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El poeta de San Telmo vs. Federico, el pollo de Daniel

El reality show �El Bar� concluye
esta noche con dos personalidades casi antitéticas cerrando una competencia por una recompensa de cien mil pesos.

Federico insistió a cámara
que su mérito es no haber cambiado.
Eduardo conservó el perfil humorístico-progre que lo llevó a la final.

Por Emanuel Respighi

Entre la imagen de adolescente “transparente” y un tanto ingenuo que representó Federico Blanco y la espontaneidad irónica e intelectual del poeta Eduardo Nocera se definirá esta noche el ganador de “El Bar”, el reality show producido por Cuatro Cabezas para América. Los candidatos a llevarse los 100 mil dólares que entrega el programa llegaron a esta definitoria instancia luego de desnudar su intimidad durante doce semanas repletas de tensión, peleas personales y grupales, relaciones sexuales y reconciliaciones de todo tipo. La definición contará con el aditivo extra de que el barman será elegido, por primera vez, mediante un sistema de puntos, ramificado entre lo que cada postulante recaudó en el bar durante esta semana y los votos que hayan recibido del público a través de Internet y el teléfono.
Tras la eliminación el último viernes de Daniel Granelli, uno de los pesos pesados del programa junto a Eduardo, mucho de los seguidores de “El Bar” se quedaron con las ganas de ver compitiendo face to face a los cabecillas de los dos grupos antagónicos (“La cumbre” y los “No Alineados”) que se formaron entre los participantes. Sin embargo, los momentos de tensión volvieron esta semana, aunque en menores decibeles, cuando Federico decidió “repatriar” al bar a su novia Yael, a Celeste y a Mónica, mientras que Eduardo convocó a su novia Julieta, a Maxi y a Juan Pablo. Federico fue “el pollo” de Daniel, un gigantón malhumorado y autoritario.
Las estrategias que ambos candidatos pusieron en marcha esta semana para obtener el mayor número posible de votos y de dinero (un peso equivale a un voto) fueron tan disímiles como los sectores sociales que cada contrincante parece representar. Federico eligió aprovechar las cámaras para apelar al público argumentando que fue el único de los participantes que durante la larga estadía fue “la misma persona” . De hecho, lució una remera promoviendo el voto telefónico por el “ser transparente”. Tanto Yael como Mónica utilizaron esta semana su sex appeal para atraer clientes. Hicieron incluso algunos streaptease, nunca del todo terminados. La campaña se extendió más allá de las puertas del bar: en los alrededores de Bernal, la ciudad natal de Federico, hubo varias volanteadas invitando a los transeúntes a que “voten a su vecino”.
Eduardo, en cambio, parece haber estudiado más racionalmente la estrategia a seguir. Tras realizar un análisis del comportamiento del público en las últimas votaciones, decidió mantener intacto el perfil humorístico y poético que lo llevó hasta esta instancia: su teoría es que manteniendo el porcentaje de votos a favor de la última semana, se alzará con el premio final. “El Bar” cerrará sus puertas esta noche, pero sólo uno de ambos disfrutará del último trago.

 

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