Por Martín
Pérez
Chico conoce chica. Así
es como el mundo del cine simplifica y honra, con mucho de practicidad
y también algo de ironía, la trama de las películas
en cuyo centro hay una historia de amor. Pero a la hora de resumir la
trama de Sólo por hoy la ópera prima de Ariel Rotter
que inauguró el último Festival de Cine Independiente y
que se estrena mañana en la cartelera porteña habría
que cambiar un poco ese slogan disparador de la trama y acuñar
un Director conoce chica. Porque el propio Rotter no tiene ningún
inconveniente en confesar que, antes que nada, Sólo por hoy es
una declaración de amor a su mujer, Ailí Chen, responsable
del arte y el vestuario de su film, además de protagonista. El
film elige recorrer una semana en la vida de cinco jóvenes que
comparten casa en Buenos Aires, rebuscándoselas para sobrevivir
día a día como pueden mientras esperan poder dedicarse a
lo que siempre quisieron.
Producida por la Universidad del Cine, en el camino que va del proyecto
a la realidad Sólo por hoy ganó la beca del Hubert Bals
Fund, su guión luego quedó finalista de Sundance (el mismo
año que ganó La ciénaga) y finalmente fue invitada
a integrar la sección Panorama del Festival de Berlín. De
una manera tan honesta como su película, Rotter confiesa que recién
ahora se siente capaz de rodar una película. Estoy contento
porque superamos el umbral de la vergüenza, exagera con la
humildad. Y agrega: Lo que más quise con Sólo por
hoy es que fuese un film auténtico, que no tuviese falsetes, porque
no me gusta verlos en una película y mucho menos ser responsable
de ellos. Claro que eso a veces sale y otras no.
Con una gran inspiración de Wong Kar Wai en su puesta en escena
No tengo una especial afinidad con su narrativa, pero me gusta
mucho su propuesta estética y la forma en que maneja los silencios,
confiesa Rotter, Sólo por hoy recorta con autoridad a sus
protagonistas contra el fondo urbano que enmarca sus historias, rodadas
sin guión técnico, también a la manera del cineasta
de Hong Kong. Fue una película que demandó un gran
trabajo de casting, y un desafío a la hora de rodar cada escena,
porque exigía una gran entrega por parte de los actores y el equipo
técnico, cuenta Rotter, que asegura que su film terminó
de tomar forma recién en la sala de montaje. Es que había
que contar cinco historias, se disculpa. Y ahí me di
cuenta que casi ni había tiempo para hacerlo de manera apropiada
con todas ellas. Por eso creo que este film tiene algo de una primera
película, en la que uno quiere contarse todo, como si no hubiese
otra oportunidad.
Casi sin quererlo, el centro de Sólo por hoy termina siendo la
historia de amor que involucra a dos de sus cinco protagonistas, pero
casi sin necesidad de explicitar su preferencia por el personaje
femenino Rotter dice haber cronometrado puntillosamente el espacio
que ocupa cada personaje en el film. Lo que pasa es que el que ocupa
la pareja protagónica es el doble que los otros, porque están
juntos, explica. Pero también asegura que si la película
parece centrarse en la historia de amor es porque el público se
identifica más fácil con esa clase de tramas. Se sabe: chico
conoce chica, y entonces está todo dicho.
A la hora de recorrer a los protagonistas del film de Rotter hay que mencionar
a Damián Dreizik, ex Melli y protagonista también de films
como Rapado, de Martín Rejtman, y ¿Sabés nadar?,
la inédita ópera prima de Diego Kaplan. Y también
a Mariano Martínez, proyecto de galán televisivo de la factoría
Suar, protagonista de Gasoleros y Campeones, y
a Federico Esquerro, el hijo del Rulo en Mundo grúa. Pero la gran
debutante es Ailí Chen, que no casualmente comenzó a trabajar
en cine con Wong Kar Wai. Como Ailí se metió en esto
cuando Wong y Chris Doyle, su cameraman, rodaron en Buenos Aires, se creía
que todo el cine era así: estar seis meses en un lugar sin hacer
casi nada, y rodando sin permiso aquí y allá.Y eso le gustó,
cuenta Rotter, que hizo de su pareja una actriz convincente en su debut
frente a la cámara.
Sólo por hoy se inscribe por derecho propio dentro del panorama
del Nuevo Cine Argentino que fue presentado en sociedad por éxitos
como Mundo grúa o Pizza, birra, faso. Este fenómeno
tiene mucho que ver con las escuelas de cine y también con los
intentos personales de muchos directores, explica Rotter, que acepta
que tal vez no haya muchas grandes películas dentro de este nuevo
cine. Pero sí hay muchas buenas, personales y honestas. Y
eso ya es mucho decir.
Si se le pide a Rotter que nombre sus directores argentinos preferidos,
la elección recae en un Leonardo Favio y Lucrecia Martel, la directora
de La ciénaga. Es que si una película no me transmite
algo de la personalidad de su autor, para mí está un escalón
debajo, explica. Y otra cosa que me gusta de la película
es que, si bien sus personajes están estampados contra la realidad
que los rodea, sus impedimentos son internos. Por ejemplo, en una película
hermosa como Mundo grúa, el Rulo quiere conseguir trabajo pero
la sociedad no se lo provee. Mientras que aquí son los protagonistas
los que no pueden con ellos mismos. Sus impedimentos son internos. Por
eso no me gusta decir que es una película generacional. Porque
de lo que habla es de algo que le puede pasar a cualquiera, tenga la edad
que tenga.
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