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EL OBISPO DE SAN ISIDRO, JORGE CASARETTO
“Cáritas está desbordada por las demandas sociales”

El obispo de San Isidro y titular de Cáritas, Jorge Casaretto, advirtió que �la deuda social es la más importante de las deudas�, y remarcó que la asociación dedicada a la ayuda social de la Iglesia Católica �no es el Ministerio de Desarrollo Social�.

Dirigencia: �El problema es fundamen-talmente un problema de dirigentes y la política es una de las expresiones de la dirigencia, pero no la única�.

Débil: �Nosotros no estamos sustituyendo al Estado. El Estado es un Estado débil en la Argentina, como lo es en muchas partes del mundo�.

Por Washington Uranga

“La dirigencia argentina tiene que trabajar para generar consensos de bien común que deben ser adoptados como razones de Estado y apoyados por todos. De lo contrario será difícil hallar el camino por donde avanzar en los próximos años.” El autor de la frase es Jorge Casaretto, obispo católico de San Isidro y presidente de Cáritas, quien sostiene que llega a esa convicción después de muchos diálogos con sus colegas que, por dos veces consecutivas en forma colectiva, hicieron duras críticas a la dirigencia. Afirma que “la deuda social argentina es la más importante de las deudas”, pero advirtiendo que si la ayuda social “no se articula con lo educativo es muy difícil que sea realmente fructífera”. En diálogo con Página/12, este hombre de 65 años (24 de obispo), con una agenda tan cargada como la de cualquier dirigente social o político, pero en la que no deja de incluir siempre un tiempo para la actividad deportiva que practica desde su juventud, reconoce que “Cáritas está desbordada por las demandas”, pero explica que si bien “nuestra tarea es ayudar a la gente, no podemos solucionar el problema de todos nuestros hermanos necesitados, porque no somos un Ministerio de Desarrollo Social”.
–En sus dos últimas declaraciones colectivas, la jerarquía de la Iglesia Católica criticó a la dirigencia. ¿No se corre el riesgo de aumentar el desprestigio de los políticos y profundizar la crisis?
–El problema argentino es fundamentalmente un problema de dirigentes y la política es una de las expresiones fuertes de la dirigencia, pero no la única. Hay dirigencia eclesial, empresarial, sindical. Hay distintas dirigencias que convergen en la dirigencia argentina. Los obispos hemos dicho que en la medida en que no se encuentren ciertos consensos en la Argentina va a ser difícil que podamos hallar el camino por donde avanzar en los próximos años. Y un consenso no lo logran solamente los políticos, si bien su protagonismo tiene que ser esencial. Es tarea de los políticos buscar entre todos los estamentos de la sociedad esos consensos que tienen que ser adoptados como razones de Estado y que no pueden ser materia de propaganda política o de intereses de un sector sino que vienen a conformar lo que sería el bien común argentino. Y el bien común lo tenemos que apoyar todos.
–¿Qué aportan los obispos?
–Nosotros cumplimos un papel espiritual, un papel religioso, trabajamos en el tema de los valores y ese es el gran aporte que hace el orden religioso, en general. La Iglesia Católica en la Argentina tiene una gran responsabilidad por ser la Iglesia de la mayoría del pueblo. Nuestro papel consiste en traducir los valores religiosos a la conciencia colectiva de los argentinos, de modo tal que todo lo que es del orden de la dimensión anímica, de la dimensión espiritual, de la dimensión de esperanza podamos traducirlo en hechos para que esos valores se incorporen a la conciencia del pueblo.
–¿No hay un agotamiento respecto de esta actitud de conciencia crítica permanente que adopta la jerarquía de la Iglesia?
–La conciencia crítica tiene que ser una conciencia crítica positiva. Yo no creo que el papel de la Iglesia sea sólo de conciencia crítica. Es mucho más amplio. Cuando estoy hablando de los valores, estoy hablando de una tarea de predicación, de información, de comunicación. Por ejemplo, en todo el campo de la ética, en tratar de que la gente tome conciencia acerca de los valores que tienen que regir el comportamiento en la sociedad. En esto se inscribe la lucha contra la corrupción, el trabajo para mostrar que lo educativo es fundamental en la vida de un pueblo. Esto no es una dimensión solamente crítica, sino que es un aporte positivo.
–La campaña institucional de Cáritas comenzó con un slogan que decía “mejorar la realidad comienza por acercarse a ella”. ¿A qué realidad nos acercamos?
–A un empobrecimiento creciente de la Argentina que no parece haber tocado a su fin y frente al que todavía no hay pistas claras de recuperación. Todos los índices que manejamos nos muestran que la exclusión y la pobreza siguen siendo un problema fundamental de la vida argentina. Los obispos coincidimos en que el problema social sigue siendo muy serio y en que la deuda social argentina es la más importante de las deudas. En ese contexto se inscribe Cáritas. Para seguir concientizando a la sociedad argentina sobre esta problemática y para lograr que los que están en una situación vivible y lógica recuerden que la solidaridad tiene que ser uno de los valores fundamentales. Esta tarea tiene que ser fundamental en la vida de Cáritas. El otro aspecto tiene que ver con acciones que van desde la promoción y la educación hasta la ayuda inmediata en alimentación, vivienda, salud, etcétera.
–¿La solidaridad y la asistencia social no terminan por hacerle la tarea a otros que desatienden sus responsabilidades?
–La pobreza es un problema de toda la sociedad argentina y la responsabilidad es de toda la sociedad en distintos grados. Las autoridades tienen una primerísima responsabilidad, el Estado la tiene. Pero es toda la sociedad la que tiene que concientizarse. Nosotros no estamos sustituyendo al Estado. El Estado es un Estado débil en la Argentina, como lo es en muchas partes del mundo. Esto significa que tenemos que redoblar los esfuerzos en la sociedad y tener presente que han aparecido –quizás como consecuencia de esa misma debilidad– otros espacios, como el Tercer Sector, que van creciendo en credibilidad. Muchas personas piensan que apoyando a estas organizaciones pueden hacer una tarea más eficiente que la que se hace apoyando al Estado.
–¿Por qué?
–Hablo de Cáritas. El 95 por ciento de lo recaudado en Cáritas llega a los pobres, a través de programas, proyectos o asistencia directa. El 50 por ciento de los recursos se destinan a asistencia directa a pobres y excluidos, en alimentación, salud, vivienda y ayuda inmediata de emergencia. Cáritas siempre ha dado imagen de transparencia y tratamos de rendir cuentas, incluso en la misma Diócesis donde se realizan los proyectos. La razón fundamental para apoyar a Cáritas es que la ayuda llega a quienes lo necesitan.
–Usted mencionó antes que la labor de Cáritas no se reduce a lo asistencial.
–Si la asistencia directa, sobre todo en la infancia y en la adolescencia, no se articula con lo educativo, es muy difícil que sea una ayuda realmente fructífera. Por eso, cada vez más en los centros de Cáritas que se dedican a la infancia estamos incorporando lo educativo. Trabajamos en lugares donde los chicos comienzan yendo a almorzar, después reciben ayuda para hacer sus deberes, y más tarde hay que complementar la educación formal que reciben en los colegios. Nuestros locales terminan siendo escuelas paralelas, no competitivas, complementarias, pero donde se nos permite ensayar métodos educativos no tradicionales, no formales. Tenemos mucha esperanza en esto porque creemos que se está gestando una nueva manera de enseñar, que va saliendo de la misma gente, y que las mismas carencias de los chicos están demandando un nuevo modo de enseñar. Creemos que de aquí pueden salir futuros modelos de educación.
–¿Se tomaron algunos acuerdos con el nuevo ministro de Desarrollo Social, Juan Pablo Cafiero?
–Hemos tenido una reunión con él. Nos explicó los programas inmediatos y nos pidió coordinación. Creemos que en este sentido está muy bien orientado. Nunca habló de colaboración, de trabajo en conjunto, sino de coordinación. El ministro tiene claro que Cáritas tiene que ser respetada en su autonomía, así como todas las fuerzas del Tercer Sector. La colaboración fundamental que podemos dar es información y dado que elprimer programa va dirigido a familias muy carenciadas vamos a ayudar a detectar esas familias.
–¿Cáritas está desbordada?
–Sí. Pero atendemos en la medida de nuestras posibilidades, porque Cáritas está compuesta por un voluntariado de 25 mil personas y muy pocos rentados que trabajan en 3371 centros en todo el país. Es muy difícil responder a todas las demandas que tenemos. Pero es importante entender que como Iglesia tenemos que poner signos. En la época de Jesucristo había muchos hambrientos, muchos enfermos. El ponía algunos signos, pero no solucionaba el problema del hambre y de salud de Palestina en aquella época. Cáritas tiene el mismo criterio. Como Iglesia no podemos dejar de velar por nuestros hermanos necesitados y brindarles la respuesta que es posible, pero ciertamente no somos un Ministerio de Desarrollo Social.

 

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