Por Cledis Candelaresi
Casi al mismo tiempo que recibió
la intimación oficial de retomar los vuelos a Estados Unidos, Oceanía
y Brasil, Aerolíneas Argentinas difundió su decisión
de suspender, también, las rutas con destino a Madrid y Roma. La
decisión empresaria, fundada en la presunta dificultad para
obtener crédito para el combustible, colocó en una
situación terminal a la aerolínea de bandera, para cuyo
presunto salvataje el Gobierno parece no haber encontrado aún la
estrategia apropiada. Esta postura generó la reacción de
los trabajadores de Aerolíneas, que bloquearon el embarque de los
pasajeros de los vuelos de las empresas españolas Iberia y Span
Air y dificultaron la salida de los vuelos de otras compañías.
La respuesta, ordenada por el gobierno nacional, fue reprimir a los manifestantes
(a través de la Policía Aeronáutica y la Policía
Federal) para intentar despejar el acceso a las naves, lo que transformó
a Ezeiza en un caos a partir de las 20 horas y se mantenía hasta
la medianoche.
El ministro de Infraestructura, Carlos Bastos, viajará hoy a Madrid
en respuesta a un llamado de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales,
cuyos directivos ayer habrían telefoneado a Buenos Aires para invitar
al diálogo. Pero hasta anoche, nadie tenía ninguna certidumbre
para calmar la angustia de los manifestantes, muchos de ellos futuros
desocupados.
Fuentes ligadas a la empresa aseguran que la decisión de suspender
el vuelo a España y su conexión a Italia ya se analizaba
desde el viernes y que difundirla al mismo tiempo que se formalizaba la
intimación oficial fue una coincidencia. Pero las cosas podrían
ser aún peor. Del mismo modo que tiene restringido el combustible,
la aerolínea está a punto de quedarse sin catering y sin
el servicio de transporte de tripulación que le presta Universal.
Sea cual fuere la fórmula legal a través de la cual se resuelva
el destino de la técnicamente quebrada Aerolíneas, es utópico
que sobreviva el plantel actual. El propio Bastos advirtió el lunes
que el Gobierno podría adjudicar en bloque el paquete de rutas
a un eventual heredero de Aerolíneas, que estaría obligado
a tomar personal, aunque nunca a toda la grilla.
Horas antes de que se difundieran las últimas decisiones del Gobierno
y la empresa, Domingo Cavallo se entrevistaba con directivos de Lan Chile,
cuyo interés en operar rutas de Aerolíneas no es nuevo pero
se vigorizó con la posible caída. Un decreto del año
pasado bloqueó la posibilidad de que la firma trasandina pudiera
hacerse cargo de los vuelos internacionales, tal como aspiraba, ya que
esa norma impuso como condición ser empresa nacional y no sólo
tener domicilio en el país.
Eduardo Eurnekian, titular de Aeropuertos Argentina 2000, no abandonó
su ambición de operar una compañía aérea.
Ya tiene el 30 por ciento de Southern Winds y se quedaría con una
porción tal vez mayor de la concursada Lapa. Quizás, una
plataforma para quedarse con el grueso de las rutas de Aerolíneas,
eludiendo un acuerdo con los españoles.
Al adjudicatario de los principales aeropuertos del país le interesa
especialmente que en el mercado operen aerolíneas prósperas,
ya que sus ingresos dependen de la actividad de estas compañías.
Justamente ayer, AA 2000 difundió datos que prueban cuánto
se resintió su negocio en el último tiempo, parte debido
a la crisis de Aerolíneas, que opera a menos de su capacidad, parte
por la recesión que azota al país. De acuerdo a las estadísticas
privadas, la cantidad de pasajeros de mayo del 2000 en relación
al año anterior retrocedió un 20,7 por ciento en cabotaje
y un 6,7 por ciento en el internacional.
Pero ni éstos ni otros eventuales postulantes consiguieron hasta
ahora consagrarse como sucesores de Aerolíneas, bien sea porque
la SEPI se queda hasta vender su paquete accionario, bien porque Infraestructura
avanzara con el recupero de los derechos de tráfico cedidos.
En las últimas horas, ganó fuerza en el Gobierno la posición
sustentada por la dupla Bastos-Cavallo de que el Estado rescate el derecho
de tráfico que otorgó en concesión a Aerolíneas
Argentinas al privatizarla. La rutas siguen siendo propiedad pública
y, por esta razón, el gobierno podría, teóricamente,
recuperarlas para confiárselas en un futuro a otro operador. Pero
ese eventual rescate es legalmente engorroso y, tal vez, estratégicamente
inconveniente ya que podría ayudar a cualquier presunta y perversa
estrategia de la SEPI de eludir su responsabilidad en caso de una quiebra.
En aquella hipotética situación, el Estado argentino podría
quedar como culpable del derrumbe total de la compañía por
dejarla sin objeto de explotación y el pasivo (salvo unos 350 millones
que la SEPI renegoció hace poco con garantía del estado
español), también sería discutible. Las rutas y la
marca son, precisamente, de los pocos activos que la quedan a la compañía.
Otra línea del Gobierno estaría más inclinada a una
transición en la que la SEPI dejaría la compañía
en manos de otro operador privado, con un pasivo menguado y menores costos
operativos, en parte gracias al achique de personal. Es la posición
que dejó en claro el flamante vocero gubernamental Juan Pablo Baylac,
quien ayer reclamaba a los gremios aceptar el plan de flexibilización
y recortes salariales promovido por la SEPI, como una supuesta salida
al conflicto.
Hasta que los accionistas españoles decidieron suspender vuelos
internacionales, con el argumento de no poder garantizar el combustible,
los malos de la película eran los sindicatos de los técnicos
aeronáuticos, que se niegan a flexibilizar su convenio colectivo,
y de las azafatas, que condicionaron esa firma. Pero aquella determinación
patronal y el reflejo oficial de despachar una intimación, quizás
la primera en diez años de una privatización plagada de
incumplimientos, pusieron el conflicto en otro plano. Los gobiernos de
Argentina y España difícilmente puedan sostener su prescindencia,
argumentando que se trata del problema interno de una línea privada.
Encontrar un presunto heredero de la SEPI entraña también
una dificultad operativa insoslayable. Ninguna empresa argentina está
en condiciones de asumir la responsabilidad de volar a todos los destinos
otorgados en la concesión. La otra variante es desmembrar el manojo
de líneas y adjudicarlas en subloques a un operador internacional,
que posiblemente tenga recursos suficientes y, al mismo tiempo, que no
necesitará personal local. Pero en este caso ya no habría
aerolínea de bandera, a menos que el Gobierno considere válido
el decreto promulgado en 1994 a favor de Iberia: entonces reconoció
ese status a una empresa con la sola condición de que tuviera fijado
domicilio en estas tierras.
PERSONAL
AERONAUTICO COPO EZEIZA E IMPIDIO EMBARQUE DE PASAJEROS
Si Aerolíneas no vuela, ninguna lo hará
Con su mano en alto, un policía
aeronáutico iba marcando la cuenta regresiva para que los trabajadores
de Aerolíneas Argentinas despejaran uno de los sectores de embarque
de Ezeiza y permitieran a los pasajeros de Iberia abordar un vuelo a Madrid.
Cuando se cumplió la cuenta de cinco, el policía bajó
la mano y empezó la represión. Los policías comenzaron
a empujar a los manifestantes la mayoría de ellos mujeres
con sus escudos de plástico, pero los trabajadores se hicieron
fuertes y terminaron acorralando a los agentes de seguridad, mientras
les gritaban vendepatria y salvemos a Aerolíneas.
Fue a las 21, pero era sólo el preámbulo de los acontecimientos
más graves ocurridos dos horas después, cuando un trabajador
sufrió un paro respiratorio por la inhalación de gases arrojados
sobre su rostro por efectivos de la Policía Aeronáutica.
El vuelo de Iberia de las 21.40 partió sólo con los pasajeros
en tránsito. Otro de Span Air fue largamente demorado, mientras
que las demás compañías con salidas previstas a partir
de las 21 sólo pudieron embarcar a sus pasajeros con demoras y
partir luego de sortear el bloqueo de una nave de Aerolíneas apostada
en la cabecera de la pista 1, la principal de la estación aérea.
Si Aerolíneas no vuela, no va a volar ninguna otra compañía,
enfatizó Ariel Basteiro, titular de la Asociación del Personal
Aeronáutico (APA), que lideró a los manifestantes e intentó,
en todo momento no siempre lo logró, mantener cierta
mesura y distancia entre los trabajadores y las fuerzas de seguridad.
En cambio, Juan Pablo Baylac, nuevo vocero presidencial, desde Casa de
Gobierno lanzó la consigna que minutos después resultaría
letal, al señalar que el Gobierno garantizará el normal
funcionamiento de los aeropuertos. Para cumplir su palabra, el Gobierno
ordenó a la Policía Aeronáutica, con el refuerzo
de 150 hombres de la Policía Federal, liberar el acceso a embarque
de Ezeiza. El método aplicado fue a empujones en una primera instancia,
luego seguido por gases y palos.
El sindicato que comanda Basteiro fue el primero en reaccionar tras la
decisión de la SEPI de suspender hasta nuevo aviso los vuelos de
Aerolíneas a Madrid y Roma, últimos destinos europeos que
tocaba la compañía de bandera. Los trabajadores nucleados
en APA coparon el aeropuerto internacional y se instalaron frente a los
mostradores de Iberia. Vamos a impedir las partidas de vuelos de
Iberia, y si continúan las suspensiones de rutas tomaremos el aeropuerto
de Ezeiza y los aeroparques de las provincias, para que quede claro que
si Aerolíneas no vuela, no va volar ninguna otra compañía,
alertó Basteiro.
La compañía Iberia, al ver imposibilitado el embarque de
sus pasajeros, resolvió enviar a los viajantes a distintos hoteles.
Eso pareció descomprimir la tensión, pero más tarde
un avión de Aerolíneas se cruzó en la pista central
y dificultó la salida de otros vuelos. Ello desató nuevos
incidentes y la represión a los manifestantes en el hall del aeropuerto,
con las consecuencias mencionadas. En una asamblea cerca de medianoche,
el titular de APA convocó a los trabajadores a concentrarse hoy
a las 15 para seguir con su boicot al funcionamiento del aeropuerto hasta
tanto se garantice la continuidad de Aerolíneas.
LAS
CARTAS QUE JUEGA EL GOBIERNO
En busca de un operador
Por Claudio Scaletta
La desaparición de Aerolíneas
Argentinas (AA) es uno de los más asiduos fantasmas que recorren
los despachos gubernamentales. Pero el presidente Fernando de la Rúa
decidió tomar la iniciativa: Algo hay que hacer con el problema
de Aerolíneas, indicó a su ministro de Infraestructura,
Carlos Bastos. Desde Infraestructura interpretan que el camino bien puede
ser volver a concesionar los destinos operados por la todavía línea
de bandera. El potencial adjudicatario, sostienen, estaría entre
quienes garanticen el mantenimiento de una mayor cantidad de personal
al mayor nivel salarial posible. En cualquier caso, estas magnitudes serían
siempre inferiores a las actuales, lo que significa una clara señal
de presión hacia los gremios más rebeldes. Los rumores,
sin embargo, sostienen que el futuro operador ya tiene nombre y apellido.
En el Gobierno, aunque se insista en el argumento de que AA es una
empresa privada, saben que la desaparición de la compañía
significará enfrentar dos problemas. El social, es decir el del
desempleo de casi 7000 trabajadores, y el del mercado comercial, que será
la disputa por las rutas de AA. Sobre el primero se descuenta que parte
de los actuales empleados serán contratados por la Nueva
Aerolíneas Argentinas. Y contratados es en este
caso una expresión literal. La nueva relación laboral no
estará regida por los antiguos convenios, sino por la ley de contrato
de trabajo.
La segunda cuestión qué hacer con las rutas que cubría
AA es más compleja. Según señalaron a Página/12
fuentes vinculadas a Infraestructura, el Estado ya descartó la
idea de licitar ruta por ruta, pero también el cederlas en bloque.
La alternativa más probable es que se armen distintos paquetes.
Por un lado, los destinos de cabotaje, y por otro algunos grupos con destinos
regionales, a Estados Unidos, Europa, etc. El mercado de cabotaje es el
que ayer concentró la mayor cantidad de versiones, aunque todos
los destinos conducen a un sólo nombre, el del titular de Aeropuertos
Argentina 2000, Eduardo Eurnekian.
Aunque la especie no fue ni confirmada ni desmentida por los
voceros de Eurnekian, fuentes gremiales señalaron a este diario
que ayer el empresario habría cerrado trato por el 40 por ciento
del paquete accionario de LAPA. Eurnekian ya controla el 30 por ciento
de Southern Winds, empresa que comercializa sus pasajes bajo el sistema
de código compartido con AA. Según trascendió,
el objetivo último de la adquisición es llegar a una fusión
también con Dinar, lo que frente a la desaparición de Aerolíneas
significaría el virtual monopolio del cabotaje. Otras fuentes dudaron
de que haya comprado parte de LAPA. El argumento fue conciso: ¿Para
qué va a poner plata en LAPA si se puede quedar con AA sin poner
un peso?.
Mientras se producen estas definiciones, la estrategia gubernamental parece
consistir en presionar por partida doble, tanto a la SEPI como a los gremios
más díscolos. A juzgar por la decisión de ayer de
AA de dejar de volar su último destino europeo, el plan habría
fallado, al menos con respecto a uno de sus destinatarios. Sin embargo,
voceros de Infraestructura hicieron circular la versión de que
el viaje que Carlos Bastos emprende hoy a España responde a un
acercamiento de la SEPI con el gobierno argentino. En la comunicación
se habría sugerido la posibilidad de llegar a un acuerdo para la
superación del conflicto. Pero tampoco en el frente gubernamental
las cosas parecen tener un sólo color. No son pocos los que, en
línea con las necesidades de la SEPI de estigmatizar al gremialismo
como culpable de la bancarrota, continúan preguntándose
a quién responde el titular de los técnicos aeronáuticos,
Ricardo Cirielli. Según pudo saber Página/12, algunos ministros
habrían recurrido hasta la SIDE, aunque el resultado fue infructuoso.
Bandera
no hay una sola
Por Julio Nudler
La idea de licitar los trayectos
que Aerolíneas Argentinas resolvió dejar de cubrir y a los
que añadió ayer los que unen Ezeiza con Barajas y con Fiumicino
(ver aparte) le suena extraña a Jorge Rodríguez Nogueras,
a cargo de la Dirección Nacional de Tráfico Aerocomercial.
Según explicó a Página/12, el Código Aeronáutico
prevé que, a pedido de empresas interesadas, se convoque a audiencia
pública para autorizar esas frecuencias vacantes. En cuanto al
carácter de línea de bandera, éste puede serles adjudicado
a varias al mismo tiempo, ya que así lo prevén casi todos
los acuerdos bilaterales (entre estados).
¿Cómo llega una empresa a ser aerolínea de
bandera?
Los derechos de tráfico (rutas, frecuencias, etcétera)
se establecen bilateralmente entre países mediante acuerdos. Cada
país designa ante el otro las empresas que ejercerán los
derechos convenidos, y serán por tanto sus líneas de bandera.
Pero esto no debe confundirse con la propiedad, que puede ser estatal
o privada. De hecho, Estados Unidos tiene designadas ante la Argentina
tres líneas de bandera American Airlines, United y Delta,
además de una cuarta, Continental, que por ahora no vendrá,
y todas ellas son privadas. Casi todos los acuerdos bilaterales tienen
cláusulas de múltiple designación; es decir, que
contemplan la posibilidad de designar varias líneas de bandera.
¿En qué situación está Aerolíneas
Argentinas?
Con la privatización se le concedió la exclusividad
como línea de bandera durante cinco años en el tráfico
regional (países limítrofes) y diez en larga distancia.
Esta última exclusividad caducó el pasado 22 de noviembre.
Por esa razón, en febrero se realizó una audiencia pública
a pedido de LAPA, Southern Winds y AirPlus, en la que éstas peticionaron
frecuencias. El viernes pasado la Junta Asesora de Transporte Aéreo
(JATA) ya comunicó su dictamen a las tres compañías,
concediéndoles más del 90 por ciento de lo solicitado.
¿Significa que ya están en condiciones de volar a
esos nuevos destinos?
No creo, porque como mínimo una empresa necesita tres meses
para poner a punto la estructura comercial requerida.
¿Estos otorgamientos implican quitarle prerrogativas a Aerolíneas?
De ningún modo. En el caso de Estados Unidos, están
vigentes 49 frecuencias semanales por bandera, las que en diciembre subirán
a 56, mientras que Aerolíneas sólo tenía 21. Las
frecuencias pedidas por las otras tres empresas no llegan a cubrir las
28 vacantes. Con Brasil se convinieron asientos en lugar de frecuencias,
pero la Argentina está muy lejos de cubrir los 1,9 millones de
plazas anuales que le corresponden. LAPA y Dinar fueron autorizadas y
designadas hace ya tres años para operar, pero hasta ahora su decisión
empresaria fue no hacerlo. Y en la audiencia de febrero también
solicitaron frecuencias SW y AirPlus. Brasil está mucho más
cerca de su cupo mediante sus tres líneas de bandera acordadas:
Varig, TAM y Transbrasil.
¿Cómo son los casos de España y los países
oceánicos, destinos que abandonó Aerolíneas?
El acuerdo con España no establece ningún límite
de frecuencias, y con Australia y Nueva Zelanda también es muy
liberal.
Al no volar diversas rutas que cubría, ¿Aerolíneas
puede perder la autorización?
Cuando una empresa tiene problemas debe pedir que le permitan suspender
ciertos destinos, lo cual puede serle concedido por hasta 180 días
hábiles, prorrogables. Pero Aerolíneas optó por presentar
un hecho consumado. Esto habilita a abrirle un sumario y, según
se acepte o rechace su descargo, si es que lo presenta, retirarle eventualmente
la autorización.
¿Pueden licitarse las frecuencias que pierda Aerolíneas?
Ese no es un método previsto por el Código Aeronáutico
(ley 17.285). Lo que corresponde es que, a pedido de una o más
empresas, se convoque a audiencia pública para adjudicarles o no
las frecuencias que soliciten.
¿Cuánto cuesta obtener cada concesión?
Nada, salvo el pequeño depósito de garantía
que por el lapso de dos años (recuperando la mitad al cabo del
primero) debe constituir cada compañía una vez que reciba
la autorización final, para la cual deberá acreditar su
capacidad operativa y presentar los aviones con que cubrirá las
rutas.
¿Puede una compañía extranjera asumir las frecuencias
abandonadas por Aerolíneas?
Ningún país puede designar como línea de bandera,
en su acuerdo bilateral con otro estado, a transportistas de un tercer
país. El Código Aeronáutico define las condiciones
para que una empresa sea considerada nacional y pueda ser así línea
de bandera. Entre ellas, que la mayoría del capital accionario
y del derecho de voto esté en manos de argentinos con domicilio
en el país.
Pero Aerolíneas dejó de reunir esos requisitos...
Por eso, cuando en 1994 los españoles plantearon una ampliación
del capital de Aerolíneas y la Argentina resolvió no tomar
parte, se dictó el decreto 52, que reinterpretaba de modo forzado
lo establecido en la ley. Ese decreto fue suspendido a fines de 1999,
cuando asumió el nuevo Gobierno, porque se lo consideró
inadmisible, pero preservándose los derechos adquiridos a su amparo.
Es decir, los de Aerolíneas, aunque tuviera dueños
extranjeros.
Así es.
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