Por
Patrice Burchkalter
Desde Montreal
Ralf (Williams-BMW) en el lugar más alto del podio del
Grand Prix de Canadá de Fórmula 1, Michael (Ferrari) escoltándolo
y alejándose de sus escoltas en el campeonato mundial de pilotos.
La familia Schumacher festejó ayer en el circuito Gilles Villeneuve.
Por suerte no son tres hermanos, señaló el finés
Mika Hakkinen (McLaren-Mercedes), tercero en la octava prueba de la temporada,
tras ayudar a Michael a bañar en champaña a Ralf.
Nadie se involucró en el duelo fratricida ocurrido en Montreal,
donde el Williams-BMW fue más fuerte, los neumáticos Michelin
con mayor performance y Ralf impecable. Como en Imola hace dos meses,
cuando el menor de los Schumacher ganó su primera carrera en la
Fórmula 1.
Al inicio del Grand Prix, Michael no se dejó sorprender y arrancó
en punta, pero su hermano, que lo escoltaba, comenzó a ejercer
una presión cada vez mayor. Michael y Ralf estaban separados sólo
por algunas décimas de segundo cuando el otro piloto Williams-BMW,
el colombiano Juan Pablo Montoya, cometió un error y golpeó
una valla de contención.
En ese momento, la familia Schumacher se había alejado de los demás
pilotos. David Coulthard (McLaren-Mercedes), entonces tercero, estaba
a catorce segundos. La intervención del auto de seguridad durante
tres vueltas hizo reagrupar al pelotón... pero sólo por
un instante. Cuando la carrera se relanzó, Michael y Ralf salieron
nuevamente en punta y reiniciaron el duelo fratricida. Mientras que Ralf
atacaba a su hermano mayor, los abandonos se multiplicaban.
Michael se mantenía en punta hasta que en la vuelta 46ª ingresó
a boxes y Ralf se instaló en la cabeza de la carrera y aceleró
su bólido al máximo, en una estrategia perfecta de su equipo,
ya que cuando fue su turno de entrar a boxes, en la vuelta 51ª, no
perdió el liderazgo, que mantuvo hasta el final y le dio el segundo
triunfo de su carrera.
Ante esto, Michael decidió dejar de insistir, ante la velocidad
del Williams-BMW. No servía de nada tratar de seguir el ritmo
de Ralf. No podía hacer nada, reconoció el triple
campeón mundial, que se limitó a cuidar su segundo lugar,
que le dio seis puntos y le permitió ampliar a 18 puntos la diferencia
con su escolta en el campeonato mundial de pilotos, el británico
David Coulthard, que abandonó en la vuelta 55ª por un problema
mecánico.
Nuestros padres estarán orgullosos sentenció
Michael. El de hoy (por ayer) fue un buen día para nuestra
familia, resumió. Los dos hicimos un excelente trabajo,
y al final decidió la estrategia en boxes, explicó
Ralf, que aseguró que no haberse desesperado por las 46 vueltas
que se pasó a las espaldas de su hermano. En todo momento
sentí que tenía el control de la situación,
explicó.
En BMW-Williams tampoco cabían en sí de gozo. Nuestra
estrategia salió a la perfección. Después de diez
vueltas pensamos: Esto puede salir bien. Ralf tenía
simplemente el motor más potente, explicó el jefe
de motores de BMW, Mario Theissen.
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