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El negocio de tener que pagar la
comisión hasta por la plata propia

Cavallo abonó 3,5 millones de comisión a bancos privados en su rol de �intermediarios� entre entidades oficiales y el propio gobierno.

Ministro Cavallo y secretario
de Finanzas, Daniel Marx.
La Auditoría General de la Nación
investigará el megacanje.

Por Maximiliano Montenegro

Uno de los puntos más insólitos del megacanje de la deuda realizado por Domingo Cavallo, que ahora está bajo la mira de la Justicia, fue la millonaria comisión que tuvo que pagar el Gobierno a los bancos privados en su ficticio rol de “intermediarios” entre los bancos oficiales y el propio gobierno. Según documentación, a la que accedió Página/12, el secretario de Finanzas, Daniel Marx, reclamó al Banco Ciudad canalizar la mitad de los títulos públicos que acercó al canje la entidad oficial a través de los bancos “creadores de mercado”, desviando hacia éstos una comisión extra de casi 2 millones de dólares. Marx justificó su decisión “de acuerdo a lo previsto en la normativa vigente”, es decir, el decreto que designó a 7 bancos privados como “colocadores principales” de la operación, y que había sido redactado por el propio Marx y Domingo Cavallo días antes.
Una situación idéntica ocurrió con el Banco Provincia, que también tuvo que canalizar, por disposición de Marx, la mitad de sus títulos a través de bancos privados, que embolsaron así de arriba 1.450.000 dólares más (ver aparte).
Ayer, el directorio de la Auditoría General de la Nación resolvió iniciar una investigación sobre el canje, después de que el juez federal Jorge Ballestero reclamara información a distintos organismos oficiales. Apenas anunciado formalmente el canje, el presidente del Banco Ciudad, Roberto Feletti, le informó a Marx que dicho banco oficial estaba dispuesto a ingresar al canje, con una porción sustancial de títulos públicos. El Ciudad, al igual que el Banco Provincia y el Nación, han venido comprando en los últimos años bonos de la deuda no sólo como una inversión financiera atractiva, sino también en colaboración con el gobierno nacional. Por caso, es sabido que, desde que Cavallo llegó al Ministerio, solicitó en más de una oportunidad a los titulares de dichos bancos que intervinieran en la licitación de Letras del Tesoro ofreciendo pagar tasas más bajas, de modo tal de disminuir la “tasa de mercado” que finalmente abonaría el gobierno.
Así las cosas, el Ciudad presentó al canje títulos por valor de 700 millones de dólares. Un número más que significativo que, considerando –según fija el decreto 468– una “comisión de canje” de 0,55 por ciento sobre el monto de la operación, originaría una comisión de nada menos que 3.850.000 millones de dólares a pagar por el Estado nacional.
El viernes 1º de junio, día de cierre de ofertas de la operación, Feletti dirigió una carta a Marx solicitándole que si esa comisión era pagada por el gobierno nacional fuera imputada directamente al Banco Ciudad, en lugar de ser regalada a los bancos privados “creadores de mercado”. Con membrete del Banco Ciudad, la misiva de Feletti ingresó a Economía a la Oficina Nacional de Crédito público a las 15.00, y su director, Federico Molina, acreditó con su firma haberla recibido (ver facsímil 1).
En una inusual muestra de eficiencia, ese mismo día el propio Marx respondió la carta, en un memorando con membrete del Ministerio de Economía y su firma garabateada al pie (ver facsímil 2). La respuesta del secretario de Finanzas fue la siguiente:
u Autorizó al Banco Ciudad a canalizar la mitad de su oferta a través del Banco de la Nación Argentina, de modo tal que la entidad pudiera quedarse con la comisión del 0,55 por ciento sobre esa parte de la operación. Es decir: 1.925.000 dólares.
u Sin embargo, determinó que la otra mitad de bonos debía ser canalizada “a través de los creadores de mercado” y argumentó: “de acuerdo a la previsto por la normativa vigente”.
u Así, otros 1.925.000 dólares pagados por el Estado fueron a parar a la bolsa de comisiones a cobrar por los bancos privados, en este caso en su ficticio rol de “intermediarios” entre un banco oficial argentino y el gobierno argentino. Al departamento de legales del Banco Ciudad, en tanto, llegó la advertencia de, por lo menos, un banco extranjero líder de iniciar acciones legales si no se aceptaba canalizar esos fondos a través de los “creadores de mercado”.
La paradoja es que el decreto en cuestión había sido redactado, a instancias del propio Marx y Cavallo, y firmado por De la Rúa días antes, el 16 de mayo pasado. Allí, “desígnase a Banco Galicia, Santander Central Hispano, BBVA Banco Francés, Credit Suisse First Boston, HSBC Bank, J.P. Morgan y Salomon Smith Barney como colocadores principales” de la operación y se les reconoce “como comisión de canje hasta 0,55 por ciento sobre el valor nominal” de los títulos canjeados.
Sin embargo, ¿por qué no dejar allí abierta la puerta para que el gobierno no tuviera que pagar dicho peaje hasta por los títulos canjeados por los bancos oficiales? Aunque si, en realidad, la mitad de la operación del Ciudad pudo ser derivada a través del Banco Nación, ¿por qué no autorizar también la otra mitad y ahorrarle millones al Estado?

 


 

EL MEGAESCANDALO DEL MEGACANJE
Con el Provincia también

Por M. M.

El banco de la Provincia de Buenos Aires, otro de los bancos oficiales líderes, también tuvo que pagar peaje a las 7 entidades privadas que se quedaron con el negocio del canje para trocarle sus títulos públicos al Estado argentino. Según constan en la planillas internas del Provincia, a las que accedió este diario, la entidad provincia ofertó al Ministerio de Economía cambiar bonos por valor de 529 millones de dólares, lo que teniendo en cuenta la tasa de 0,55 por ciento origina una comisión por canje de 2,9 millones de dólares. Al igual que sucedió con el Banco Ciudad, la Secretaría de Finanzas sólo aceptó reconocer la mitad, mientras que la otra mitad de títulos públicos tuvo que ser imputada a través de los bancos “creadores de mercado”. Así, sin siquiera haber gastado un centavo en teléfono, estos bancos se quedaron con una “comisión administrativa” extra de 1.450.000 dólares que el gobierno nacional les pagó sin chistar. Lo que se dice un buen trabajo de “intermediación” al Estado.

 

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