Un cese al fuego es problemático
cuando nadie está muy de acuerdo en qué consiste. Ese es
el dilema del premier Ariel Sharon, quien debe equilibrar las interpretaciones
contradictorias en Israel y el exterior acerca de la tregua que Yasser
Arafat declaró el sábado. Por un lado, esa tregua, pese
a ser muy imperfecta, efectivamente disminuyó la violencia en los
territorios. Pero la cantidad de manifestaciones en Ramalá o en
Gaza no es puede de ningún modo medir lo único que le importa
al gobierno de Sharon: el grado en que Arafat puede asegurar el fin de
los ataques terroristas. Así, el premier israelí entregó
ayer a la Autoridad Palestina una lista de 300 dirigentes terroristas
que debían ser arrestados. Si no lo hacían, era la no muy
implícita amenaza, lo haría Israel. Precisamente, el líder
de Hamas, el jeque Ahmed Yassin, rechazó ayer cualquier tregua
como una bandera blanca. Sin embargo, Washington pidió
al premier que no hiciera nada hasta que el jefe de la CIA, George Tenet,
llegara hoy a la zona. Con la represalia vetada, ayer Sharon tuvo que
recurrir a lo que siempre desdeñó: las declaraciones por
sobre la acción.
Arafat es un asesino y un mentiroso patológico... No es un
jefe de Estado: había algunas personas que esperaban que se comportara
como tal, pero sólo actúo como un cabecilla de asesinos
y terroristas. Estas declaraciones a la cadena rusa NTV podían
parecer el preludio para el apocalipsis sobre Cisjordania y Gaza. Pero
podría ser todo lo contrario: una jugada para postergar, al menos,
ese apocalipsis. Primero, porque hasta ahora sus represalias (como los
bombardeos con F16) nunca fueron anunciadas por escaladas retóricas.
Segundo, porque otros miembros del gobierno hicieron declaraciones que
iban en sentido contrario a las condenas del premier. Shimon Peres, sin
ir más lejos, concedió que los palestinos han realizado
un comienzo serio para implementar un alto al fuego, si bien se necesitarán
semanas para verificar su efectividad. El ministro de Defensa Benjamin
BenEliezer, de su lado, emitió un breve comunicado donde
anunciaba que tras la significativa reducción de los ataques
palestinos, he decidido permitir la entrada y salida sin restricciones
de combustible, gas y alimentos en los territorios, con lo que se
aligeraba el bloqueo estricto decretado tras el atentado del
viernes.
Peres y BenEliezer son, por supuesto, miembros del Partido Laborista.
Pero esto significa exactamente lo contrario a lo que podría parecer
a primera vista. No es que Sharon se alinee con su partido Likud contra
las palomas del gabinete sino que tiene que apoyarse en estas
palomas para resistir los ataques internos desde ese mismo partido. En
parte, su motivación es muy pragmática y personal. Es que
Benjamin Netanyahu, el ex premier a quien le arrebató la candidatura
para premier en las elecciones de febrero, intenta recuperar el liderazgo
del Likud liderando el poderoso sector que exige represalias inmediatas
y totales contra los palestinos. La moderación es señal
de debilidad, le espetó al premier el parlamentario Yisrael
Katz, en tanto que Yuval Stenitz, asesor teórico de Netanyahu,
consideró que la demora la da a Arafat el tiempo para escaparse
de las consecuencias del ataque. Otros políticos del Likud
difundieron rumores en los medios de que Sharon usa maquillaje para disimular
su edad y que siempre tiene que dormir una siesta a la tarde.
Sharon afirma que su moderación se debe lisa y llanamente a la
necesidad de ganar la batalla diplomática. En efecto,
hasta ahora la opinión en el exterior sobre el cese al fuego palestino,
especialmente en Estados Unidos, pesa tanto o más para el premier
como la opinión en Israel. Y Sharon no podía ignorar que
el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, le pidiera ayer
que no efectuara acciones militares y de tiempo a los palestinos
para que actúen contra el terrorismo. Y la persona que juzgará
si Arafat lo está haciendo es George Tenet, quien recién
hoy llegará hoy a la región para reunirse con responsables
de seguridad palestinos. Pero Powell también exigió que
Arafat arreste a los responsables del terrorismo. Esos responsables,
como los portavoces deHamas ayer en Cisjordania y Gaza, siguen, por eso,
teóricamente en capilla.
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