En un partido ardoroso, Boca
volvió a superar a Palmeiras por penales, como en la final del
2000, y se clasificó finalista de la Copa Libertadores de América.
El encuentro terminó 2-2, el mismo resultado registrado en Buenos
Aires, por lo que hubo que recurrir a los tiros desde el punto del penal,
en los que Boca prevaleció 3-2. Un juez de línea fue golpeado
por un hincha del Palmeiras que entró a la cancha, por lo que el
partido estuvo detenido seis minutos en la primera mitad; en el entretiempo,
Carlos Bianchi que no dirigió desde el banco fue agredido
y lastimado en la cabeza. Los dos equipos terminaron con diez jugadores.
A los 20 minutos Boca ganaba 2-0, transfiriéndole al Palmeiras
la responsabilidad de reaccionar, esperando con dos líneas de cuatro
y saliendo en contragolpe.
Con un solo delantero en la cancha Giménez el equipo
argentino parecía dispuesto a aguantar, pero sorprendió
al local con una actitud más agresiva, que le dio rápido
resultado:
A los 2, los centrales del
Palmeiras se durmieron, se chocaron y dejaron la pelota picando, para
que Giménez rematara al arco; el arquero Marcos dio rebote y Gaitán
recogió el rebote y la mandó al fondo. 1-0.
A los 16, Riquelme capturó
la pelota en el círculo central y encaró, superó
en velocidad a Galeano, después gambeteó a Leonardo y sacó
el zurdazo bajo por entre las piernas de Alexandre que se coló
a la derecha de Marcos. 2-0.
Palmeiras se adueñó de la pelota, pero Boca lo esperaba
sólido atrás, y los brasileños no encontraban el
camino. Riquelme la pisaba sin dejar que se la quitaran, y el clima del
partido se iba enrareciendo.
Recién a los 36, una corajeada de Juninho, entrando por izquierda,
derivó en un centro que Fabio Jr paró en el centro del área,
aguantando a Burdisso con el cuerpo. El delantero giró y de zurda
la puso por arriba de la cabeza de Córdoba, señalando el
descuento.
Cuando el local pudo haber aprovechado el momento para empatar, un hincha
entró a la cancha y agredió al línea Wilson, que
marcaba el ataque del Palmeiras, con una patada en el estómago.
El partido estuvo suspendido seis minutos, y en el descuento Alexandre
se fue expulsado por una plancha sobre Serna.
Con un hombre más, Boca pudo liquidarlo, y no lo hizo, en el arranque
del complemento, con un zurdazo de Ibarra que dio en el palo, y con un
tiro libre de Riquelme que el arquero sacó en el ángulo.
Después, inexplicablemente, se retrasó demasiado, el Palmeiras
apretó el asedio en torno del arco de Córdoba y en una jugada
desafortunada, un centro pegó en Bermúdez y se coló
en el arco, señalando el empate.
Bianchi mandó a Delgado, buscando desnivelar. Pero Córdoba
era la figura de Boca, Riquelme estaba fundido, Matellán se fue
expulsado por una fuerte infracción y el partido acabó en
los penales. Córdoba le atajó a Alex y Basilio, Arce estrelló
su remate en el travesaño y Boca ya está en la final.
Riquelme: �No dan
ganas de seguir�
Con las cosas que hacen los dirigentes cada vez me dan menos
ganas de seguir en Boca, dijo ayer Juan Román Riquelme,
el astro del equipo, antes del partido con el Palmeiras, mostrando
el fastidio que existe en el plantel contra la dirigencia que les
adeuda 6 millones de dólares. Tenemos mucho miedo de
jugar el partido de hoy. Ahora estamos jugando a las cartas, y si
no nos va bien, vamos a ir al psicólogo, ironizó,
aludiendo al consejo del tesorero del club, Orlando Salvestrini,
que les había aconsejado hacerse atender por un profesional
de la salud.
Riquelme disparó: Nos hace reír un poco que
(Salvestrini) diga que tenemos miedo de jugar. Puede ser porque
él nunca jugó a nada, debe ser por eso. El astro
dijo no saber si el de ayer fue su último partido en Boca.
No lo sé. Lo que si sé es que las cosas que
hacen algunos dirigentes de Boca te sacan las ganas de seguir jugando
en el club.
El dirigente Horacio Piccado dijo públicamente que el plantel
todavía no cobró los premios pactados porque aún
no se concretó el pase de Riquelme al Barcelona de España,
de manera que el futbolista se sorprendió, primero, y luego
continuó ironizando. ¿Así que depende
de mí que cobremos? Mirá vos, no sabía eso.
Lo que digan los dirigentes ya no me asombra más.
El jugador reiteró que ya tiene todo arreglado por
cinco años con el club español. Si no
me quieren vender, es problema de ellos (por los dirigentes de Boca).
Esto es feo, porque el equipo les ha dado demasiado. Mientras estén
estos dirigentes, me sacan las ganas de seguir en Boca.
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Bianchi está
muy molesto
Luego del fuerte cruce de declaraciones entre los jugadores de
Boca y los principales dirigentes, el malestar continuó ayer
por la tarde en San Pablo. Antes de que Boca iniciara su encuentro
ante el Palmeiras, las versiones que aseguraban la despedida del
técnico Carlos Bianchi, en caso de que el equipo no accediera
a la final de la Copa, se multiplicaron durante todo el día.
De todas maneras, allegados al entrenador se encargaron de desmentir
más tarde esa posibilidad. En principio, Bianchi está
muy molesto por el enfrentamiento que demoró la partida a
Brasil, y en donde se dieron a conocer detalles sobre acuerdos entre
el plantel y los directivos. El vínculo de Bianchi con Boca
vence el próximo 30 de diciembre, y es muy probable que a
fin de año termine la relación con la entidad presidida
por Mauricio Macri.
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CENTRAL
RECIBE AL CRUZ AZUL
A buscar la hazaña
Con la obligación de
revertir el 0-2 del partido de ida, jugado en el estadio Azteca, Central
recibirá esta noche al Cruz Azul con la intención de clasificarse
por primera vez en su historia para la final de la Copa Libertadores de
América. A pesar de la desventaja, la expectativa de los hinchas
rosarinos por el encuentro es enorme y se espera que el Gigante de Arroyito
esté totalmente colmado a la hora del partido. Para avanzar directamente,
Rosario Central necesita vencer por tres goles de diferencia. Si gana
sólo por dos tantos, habrá penales.
La idea del técnico Edgardo Bauza es buscar el triunfo desde el
arranque, por lo que dispuso un esquema integrado por dos enganches y
dos delanteros, sacando a un hombre del fondo.
Vamos a tratar de presionar, pero creo que va a haber una tenencia
de la pelota dividida y que va a ser un partido abierto, con los riesgos
que eso implica. Pero hay que arriesgar, explicó Bauza, que
reconoció que a medida que pasen los minutos sin goles va a crecer
el nerviosismo.
El reloj puede jugar un poquito en contra. La gente va a alentar
y va a creer en el equipo, pero el reloj, obviamente, a medida que transcurra
el tiempo va a convertirse en un enemigo, comentó el entrenador
de los rosarinos.
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