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Rumsfeld tiene un plan bomba

El jefe del Pentágono
quiere acelerar el sistema antimisiles para el 2004, lo que provocará consternación en Europa, Rusia y China.

Rumsfeld la tiene clara.
Hay que emplazar de inmediato.

Por Julian Borger
Desde Washington

La administración Bush está considerando la posibilidad de acelerar el despliegue de su sistema de defensa anti misil, aunque la tecnología necesaria no está probada y el plan se enfrenta a una cerrada oposición por parte de los rivales de Washington y sus aliados. Bajo un plan propuesto por Boeing, su principal contratista, y que fuera divulgado por el Washington Post ayer, Estados Unidos podría desplegar los primeros cinco interceptores de misiles en Alaska en 2004, sin el nuevo radar “banda-X” que necesitan para apuntar a los misiles entrantes.
El Post cita a un alto funcionario del Pentágono diciendo: “Es una pregunta simple: ¿Algo es mejor que nada?... El presidente y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, dejaron muy en claro que alguna defensa anti misil es en realidad mejor que nada”. La noticia provocará oleadas de consternación por toda Europa, donde los escépticos aliados de Washington habían pensado que el sistema no era factible. Su despliegue violaría el tratado antimisil de 1972 (ABM), que en Europa es considerado un pilar de estabilidad, pero es descartado por la administración Bush como anacrónico. Tanto China como Rusia han denunciado los planes y advirtieron que podrían gatillar una nueva carrera armamentista.
Cualquier despliegue requeriría un progreso tecnológico. La última prueba del sistema falló miserablemente y la próxima prueba se pospuso hasta agosto. Tampoco resulta claro de dónde saldrá el dinero para las nuevas pruebas, que cuestan hasta 100 millones de dólares cada una. No hay una partida específica para ellas en el presupuesto, y la nueva mayoría demócrata en el Senado podría demorar cualquier intento de reasignar los recursos.
Según el plan, 50 misiles interceptores se desplegarían para 2007 –sólo la mitad de la cifra originalmente planeada bajo la administración Clinton–. Se presume que los tiempos se retrasaron por lo menos cinco años por el fracaso de las pruebas de misiles. La administración Bush parece estar esperando que los adelantos tecnológicos requeridos se habrán logrado para cuando llegue la fecha límite del despliegue.

 

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