Por
Diego Schurman
A
Menem le voy a llevar un paquete de cigarrillos. La oferta pareció
pobre para quien acuñó una interesante colección
de habanos en apenas cinco días de reclusión. Pero el ex
presidente la tomó como un desinteresado gesto de solidaridad de
su amigo Charly García y le agradeció.
El llamado del músico fue un bálsamo. Hasta ese momento,
cerca del crepúsculo, Menem solo estaba preocupado por saber las
condiciones que le pondría el juez Jorge Urso a su reclusión.
Charly le explicó a Página/12 el motivo de la charla. El
había tenido una cortesía conmigo cuando me detuvieron en
Mendoza. Siendo quien era me llamó y tuvo la deferencia de interesarse
por mí. Como cortesía, porque yo soy una persona formal
y cortés, lo mínimo que podía hacer era hacerle llegar
mi apoyo ¿okey?. A mí no me da vergüenza manifestar
mi simpatía por él y decirle que lo voy a ir a visitar.
Así que say no more (no digas nada).
García y Menem se conocieron personalmente en 1998, durante una
producción fotográfica de la revista Gente. A mediados del
99 volvieron a encontrarse. Esta vez el entonces presidente lo invitó
a la Residencia de Olivos, donde compartieron los habanos que le envía
periódicamente el líder cubano Fidel Castro. Fue en medio
del brindis donde el músico, jocoso, lanzó la fórmula
Charly & Charly para el 2003.
El romance estaba en su plenitud. Después del agasajo, el músico
pegó en la puerta de su departamento la foto que lo retrata con
Menem. Pero fue apenas un anticipo. A los tres meses sorprendió
con la presentación de Charly & Charly en vivo en Olivos,
un compac disc de edición limitada que registra el show que ofreció
en la quinta presidencial.
La distensión le duró poco a Menem. Pocas horas después
cenó, entre otros, con Carlos Corach, Hugo Franco y sus abogados.
Juntos delinearon los pasos a seguir. Además de la estrategia legal,
quieren ver de qué manera asegurarse un respaldo de los gobernadores
del PJ, que hoy se reunirán en el Consejo Federal de Inversiones.
A la mañana el ex presidente había tenido otras visitas.
Entre los debutantes estuvo Julio Mera Figueroa y Daniel Herrendorf, el
autor de la biografía hiperautorizada del riojano.
Menem insistió en la idea de concentrar la ofensiva en la imagen
de Stornelli, como informó ayer Página/12. El legislador
Javier Mouriño, uno de sus incondicionales, volvió a ligar
al fiscal con la dictadura militar. Se junta con los gorilas del
Proceso, insistió, aunque corrigiendo un dato que él
mismo deslizó a este diario. Stornelli no trabajó
con Videla, es verdad, pero sí lo hizo su padre que era un teniente
coronel de la subsecretaría de comunicaciones de Videla.
Los periodistas consultaron al fiscal si había trabajado con el
ex dictador antes de conocerse la corrección de Mouriño.
Por entonces yo tenía 16 años, respondió
Stornelli. Es curioso que entre el grupo que dispara este tipo de críticas
esté Eduardo Menem. El senador y hermano del ex presidente fue
ministro de gobierno de La Rioja durante la última dictadura militar.
El fiscal también fue esquivo cuando le consultaron si está
en los planes de Urso citar a Domingo Cavallo. Los menemistas confían
en que, de ser así, el ministro de Economía recuse al juez
y la causa recaiga en algún magistrado más flexible (a sus
intereses). Blanden como antecedente una causa de los años 90 en
la que Cavallo ya había planteado una recusación contra
Urso.
Por eso los propios abogados de Menem quieren hacer una presentación
formal al juez pidiendo la citación de Cavallo.
Dije que no voy a responder preguntas relacionadas con el ministro
Cavallo, dijo Stornelli cuando le mencionaron el tema. Saben
que si locitan pierden la causa, se les va de las manos, fue la
inmediata respuesta de Adrián Menem, sobrino del ex presidente.
En el bunker menemista siguen con atención los pasos de Stornelli.
Una de las notas que Menem leyó detenidamente el fin de semana
fue el reportaje que Página/12 le realizó al fiscal. También
estudió con atención la cobertura de este diario, de Clarín
y La Nación, en los ya conocidos resúmenes informativos
que le acerca su vocero Federico Azzarini. Para las fotos prefirió
seguir mostrándose abocado a la lectura de la biografía
de Napoleón Bonaparte.
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