Por R. C.
¿Qué puntos de
contacto musical tienen Antonio Birabent y los Súper Ratones? Poco
y nada. Al menos, eso es lo que indica una escucha liviana de sus discos
más recientes (Anatomía y Mancha registrada, respectivamente).
Sin embargo, esta noche, en Niceto, la banda marplatense y el solista
porteño-español harán su primer show conjunto donde,
además de sus respectivos sets, se cruzarán en un par de
canciones. ¿Se ha formado una (extraña) pareja? No
es tan raro, contestan a la vez Birabent y el cantante y bajista
superratón Fernando Blanco. En general, los músicos
solemos tener muchísimas cosas en común, desde gente del
folklore hasta del heavy metal, afirma Birabent. Venía
escuchando como público los discos de los Súper Ratones
y me interesó el rumbo curioso y buscador que tenían en
los últimos años. Los invité a participar del álbum
Anatomix (con remezclas y versiones de temas de Birabent hechos por otros
artistas) porque me parecía que A descansar era una
canción que ellos podían hacer de una manera muy propia.
Y terminó siendo una versión mejor que la mía. Insisto:
lo extraño sería invitar a cantar a un abogado a un disco
mío, pero no a gente que se dedica a la música y que está
en la misma batalla encantadora que yo.
Pero también es cierto que sus búsquedas musicales
son bastantes diferentes.
A. B.: Además, por más que ellos tengan otro estilo
y una dinámica grupal, son defensores de la canción. Y yo
también soy un defensor de la canción, de la expresión
melódica de una canción. En ese sentido, somos representantes
del mundo pop, que es grande, generoso y amplio. Entonces, me parece que
no estamos tan lejanos. De todas maneras, una de las cosas que me brinda
la música es la posibilidad de conocer diferentes formas de entenderla
e interpretarla. Me siento tan a gusto tocando con el bandoneonista de
Cacho Castaña como haciendo una versión super dance con
Adicta.
F. B.: A nosotros nos pasa algo parecido. Ultimamente tuvimos la
suerte de colaborar en proyectos tan dispares como los de Palo Pandolfo
y La Mosca. A la larga, eso te produce una riqueza de lenguaje que después
podés aplicar a tu propia música. Intercambiar con otros
artistas es parte de un juego interesante. Por otra parte, recuerdo haber
leído una nota en la que nos ponían juntos, porque ambos
surgimos con un determinado estilo muy marcado y después, de algún
modo, variamos el rumbo y evolucionamos.
En eso se parecen mucho: los primeros álbumes de ambos fueron
de un pop liviano, radiable y exitoso. Sin embargo, sus últimos
trabajos son más personales y elaborados.
A. B.: En mi caso, el proceso fue largo, no cambié de un
día para el otro, pero algo que estaba en mi esencia al principio
sigue estando ahora. Hay canciones de mi primer disco que hoy podría
volver a cantar, quizá de otra manera. Uno va reconciliándose
con algunas cosas que en su momento no quiso tanto. Y ahora que estoy
terminando de grabar un disco nuevo, me doy cuenta de que sigo hablando
de las mismas cosas y manejando las mismas armonías que hace diez
años. Claro, la forma de mostrarlas cambió, pero hay algo
que permanece y es esencial.
F. B.: Uno sigue conservando ciertos códigos del lenguaje
musical, pero como individuo procesa cosas distintas. Además de
otras influencias, hay vivencias que sólo aparecen cuando uno va
creciendo.
A. B.: Por otra parte, nadie podría haber hecho lo que está
haciendo ahora si no hubiera hecho otras cosas hace diez años.
Aceptar ese cambio me parece sabio e inteligente. De alguna manera, estoy
contradiciendo lo que dije antes pero, por suerte, lo que hago ahora no
es lo que hacía hace siete u ocho años.
¿Se conocían personalmente antes de la participación
de Súper Ratones en Anatomix?
A. B.: Nos habíamos cruzado en alguna oportunidad, pero nunca
nos habíamos sentado en un café a hablar de música.
En este momento, no solamente en la música sino en general, en
la Argentina hacen falta alianzas. Y no es una expresión políticamente
irónica. Es fabuloso poder juntarse con otras personas y conocerlas
a través de la música. Me parece un conocimiento muy genuino:
nosotros no nos conocimos en una fiesta tomando ácido, nos conocimos
haciendo una canción.
F. B.: La fiesta con ácido, la semana que viene (risas).
¿Esta unión tiene alguna proyección futura
o termina con el show de esta noche?
A. B.: Sería interesante poder unir fuerzas y salir a tocar
al interior, sobre todo en un momento como éste.
F. B.: Además, el motivo por el cual nos unimos es la música,
no hay una compañía discográfica detrás ni
una idea que escape a lo que son las canciones. Nos juntamos a cantar
y hacer música, que no es poco.
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