El actor cómico Carlos
Scazziota murió ayer en la Clínica de la Esperanza, en el
barrio porteño de Flores, víctima de una hipoglucemia. A
comienzos de este año, ya había atravesado un serio problema
de salud: un derrame cerebral que lo llevó a permanecer internado
durante más de un mes en una clínica de Once. A pesar de
ello, la noticia resultó sorpresiva, ya que su estado y evolución
fueron celosamente guardados en secreto por sus familiares y amigos. El
actor acreditaba una larga trayectoria en el teatro, el cine y la televisión,
aunque a nivel popular permanezca en el recuerdo por su personaje de payaso
acompañado por una mascota de paño bautizada Violeta. Su
salta, Violeta (a la que efectivamente hacía saltar
a su falda) era marca registrada en cada una de sus intervenciones. Tenía
64 años. Sus restos fueron velados en el casa fúnebre San
Jorge del barrio de Caballito y serán trasladados hoy al panteón
de la Asociación Argentina de Actores en el cementerio de la Chacarita.
Scazziota nació el 24 de julio de 1937 en el seno de una familia
de tradición circense, y por eso fue que debutó, a la corta
edad de 5 años, como integrante más o menos estable del
elenco de payasos del circo Jockey Club. Su padre Miguel Scazziota ya
trabajaba ahí y consideró natural y apropiado que el niño
que ya demostraba dotes de comediante, saltara a la arena del circo. Esa
condición viva del espectáculo en que creció lo marcó
definitivamente a lo largo de toda su carrera. Tenía un poder único
de comunicación cara a cara con el espectador, algo que luego trasladó
como lugarteniente de grandes como Pepe Biondi y José Pepitito
Marrone. Con ambos repetía y repetía la rutina de la presencia
como desentendida, la mirada tierna y unos cuantos salta Violeta
por cada participación. Sus primeros pasos en televisión
en la década del 60 ocurrieron en el superexitoso Viendo
a Biondi, y no por casualidad: su padre era amigo de la infancia
del gran Pepe. Ya sin el disfraz de payaso, formó parte de los
elencos de ciclos también muy populares como La Tuerca
y Los Campanelli, y se consagró finalmente como payaso
en El Circo de Marrone.
También integró el cartel principal de algunos de los grandes
espectáculos de revista que se podían ver en la época
de oro de los teatros El Nacional, Maipo y Astros. Allí compartió
escenario con otros grandes del humor, como por ejemplo Pepe Arias, Adolfo
Stray, Don Pelele, Alfredo Barbieri y Gogó Andreu. En cine llegó
a destacarse en películas de consumo masivo de los años
sesenta y setenta: Escándalo en la familia, Patapúfete (también
junto a Biondi), El verano de los Campanelli, El picnic de los Campanelli,
Titanes en el ring, Los chiflados del batallón y Los chiflados
dan el golpe. Ya en los ochenta, junto a Emilio Disi, Berugo Carámbula
y Guillermo Francella, filmó Los bañeros más locos
del mundo, el que al cabo fue su último trabajo cinematográfico,
en 1987.
Recorrió el país con un circo propio y llegó a establecerse
en Buenos Aires también, en un terreno ubicado en la avenida Medrano,
entre Corrientes y Sarmiento, demostrando que siempre volvía a
su primer amor. En los noventa, varias afecciones, entre ellas un coágulo
cerebral y una diabetes crónica, fueron deteniendo su ritmo de
trabajo hasta el retiro definitivo.
Mahoma,
hecho a la Disney
La próxima
semana se estrenará en todas las naciones del mundo árabe
Mahoma, profeta de Dios, una película de dibujos animados al estilo
Walt Disney sobre los inicios del Islam y su obra religiosa, una situación
histórica: nunca el Corán ni los rígidos preceptos
de la religión musulmana habían permitido tal licencia.
Claro que según los críticos de cine árabes, la producción
financiada por el gobierno de Arabia Saudita, que aportó
diez millones de dólares respeta todos los lineamientos del
Islam, entre los que figura que no se represente gráficamente al
profeta. Los juristas de la Universidad Al-Azhar de El Cairo ya autorizaron
la exhibición de la película, aunque el experto Mohamed
Othman explicó en la revista egipcia Al Mussawar que el Corán
mismo no prohíbe expresamente la representación del profeta
y sus discípulos. Pero, añadió, la ley islámica
no se basa exclusivamente en lo que dice el Corán, sino en principios
generales y en las palabras de Mahoma. Nadie, sin embargo, explicó
cómo se lo muestra en el film.
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