Por Felipe Yapur
El partido entre Rosario Central
y Cruz Azul de México había finalizado. Carlos Menem, fanático
del fútbol, vio cómo el conjunto que había dejado
afuera de la Libertadores al club de sus amores derrotaba ahora a otro
equipo argentino. Sin mucho entusiasmo se disponía a comer unas
empanadas con su esposa Cecilia Bolocco y unos pocos amigos que lo acompañaban.
Pero no tuvo tiempo de hacerlo: como todos los demás, se sobresaltó
al ver que dos plumas de las utilizadas en la construcción
de edificios atravesaban el cerco de la casona de Don Torcuato, con dos
camarógrafos encima que pretendían congelar ese momento.
El ex presidente se puso muy nervioso, pero no por eso resignó
la cena y mucho menos ver el empate de Boca contra el Palmeiras en su
primer día de detención.
Superado el asombro de la invasión mediática y tras el empate
boquense, el ex presidente continuó con Bolocco, su hermano Eduardo,
Armando Gostanian, Alberto Kohan, Carlos Corach y Eduardo Bauzá,
la discusión sobre los pasos a seguir de ahora en más. La
conductora chilena no se despegó ni un solo instante de su marido
en desgracia, a quien le prodigó mimos, caricias y besos pero sin
desatender jamás el hilo de la conversación. Durante la
charla, ella sentada a los pies de Menem que se había dejado
caer en un sillón opinó sobre la necesidad de mantener
un perfil bajo, nada de actos ni demostraciones, pidió
poco antes de opinar sobre el quinteto de abogados defensores: Deberían
dejar de hacer tantas declaraciones y dedicarse más a trabajar.
Es hora que lean el expediente, presenten escritos, dijo para alegría
de su esposo.
La primera mañana lo encontró algo deprimido
al detenido. Ni siquiera los llamados solidarios de la noche anterior
del presidente colombiano Andrés Pastrana, del ex presidente uruguayo
Alberto Lacalle y hasta del astro del fútbol, Diego Armando Maradona,
lograron levantar el ánimo del dos veces presidente argentino.
Es que está muy enojado con (el juez Jorge) Urso, lo
justifican sus colaboradores.
Mientras Menem dedicaba la mayor parte de la mañana al descanso,
la lectura y la reflexión, afuera continuaba la guardia periodística
y el permanente desfile de curiosos y vecinos.
Hubo llamados, pero no todos los esperados, sobre aquellos provenientes
de las gobernaciones. Bueno, la solidaridad la demostraron hace
un mes cuando hicieron el acto en el Congreso, justificó
el silencio un hombre muy cercano a Menem.
Recién hacia la tarde, comenzó el desfile de familiares
y algunos políticos. Uno de ellos fue el ex comisario e intendente
de Escobar, Luis Abelardo Patti, quien fue el primero en admitir la depresión
del ex presidente: Un hombre que está en una casa con rejas
y no puede salir ni siquiera al parque tiene que estar afectado,
dijo dando cuenta de sus conocimientos en el materia. Agregó también
que a su entender lo que más lo afectó
fueron los alambres de púas, que debe ser por seguridad, pero igual
molestan, dijo el experimentado ex policía.
Sin duda, al ex presidente no sólo lo afecta el encierro en esa
añosa celda que representa el caserón. Un inesperado valor
agregado a la depresión significa los problemas que tiene la propiedad
con el suministro de agua. Menem y su esposa sufrieron el jueves la escasez
de agua caliente. Ayer, la cosa empeoró porque ya no hay siquiera
agua: Hay problemas en las cañerías y están
trabajando a toda máquina para resolver el inconveniente,
reconoció uno de los visitantes a la propiedad.
Este no fue el único trabajo que se realizó en el casco
de la quinta. Primero colocaron una tela verde alrededor de la propiedad,
luego pusieron cortinas en las ventanas para dotar de mayor intimidad
a la pareja. Tantos medios rodean a la propiedad que uno de los abogado
de Menem, Mariano Cavagna Martínez, le pidió a los periodistas
una autolimitación razonable, para darle cierta intimidad
a la pareja porque, si no, están como si participaran del
(reality show) Gran Hermano, dijo.
Para Battle, esto
afecta
Diría, como cualquier ciudadano, que esto afecta,
sin ninguna duda, no la estabilidad institucional de la Argentina.
No, lo que sí afecta es la confiabilidad institucional, ¿No
es verdad?. Es lo que dijo ayer el presidente uruguayo, Jorge
Batlle, como evaluación de la detención de Carlos
Menem. Los países no viven solamente de lo producen
dijo. Viven también de lo que generan hacia el
exterior, las distintas situaciones que viven sus respectivas sociedades.
Eso genera más confianza o desconfianza, por lo tanto si
usted tiene más confianza tiene más posibilidades,
si usted pierde confianza tiene menos posibilidades. El tema,
sostuvo Batlle, no afecta en absoluto la situación de Uruguay.
Nosotros hace tiempo que mantenemos una diferencia enorme
en la tasa del riesgo país respecto a Argentina y Brasil,
añadió. Consultado, no quiso opinar sobre el expediente
de la venta ilegal de armas porque le parece que abrir un
juicio positivo o negativo sería una cosa fuera de lugar.
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Fernando Henrique
lo lamenta
El presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, lamentó
la detención de Carlos Saúl Menem como presunto jefe
de una asociación ilícita en la causa por la venta
ilegal de armas a Ecuador y Croacia. Pero al mismo tiempo, desmintió
que el ex presidente le hubiera solicitado asilo político
a través de su ex secretario general de la Presidencia, Alberto
Kohan, con quien se reunió la semana pasada: Fue una
visita de cortesía, indicó Cardoso. Las expresiones
del presidente brasileño se produjeron durante un reportaje
televisivo, donde consideró además como desagradable
la detención de su ex colega y manifestó que hubiera
preferido que no hubiese ocurrido.
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MUCHA
CAUTELA EN EL PERONISMO
Para hablar hay tiempo
Silencio. Sin declaraciones.
Así reaccionó el justicialismo el día después
de la detención de Carlos Menem. Pero la ausencia de ruido no significó
inactividad. Los operadores políticos de los diferentes sectores
preparan para la próxima semana varias reuniones para analizar
la nueva situación política que se presenta en el principal
partido de la oposición.
Con su jefe preso, el menemismo busca no perder los espacios políticos
que ocupan en el partido. Por caso, preparan una reunión del Consejo
del PJ, el preside Menem, hasta donde llevarán el pedido de licencia
del detenido. Lo hacen porque la sucesión está asegurada
ya que recaerá en un ultramenemista, el gobernador Rubén
Marín. El pampeano fue el único dirigente que ayer habló,
reiterando el latiguillo de la persecución política. Tesis
que concita cada vez menos adeptos.
Pero no es el único tema que preocupa al menemismo. El jueves a
la tarde, mientras Menem pasaba sus primeras horas de detención
en la quinta de Don Torcuato, su ex ministro del Interior, Carlos Corach,
se reunía durante media hora con el gobernador Carlos Ruckauf.
No trascendió el motivo ni el contenido de la conversación.
Pero no faltaron voceros del menemismo que elucubraron un posible pacto
de no agresión. Desde la provincia se negó esa posibilidad.
El aprovecharse de un adversario en desgracia no es el estilo de
Ruckauf, se escuchó en La Plata.
La gran incógnita para el alicaído menemismo son los gobernadores.
Miembros de este sector tiene puestas muchas esperanzas en la reunión
que el Frente Federal de gobernadores de las provincias chicas mantendrá
el próximo martes. Ellos no nos van a abandonar, confesó
un hombre cercano al ex presidente. Es más, el único
tema que debatirán en la injusta detención de Carlos,
agregó. Sin embargo, voceros de varios gobernadores indicaron a
este diario que lo primero que se discutirá es la deuda que
la Nación mantiene con el interior. El tema Menem es preocupante,
pero antes está la gobernabilidad de las provincias. Además,
hace dos meses ya se le dio el apoyo en el gran encuentro del Congreso,
concluyeron.
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