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AEROLINEAS PEDIRIA HOY SU CONVOCATORIA DE ACREEDORES EN BUSCA DE OXIGENO
Una salida por la puerta de emergencia

El ministro del Interior se entusiasmó al presentarla como
la alternativa para �despejar
el fantasma de la quiebra�. Economía impulsó la idea, que todavía no fue admitida por los dueños españoles. Los gremios la toman �con pinzas� y esperan la confirmación de Carlos Bastos, que hoy regresa de España. Dicha opción suspende los convenios de trabajo y congela los pagos. Oxígeno para seguir negociando.

La propuesta de la convocatoria de
acreedores no soluciona el conflicto,
pero asegura la continuidad.

Por Claudio Scaletta y Raúl Dellatorre

Frente a la inminente debacle, fue presentada como una buena noticia. Ramón Mestre, ministro del Interior, informó a cinco gremios de trabajadores de Aerolíneas que “se ha despejado la preocupación fundamental que era el temor a la quiebra” de Aerolíneas Argentinas y señaló que “una de las salidas es la convocatoria de acreedores”. La medida, que sería dada a conocer hoy, significa la suspensión automática de los convenios colectivos de trabajo. La salida, una variante a la más compleja “quiebra con continuidad” que impulsaba Domingo Cavallo, permite superar los dos frentes de tormenta por los que atraviesa la empresa. Doblega de hecho la intransigencia de quien ocupó el centro de la escena a lo largo de todo el conflicto, el titular de los técnicos aeronáuticos, Ricardo Cirielli, y tras el corte del cash flow motivado por la disputa con los trabajadores, morigera las dificultades financieras de corto plazo de la compañía.
Mestre señaló en el encuentro con los gremialistas –del que no participaron Aeronavegantes ni Técnicos Aeronáuticos– que la información de la eventual convocatoria había sido adelantada telefónicamente por Carlos Bastos, ministro de Infraestructura, que ayer mantuvo una prolongada reunión en Madrid con el canciller español, Josep Piqué, y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Bastos, que abordó un avión de regreso al país anoche, comunicó a Chrystian Colombo, jefe de Gabinete, los resultados de su gestión. Según informaron fuentes del gobierno español a Página/12, durante la reunión no se mencionó la quiebra ni la convocatoria. “Bastos se limitó a requerir información y aportar la suya, y el único compromiso que obtuvo del gobierno (español) fue que España no va a dejar caer a Aerolíneas y que la compañía va a seguir operando”.
La convocatoria, de todos modos, surge de una propuesta del gobierno argentino que es funcional a la necesidad de la SEPI de echar lastre en materia de costos laborales y urgencias de pago a proveedores. Según fuentes gremiales, que participaron permanentemente de las negociaciones, Domingo Cavallo había impulsado la “quiebra con continuidad” de las operaciones desde hace ya un par de semanas, propuesta a la que posteriormente se trepó Bastos. Pero ello implicaba, entre otros riesgos, la aparición de alguna demanda por “quiebra fraudulenta”, lo cual hubiera complicado la alternativa de encontrar un comprador para el paquete accionario. La opción encontrada fue la convocatoria de acreedores, menos drástica e igualmente útil a los intereses empresarios.
La unánime visión del gobierno argentino y de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), accionista mayoritaria de Aerolíneas, es que el problema de la compañía estaba motivado en la intransigencia de Ricardo Cirielli a modificar el convenio colectivo de su gremio. La SEPI afirmó que no pondría “una sola peseta más” en la aerolínea si, previamente, no se acordaba con todos los sindicatos. La resistencia de Cirielli lo convirtió en el blanco de todas las acusaciones. Finalmente, no será un acuerdo el que supere esta dificultad, sino una convocatoria de acreedores. Según confirmaron a Página/12 distintos especialistas en derecho laboral, la convocatoria supone la suspensión automática de los convenios colectivos de trabajo, es decir que las relaciones laborales de todos los gremios pasarán a regirse por la Ley de Contrato de Trabajo. La solución encontrada es provisoria, pero obligará a los gremios a negociar un convenio de crisis con la empresa, ya no a partir de sus anteriores condiciones sino arrancando del “piso” de la ley de contrato de trabajo.
Ariel Basteiro, titular del gremio del Personal Aeronáutico, expresó anoche sus reservas con respecto a la solución hallada y tomó distancia del entusiasmo que les expresó Mestre en el encuentro de ayer. “El arma legal que se encontró es una convocatoria de acreedores para dar continuidad a la empresa, un término que –según dijo– es bastante difícil de aceptar para nosotros”. Indicó que la novedad “hay que tomarla con pinzas, lo vamos a confirmar mañana con el ministro deInfraestructura, Carlos Bastos, en una reunión en la que vamos a pedir garantías sobre la manera en que la SEPI propone la continuidad de la empresa en el área financiera y laboral”. Ante la asamblea de trabajadores reunida en el hall del Aeropuerto de Ezeiza, sostuvo que “hoy más que nunca tenemos que estar movilizados y activos y seguir defendiendo la continuidad laboral, condiciones dignas de trabajo y un salario como el que tenemos ahora”.
Mestre, en cambio, destacó como un éxito la salida del conflicto a través de la convocatoria de acreedores. “Bastos informó desde Madrid que el tema de la quiebra ha sido superado, que hay intención de la empresa de dar una solución al problema”, informó ante la prensa a la salida del encuentro con los gremialistas. Indicó que “una de las salidas es la convocatoria de acreedores de la compañía” y que “esta alternativa, sin dudas, es trascendente, porque significa que hay una continuidad laboral y que (Aerolíneas Argentinas) sigue operando y que deberá arreglar un cronograma de pagos con los acreedores”.
Sin acercarse a una solución definitiva, Aerolíneas lograría con esta salida al menos un respiro. Por el lado financiero, la persistencia temporal del conflicto rompió el cash flow de la compañía. Los salarios atrasados de abril no habrían podido pagarse de no haberse contado con los 16 millones de dólares depositados por el gobierno argentino. Miembros del directorio de Aerolíneas dijeron a este diario que la principal preocupación financiera de la empresa no son sólo sus deudas salariales, sino algunos urgentes vencimientos con proveedores. El más urgente ocurrirá precisamente hoy y es el clearing de pasajes con IATA que ya asciende a 13 millones de dólares. Salvo una improbable capitalización millonaria, la convocatoria y su consecuente reprogramación de pagos, aparece en el cortísimo plazo como la única alternativa viable.

 


 

AEROLINEAS RESPONDIO DENUNCIAS POR VACIAMIENTO
“Una política conservadora”

Por C. S.

Aerolíneas Argentinas cambió su estrategia mediática de no responder a las denuncias de los gremios. Por la voz de su presidente, Patricio Zavalía Lagos, y del mismo estudio jurídico que se ocupa de sus asuntos penales, decidió salir a refutar las persistentes acusaciones de vaciamiento. Así, la compañía no habría transferido “ni un solo peso” de su capital a España, poseería una flota de “26 aviones propios y 19 en alquiler” y sus socios habrían “aportado 1800 millones de dólares” desde su privatización. Por ello, “hablar de vaciamiento es ridículo”, justificó el directivo. Sin embargo, las cifras manejadas al interior de la propia empresa son bien distintas y un grupo de fiscales especiales analiza la posibilidad de entablar una demanda contra la firma por “subversión económica”.
“Zavalía Lagos está asustado y está abriendo el paraguas porque sabe que esto nos involucra a todos”. La frase pertenece a un miembro del directorio de Aerolíneas que intentaba explicar a Página/12 el cambio de actitud de la empresa. “Zavalía sabe que si esto finalmente termina en quiebra, será fraudulenta”, agregó otro miembro de la compañía.
Aunque el actual presidente ocupa el cargo desde 1998, cuando reemplazó a Manuel Morán, integra el directorio desde tiempo antes y sabe que en una quiebra fraudulenta quedaría directamente involucrado. Aunque la posibilidad de un final traumático era barajada por el directorio desde mucho antes que el conflicto laboral –para algunos inducido por la propia SEPI– precipitase los acontecimientos, desde hace algunas semanas Zavalía Lagos se mostraba preocupado. Esto motivó que el pasado martes se reuniera con el gerente de asesoría legal de la empresa para ajustar los detalles de la estrategia de defensa combinada con el tradicional estudio jurídico. Como resultado, se realizaron presentaciones judiciales en todos los juzgados penales en los que existen causas por vaciamiento contra Aerolíneas.
Paralelamente, el propio Zavalía decidió romper el silencio y comentar a la prensa los argumentos de la compañía. “Es ridículo que se acuse a los accionistas de vaciamiento”, argumentó el directivo. Las operaciones que realizaron las autoridades de la empresa no determinaron “pérdida de activos, sino que por el contrario respondieron a una política de conservación de los recursos”, justificó. Según el escrito presentado en los tribunales, el 20 de noviembre de 1990 la empresa poseía 28 aeronaves, en tanto en la actualidad poseería 7 Boeings 747 (seis de ellos propios), 6 McDonnell Douglas (adquiridos mediante la modalidad de “leasing”), 28 Boeings 737 (una decena de su propiedad) y cuatro Airbus 340-200 (comprados por “leasing”). Así, “lejos de existir una política de liquidación de la flota, se han realizado ingentes esfuerzos por mejorarla y modernizarla”, expresó Zavalía.
A pesar de que se vendieron inmuebles, entre los más resonantes se cuentan los de Bariloche y los de París, el directivo negó que se hubieran vendido oficinas ya que, aseguró, “se trataba de contratos de alquiler” y “fueron mudadas a otros sitios por vencimiento o criterios de modernización de la gestión comercial”. Sobre los simuladores de vuelo, otra de las liquidaciones denunciadas, Zavalía explicó que correspondían a modelos de Boeings 707 y 727 y la “empresa no contaba con aviones de ese tipo que justificaran conservarlos”. Sin embargo, los simuladores de Boeings 737 y 747 se vendieron junto con el terreno donde se asentaban.
En tanto, la Unidad Fiscal de Investigaciones Tributarias y Contrabando (UFITCO) analiza la posibilidad de entablar una demanda contra la empresa por subversión económica, delito contemplado en un decreto-ley de la última dictadura militar y fue aplicada en el caso de la quiebra del Banco de Intercambio Regional.

 


 

AMENAZA DE BOMBA Y PROBLEMAS DE ACCESO A EZEIZA
Sólo Gendarmería alteró la paz

Un bolso abandonado en la zona de Migraciones del aeropuerto de Ezeiza, que se suponía podía ser una bomba, marcó ayer el punto de mayor tensión en el conflicto de Aerolíneas Argentinas. La Policía Aeronáutica desalojó el hall central del aeropuerto y comprobó que se trataba de una falsa alarma. Los trabajadores de Aerolíneas continuaron con sus actos de protesta, pero sin que se repitieran escenas dramáticas como las del día anterior. Se dio una suerte de tregua a la espera de conocer el resultado de las negociaciones en España entre la SEPI y el ministro de Infraestructura, Carlos Bastos. El Gobierno intentó justificar la represión de anteayer, pero a la vez endureció cuanto pudo su discurso contra los empleados de la compañía de bandera.
“El Gobierno no reprime, pone orden”, aclaró, en tono castrense, el nuevo vocero presidencial, Juan Pablo Baylac, quien calificó de “barrabravas”, “torpes” y “chiquilines” a los trabajadores de Aerolíneas. Para el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, quienes cortaron anteayer la autopista que conduce al aeropuerto “son unos inadaptados que no favorecen la imagen de la Argentina ante el mundo”. Y consideró “inflexible” e “irracional” ese tipo de medidas, a la vez que advirtió que el Gobierno tomaría “las medidas necesarias para garantizar la libre circulación de los usuarios”.
De todos modos, llegar al aeropuerto internacional volvió a ser una odisea, pero porque tanto celo del gobierno por resguardar la seguridad llevó a que la Gendarmería cortara tres de los cuatro carriles de la autopista Riccheri, dando lugar a filas de autos de hasta tres kilómetros. En el retén de la fuerza de seguridad se exigió la exhibición del pasaje y el pasaporte a quienes quisieran llegar al aeropuerto. De este modo, sólo las personas que fueran a abordar un avión podían pasar, mientras que se impidió la llegada de los trabajadores de Aerolíneas.
Los vuelos a Madrid de Iberia ayer pudieron despegar, con demoras menores a los de los días previos, ya que los manifestantes dejaron pasar a los pasajeros. Por su parte, American Airlines, que por un día canceló sus vuelos a Miami y Nueva York, por la tarde dejó sin efecto la medida. Hasta el año pasado, esa compañía tuvo participación accionaria en Aerolíneas, pero se retiró al no poder revertir su crítica situación.

 

OPINION
Por Martín Granovsky

Un caso grave de aeroesclerosis

El dato no trascendió hasta ahora, y es clave para entender la lógica española en el conflicto de Aerolíneas: Madrid admite la posibilidad de hacerse cargo del pasivo de Aerolíneas Argentinas.
El presidente del gobierno español, José María Aznar, nunca lo dijo en público y tampoco lo dirá. La misma discreción mantendrán sus operadores en el tema, el ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, el canciller Josep Piqué y el presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, la SEPI, Pedro Ferreras Díez. Pero una información revela con crudeza la posición española.
El diputado Gustavo Gutiérrez reveló ayer a Página/12 un tramo vital de la conversación que mantuvieron diputados argentinos con Ferreras Díez. Como la SEPI controla el capital mayoritario de Aerolíneas, Ferreras vendría a ser como el presidente del holding y el interlocutor más poderoso.
En esa charla la diputada Alicia Castro preguntó:
–Si la Argentina le trae el comprador, ¿ustedes se harían cargo del pasivo?
Ferreras no dudó un segundo en dar su respuesta.
–Traigan el comprador y conversamos –contestó.
Anoche la diputada Castro confirmó el diálogo, que según ella transcurrió así:
–A ustedes no les queda más remedio que absorber el pasivo. Si lo absorben, sería posible conseguirles el comprador.
–Háganlo –fue la respuesta de Ferreras.
Como es notorio, las dos versiones coinciden. Ese fue, según los diputados, uno de los momentos más importantes de una reunión que estaba programada para algunos minutos y terminó durando tres horas. Gutiérrez, que también integra la comisión sobre el lavado de dinero, es demócrata mendocino. Castro, ex frepasista y secretaria general del gremio de aeronavegantes, pertenece al Frente por el Cambio. También participaron los otros miembros de la Comisión de Transportes, el radical Alejandro Nieva, el peronista Teodoro Funes y el frepasista José Vitar.
De vuelta de España, Castro destacó ese tramo de la charla ante el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo. No pudo hacerlo, sin embargo, con Fernando de la Rúa, porque aunque la diputada lo pidió el Presidente jamás citó a su despacho a los cinco miembros de una delegación verdaderamente multipartidaria. Sin embargo, como se informa en la página 2, al menos el secretario general de la presidencia, Nicolás Gallo, barajaba una posible disposición española de hacerse cargo de las deudas de Aerolíneas.
La lógica española es más o menos comprensible. La SEPI no quiere cargar más con Aerolíneas y prefiere venderla. Solo la SEPI sabe cómo se integró el pasivo real de la empresa –seguramente inflado por el vaciamiento practicado por Iberia sobre Aerolíneas– y por eso ahora quizás sepa que pierde menos vendiéndola, incluso si se hace cargo del pasivo.
La misma lógica podría explicar las diferentes actitudes.
España no quiere mantener Aerolíneas como una línea estatal española. El lema de la SEPI, poco digno de una novela de caballerías pero muy ajustado a la seca austeridad de palabras de Aznar, es “Sanear, consolidar, reindustrializar y privatizar”. Aznar no es nada dicharachero ni carismático pero tampoco vago cuando habla. Siempre da una indicación de lo que piensa. Y ayer dijo que España solo quiere desarrollar “empresas viables”. O sea: si Aerolíneas, a ojos españoles, no lo es, adiós Aerolíneas.
El canciller Piqué, un hombre que no ve ningún mal gusto en hablar de plata, añadió un argumento más. Dijo que la relación de España con la Argentina es importante por las inversiones y muy importante también por la ayuda financiera de Madrid a Buenos Aires. Quiso decir que España no quiere aerolinear la relación y, sobre todo, que a la Argentina no le conviene hacerlo. Que perderá más de lo que ganará. Juan Massó Garolera, director general del SEPI y el cuarto hombre en jerarquía dentro del holding, eligió el papel del malo frente a los gremios. “La SEPI ha hecho todo lo que se le podía pedir y exigir para solucionar la crisis, pero nos hemos estrellado contra la intransigencia de uno de los sindicatos, cuando los otros cinco lo han aceptado, y un apoyo tibio inicial del Gobierno argentino, que ahora ha modificado su postura”, dijo. Y remató: “La decisión de salvar a Aerolíneas está en manos de los argentinos”.
Massó habló poco antes de que Montoro, Piqué y Ferreras recibieran a Carlos Bastos, el ministro argentino de Infraestructura. Tenía que hacerse el duro para dificultar las cosas a Bastos, pero además jugaba el rol del patrón en medio de una disputa con los sindicatos. Más aún: España enfrenta estos días un agudo conflicto salarial con los pilotos de Iberia, y cualquier dureza hacia afuera es, de paso, un ejercicio de intransigencia hacia adentro.
Gritar afuera y negociar a puertas cerradas es una vieja práctica política que todos los funcionarios españoles cumplieron ayer. Por otro lado, no entregaron nada de más. El Gobierno argentino magnificará hoy la visita de Bastos, pero este diario sabe que el ministro decoló de Madrid con una sola promesa: no hay quiebra inminente. Es una buena señal, claro, especialmente para los trabajadores, pero aún queda mucho por volar.
Para quienes busquen en Aerolíneas el paradigma de una privatización mal hecha (preguntar al ex ministro Roberto Dromi) y mal renegociada (consultar al ex y actual ministro Domingo Cavallo), la admisión de que España podría hacerse cargo del pasivo tiene su miga. O Aznar ha sufrido un súbito ataque de generosidad, o la SEPI sabe que las deudas ya fueron compensadas de antemano mediante las operaciones de vaciamiento de Aerolíneas practicada durante años por su dueña anterior, Iberia. En cualquier caso, el pasivo sería menor de los casi mil millones de dólares que aparecían como el gran cuco capaz de arruinar cualquier venta de Aerolíneas.
Si la lógica española es entendible, la lógica argentina es un galimatías. Cualquiera puede pensar lo que quiera de los siete gremios aeronáuticos. Que unos son muy duros y otros muy blandos, que todos están locos o que equivocaron su táctica. No importa. Pero, ¿los gremios impedían la transferencia de Aerolíneas, única salida para que la empresa sobreviva? La respuesta es no. Más molesto era el pasivo. Si, al menos en teoría, el obstáculo podía ser removido o negociado, ¿por qué el Gobierno se dejó estar? ¿Por qué permitió que escalara el conflicto? ¿Por qué se arriesgó a que ayer, durante muchas horas del día, fuera título de las agencias internacionales la suspensión de vuelos de American Airlines?
Primera respuesta: porque ya tiene un candidato para comprar Aerolíneas, quien sería algo así como el avión del comisario, y necesitaba despejar la pista.
Segunda respuesta: por lo mismo que un ministro de Salud, Héctor Lombardo, que por sobre todas las cosas es un político, ignora que para la gente la palabra arterioesclerosis no significa lo mismo que para los cardiólogos.
El Gobierno puede estar sufriendo un caso grave de aeroesclerosis, pero el pobre Lombardo quedó tan apichonado que, ahora, no se lo dirá a nadie.

 

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