a la registrada en octubre pasado. Todavía
no hay ningún dato concreto del INdEC, sólo indicios. Pero
los propios indicadores de empleo del Ministerio de Trabajo dan la pista
de que las cifras de desocupación empeorarán.
No hay un panorama positivo para el mercado laboral en la medición
que se hizo en mayo, seguramente no va a ser un buen número en
relación al último que tuvimos, reconoció la
ministra, que aclaró que todavía estamos lejos de
tener la cifra, que va a salir aproximadamente el 15 de julio, cuando
la publica el INdEC. En octubre último, la tasa de desocupación
a nivel nacional alcanzó el 14,7 por ciento frente al 13,8 por
ciento en octubre de 1999. En mayo último podría ubicarse
cómodamente entre el 15,5 y 16 por ciento. En cantidad de personas,
en octubre la desocupación alcanzó el récord de 2.027.000.
En mayo podría sumarse otras 150 mil personas a las filas de desocupados.
El INdEC releva, en mayo y octubre, la encuesta permanente de hogares
en Gran Buenos Aires y 27 aglomerados urbanos del interior del país.
De allí surgen los niveles de empleo, ya sean en puestos de trabajo
formales o en negro. Para saber los niveles de desocupación, los
encuestadores del INdEC preguntan a la persona desempleada si estuvo buscando
activamente empleo en la semana previa al relevamiento. Si
la respuesta es positiva, entonces se la suma al ejército de desocupados,
sino se la considera inactiva. Y por lo tanto, pese a no tener
trabajo, no pasa a revistar entre los desocupados. Por eso, es clave dentro
de esta medición el registro de la Población Económicamente
Activa (PEA), que no sólo incluye a los ocupados sino también
a los que están buscando activamente empleo.
El INdEC recién procesó algunos datos del Gran Buenos Aires
de las dos primeras semanas del relevamiento, que se hizo durante todo
el mes de mayo, y todavía está concluyendo algunos trabajos
de campo en el interior del país. Quien diga que tiene información
del INdEC, miente. Todavía no hay nada para poder sacar siquiera
un número, le dijo ayer a este diario un alto funcionario
del Ministerio de Trabajo, que mantiene línea abierta con los técnicos
del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
Los números que manejan en Trabajo son los de la encuesta de indicadores
laborales de coyuntura que releva el Ministerio entre un grupo de 200
empresas. Esa muestra, por lo tanto, sólo mide los niveles de empleo
formal, pero nada dice de la gente que busca trabajo.
Según esa fuente, entre octubre y marzo, el empleo se mantuvo estancado.
Pero cayó 0,6 por ciento en abril y, aunque todavía no terminó
de procesarse la encuesta, también habría caído en
mayo. Así que, al menos el empleo formal, cayó entre octubre
y mayo. Pero la clave estará en el comportamiento de la PEA. Más
precisamente, sólo podría evitarse que la tasa de desocupación
aumentara si hubiera un efecto desaliento importante, es decir,
que mucha gente sin trabajo dejara de buscarlo, sin esperanzas de hallarlo
después de tanto tiempo de recesión. Sin embargo, en marzo,
en general, la PEA crece, porque a comienzo de años el efecto
desaliento no es tan significativo como en octubre. Por lo tanto,
los técnicos reconocen que lo más probable es que la desocupación
aumente.
PLAN
DE AJUSTE POR ESTABILIDAD
A la mesa le faltan patas
Por
C. C.
La ministra de
Trabajo aseguró ayer que seguirá avanzando con los cinco
gremios más proclives a admitir el ajuste implícito en el
Plan Director para concretar el acuerdo que les garantiza estabilidad
por dos años, a cambio de resignar salario y otras condiciones
laborales. Pero desde Madrid, Pedro Ferreras aseguró que Aerolíneas
Argentinas está cerca de la parálisis y volvió
a descartar cualquier capitalización si no es a cambio de un pacto
con los siete sindicatos.
Para facilitar las negociaciones, Patricia Bullrich decidió dar
marcha atrás con su planteo para privar de personería gremial
a la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico,
el que hasta ahora planteó una negativa más rotunda al acuerdo.
Al mismo tiempo, Fernando de la Rúa firmó un decreto para
instrumentar una especie de compre nacional aeronáutico, de modo
tal que tanto las cargas estatales como los viajes de funcionarios se
realicen a través de la aerolínea de bandera. Esta es una
de las exigencias
pendientes de la SEPI, consignadas en un acta acuerdo que el gobierno
de la Alianza firmó con los españoles en octubre pasado.
Pero el punto medular, que todos los trabajadores acepten el ajuste, no
está resuelto. Bullrich insistió ayer en avanzar en el acuerdo
con los cinco gremios, incluyendo la formación de una comisión
tripartita a integrar por representantes de los gremios, la empresa y
el Estado. El objetivo del grupo sería controlar la ejecución
de los planes operativos de la empresa y que ésta honre su promesa
de no expulsar personal. Pero hasta anoche, nada de esto estaba aún
garantizado.
Aerolíneas
�al borde de la parálisis�, según la SEPI
El titular del holding español culpó a los gremios por el
estado de la empresa. Dejó abierta la posibilidad de una convocatoria
de acreedores.
Manifestaciones
frente a las oficinas de Iberia, fuertemente custodiadas por
fuerzas policiales.
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Con las negociaciones con los
gremios prácticamente congeladas y un desempeño casi normal
en los aeropuertos, las novedades en la evolución del conflicto
de Aerolíneas estuvieron dadas por las declaraciones en España
del presidente de ese país, José María Aznar, y
del titular de la SEPI, accionista principal de la compañía,
Pedro Ferreras, y las expectativas abiertas por un encuentro entre el
presidente Fernando de la Rúa y el empresario Eduardo Eurnekian.
Ferreras graficó la situación de la empresa señalando
que está al borde de la parálisis, y sugirió
la posibilidad de ir a una convocatoria de acreedores. Aznar apuntó
en el mismo sentido, al destacar las inversiones realizadas por España
en Aerolíneas (más de 1500 millones de dólares),
pero refirió que el problema es cuando hay determinados
empeños en que las empresas no sean viables, lo que puede
interpretarse como una alusión a los gremios opuestos a un arreglo
con la SEPI. El gobierno nacional, en tanto, agregó un gesto
a los que viene haciendo en pos de sumar ofertas en favor de la viabilidad
de la empresa: dispuso por decreto que el transporte aéreo de
pasajeros o carga de carácter oficial deberá hacerse,
a igualdad de precios, a través de una empresa de bandera nacional.
En medio de las expectativas por la falta de novedades, un encuentro
entre el presidente Fernando de la Rúa y el titular de Aeropuertos
Argentina 2000, Eduardo Eurnekian, dio lugar a rumores sobre un probable
acuerdo para el ingreso del empresario a Aerolíneas como parte
de un nuevo grupo inversor, en sustitución de la SEPI. Pero durante
el encuentro, que tuvo lugar durante una recepción de agasajo
a De la Rúa en una estancia de Eurnekian en Chaco, el mandatario
y el empresario sólo tuvieron quince minutos para un aparte,
donde según las fuentes se habló de Aerolíneas
pero sin propuestas concretas de ninguna de ambas partes. En las actuales
circunstancias, Eurnekian habría perdido interés en comandar
la compañía dada la gravedad de su situación económico-financiera
y la falta de perspectivas para encontrar un operador internacional
y financiamiento necesario en tales circunstancias, según confía
ante sus allegados. Durante la reunión a solas con De la Rúa,
se limitó a hacer una evaluación sobre el conflicto, en
una charla que no habría abierto nuevos caminos alternativos.
El gobierno, por otra parte, empezó a desandar algunos caminos
intentados hasta ahora, como el pedido a la Justicia de quitarle la
personería gremial a la Asociación del Personal Técnico
Aeronáutico. Ayer el Ministerio de Trabajo retiró el requerimiento
después de conocerse el dictamen de un fiscal rechazando tal
solicitud,que fuera calificada por la Asociación de Abogados
Laboralistas de arbitraria e ilegal.
El presidente español, José María Aznar, volvió
a rechazar una consideración política para el conflicto
de la empresa aérea y, en cambio, insistió en su raíz
empresarial. España ha invertido en Aerolíneas Argentinas
más de lo que ha conseguido en este momento con la privatización
de Iberia, más de 1500 millones de dólares, dijo
en conferencia de prensa en Madrid. El problema es cuando hay
determinados empeños en que las empresas no sean viables, espero
y deseo que las cosas puedan mejorar desde una perspectiva de una empresa
viable, agregó. Aznar recordó que España
ha realizado una apuesta clara por Argentina en los momentos de crisis
económica.
Ferreras, titular de la SEPI, fue más frontal y acusó
directamente a los trabajadores por la crisis en ciernes. Los
fondos se están acabando y de lo que deberían ser conscientes
los trabajadores es que, si no hay remisión de fondos, no se
puede seguir funcionando, amenazó. Luego, en tono enigmático,
refirió que la crisis de Aerolíneas se resolverá
en cuestión de días, sin explicitar en qué
sentido, aunque luego advirtió que la empresa está al
borde de la parálisis y que podría cesar
su actividad al no haber fondos para pagar el combustible, el catering
o el mantenimiento. Al ser consultado sobre el destino de Aerolíneas
y la alternativa de pedir la quiebra, abrió otro interrogante:
habrá que ver aqué figura jurídica se acoge
la compañía, dijo, lo cual no descartaría
una convocatoria de acreedores.
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