Por
Martín Piqué
La
mañana prometía un poco de sosiego en la quinta de Armando
Gostanian. Las láminas de acero colocadas en la puerta parecían
ser la solución para evitar el acoso periodístico y los
ocupantes de la vivienda en especial uno de ellos confiaban
en que éste sería un domingo tranquilo. Sin embargo, unos
minutos después de las 13, treinta jóvenes que pertenecen
a un grupo escindido de la agrupación H.I.J.O.S. aparecieron frente
a la residencia con una bandera roja y negra. Cantaban consignas contra
Carlos Menem y llevaban una pancarta que decía Genocidas
de ayer, hambreadores de hoy. No olvidamos, no perdonamos. Cuando
llegaron al acceso principal de la mansión, pintaron con aerosol
la entrada y el automóvil del ex secretario de Turismo Francisco
Paco Mayorga, que justo llegaba de visita. Mayorga no tuvo
más remedio que retirarse a toda velocidad con su Peugeot 306 gris
lleno de inscripciones como cárcel a Menem y asesino.
Los incidentes se produjeron al mediodía y sorprendieron a los
vecinos de Don Torcuato. Dentro de la casona permanecieron ajenos al escrache,
que duró apenas media hora. No se escuchó nada fuera
de lo habitual, dijo el vocero de Menem, Federico Azzarini. El principal
afectado resultó ser Mayorga. Había llegado hasta la esquina
de las calles Alvear y Obligado para visitar a su amigo preso y pensó
en entrar a la quinta por la puerta principal. Pero tuvo que cambiar de
planes ante los insultos y el aerosol de los manifestantes. Se alejó
con el auto pintado y finalmente pudo entrar a la quinta por una puerta
lateral.
Los policías de la custodia observaron todo desde atrás
del portón, contó a Página/12 uno de los participantes
de la protesta. Sin embargo, cuando este diario llamó a la comisaría
de la policía bonaerense de Don Torcuato, el oficial a cargo negó
que haya habido incidentes en los alrededores de la vivienda. La cuestión
es importante, porque el juez Jorge Urso sigue con mucha atención
todo lo que sucede en el lugar de detención del ex jefe de Estado.
Si se produjeran disturbios, marchas y demasiadas reuniones, Urso podría
ordenar un cambio de residencia para el riojano.
Los jóvenes que se movilizaron hasta el nuevo domicilio de Menem
no pertenecen a la agrupación
H.I.J.O.S. (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el
Silencio). Por el contrario, forman parte de grupos minoritarios de hijos
de desaparecidos que se escindieron hace bastante tiempo de aquella organización.
Ayer no tenían previsto hacer un escrache frente a la casona de
fin de semana de Gostanian. Lo que tenían pensado era concurrir
al desfile cívico-militar que tendría lugar en el municipio
de Malvinas Argentinas para conmemorar el día de la reafirmación
de los derechos soberanos en el Atlántico Sur. Así lo hicieron.
Pero en el acto fueron reprimidos por matones de la municipalidad
y del PJ que los amenazaron y golpearon duramente, por lo que después
decidieron marchar hasta Don Torcuato para denunciar lo ocurrido.
Ibamos al distrito Islas Malvinas a repudiar la presencia de Brinzoni,
Ruckauf y Rico aseguró a Página/12 Lucía, una
de las manifestantes que ayer participó del escrache frente a donde
vive el ex mandatario. Fuimos con la intención de abrir una
bandera que decía: `Genocidas de ayer Hambreadores de hoy, no olvidamos,
no perdonamos. No pudimos abrirla porque se desató una pequeña
golpiza hacia nuestros compañeros. Decidimos retirarnos y tomar
el tren hasta Don Torcuato para hacer la denuncia de lo que había
pasado y para manifestarle a Menem que él también es responsable
de que los asesinos estén libres, por el indulto y la política
de reconciliación.
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