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CRITICAN EN TRIBUNALES LA PRESENTACION JUDICIAL DE MENEM
Once páginas hablando de política

El ex presidente reseñó su gestión. Habló de su política exterior. Pero en su breve presentación casi no hay citas de derecho.

Jorge Urso, el juez que ordenó procesar a Menem.
Este le hizo saber en su escrito que fue presidente.

Por Eduardo Tagliaferro

Los defensores de Carlos Menem hicieron todo lo posible por señalar que a su cliente se le había vulnerado el derecho de defensa. Más allá del prestigio de quienes lo defienden, éstos no han dejado una marca de éste en el expediente. Aunque los letrados reiteran que apenas han tenido tiempo material para consultar las más de 22 mil fojas, lo cierto es que las han ido conociendo a través de los letrados de otros imputados. “Ellos tienen la causa, lo que no tienen es defensa”, dijo a Página/12 un importante funcionario judicial que conoce la trama de la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador.
Para el funcionario, las pruebas son contundentes y es sabido que en un expediente éstas son las que hablan. En Comodoro Py asumen que Menem es por excelencia un hombre político y que, aunque menguado, su carisma salió a la luz en la audiencia donde se le notificó su detención.
Por eso no sorprendió que en el escrito que le entregó al juez federal Jorge Urso hayan sobresalido las definiciones políticas por sobre las jurídicas. El problema es que eso no es suficiente en un juicio criminal. “El costado penal hay que atenderlo”, comentó a este diario un destacado miembro del Poder Judicial.
El costado penal no sobresale en ninguna de las once páginas que rubricaron Oscar Roger, Mariano Cavagna Martínez y el propio ex presidente. Revisando el escrito la principal, y casi la única, cita de derecho penal es la referencia al art. 210 del Código respectivo. La defensa lo menciona para rechazar la imputación de haber participado en una asociación ilícita, tal como sostiene uno de los cargos que envió a prisión a su representado.
En su presentación, Menem anoticia al magistrado que ejerció el cargo de Presidente de la Nación. Acto seguido comienza un detallado informe de los principales sucesos que rodearon la política internacional. La caída del muro de Berlín, el desmembramiento de la Unión Soviética y el fin de la bipolaridad. No lo dice Menem pero la mención del cuadro internacional que rodeó a su gobierno, tiene un objetivo mucho mayor que el de explicar para la historia su política de “relaciones carnales”. Aunque comenta que, bajo su gobierno, el país integraba el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, no dice ni tampoco comenta la existencia de un bloqueo dictado por la ONU a los países de la ex Yugoslavia que libran una cruenta guerra separatista.
Recién en la sexta página Menem se adentra un aspecto de la causa: la firma de los decretos. Antes de llegar a ese punto, se demora en recordar las relaciones con la Santa Sede y con Gran Bretaña y la resolución de todos los conflictos preexistentes con Chile. Cuando empieza a explicar el contexto de la firma de los decretos presidenciales que autorizaron la venta de armas, la defensa observa que éstos fueron refrendados por los ministros, previa revisión de la comisión tripartita.
Las actuaciones judiciales ratifican los dichos de Menem: gran parte de los representantes de los ministerios de Defensa, Economía y Relaciones Exteriores que integraban la comisión tripartita se encuentran involucrados en la causa. Pero si el ex presidente cita el hecho, es para señalar que la firma de los decretos se insertaba en un “acto de gobierno” que se enmarcaba en la política internacional a la que adscribía su gobierno
Ampararse en que se estaba juzgando un “acto de gobierno” y decir que se ponía en discusión decisiones políticas es lo mismo. Es desconocer la autoridad del juez que lo convocó para explicar las características de un affaire que involucró, amén de funcionarios representativos, a 46 personas. El hecho contradice que cuando se conocieron los primeros aspectos de la maniobra, el propio Menem se presentó como querellante en la causa. Lo hizo a través de quien fue su procurador del Tesoro, el mendocino Rodolfo Díaz. Además de ser el encargado de esa movida más política que judicial (y más mediática que política) llamada “tormenta ética”, Díaz acompañó y respaldó la mayor parte de las actuaciones que en el expediente realizó el fiscal federal Carlos Stornelli. Es cierto que la preocupación del menemismo en esclarecer el affaire fue una actitud destinada a enviar un mensaje más político que un compromiso real en el esclarecimiento de los hechos. Sin embargo, el hecho fue un antecedente que ayer Menem recordó en la presentación que entregó a Urso. Aunque afirma de que se trata de un acto de gobierno, ayer en los tribunales señalaban que uno de los puntos débiles de la defensa de Menem fue “no fundar explícitamente las características de ese acto y por qué motivos el mismo no entraba dentro del derecho penal”. Sobre todo si se tiene en cuenta la cantidad de hechos delictivos que rodearon a la venta de armas. En suma, lejos de advertirle a Menem que debía enfrentar cargos penales le fomentó su apelación política.

 

Un anuncio para Cavallo

“Es un testigo. Pero eso no quiere decir que no puede dejar de serlo o que vaya a seguir siéndolo”, dijo ayer el fiscal federal Carlos Stornelli. Quien es un testigo en la causa por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia pero puede dejar de serlo es el ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo. Al ser consultado sobre la situación del ministro, que firmó los tres decretos que ampararon el desvío del armamento, el fiscal respondió: “Hay versiones de todos los colores. No puedo barajar nombres públicamente que hasta ahora no han sido convocados, o que han sido convocados como testigos”. Stornelli dijo sentir “un poco de lástima” por el arresto del ex presidente Carlos Menem y destacó la “gran entereza” que mostró al escuchar que quedaba detenido, aunque admitió que profesionalmente sintió “satisfacción”, ya que la detención del ex presidente fue dispuesta por el juez federal Jorge Urso a partir de los cargos que la fiscalía formuló contra el ex mandatario y varios de sus ministros.

 

La saga riojana

A pesar del paro, en el juzgado de Jorge Urso las actividades continuaron. Ayer declaró Juan Ferreira Pinho, ex secretario de Asuntos Militares en el Ministerio de Defensa. El ex interventor en Fabricaciones Militares Luis Sarlenga había señalado que en su momento Ferreira Pinho le había pedido nombrar a un asesor. “Se trataba de Eduardo Vitale”, dijo Sarlenga, quien agregó que éste le había pedido que renovara la representación ante FM de la empresa Debrol, del traficante Diego Palleros. Sarlenga también había hablado de un trío de riojanos que reportaban a Emir Yoma. Entre ellos Jorge Alcalde. En la audiencia Ferreira Pinho dijo que el nombramiento de Alcalde había sido una orden de Antonio Erman González, por entonces ministro de Defensa. Ferreira Pinho anudó al grupo riojano en FM y su participación en la venta ilegal de armas.

 

LA CORTE SUPREMA, EN EL OBJETIVO DEL MENEMISMO
Por los amigos de siempre

Por E. T.

Para el menemismo la Corte Suprema es algo más que un destino en el que cifran sus ex pectativas. Es la Corte capaz de hacer milagros. Entre ellos liberar a Carlos Menem de los cargos que lo llevaron a su detención. Por eso las principales alternativas de la defensa del ex presidente es conseguir un pronunciamiento del máximo tribunal que tire por tierra la calificación de jefe de la asociación ilícita.
Varios de los cortesanos ya fueron sondeados, pero a la mayoría no se le escapa que las condiciones políticas en las que deberían fallar no son ni remotamente similares a los tiempos de la emblemática “mayoría automática”. Amén de los esfuerzos políticos para conseguir la llave que abra las puertas del presidio, en otras ocasiones la Corte desestimó involucrarse en esta causa. Fue cuando el procurador general de la Nación, Nicolás Becerra, construyó una sofisticada red argumental por la que llegaba a la conclusión de que la presencia de dos croatas en la Argentina era una virtual comisión oficial que ameritaba la competencia del alto tribunal. Amén de ese antecedente, en Comodoro Py interpretaban que algunos de los cortesanos deberían excusarse. Entre ellos Adolfo Vázquez, quien supo admitir públicamente su amistad con el ex presidente. Incluso quienes siguen de cerca el expediente recordaban que allí figura junto a otras pruebas documentales, una carta personal de Vázquez a Menem. Por su contenido la misiva deja entrever, amén del afecto, una admiración política rayana en la dependencia. Aunque el titular de la Corte, el riojano Julio Nazareno, afirmó anteayer que “no se excusaría”, si la causa llega a su tribunal, en Comodoro Py señalaban que su intervención sería fácilmente recusable por alguno de los abogados actuantes o bien por el fiscal interviniente en la investigación de la venta ilegal de armas.

 

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