Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


DIPUTADOS BOLIVIANOS EN BUENOS AIRES POR LA MUERTE DE UNA MUJER
“El caso no debe quedar impune”

Dos legisladores llegaron para pedir que se acelere la causa de la mujer caída de un tren de TMR. Criticaron a la empresa.

El diputado Fernando Kieffer Guzmán, del oficialista ADN, en Buenos Aires por el caso Marcelina.

Por Andrés Osojnik

El caso de Marcelina Meneses, que murió junto a su bebé sobre las vías de Avellaneda tras recibir insultos xenófobos en el tren donde viajaba, se convirtió en Bolivia en una causa nacional. Dos diputados de ese país fueron enviados a Buenos Aires por el plenario de la Cámara para pedir que se acelere la investigación del caso y que el hecho no quede impune. La preocupación no es caprichosa: según dijo a este diario uno de los legisladores, existe allí la sospecha de que hay “influencias indebidas” para que la causa quede en la nada. Ayer, ambos diputados se reunieron con representantes de los tres poderes. Y de la empresa Trenes Metropolitanos Roca, que insistió en su hipótesis de que la mujer en realidad no viajaba en el tren y fue atropellada porque caminaba entre las vías. “Esa versión no nos convence”, dijo a Página/12 tras la reunión uno de los diputados.
El episodio que actualizó la preocupación de las autoridades bolivianas sobre la discriminación en Argentina ocurrió el 10 de enero: ese día, Marcelina Meneses iba con su hijo Josua, de diez meses, en un tren del ex ferrocarril Roca. Según un testigo, la mujer fue arrojada del vagón después de que varios pasajeros la insultaran por su condición de boliviana. Madre e hijo murieron sobre las vías. La investigación no tuvo mayores progresos hasta que el caso se hizo público. A partir de ese momento, la empresa TMR negó tener responsabilidades en el caso y se dio a la tarea de difundir una versión del episodio en la cual queda exenta de culpas.
Con esa información llegada de la Argentina, la Cámara de Diputados de Bolivia decidió la semana pasada en una sesión plenaria enviar a Buenos Aires a dos legisladores de la comisión de Derechos Humanos: fueron elegidos Fernando Kieffer Guzmán, de la oficialista Acción Democrática Nacionalista (ADN) y Manuel Suárez, del opositor Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). “Se determinó que fuéramos un oficialista y un opositor para que estén presentes las dos visiones”, explicó a este diario Kieffer Guzmán, que llegó a Buenos Aires junto a Suárez el lunes pasado. “Nosotros hemos venido a partir de este caso puntual –detalló–, aunque sabemos que no es un hecho aislado, hay un cúmulos de hechos de discriminación. A las autoridades argentinas les hemos venidos a expresar la preocupación por toda esta situación y para que se incluya en la agenda pública una política de prevención de este tipo de situaciones”.
Ayer fue la jornada central de la visita de ambos legisladores. Se reunieron con el fiscal del caso de Marcelina, con diputados locales, con representantes de la empresa del ferrocarril y con funcionarios del Ministerio de Justicia.
–¿Cuál es la impresión luego de todas estas reuniones? –preguntó Página/12 a Kieffer Guzmán.
–La impresión es que la causa está demorada. Por eso estamos pidiendo que entre todos logremos que se acelere la investigación y que se garantice el debido proceso. No queremos que el hecho quede como un accidente más de los que ocurren sobre la vías de un ferrocarril.
Kieffer Guzmán mostró prudencia, sin embargo, a la hora de calificar la tarea del fiscal de Lomas de Zamora Andrés Devoto: “Nosotros entendemos que los fiscales tienen demasiada carga de trabajo. Si es necesario, ofreceremos, en el marco de los acuerdos bilaterales, toda la cooperación que pueda ayudar en la investigación”, dijo.
–¿Qué tipo de ayuda?
–Peritos, especialistas. Lo que sea necesario.
Por la tarde, mientras Suárez se reunía con la subsecretaria de Derechos Humanos, Diana Conti, y otros funcionarios del Ministerio de Justicia, Kieffer Guzmán recibía en la sede del Consulado Boliviano a cuatro representantes de TMR, incluido su gerente de Comunicaciones. Del encuentro participaron el cónsul general, Ciro Sánchez, y la de Buenos Aires, María Esther Suárez. Ante ellos, la empresa volvió a trazar su hipótesis de los hechos, aunque no logró convencer a sus interlocutores. “Mi percepción es que la empresa está muy a la defensiva –contó el diputado después de la reunión, que se hizo a puertas cerradas–. Que quiere imponer una versión de los hechos que formó rápidamente, con argumentos débiles, a pesar de que la investigación está en plena instrucción. La empresa debe estar interesada en buscar la verdad y no solo en su versión de los hechos. Eso se lo dijimos muy claramente: nosotros queremos que se encuentre la verdad, sea para un lado o para otro, pero la verdad”.
El legislador también destacó que no aceptó la solicitud de la empresa de guardar bajo perfil en torno al encuentro: “Justamente, lo que buscamos es la más amplia difusión de todo el caso. Necesitamos que la causa acelere su proceso y que no quede ningún resquicio de influencias indebidas en ella”.
Ayer también, Suárez y Kieffer Guzmán recibieron a Froilán Torres y Reyna Meneses, el marido y la hermana de Marcelina. Ellos contaron cómo promovieron la investigación, cómo pegaron afiches en la estación Constitución en busca de testigos, cómo la empresa los arrancó, cómo el testigo finalmente apareció. “Esto no es un caso aislado, por eso debe ser tomado por toda la colonia boliviana para exigir que se llegue a la verdad”, expresó Kieffer.

 


 

TRES POLICIAS BONAERENSES DETENIDOS EN RANCHOS
De la extorsión a la tortura

Dos policías bonaerenses pertenecientes a la comisaría de Ranchos fueron detenidos ayer por orden del fiscal Carlos Bercellone, por integrar una asociación ilícita que extorsionaba a comerciantes y vecinos de la zona a cambio de brindarles protección. Los dos uniformados están acusados además de torturar a un joven para que asumiera la responsabilidad por varios robos ocurridos en el barrio. Por esas torturas también fue detenido el subcomisario de Ranchos, y el fiscal no descarta que en las próximas horas se produzcan nuevos arrestos.
“La investigación surge a partir de las quejas por el funcionamiento de la comisaría de Ranchos, que varios vecinos realizaron ante la Delegación Departamental de La Plata”, contó Bercellone a Página/12. “Según la declaración de estas personas, los dos policías les pedían dinero –o mercadería, si se trataba de comerciantes– para brindarles protección”, agregó. Si los vecinos se negaban a “colaborar”, el sargento Juan Eduardo Susundegui y el oficial subinspector Fernando Young liberaban la zona, para que los delincuentes actuaran sin ser molestados.
“La gota que colmó el vaso surgió mientras analizábamos un caso de homicidio cometido en Ranchos por dos menores y un adulto. Descubrimos que, mientras ambos menores estaban detenidos, el adulto –un hombre que responde al apodo de ‘Tabi’– continuaba en libertad, amparado por estos dos policías”, narró Bercellone. Según explicó a este diario el fiscal -miembro de la Unidad Funcional de Instrucción nº3–, el testimonio del hermano de los dos menores detenidos fue clave para arrestar a Young, a Susundegui y al superior de ambos, el subcomisario Pedro Salinas, titular de la delegación de Ranchos.
“Este joven, llamado Claudio Oporto, denunció que lo fueron a buscar a su casa, lo golpearon y lo llevaron a la comisaría”, relató Bercellone. Allí lo colgaron con esposas de la antena de radio, y lo golpearon nuevamente, “para que se hiciera cargo de varios robos cometidos en la zona, cuyos autores eran apañados por estos policías”, explicó el fiscal. En un descuido de sus verdugos, Claudio consiguió escaparse. Cuando estaba a punto de salir de la comisaría, el subcomisario lo interceptó y lo amenazó con un arma. Oporto logró zafarse y pasó toda la noche escondido en las cercanías de una laguna. Al día siguiente, su madre lo acompaño a realizar la denuncia en la DDI de La Plata. El relato de Claudio fue avalado por otro detenido, que fue testigo de las torturas sufridas por el joven.
Además de acusar a Young y a Susundegui por los delitos de “torturas” y “asociación ilícita”, Bercellone pidió la detención del subcomisario por considerar “que conocía la situación de tortura, y aún así no hizo nada por acabar con ese delito”. El funcionario señaló este diario que no descarta “que en las próximas horas se produzcan nuevas detenciones”.

 

PRINCIPAL