Por Angeles Espinosa
*
Enviada
especial a Teherán
La participación en
las elecciones presidenciales iraníes del viernes superó
las expectativas y disipó el temor a que los desencantados por
el ritmo de las reformas o los malos resultados económicos se quedaran
en casa. Esta asistencia masiva a las urnas, que la agencia IRNA calculaba
en un 80 por ciento (y de un 89 por ciento entre jóvenes de 15
a 19 años, un segmento clave), beneficia al presidente reformista
Mohamed Jatamí, a quien se atribuía un 75 por ciento de
intención de voto. La votación se amplió hasta las
once de la noche.
Poco después de que se abrieran los electorales a las nueve de
la mañana, ya había colas en muchos de ellos, tanto en la
capital como en otras ciudades del país. La televisión (estatal
y bajo control de los conservadores) mostró durante todo el día
imágenes de la alta participación y reconoció que
era mayor de la esperada. Cada papeleta es un voto a
la República Islámica y a su Constitución, y tiene
mucho valor para el país, declaró tras depositar su
voto el líder iraní, Alí Jamenei. Tanto Jamenei como
Jatamí y el ex presidente Alí Akbar Hachemí Rafsanyaní
votaron en la huseiniya (pequeña mezquita) adyacente
a la casa del fallecido imam Jomeini, en Yamarán.
Yamarán es un barrio del norte de Teherán que aún
conserva el sabor del pueblo que un día fue. No hay edificios altos
y sus callejuelas están salpicadas de árboles centenarios,
a veces en el medio de la calzada. Allí vivió el artífice
de la revolución iraní y allí residen algunos de
sus más fieles seguidores, incluidos muchos de los actuales dirigentes
de la República Islámica. Aquí se respira la
presencia del imam, asegura Mariam, una joven de 22 años
estrictamente cubierta por un chador, el rectángulo de tela negra
con el que se tapan de la cabeza a los pies las chiítas más
piadosas. Mariam ha acudido a votar acompañada otras tres mujeres
de su familia, pero como había mucha gente, han decidido volver
más tarde. Todas votan desde que tuvieron derecho a hacerlo a los
15 años y tienen claro que lo harán por Jatamí.
Calle abajo, Azadí, de 26 años, acompaña a su abuela
al colegio electoral. Claro que es importante votar. Es una oportunidad
para participar en nuestro futuro, defiende con la misma convicción
con la que dará su voto a Jatamí. Aún así,
Azadí no es ninguna ingenua. A la pregunta de si considera que
su país es democrático responde: No en todos los sentidos;
hay momentos en que (a los gobernantes) les importa la opinión
del pueblo y otros en que no.
Sorprende en este país el grado de concientización política
de la gente. Incluso entre los más jóvenes. A Husein Haghpag
le faltan unos días para cumplir 15 años y no puede votar.
Pero le gustaría hacerlo. Con una seriedad y un aplomo que para
sí quisieran muchos adultos explica que la gente acusa injustamente
a Jatamí de haber empeorado la situación del país
con las libertades que ha dado. Es mentira; sólo tratan
de desprestigiarlo, subraya.
Pero el derecho a la discrepancia no es tan sólo un ejercicio verbal.
Aunque dentro de los márgenes que establece el régimen islámico,
otros nueve candidatos, en su mayoría conservadores, han rivalizado
con Jatamí. Y algunos han encontrado audiencia. Voy a votar
a (Abdolá) Yasbí, declara un funcionario de universidad
en referencia al rector de las Universidades Libres Islámicas,
una red de centros de educación superior parcialmente gestionada
por el Estado. Este votante justifica su elección en que Yasbí
mejorará las relaciones con Estados Unidos, la economía
y la seguridad.
Abbas Mutamed, un jubilado de 70 años, niega que exista una brecha
generacional en al apoyo a Jatamí. Es el mejor presidente
que hemos tenido desde hace 40 años, asegura tras recordar
que, como miembro del bazar, él apoyó al Gobierno de Mosadegh
(que nacionalizó el petróleo) y la Revolución Islámica
de Jomeini. Lo que pasa es que no lo dejan actuar, analiza.
¿Quiénes? Todo el mundo lo sabe; los mismos que cierran
periódicos y encarcelan a los reformistas, aclara en referencia
a los conservadores.
Más escéptico parece H., un desocupado que antes se dedicaba
a la exportación. No quiero votar, pero qué vamos
a hacer; si no votamos, vendrá algo peor. H., que tiene dos
hijos, se queja sobre todo de la situación económica. Los
alquileres superan el salario de los funcionarios; el precio del metro
cuadrado construido ha pasado de dos millones de riales a 10, la economía
es un desastre, protesta.
Según la encuesta de IRNA, sólo el ex ministro de Trabajo
Ahmad Tavakoli tiene posibilidades de superar un 10 por ciento de los
votos. Los otros ocho candidatos apenas alcanzarán el 1 por ciento.
* De El País de Madrid, especial para Página/12.
LA
CIA MEDIA EN LA SEGURIDAD ISRAELO-PALESTINA
Con una ayudita de la Compañía
La CIA está de vuelta
en Medio Oriente, pero en plan pacificador. Ayer fue una jornada de mediación
norteamericana en Medio Oriente, para mejorar la situación entre
Israel y los palestinos, cuya violencia escaló el viernes pasado
con el suicidio de un extremista palestino que causó 19 muertos
en Tel Aviv. Luego de ese atentado, el líder de la Autoridad Palestina,
Yasser Arafat, se vio obligado por la presión internacional a proclamar
un alto el fuego. Ayer hubo disturbios entre palestinos e israelíes,
horas antes de que comenzaran las conversaciones en materia de seguridad:
un israelí resultó gravemente herido de bala cerca de la
ciudad cisjordana de Ramallah y en la ciudad de Belén, al sur de
Cisjordania, tres palestinos fueron heridos al enfrentarse con soldados
israelíes.
Pero la principal novedad era la reanudación de la mediación
norteamericana. Por primera vez en varios meses, funcionarios de seguridad
palestinos se reunieron con el director de la CIA, George Tenet. Paralelamente
ayer se entrevistó Arafat con el enviado estadounidense William
Burns, en la ciudad de Ramallah. En el encuentro con Tenet, los palestinos
demandaron que Israel ponga fin al bloqueo sobre los territorios ocupados
en Gaza y Cisjordania; también, que se replieguen las tropas y
tanques de las ciudades palestinas. El jefe de la agencia de inteligencia
se había reunido primero con el primer ministro israelí,
Ariel Sharon, quien habría presentado una lista de exigencias,
entre las que se incluiría la confiscación de armas en manos
de las milicias y el arresto de activistas palestinos, previo a ceder
a los pedidos de sus rivales. La nueva intervención de Tenet en
el conflicto marca un cambio respecto a la postura de distanciamiento
elegida anteriormente por George W. Bush, y descartada luego de que el
conflicto se agravara.
El negociador en jefe palestino, Saeb Erekat, declaró que con Burns
se analizaron los medios para alcanzar las recomendaciones del informe
Mitchell. Por su parte, Burns sostuvo tener confianza en la continuidad
del cese de fuego declarado este fin de semana por Arafat y anteriormente
siguiendo dicho informe por Ariel Sharon el 22 de mayo. Burns
calificó de constructiva su reunión con el líder
palestino y declaró que pese a los disparos y bombas de mortero
registrados en la Franja de Gaza, la calma ha desplazado la violencia
y ofrecido un esperanzador compás de espera.
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