Por Cristian Vitale
Pingüino, Pirulo y su
prole, es decir Los Calzones, viven todo el año de fiesta. Pasan
cinco meses recibiendo egresados en Bariloche, rodeados de lagos, montañas
y chicas lindas. Y el resto del año lo ocupan en derramar alegría
por 32 ciudades del interior, con la más federal de las giras:
el Guillatun Tour, palabra cuyo significado remite a ese sur aborigen
que les da de comer. Plástico, el sexto disco de los skatalíticos
de Lomas, da coherencia a este devenir. A pesar de reunir figuras si se
quiere antitéticas, musical e ideológicamente, de la década
del 80, el disco engloba el espíritu festivo que caracterizó
la época: Se decía que en los 80 comenzaba la
era de plástico del rock nacional, y nosotros no coincidíamos
con eso. La onda del título es en rechazo a esa definición,
comenta Pingüino, cantante y líder del grupo.
Grabado en Los Angeles, Plástico reúne temas clave del rock
nacional de los 80 en versión ska, el estilo que define a
los hacedores de Te sigo a todas partes desde sus comienzos
en los primeros 90. Y la sorpresa es que no son sólo covers
interpretados por ellos, sino que, en la mayoría de los casos,
intervienen sus propios creadores: Gustavo Cerati en La ciudad de
la furia, Stuka en Uno, dos, ultraviolento, Lee Chi
ex bajista de Los Brujos en Kanishka, Palo Pandolfo
resucita Ella vendrá, Julio Moura en Hay que
salir del agujero interior, Pablo Guyot en La calle es su
lugar, y el tándem Melingo-Calamaro rememora Así
es el calor. Como bonus track hay un reconocimiento al folklore,
con Tukuta Gordillo, Tarragó Ros y Juan Velásquez.
Faltan Spinetta y Charly, y es un seleccionado nacional del rock...
Pingüino: Nos hubiese encantado que fueran parte del proyecto,
pero ellos están en su nube, en su tierra, en su mundo y es difícil
que salgan de ahí.
Pirulo: Todo bien. No nos molesta que no estén. Nosotros
igual los homenajeamos con Rezo por vos, el único tema
que hicieron juntos. Y lo mismo hacemos con Ji ji ji, de Los
Redondos.
¿Cómo sintetizan la década del 80, bastante
ecléctica, en clave ska?
Pingüino: La idea surgió hace un par de años.
Mugre, el CD anterior, iba a ser un disco de covers, pero la compañía
quería que mezcláramos temas nuestros con covers y nosotros
queríamos una cosa o la otra. No nos costó adaptar los temas
al ska, porque lo hacemos desde hace mucho tiempo. Tenemos la costumbre
de tomar las canciones que nos gustan como si fueran nuestras. A cada
tema le hacemos un tratamiento como si empezáramos de cero, con
la ventaja de tener la melodía resuelta. En este caso, solo tuvimos
que aportar nuestro sonido.
Llama la atención que convivan en un mismo disco enemigos
según la visión de la mayoría de los ochentistas,
como Stuka y Gustavo Cerati, o Lerner y Los Redondos.
Pingüino: Es que nosotros, cuando éramos pendejos, no
dividíamos entre Soda y Los Violadores como hacía la mayoría.
Para nosotros era bárbara la música que hacían ambas
bandas. De hecho, todos los grupos que conviven en Plástico son
los que nos alucinaban cuando éramos pibes.
¿Qué criterio utilizaron para elegir los temas?
Pirulo: Tanto los artistas como los temas fueron elegidos por votación,
en una asamblea justa y soberana (se ríe). Somos democráticos
y pluralistas.
¿Qué sentían cuando, durante el proceso de
grabación, compartían sesiones con Cerati, Calamaro, Palo?
Pingüino: Cuando vas a un show a ver a tu ídolo, siempre
imaginás algo sublime en él. Trabajar con ellos significó
desmitificar ese ídolo. Los tipos son súper abiertos, agradecidos.
Impresiona que laburen para tu disco, teniendo en cuenta que muchas veces
tuve que pagar mi entradita para verlos. Es muy fuerte que llegue Calamaro
y te diga qué bueno estátu tema. Cerati se re
copó: además de La ciudad... quería grabar
Rezo por vos, pero no pudo porque vino tarde y a Warner no
le gusta grabar de noche. Ese día se pudrió todo en la compañía
y nos echaron a todos a la mierda. Después, cuando vino Calamaro
no paraba de tirar ideas. Y Stuka descontroló todo. El tipo sigue
siendo muy punk.
¿La idea de incluir a los protagonistas devino de un interés
comercial?
Pingüino: Jamás pensamos en eso. Y tampoco nos interesan
las malas críticas que nos hacen. Es más, nos sirven para
crecer, igual que las buenas. A nosotros se nos acusó siempre de
ser una banda fiestera y comercial, lo mismo que le pasaba a Los Cadillacs
y a Los Pericos cuando empezaron. La verdad es que ni siquiera en los
dos primeros discos, los más comerciales, nos planteábamos
hacer un disco para vender. No teníamos el concepto que tienen
las bandas de cumbia hoy.
¿Están en contra de la cumbia?
Pingüino: Más bien estamos en contra de los payasos
de la tele, los muñequitos que están armados para vender
un producto, no de los que tocan cumbia porque la aman.
¿Tocar todos los días en Bariloche es estar en una
fiesta constante?
Pirulo: Es un disfrute permanente. Porque los pibes caen a full,
no los para nadie. Y estar anclados ahí, en medio de montañas,
nieve, lagos, chicas y delirio, es un goce alucinante. Son cinco meses
tremendos. Y, además, nos reencontramos con la gente de Lomas,
Banfield, Lanús. Lejos de casa, nos encontramos con nuestros vecinos.
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