Por
Alfredo Zaiat
Con
el aporte de los especialistas Héctor Giuliano y Javier Llorens,
el diputado nacional del PJ, Mario Cafiero, presentó una contundente
y polémica evaluación del proceso, resultado y consecuencias
del megacanje de deuda. Mientras Domingo Cavallo consideró un
éxito y record mundial la operación de permuta de
títulos públicos, a medida que se empiezan a conocer detalles
de esa transacción que condicionará la evolución
de la economía durante los próximos años se abren
interrogantes acerca de la actuación de sus organizadores. Por
caso, aparecieron dudas sobre cómo se establecieron los precios
de los viejos bonos a rescatar. Página/12 del jueves pasado reveló
dos ejemplos (Brady Par y Discount) de los 45 títulos involucrados,
que reflejaron una sobrevaluación de esos papeles con una ganancia
extra para los banqueros de 35 millones de dólares.
Conocido el saldo del megacanje, con ofertas presentadas por 32.848 millones
de dólares, de las cuales fueron aceptadas 29.477 millones, lo
que implicó una distribución de comisiones por 140 millones
entre los bancos organizadores, el Documento Cafiero llegó a las
siguientes conclusiones:
- El megacanje provocará un fuerte aumento de los intereses de
la deuda (más de 3000 millones de dólares por año),
con un impacto en el gasto público que obligará a nuevos
ajustes, convalidando niveles explosivos de endeudamiento (al 14%de interés
anual acumulativo en cinco años la deuda se duplica) y comprometiendo
las perspectivas de crecimiento.
- La denuncia de Cavallo sobre la existencia de cárteles financieros
(que se ponen de acuerdo para cobrarle más caro al Estado),
pone en evidencia la falta de transparencia del mercado en que se desenvolvió
la megaoperación. Una prueba de ello es la inconsistencia entre
lo elevado de la tasa de riesgo país y el valor de rescate alto
de los bonos a canjear.
- El Poder Ejecutivo tiene autorización legal solamente para mejorar
el monto y los intereses o el monto y el plazo de la deuda (Ley 24.156),
de lo contrario la operación de megacanje es nula y sin efecto.
Una ley especial del Congreso sería necesaria para convalidarla
o bien la operación podría ser cuestionada por gobiernos
futuros.
- Los canjes efectuados anteriormente (junio 2000 y febrero 2001) han
incumplido la Ley 24.156 de Administración Financiera por haber
acortado los plazos y aumentado la tasa. Los organismos de control (AGN
y SIGEN) aún no han emitido ninguna opinión técnica
que los convalide. Los canjes anteriores deben anularse, sin perjuicio
de la responsabilidad personal que les cabe a los funcionarios actuantes
y también de la corresponsabilidad de control de los legisladores.
- Debe pensarse que existían alternativas a esa megaoperación,
que pasaban por usar el blindaje tal como fue concebido, hasta
que se reestablecieran condiciones favorables en los mercados financieros.
Asimismo es necesario una administración de la deuda más
transparente y eficaz, haciendo efectivo el debido control parlamentario
republicano.
Cafiero recuerda que en 1992, después del anterior megacanje
del Plan Brady, el también ministro Cavallo pronosticó
que la deuda argentina será en el año 2000 de 53.596
millones de dólares y los servicios por intereses serán
menores al 1 por ciento del PBI. El pronóstico resultó
groseramente errado, hoy como sabemos la deuda y su servicio es casi el
triple de lo estimado, señaló el diputado con sencillez.
Como si fueran pocos los 140 millones de comisión que los bancos
organizadores se llevaron por hacer casi nada, Cafiero precisó
que en el decreto convocando al canje se reconocieron además gastos
en concepto de registración, organización, legales, impresión,
traducción, distribución de prospectos y agentes de liquidación
y canje por 5,1 millones de dólares. ¿Y la millonaria comisión
cobrada en concepto de qué tarea fue?
Piden
cambios al Banco Central
El presidente
del Banco Nación, Enrique Olivera, afirmó ayer que
tras el megacanje se detecta una disminución en las tasas
de interés y aguarda que las autoridades monetarias impulsen
cambios en los requisitos que se les exigen a las entidades para
apoyar la política procompetitiva oficial y concretar así
una salida de la recesión. Olivera sostuvo que hay
un descenso de las tasas y una recuperación de los títulos:
es decir, hay una perspectiva nueva que no puede ser desaprovechada.
Para el titular del Nación, esta es una conclusión
a la que llegamos con la gente de la UIA, motivo por el cual,
junto a la banca nacional, se le solicitó al presidente del
Banco Central, Roque Maccarone, que impulse cambios en los requisitos
que se les exigen a los bancos del sistema.
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