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Arafat aceptó la tregua con la excepción que confirma la regla

El líder palestino habría aceptado ayer
los términos del cese del fuego impulsado
por el jefe de la CIA, pero con un nuevo condicionamiento que restaría al pacto
el acuerdo de Israel.

Combatientes palestinos enmascarados se entrenan con ametralladoras en Cisjordania.
El arresto de los terroristas palestinos es la condición de Israel para evitar un ataque.

Yasser Arafat aceptó ayer el plan del director de la CIA, George Tenet, para un cese del fuego. Al menos, eso fue lo que le dijo a Tenet y el norteamericano no estaba en ánimo de contradecirlo. Sólo horas antes, se había anunciado que volvería hoy mismo a Washington, admitiendo el fracaso de su gestión. Su reunión anoche con Arafat fue acordada a último momento, e incluso entonces el líder palestino condicionó el sí. Según uno de sus asesores, habría aceptado todo el plan excepto la creación de una “zona de seguridad” entre los territorios palestinos e Israel. No se aclaró si había acordado arrestar a los terroristas de Hamas y Jihad Islámica. Y fue por lo menos notable que en esos momentos el jefe de sus milicias en Cisjordania, Marwan Barghouti, lo instara a “no atacar a su propio pueblo” durante una manifestación de un millar de personas frente a la oficina de Ramalá donde se reunió con Tenet. Lo único claro es que las negociaciones continuarán y eso parece ser lo máximo a lo que aspira Washington.
Pero es cada vez más difícil decir exactamente sobre qué se está negociando. “Estados Unidos está complacido de que este plan haya sido aceptado por las dos partes”, afirmó aliviado un funcionario del Departamento de Estado norteamericano que “requirió el anonimato”. Pero lo que puntualmente dijeron los palestinos se prestaba a una interpretación muy distinta. Según Nabil Abu Rudeina, el único funcionario de Arafat que habló sobre el cese al fuego, “el presidente palestino alcanzó un acuerdo sobre la propuesta de Tenet en base a las recomendaciones del informe Mitchell”. El problema es que la “propuesta de Tenet” contiene contradicciones con “las recomendaciones del informe Mitchell”. Tenet -influenciado por el sangriento atentado en una discoteca de Tel Aviv– exigió a Arafat que su cese al fuego incluyera el arresto inmediato de los militantes fundamentalistas en sus territorios, mientras que la comisión Mitchell había consignado esa medida para negociaciones posteriores a una tregua. Y el arresto de esos militantes es la clave de las negociaciones.
El gobierno israelí de Ariel Sharon enfatiza que es lo único que lo persuadirá de no actuar directamente contra la infraestructura terrorista en Cisjordania y Gaza. Muchos cuestionan si Arafat realmente puede detener a los militantes, pero ayer el jefe de la inteligencia militar israelí aseguró que ya había impedido tres grandes atentados terroristas luego de la masacre en Tel Aviv, lo que probaría que sus fuerzas son capaces de operar contra los fundamentalistas, o bien que no hay ninguna diferencia entre los dos. Más allá de que se esta versión sea cierta, lo importante es que el gobierno de Sharon y la opinión pública israelí lo creen. Es por eso que los arrestos son la única manera de que acepten un cese al fuego. En realidad, Israel ya aceptó un cese al fuego; varias veces, de hecho. Ayer mismo el premier declaró públicamente que “aceptamos el plan de Tenet, pero es difícil, porque después de la tregua que declaró Arafat hubo 136 ataques contra objetivos israelíes, uno de los cuales mató a un bebé, uno de los golpes más duros de mi vida”. Su ministro de Transporte, Efraim Sneh, enfatizó “si uno de los más altos funcionarios norteamericanos fracasa en traer la calma, es inevitable que se intensifique el conflicto”. Tenet estaba muy consciente de ello, pero hasta ayer sólo se había encontrado con negativas desde los palestinos.
“No actuaremos como la policía de Israel contra nuestro propio pueblo”, había disparado Nabil Chaath, un alto funcionario de la Autoridad Palestina, poco después de los primeros encuentros. Más tarde, luego de que Tenet amenazara con irse y dejar a los palestinos librados a la represalia militar de Sharon, Arafat limitó su rechazo a la exigencia israelí de una zona de seguridad. No parece haber aceptado explícitamente arrestar a los militantes, y Tenet no parece haberle exigido que lo haga. Ambos, quizá, sólo buscaban ganar tiempo. Arafat podría aspirar a que Israel rechace su tregua por la disputa sobre la “zona de seguridad”, lo que haría necesaria otra ronda de consultas, documentos y negociaciones. Y sería posible que Tenet, al borde del fracaso de su misión y la guerra regional, no se atreviera a exigirle más.

 


 

TONY BLAIR MEJORO SUS INGRESOS EN UN 40 POR CIENTO
Como gané, me subo el sueldo

No se anduvo por las ramas. De vuelta a 10 Downing Street, tras la barrida electoral del pasado jueves, el primer ministro británico Tony Blair se subió el sueldo y el del resto de su recién nombrado gabinete. La decisión, que añade un 40 por ciento al salario anual base del líder laborista, hasta las 163.418 libras esterlinas (unos 225.000 dólares), se dio a conocer después de una larga lista de despidos de políticos de rango inferior. La oposición parlamentaria y los sindicatos denunciaron el martes la “hipocresía” de la iniciativa, tomada a los cuatro días de la rotunda victoria laborista.
En realidad, no es del todo una novedad: Blair ha aceptado el nivel de salario que propuso una comisión independiente antes de las elecciones generales de 1997. Cuando ganaron esos comicios, el primer ministro y el responsable de Finanzas, Gordon Brown, quisieron dar el ejemplo al resto del país y rechazaron la recomendación además de prohibir a sus colegas de gabinete su aceptación. Durante cuatro años, los ingresos básicos del primer ministro se limitaron a 116.339 libras al año (unos 160.000 dólares) mientras que los ministros se tuvieron que contentar con menos de 100.000 libras o unos 132.000 dólares anuales. Muchos pusieron de relieve la incongruencia de un gesto que el partido conservador, liderado entonces por William Hague, se negó a seguir. Con un sueldo de 109.030 libras (cerca de 153.000 dólares), el líder de la oposición ganó más dinero que los ministros laboristas durante la anterior legislatura.Ahora, Blair cambió de idea. “Blair prometió humildad al comienzo de la reciente campaña electoral. Una vez elegido, regresa su antigua arrogancia”, denunció Michael Ancram, presidente del Partido Conservador. Malcolm Bruce, del liberal demócrata, lo resumió con un “hipócrita” y Nigel de Gruchy, del sindicato de profesores, advirtió que “hay una norma para políticos y otra para maestros y enfermeros”.

 

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