Por Miguel Bayan*
Cinco países Botswana,
Lesotho, Suazilandia, Zambia y Zimbabwe tienen el 20 por ciento
de la población infectado de sida: es decir, una de cada cinco
personas padece la enfermedad, según un informe de la ONU, que
el próximo día 25 abrirá una sesión especial
de la Asamblea General dedicada a la pandemia. Hay 36 millones de enfermos
de sida en el mundo y 25 son africanos, según la Organización
Mundial de la Salud (OMS). Sólo en Africa se contagiaron de sida
el año pasado 3,8 millones de personas. Ayer Kenia siguió
los pasos de Sudáfrica: su Parlamento aprobó una ley que
le permite comprar medicamentos genéricos, como los que fabrican
Brasil e India.
No hay paralelo en la historia moderna. Hemos ido de una situación
mala a una peor y aún no hemos alcanzado el punto álgido
en términos de enfermedad, mortalidad, pérdidas humanas
y sufrimientos, dice Joseph Chamie, director de la División
de Población del Fondo de Población de la ONU (FNUAP), que
presentó el informe con las últimas estadísticas
en los 45 países más afectados.
El país más golpeado es Botswana, cuya población
muere, por el sida, un promedio de 23 años antes de la edad previsible
si no existiera la enfermedad: los botswanos viven una media de 44 años,
en vez de los 68 que podían esperar. También han perdido
al menos 17 años de esperanza de vida Kenia, Lesotho, Namibia,
Sudáfrica, Suazilandia, Zambia y Zimbabwe. Además de esos
países con el 20 por ciento de infectados, otros cinco sobrepasan
ya los dos millones de contagiados: India, Etiopía, Kenia, Nigeria
y Sudáfrica.
Esta semana la multinacional farmacéutica estadounidense Pfizer
anunció que regalará fluconazol un medicamento contra
la meningitis criptocócica, enfermedad asociada al sida a
los 50 países más pobres (los PMA o menos avanzados) que
tengan más del 1 por ciento de la población con sida. Es
una iniciativa más en la línea emprendida por la industria
hacia el abaratamiento o el acceso de las poblaciones más pobres
a los fármacos básicos, tras la derrota que supuso en abril
para las multinacionales tener que retirar la demanda contra Sudáfrica
por la ley que permite fabricar o importar genéricos, mucho más
baratos que los medicamentos convencionales cuyas patentes posee la industria.
Impulsado por el éxito de Sudáfrica, Kenia siguió
sus pasos (ver recuadro).
La iniciativa de Pfizer, como otras, es digna de saludo, dice
Carmen Pérez Casas, experta en temas de sida de Médicos
Sin Fronteras (MSF), pero las donaciones no son la solución
a largo plazo, porque no se pueden donar todos los fármacos necesarios.
Un problema añadido es que no siempre los países más
afectados coinciden con el grupo de los 50 más pobres. Por ejemplo,
a nosotros nos preocupa que en Kenia, con un 8 por ciento de la población
infectada, precisamente Pfizer tenga la patente del fluconazol, y Kenia
no está entre los países más pobres: por tanto, un
enfermo se ve obligado allí a adquirir de por vida el fármaco
al precio de unos seis dólares por cápsula diaria, que es
prohibitivo. El genérico costaría unos nueve centavos de
dólar.
De los cinco países con más del 20 por ciento de infectados,
sólo Lesotho y Zambia están en el grupo de los 50 más
pobres. Y, entre los cinco con más de dos millones de contagios,
sólo Etiopía pertenece a esa categoría.
El sida supone además la ruina económica, porque machaca
a la población en edad laboral y deja una estela total de desamparo:
hay más de 900.000 huérfanos del sida en Etiopía,
Nigeria y Uganda. El único país de los no punteros económicamente
que ha desarrollado un programa de tratamiento sistemático contra
el sida es Brasil, que ha logrado reducir la mortalidad por sida a la
mitad gracias a un programa gratuito de atención con antirretrovirales
en los hospitales públicos. Brasil fabrica sus propios medicamentos,
lo que también le costó una demanda de Estados Unidos. Ayer,algunos
de esos medicamentos donados empezaron a distribuirse en un orfanato de
Kenia.
Mientras tanto, en Africa con una población de 800 millones
sólo 10.000 enfermos han recibido antirretrovirales, carísimos
en el mercado local. Según expertos sanitarios, la mayoría
de los sistemas africanos de salud gastan menos de 100 dólares
al año por enfermo; Noruega, 2.200 dólares. La ONU hace
hincapié en la prevención como medida indispensable. Pero
los expertos alertan de que ese ideal está aún muy lejos.
* El País de Madrid, especial para Página/12.
Kenia a la hora del
desafío
Después de que Sudáfrica lograra un sonado éxito
en su enfrentamiento con los laboratorios multinacionales que
retiraron la demanda presentada contra la ley que permite la compra
de genéricos Kenia le siguió los pasos. Ayer
el Parlamento aprobó por unanimidad su propia ley que les
permite comprar medicamentos más baratos, clonados
de los originales. Aún no se sabe qué actitud asumirán
los laboratorios en defensa de sus patentes, pero en los últimos
meses y ante la evidente mala imagen generada por la demanda a Sudáfrica,
iniciaron una serie de entregas a muy bajo precio para ciertos países.
Claro que no ven con buenos ojos la expansión de los genéricos.
Kenia celebró ayer la votación y también la
llegada de un cargamento de medicamentos donado por Brasil, que
los fabrica por su cuenta, también desafiando las patentes
internacionales. La donación fue para un orfanato de Nairobi
y sus primeros destinatarios, 16 niños. Con este cargamento
tenemos para cuatro o cinco meses, dijo el sacerdote Angelo
DAgostino, fundador del orfanato Nymbani. Y agregó,
en relación a la nueva ley: Este es el comienzo de
una nueva era. Esperamos que la acción del Parlamento permita
pronto la llegada de medicamentos de todos los orígenes.
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