Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


REPORTAJE EXCLUSIVO AL FISCAL DE LA CAUSA DE LAS ARMAS
“La escena del arresto fue conmovedora”

Todo comenzó con una denuncia sobre
un vuelo llevando armas, y terminó en el �momento histórico�en que Menem fue detenido. Carlos Stornelli dice que sólo a lo largo de los seis años de investigación se pudo gradualmente ver que los hechos no eran �casuales� sino parte de una red, que hubo malos momentos y solidaridades de sus colegas, en especial cuando Menem amagó investigarlo a él, en 1998. Ahora, espera seguir la ruta del dinero.

Por Eduardo Tagliaferro

Cuando en 1995 llegó a sus manos la denuncia por la partida desde Ezeiza de un avión llevando armas argentinas rumbo hacia Ecuador, Carlos Stornelli estaba lejos de pensar que eso podría llevar al entonces presidente Carlos Menem a prisión. Después de vivir la escena del arresto de un ex presidente constitucional, que califica como “histórico” y “emocionalmente muy cargado”, recuerda las presiones, el apoyo recibido por sus colegas cuando Menem habló de “investigarlo” a él, de los amagues de sacarle la causa o correr al juez Jorge Urso. Y hace la historia de cómo, a lo largo de seis años de investigación, fue surgiendo la idea de que lo que descubrían no eran “hechos aislados” sino parte de una trama que no era en absoluto casual. Mientras se niega a hablar de ciertos temas que pueden afectar el proceso que se viene, afirma que se sigue la ruta del dinero, que Menem es uno de los más investigados en este aspecto y que piensa que el dinero “nunca pisó la Argentina”.
–¿Cuál fue su primera reacción cuando tuvo en sus manos la denuncia que inició la causa por la venta ilegal de armas?
–No tenía la menor idea de la envergadura de los hechos, ya que la denuncia sólo precisaba una pequeña parte de todo lo que después se supo. Se sospechaba de un avión que supuestamente había ido a Ecuador con armamento argentino.
–¿Pensó que la causa tendría esta dimensión?
–En los medios la denuncia había sido presentada con espectacularidad, pero la verdad que se fue averiguando después fue mucho más importante aún.
–¿Qué pasó por su cabeza cuando participó de la audiencia en la que se detuvo al ex presidente Carlos Menem?
–Fue un momento raro, muy raro. Por mi cabeza pasaron un montón de cosas. Así como en un accidente la vida de uno desfila aceleradamente, en la última audiencia, los últimos seis años fueron la película que pasaba por mi cabeza.
–¿Algún momento puntual de esos seis años?
–Muchos momentos. Hay muchas cosas que yo no conté y que no sé si algún día voy a contar.
–Entre ellas hay amenazas o presiones.
–Cosas. Permítame reservarlas para mi intimidad.
–Además de los seis años de investigación, no se le escapó que estaba participando de un acontecimiento que quedará en la historia.
–Por supuesto. El propio abogado de la defensa, el doctor (Oscar) Roger, dijo que todos los presentes en la sala estábamos presenciando un momento histórico. La escena fue conmovedora, más allá de que como fiscal yo fui quien impulsó la introducción en la causa del posible delito de asociación ilícita y que esta fue la causal de la audiencia y a la postre de la detención del doctor (Carlos) Menem. La escena era simbólicamente muy fuerte, con una gran carga emocional.
–En la causa los hechos se precipitaron luego de la confesión de Luis Sarlenga. ¿La audiencia con el ex presidente fue uno de los momentos más duro de la investigación?
–Para mí no. Tal vez los últimos dos meses fueron de mucha actividad. Fueron los meses en que se tomaron decisiones importantes por parte de la fiscalía como por parte del doctor (Jorge) Urso. Los momentos más difíciles en la causa fueron hace mucho tiempo. Tal vez el año `98, el año `97, cuando muchos de los imputados estaban en la función pública y uno buscaba la verdad y otros desde la sombras trataban de impedirlo. En este momento lo que se ve es la valoración de prueba ya presentada. El gran trabajo fue descubrir la verdad de lo ocurrido, la verdad de los hechos.
–En 1998 el ex presidente Menem dijo que tal vez había que investigarlo. ¿Cómo vivió ese momento?
–Ese fue para mí uno de los momentos más fuertes, más importante. También uno de los más lindos que viví en estos seis años de investigación. En ese momento la fiscalía recién se había expedido sobre la existencia de una asociación ilícita. Hacía no más de un mes que había emitido ese dictamen de más de 400 fojas. Venía trabajando en gran soledad y de repente ante la maniobra que se hace en contra mía, hubo una gran explosión de solidaridad de mis colegas, de la prensa y de la gente. Tal vez eso evitó que se abortara esta causa.
–En varias ocasiones se pretendió sustraerle la causa tanto a usted como al juez Urso. ¿Cómo fueron esos momentos?
–No quiero hablar de esos momentos, porque hay cuestiones que pueden articular las partes. Cuestiones que pueden tener origen en iniciativas defensivas, más allá de mi juicio de valor. Tampoco quiero emitir opinión sobre la competencia de la Corte Suprema en una causa que planteó el fuero penal económico en la que en su momento intervino el Procurador General de la Nación. El Procurador es mi jefe, respeto las decisiones que él toma, como pido que se respeten las que yo tomo en mis expedientes.
–El diputado Humberto Roggero dijo que en una charla privada que mantuvo con el Presidente Fernando de la Rúa, éste le manifestó que la utilización de la figura de la asociación ilícita era endeble. ¿Cuál es su opinión?
–Esto es algo que sólo los jueces tienen que determinar. Hasta el fiscal es secundario a la hora de precisar la solidez de la figura procesal. Cuando yo estoy convencido de algo, lo que hago es acercarle mis elementos de juicios al juez, pero sólo ellos son los que tienen que hablar. Sobre la calificación de la asociación ilícita hasta el momento ya han hablado cuatro jueces.
–¿Qué motivos lo llevaron a darse cuenta que estaba frente a una asociación ilícita?
–Es bastante difícil de explicarlo. Cuando se empieza advertir la multiplicidad de hechos, la magnitud de la maniobra, la cantidad de gente que de alguna manera u otra tuvieron que intervenir, uno cambia la mirada. Lo que en un momento eran hechos aislados que tenían poca relación, lentamente van formando un engranaje que me permitieron descubrir que se trataba de una maniobra.
–¿El hecho de investigar a importantes funcionarios en actividad, en algún momento lo intimidó o inhibió?
–No, en ningún momento. Tampoco me parece que la palabra adecuada sea intimidar, tal vez, sí haya tenido cautela o precaución.
–Esta causa estuvo rodeada de extraños suicidios, amenazas y hasta la sospecha de que la fábrica militar de Río Tercero fue volada intencionalmente. ¿Cómo influyó ese contexto en su actuación judicial?
–Cuando fue el estallido de la fábrica de Río Tercero, no tenía la menor idea de que tal vez yo tuviese que estudiar ese tema. Por supuesto que los acontecimientos los seguí atentamente por los medios. A esa altura tampoco se sabía que la fábrica militar había sido un pivot de la maniobra.
–¿Está estudiando la conexidad de la venta ilegal de armas con la explosión de Río Tercero?
–Yo no estoy estudiando la explosión de Río Tercero, estoy revisando la copia del expediente sobre la fábrica militar para ver si puede existir alguna implicancia, alguna relación con los hechos que nosotros investigamos. Cuando el juez (Jorge) Urso pidió copia del expediente lo hizo precisamente para evaluar la posible conexión entre ambas investigaciones y ver si nosotros con el conocimiento que ahora tenemos de la maniobra, podríamos esclarecer algún aspecto todavía oculto.
–Cuando se habla de venta de armas hay un nombre que siempre aparece, Monzer Al Kassar. ¿Cuál es su participación en esta maniobra?
–Hay cosas que aparecen en la prensa pero no tanto en la causa. Preferiría no hablar de personas sobre las que no puedo aseverar ni descartar nada. Cualquier pista que pueda conducir hacia más verdad es siempre bienvenida.
–La pregunta más frecuente por estos días es porqué no se lo cita al ministro Domingo Cavallo, sobre todo si se tiene en cuenta que fue firmante de todos los decretos que autorizaron la venta de armas.
–Hay que ver cómo se pregunta y quién lo pregunta. El avance de las pruebas es lo que marca las decisiones que se toman en el expediente. No voy a hablar de personas que no están convocadas, sería irresponsable de mi parte.
–Cuando acusó al general Martín Balza, distintos medios e incluso funcionarios dijeron que su padre era un carapintada y que esto lo motivaba a citar al jefe del Ejército. ¿Esto es así?
–Esto no es cierto y hasta lo dijo el propio general Balza en una carta que me mandó a mí y en otra que le envió a mi padre, en la que desmiente supuestas charlas de quincho. No es verdad que mi padre fuera un carapintada. Sucede que yo tampoco puedo develar intimidades familiares. Las ideas de mi padre siempre fueron muy críticas para con los carapintadas.
–¿Qué opina de la dictadura militar de 1976?
–Como hombre de la justicia, yo no tengo otra opinión que la que tuvo la Cámara Federal cuando se expidió sobre los hechos cometidos durante el Proceso. Mis opiniones personales o políticas no deben ser una cuestión pública, soy un funcionario judicial.
–¿Estuvo reunido con el ex general Ramón Díaz Bessone, el último día del Ejército?
–Yo no lo conozco al general Díaz Bessone. Al igual que otros miembros de la Justicia, fui invitado al Colegio Militar para participar de la celebración del día del Ejército. Cuando me estaba trasladando a donde tuvo lugar el vino de honor, luego de haber saludado al Presidente (Fernando) De la Rúa, se me acercó una persona que me dijo “soy el general Díaz Bessone, mucho gusto”. Me dio la mano y se fue. Ni siquiera sé si era o no Díaz Bessone. Incluso no creo que ahora pueda reconocerlo, porque jamás he tenido una charla con esa persona. Todas las versiones sobre mi padre o que yo actuaba por móviles diferentes al descubrimiento de la verdad o de obtener pruebas, apareció en “el mercado” cuando se conoció que yo estaba detrás de una pista que llevaba a develar la posible participación de personal del Ejército, en la venta ilegal de armas.
–El diputado Adrián Menem criticó su relación con el actual secretario de Empleo, Horacio Viqueira. Incluso dijo que detrás de la acusación que usted hizo había una maniobra del Frepaso. ¿Cuál es su respuesta?
–Pónganse de acuerdo muchachos: o soy carapintada o soy del Frepaso, en qué quedamos. Si fuera carapintada no me recibirían en el Frepaso y viceversa. Al doctor Horacio Viqueira lo conocí a raíz de esta causa. De la misma manera que a partir de esta causa conocí a tantas personas de bien. Trabamos determinada relación personal que incluso se mantiene hoy. Tengo un gran respeto por él.
–¿Cómo calificaría las pruebas que Viqueira aportó a la causa?
–El doctor Viqueira apareció en el expediente, creo que en el año `97. Denunció que en la fábrica militar de Río Tercero se estaban clonando cañones para reponer los que faltaban de los arsenales. En ese momento pensé que estaba loco, pero después se probaron todas las cosas que dijo a este respecto.
–A partir de esta denuncia usted viajó a Río Tercero. ¿Qué impresión tuvo en esa recorrida?
–Viajamos con el juez Urso y también estuvo presente el doctor Viqueira. Recuerdo que me impresionó la tristeza de la gente. Un puebloque parecía devastado. Los barrios aledaños que recorrimos sólo exhibían los cimientos de las casas y una fábrica que en algún momento debe haber sido un orgullo, era un conjunto de galpones devastados. Fuimos a ver cañones en reparación y nos mostraron unas cajas que luego comprobamos que no tenían nada que ver con partes de cañones.
–Haber probado que gran parte del material enviado a Croacia y Ecuador pertenecía al Ejército fue un momento importante de la investigación. Cuando usted acusó al general Balza, él estaba en actividad. ¿Eso fue un obstáculo?
–Todas estas verdades son difíciles de aceptar. Así como a la gente le cuesta aceptar que tal o cuál persona pudo haber cometido un delito. O bien que determinada persona no era lo que uno creía que era, bueno, al fiscal le sucede lo mismo. Que tal o cuál funcionario de tu patria pueda estar vinculado a una maniobra de esta naturaleza es una verdad dura. Es una idea que uno trata de dejar para lo último.
–¿Lo sorprendió estar investigando a los responsables de las principales instituciones del país?
–Cuando uno se encuentra frente a una causa de esta envergadura los hechos se suman lentamente. No es cuestión de un día descubrir involucrada a la persona tal o cual. Es una construcción intelectual que se va acompañando al avance de las pruebas. Así como en algún momento de la investigación yo llegué al convencimiento de que podía haber existido una asociación ilícita y no hechos aislados, uno se va formando una convicción. Ello lo lleva a sospechar de una persona u otra. Yo sabía que estaba en gran desventaja numérica. También hubo momentos de gran soledad. Mis compañeras de siempre fueron las pruebas.
–Más allá de la defensa lógica, hubo en la causa muchas maniobras o ardides tendientes a introducir elementos falsos o distractivos.
–Hubo muchas cuestiones que fueron incluso motivo de investigaciones y se esclarecieron. A mí no me gustaría hablar en este momento de esas maniobras. Pero sí, hubo muchas.
–En esos momentos de soledad, además de las pruebas ¿quién lo respaldaba?
–A partir de un momento, yo tuve un gran respaldo de mis colegas. La participación de alguna manera militante que tuvo la prensa acompañando el descubrimiento de la verdad, fue fundamental.
–¿Esta causa puede ser el comienzo de cambios en la Justicia?
–No me toca a mí acalificar esta investigación como un hecho histórico. Sucede que esta causa tiene un alto voltaje por las personas que aparecieron involucradas y por los hechos que se investigan. En la Justicia hay muchísimo trabajo silencioso, decente, independiente, que no se conoce públicamente, pero existe. Entre mis colegas hay una gran camaradería en este momento. No he hablado con todos, pero sí con muchos. Me siento muy acompañado.
–Supongo, que a partir de la causa de las armas debe conocer en detalle la guerra de los Balcanes.
–Es bastante compleja, por cierto. Lo que tengo incorporado es cómo se abastecían de armas los croatas, por lo menos de una porción de ellas. No tuve mucha información sobre lo que sucedía con el pueblo croata. El otro día tuve una entrevista con un periodista de investigación croata, que me contaba cómo en nombre de la patria algunos funcionarios corruptos de su país pagaban las armas diez o veinte veces más de lo que valían. No se refería al armamento argentino. Hablaba en general. También me contaba que en nombre de la patria, estos funcionarios se enriquecían.
–La revista Globus publicó que el traficante Diego Palleros tenía una vinculación con el croata Dinko Sakic, extraditado de la Argentina. ¿Conocía esta información? –No la conocía. Pero cuando tengamos los datos, será materia de investigación.
–¿Está avanzado el esclarecimiento de las coimas que rodearon a esta maniobra ilegal?
–Hay cuestiones que son muy difíciles de esclarecer. Eso no quita que no estemos trabajando fuerte en ello y algo sabemos. Es muy probable que parte del dinero de este hecho jamás haya pisado el suelo argentino.
–¿Se está investigando el posible enriquecimiento ilícito que a partir de este affaire pudo haber tenido el ex presidente Carlos Menem?
–En la investigación de la ruta del dinero, hace tiempo promoví la necesidad de develar si parte de los beneficios que pueden haber obtenido los involucrados no pasó por su patrimonio. La pesquisa se está realizando e incluye a cada una de las personas investigadas en la causa. En esta investigación el ex presidente es uno más de los involucrados.
–¿Le genera sospechas que sea una práctica habitual tanto en la familia Yoma como en la familia Menem tener sus propiedades a nombre de sociedades anónimas.
–Tanto la familia Yoma, como la familia Menem tienen más de un integrante, así que de ninguna manera habría que generalizar. Tampoco yo hablaría en este momento de casos particulares.
–¿Alguna vez pensó que la verdad que estaba detrás de estas investigaciones era muy fuerte? ¿Pensó que la sociedad no la tolerara?
–No sé si esta causa tiene un efecto didáctico. Para mí como fiscal todo lo que me tocó vivir fue una gran enseñanza, una gran experiencia. No sé si mi experiencia le puede servir a otro. Aunque a veces uno tiene dudas, la gente soporta la verdad. Claro, que hay verdades que son difíciles de aceptar.
–¿Su expectativa a futuro continúa dentro de la carrera judicial?
–Yo no pienso en otra cosa que no sea mi trabajo en la Justicia.
–No se le escapa que a partir de esta causa ha tenido gran notoriedad pública. ¿Hoy cómo es su relación con la gente?
–Le parecerá raro pero desde hace dos meses que sólo voy de mi casa a mi trabajo y viceversa. La tarea fue tan grande y mi cansancio es tal que ni siquiera caminé por la calle.

 

PRINCIPAL