Peor
que los !Kung
Por Luis Bruschtein
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Según el antropólogo
Pablo Bonaparte, es una costumbre en el desierto de Kalahari, en
Africa, que cuando un cazador obtiene una presa utilizando una flecha
de otro, el animal pertenece al dueño de la flecha, éste
será quien la reparta entre la comunidad cuando el cazador vuelva
al poblado. Se trata de los hombres !Kung, Bushman o bosquímanos.
El profesor toma una actividad central como la caza, para deducir los
valores que rigen su vida comunitaria.
La cita es de la clase inicial o iniciática de la materia
de Antropología del Ciclo Básico Común. La intención
del profesor con este ejemplo es abrir la cabeza de sus alumnos a que
no existe una forma de organización, natural o divina, sino que
sus miembros pueden estimular determinados valores. En el caso de los
!Kung, eligen la sobrevivencia de la comunidad, la confianza de un !Kung
a otro, más que la competencia.
El reconocido antropólogo da otro ejemplo: En Australia central,
cuando un cazador Pitjandjara llega al campamento con un canguro al que
arrastró probablemente por varios kilómetros, arroja el
animal a los pies de otro aborigen, se sienta a descansar a la sombra
de un árbol y no se preocupa más por el asunto. El otro
decidirá quién recibirá las raciones.
Reemplacemos esta imagen del animal cazado por otro elemento, como pueden
ser los aportes jubilatorios para tener una idea de las prácticas
que rigen la vida de los argentinos: el Estado recibe estos aportes en
sus cajas. Y decide entregárselos a otro, como pasa con el animal
cazado. Pero en vez de repartir en beneficio de la comunidad, como hacen
las tribus africana y australiana, las AFJP prestan esta plata a quien
se la dio. Y con intereses usurarios. Lo que para los !Kung es confianza,
aquí se trastrueca en aprovechamiento y abuso.
Bonaparte ofreció otro ejemplo. Era una costumbre en Tierra
del Fuego que los hombres y mujeres repartieran lo cazado y recolectado
entre sus vecinos... por más escaso que fuera lo obtenido. Esto
lo hacían porque eran Selknam, de los que hoy sólo queda
nuestro recuerdo aunque se los puede considerar como unos de nuestros
antepasados.
Se trata de tener presente al otro en las acciones esenciales de la vida.
Es mejor que la comunidad esté alimentada y fuerte porque para
sobrevivir deben ayudarse unos a otros. En el frío desierto
de Groenlandia agrega Bonaparte, cuando un esquimal Ammassilik
mata un oso, se lo reparte entre el que lo divisó primero, los
cinco primeros que lo tocaron y todos los que estuvieron en el momento
del descuartizamiento... al cazador le queda muy poco.
En vez de la caza, que ordena la vida de estas tribus, tomemos una actividad
central que funciona como generador de valores que ordenan la vida de
los argentinos: como los intereses están muy altos, en vez de invertir
el capital en actividades productivas, se lo deriva a la renta financiera.
Y muchos compran bonos de la deuda, al punto de que gran parte de los
acreedores son locales. Pero al bajar la actividad productiva, el Estado
recauda menos, hay menos trabajo y la gente consume menos porque tiene
menos plata. Entonces el Estado tiene más problemas para pagar
y debe endeudarse más. Pero los prestamistas deciden que, en estas
condiciones, el riesgo es mayor y aumentan los intereses. Y al hacerlo
desvían más capitales y recomienza la calesita.
Al revés que los !Kung, los Pitjandjara, los Ammassilik y los Selknam,
aquí cada quien tira para su lado. Cada vez se produce menos y
se paga más. Esta ronda define qué tipo de educación,
o de salud y qué tipo de vida cada vez más degradada tenemos.
El bien común, como Aerolíneas Argentinas, muta en negocio
para pocos y se degrada, igual que la vida comunitaria, inclusive la de
los ricos. Algo que las sociedades primitivas, por menos complejas, podían
ver con más claridad. Si deciden cuidar al otro como quisieran
que el otro los cuide -reflexiona el profesor Bonaparte, deberán
recorrer un largo camino y encontrar su propio sendero... el camino iniciático.
Muchos se preguntarán de qué les pueden servir estas ideas
para vivir en una sociedad que se construye desde el provecho propio,
con egoísmo, ventaja, diferencia y explotación y se dirán
que la sociedad ya es así y nada la puede cambiar. Ustedes ya no
son personas de la calle. Han entrado a un recinto y están en él
para aprender a encontrar soluciones. Porque toda reflexión que
afirme que alcanzar una vida digna es irrealizable le está vedada
tanto al científico, como al religioso y al artista, ya que su
obligación, su razón de ser, es buscarla para todos.
REP
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