Por Romina Calderaro
Es un clásico: los principales
dirigentes políticos del país se exhiben cada año
en la cena de la asociación Conciencia, pero la noche del lunes
hubo algunas bajas: el presidente Fernando de la Rúa, recién
operado del corazón, prefirió enviar en su lugar al presidente
provisional del Senado, Mario Losada, y el ex presidente Carlos Menem
no pudo ser de la partida por obvias razones. Está preso. Las figuras
de la noche fueron el ministro de Economía, Domingo Cavallo, y
el jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra. Los empresarios
que asistieron pagaron entre diez mil y tres mil pesos por empresa, dependiendo
de qué político eligieran para compartir la velada que condujo
Marcelo Longobardi. Los humoristas Rubio y Rottemberg tuvieron a cargo
la animación y la consultora Graciela Römer dirigió
una encuesta interactiva que diseñó especialmente para la
ocasión.
Conciencia es una asociación cívica no partidaria cuyo objetivo
es despertar en las personas la conciencia de su condición
de ciudadanos transmitiéndoles ideales democráticos y republicanos.
El lunes no estuvo el Presidente, pero sí el menor de sus hijos,
Fernando Aíto de la Rúa, quien llegó
acompañado de su novia, Gabriela Vaca Guzmán. Estuvieron
también Jorge Zorreguieta y su esposa, los padres de Máxima,
la futura reina de Holanda; Raúl Portal, Enoch Aguiar, Mario Pacho
ODonnell; el ministro de Justicia, Jorge de la Rúa; el secretario
general de la Presidencia, Nicolás Gallo; el siempre elegante vicegobernador
bonaerense, Felipe Solá; la vicejefa de gobierno porteño,
Cecilia Felgueras; el flamante subsecretario de Comunicación del
gobierno, Juan Pablo Baylac y el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo,
entre otros. Los empresarios que quisieron asegurarse un lugar en la mesa
de Cavallo o en la de De la Rúa tuvieron que pagar diez mil pesos,
aunque los que quisieron codearse con el Presidente tuvieron que conformarse
con la charla de Losada. Las empresas que pagaron el cubierto fueron,
entre otras, Aeropuertos 2001, Aguas Argentinas, Bodegas Chandon, Cablevisión,
Massalín Particulares, Movicombellsouth, Techint, Same, Telecom
y Repsol YPF.
Después del discurso de apertura de la cena, que este año
se hizo bajo la consigna Rescatando a Ciudadano, la presidenta
de la Asociación, Silva Rueda de Uranga, leyó una carta
en la que el presidente Fernando de la Rúa se disculpaba por no
estar presente y explicaba que por un tiempo debería restringir
determinadas actividades. Después, Rueda de Uranga presentó
a Ibarra, quien remarcó que no se resigna a la imposibilidad de
reconciliar la ética con la política. Rubio y Rottemberg,
los humoristas de Radio Mitre, se encargaron de entretener a los presentes
mientras comían una entrada de filet de trucha ahumada patagónica,
ensalada de manzana y apio y un plato principal de medallón de
lomo en salsa de hongos silvestres con timbal de arroz con azafrán
y almendras tostadas. Los humoristas presentaron videos con diferentes
sketchs parodiando a Gran Hermano. En uno de esos videos, podía
verse a Juan, un empresario responsable que no se fue a Brasil,
cuyo hobby es pagar sus impuestos y no evadir ni un peso. Sentado
junto a su esposa Sonia en la mesa principal, Cavallo sonreía.
El dúo también dedicó un segmento a contar chistes
sobre argentinos. Por ejemplo: ¿Saben por qué los
argentinos no usan paracaídas? Porque siempre caen mal?.
A la hora del postre tulipa de caramelo con helado de crema americana,
brochette de frutas naturales sobre coulis de frutilla la consultora
Graciela Römer subió al escenario para dirigir lo que ella
definió como un diseño interactivo para definir un
mapa de obstáculos y soluciones al problema de la participación
ciudadana. Los comensales no votaron por separado: tuvieron que
ponerse de acuerdo en cada mesa y emitir un sólo voto. Los principales
obstáculos que relevaron los presentes fueron, en primer lugar,
la sensación de cansancio moral que existe en la Argentina. En
segundo término, el individualismo exacerbado de la población
y de la dirigencia y en tercer lugar, la falta de credibilidad en los
políticos. A la hora de hablar de soluciones, la gente opinó
que lo más importante es que exista una dirigencia que dé
señales de compromiso, voluntad y liderazgo para el cambio.
EL
MINISTRO DE SALUD HIZO EL DIAGNOSTICO
De la Rúa es arteriosclerótico
El sábado pasado, Fernando
de la Rúa fue dado de alta luego de que le practicaran una angioplastia.
Ayer, el ministro de Salud, Héctor Lombardo, admitió que
el Presidente sufre de arteriosclerosis, aunque a continuación
aclaró que no es nada grave: según Lombardo, se trata de
una enfermedad corriente entre las personas de la edad de De la Rúa
(64 años) que no afecta en lo más mínimo su actividad
cotidiana.
La polémica sobre la salud presidencial comenzó el viernes,
apenas se conoció que De la Rúa había sido sometido
a una angioplastia en la arteria coronaria derecha. Desde un primer momento,
el Gobierno siempre a través de Lombardo intentó
minimizar el hecho, presentándolo casi como si se hubiera tratado
de un resfrío.
Aunque la operación fue exitosa, y De la Rúa ya retomó
su rutina habitual, el tema volvió a instalarse ayer, cuando el
médico Claudio Zin informó en diálogo con Luis Majul
que el Presidente tiene arterioesclerosis: una enfermedad que provoca
el deterioro de las paredes de las arterias, principalmente por la acumulación
de depósitos grasos y calcificaciones.
Consultado por la misma radio, Lombardo reconoció que el Presidente
padece esta enfermedad, pero minimizó sus consecuencias. Es
muy frecuente en la medida en que aumenta la edad y las arterias van envejeciendo,
dijo el ministro de Salud.
El funcionario también explicó que esto no altera la actividad
del Presidente. El hecho de que padezca esta enfermedad no significa
que sea invalidante, dijo. Y puso como ejemplo a Carlos Menem quien
según Lombardo también tuvo que practicarse
una desobstrucción, sufre arterioesclerosis y siguió desarrollando
normalmente sus tareas.
Finalmente, Lombardo insistió en que no hubo desinformación
del Gobierno en cuanto a la salud de De la Rúa. Aquí
no hay una versión optimista, una versión oficial y una
versión política, señaló el ministro.
Y fundamentó el dato en la opinión de los médicos
que atendieron a De la Rúa. Cuando les preguntaron, dijeron
que el Presidente es un paciente de bajo riesgo, comentó
Lombardo.
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