Por Martín
Piqué
El Gobierno y el justicialismo
parecen haber encontrado una fórmula perfecta para sobrellevar
sin tumultos los primeros días de la prisión domiciliaria
de Carlos Menem. Desde el Ejecutivo mantienen la cautela, hacen declaraciones
que destacan la independencia del Poder Judicial y subrayan que no promueven
ni celebran el arresto domiciliario que pesa sobre el riojano. Y
desde el PJ, bajan el tono de las amenazas de poner piedras en el Parlamento,
esperando que haya una devolución de gentilezas. La única
nota discordante la dio ayer la versión, luego desmentida, que
indicaba que el Gobierno no descarta la posibilidad de indultar por decreto
al ex presidente.
El principal impulsor de la alternativa sería el ministro del Interior,
Ramón Mestre, que hasta habría afirmado que después
del indulto que se le concedió a ex dictadores y terroristas, no
veo por qué desechar la posibilidad de una iniciativa de este tipo
al diario Río Negro. Sin embargo, a última hora de ayer
la vocera del ministro desmintió esas declaraciones. El jueves,
fuentes oficiales del Ministerio del Interior habían afirmado que
la posibilidad de un indulto no era descabellada pero que antes, como
condición, tendría que haber un reconocimiento de culpabilidad.
De todas formas, el senador Eduardo Menem en diálogo con
Página/12 rechazó la idea de que su hermano pueda
ser indultado por decreto. Nosotros nunca pensamos en un indulto
porque creemos que el ex presidente no ha cometido un delito. No debe
hablarse de eso bajo ningún punto de vista, opinó.
Aparentemente ajeno a estas versiones, el presidente Fernando de la Rúa,
en sus declaraciones sobre la situación de Menem, se limitó
a subrayar la independencia del Poder Judicial y destacó que el
oficialismo no festejó el arresto domiciliario que dispuso el juez
federal Jorge Urso. Así le envió un gesto conciliador al
justicialismo, de donde habían partido algunas amenazas que acusaban
a sectores del Gobierno de promover una persecución
política contra Menem.
En momentos como éste nadie debe intentar obtener beneficios
personales o aprovecharse de la situación, señaló
ayer De la Rúa antes de internarse en el Instituto Cardiovascular.
Esa línea mantuvo cada vez que habló de la situación
legal del riojano. Ni promovemos ni celebramos, remarcó
al referirse a la prisión domiciliaria. Y luego contó que
se comunicó con el senador Eduardo Menem para dejarle en claro
que nadie del Gobierno está interfiriendo la acción
judicial. El jueves a la noche, el hermano del ex mandatario había
atacado al Gobierno, culpándolo de romper la base de la convivencia
política y de impulsar una persecución.
La comunicación entre el Presidente y el senador Menem se produjo
al mediodía, después de la reunión del gabinete,
en la cual De la Rúa preguntó a los ministros la situación
de sus carteras y anunció que iba a tomarse el día por problemas
de salud. El propio De la Rúa confirmó la existencia del
llamado. Su interlocutor, el senador Menem, contó a Página/12
que la conversación fue cordial y que el Presidente
le manifestó que el Gobierno se había mantenido al margen
de la decisión judicial. Valoro la llamada. Le di el valor
de un llamado de solidaridad, dijo ayer este diario.
Pero según el diputado Humberto Roggero, ésa no fue la única
llamada que hizo De la Rúa para hablar sobre Menem. El jefe de
la bancada del PJ en Diputados aseguró que a las 10.45 recibió
una comunicación del primer mandatario, quien le habría
reconocido que como abogado consideraba que la figura de la
asociación ilícita estaba mal usada. El vocero
presidencial en diálogo con Página/12 dijo desconocer
ese diálogo. Roggero, en cambio, lo difundió a los periodistas
destacados en el Congreso.
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